Partida Rol por web

Todo el grupo había conseguido salir del infierno en que se había convertido la cueva.  La tarde está terminando, y el tiempo empeora. No habían encontrado oro como había propuesto el irlandés y ni habían encontrado documentos secretos alemanes. Tampoco habían encontrado a las compañías B y D, que era la verdadera misión del grupo, de hecho habían perdido al el 3º y 4º pelotón que también participaban en dicha búsqueda. Siendo sinceros, el 3º y 4º pelotón no estaban perdidos sus cuerpos se encontraban a plena vista, se encontraban en el claro desmembrados y mezclados con los cuerpos de los alemanes.

La pregunta era: ¿Si debían seguir buscando a las compañías pérdidas o regresar a la bolsa e informar al Mayor Whittlesey de la destrucción del 3º y 4º pelotón? En ambos casos la respuesta pasaba por atravesar el bosque de Argonne.

Nuevamente con el grupo unido y alejados de los extraños sucesos ocurridos dentro del agujero, ya podía respirar tranquilo. Tras lo vivido en el agujero estaba claro que el oscuro bosque ya no me parecía tan opresivo como en un principio, aun así apresto el rifle y me preparo por si alguna patrulla alemana se ha acercado para investigar los alrededores.

- ¿Y ahora, que hacemos?. ¿Cabo?. No solo no habíamos encontrado nada que mereciese la pena en la antigua tumba, sino que habíamos perdido parte de nuestro equipo, si la misión ya pintaba mal cuando habíamos caído en la emboscada alemana, ahora pintaba peor. - ¿Seguimos o nos volvemos?.   

La decepción de Richar no tiene fin desde que tuvo que huir como una rata de esa caverna y por consiguiente abandonar cualquier esperanza de hallar algo de valor. Al menos conserva su dignidad y sus armas, aunque perdió el reloj “prestado” y los cigarrillos.

- Vaya mierda de suerte. ¿Ahora como explicamos a los jefes lo de la cueva y el viento? - pregunta a nadie en particular luego de atestiguar el desmoronamiento de la única abertura. Ya no hay vuelta atrás.

Entonces el pelirrojo emplea parte de su tiempo allí en saquear los cadáveres mutilados en busca de algo útil. Desde luego la tarea acaba en tiempo perdido porque tampoco logra discernir en que dirección continuar por la bolsa.

Todo queda en manos de Grimm.

Ya estaban todos fuera. Era un alivio después del peligro vivido en la cueva y de los horrores que ésta escondía. Estaba bien así. Que la cueva haya quedado sepultada es lo mejor que puede haber pasado. Los muertos habían recibido sepultura y su obscenidad quedaría olvidada bajo unos cuantos metros de tierra enmedio de la nada.

Veo como Mcnalley rebusca entre los cadáveres. Me resulta incómoda esa costumbre que con frecuencia practican los soldados. Pero intento no juzgarla. 

Por gran suerte y también gracias a mi destreza he conseguido mantener a salvo todo mi equipo. Creo que soy el ùnico pues el brutal vendaval se ha llevado muchas de las pertenencias de mis compañeros. Eso duele, pues nuestro equipo es lo ùnico que nos mantiene pegados a la realidad en esta guerra. Lo demás sólo son sueños y horror. Y los compañeros por desgracia, igual que vienen muchas veces se van. Aquí la vida nos muestra la absurdidad del apego.

Ahora debemos decidir qué hacer. No tengo ganas de dar mi opinión, aún cuando tuviese alguna. El camino lo andaré. ¿Cuál será? El que el cabo decida o el que la misma rueda de la vida nos ponga delante.

Al salir he perdido casi todo mi sentido de la orientación, a pesar de que aquí no sopla ese viento tan cambiante. Doy un par de vueltas, pero no logro distinguir al sol para emplearlo de referencia.

Noto la expectación de mis hombres esperando que les de las ordenes para saber que tienen que hacer. Ya bastante baja deber tener la moral, como yo. Solamente les faltaría que les dijera que no tengo ni idea de donde estamos.

Empleemos la lógica, por aquí no han podido pasar las compañías B y D sin combatir contra el nido de ametralladoras alemanas. Lo habrían destruido, y también indica que ahora estamos tras las líneas alemanas.

Señalando en dirección al reciente combate que hemos tenido con los alemanes. – Vayamos en esa dirección mientras quede luz y después nos apartaremos del camino para pasar la noche si no encontramos nada. ¡Pero sin encender fuegos ni siquiera la lumbre de los cigarrillos! Él que lo haga puede acabar con la cabeza volada por un francotirador del bando que sea.

Aunque habían logrado salir de aquel huracán de la caverna, ahora en el exterior los problemas continuaban. Seguían sin dar con las compañías desaparecidas y por encima habían perdido dos pelotones. El cabo había decidido regresar al lugar de la anterior refriega, Anthony consideraba que la mejor opción era regresar para informar al Mayor del fracaso de la misión y esperar nuevas órdenes.

-¿Regresaremos sobre nuestros pasos? Creo que es la mejor opción, somos muy pocos y estamos en territorio enemigo, a veces una retirada a tiempo es una victoria...- La última frase la dijo más para sí mismo que para que la oyeran los demás, era un cliché típico de los cobardes, pero ¿acaso era Anthony un valiente soldado? nunca se había visto a si mismo como tal.

La decisión que habia que tomar es un tanto complicada, pero si me pasara algo parecido me gustaría que me encontraran también. Asi que digo -Creo que deberiamos seguir buscando, esa cueva no se moverá de ahí podemos informar sobre ella cuando regresemos, creo que encontrar a las compañías es mucho mas importante, además cumpliremos con nuestro objetivo.- Apoyo el rifle en el suelo y espero que los mandos determinen su decisión.

Los relojes que ves no son de buena calidad y tampoco sirven de nada, todos están rotos con las esferas reventadas. Encuentras algo de dinero en efectivo en monedas en algunos de los cuerpos, pero solo es calderilla, también algún anillo de plata. 

Al caminar entre los cuerpos ves la pistola del 45 de Wilhelm. La pistola está llena de tierra pero con un poco de maña se podría hacer funcionar de nuevo.

El grupo comenzó a moverse siguiendo las indicaciones del cabo, volviendo hacia la bolsa donde esperaba el Mayor Whittlesey. La operación de búsqueda y rescate de los pelotones perdidos había sido un auténtico desastre, un desperdicio de recursos humanos como otras tantas operaciones de esta “Gran guerra”.

Los soldados caminan con pies cansados por el bosque. La vuelta se plantea dura y peligrosa. La espesura del bosque impide buscar puntos de referencia con los cuales guiarse y las brújulas no sirven de gran ayuda, después de la explosión en el claro giran locas.

Mientras caminas por el bosque escuchas algo, lo cual es bastante raro, desde que salisteis del claro donde se encuentra la trinchera alemana no has visto ningún pájaro o animal. El ruido, de ramas moviéndose, procede de un arbusto a escasos veinte metros

Mientras caminas por el bosque escuchas algo, lo cual es bastante raro, desde que salisteis del claro donde se encuentra la trinchera alemana no has visto ningún pájaro o animal. El ruido, de ramas moviéndose, procede de un arbusto a escasos veinte metros.

Mientras caminas por el bosque escuchas algo, lo cual es bastante raro, desde que salisteis del claro donde se encuentra la trinchera alemana no has visto ningún pájaro o animal. El ruido, de ramas moviéndose, procede de un arbusto a escasos veinte metros

Mientras caminas por el bosque escuchas algo, lo cual es bastante raro, desde que salisteis del claro donde se encuentra la trinchera alemana no has visto ningún pájaro o animal. El ruido, de ramas moviéndose, procede de un arbusto a escasos veinte metros. Te fijas con más cuidado en el arbusto y ves el inconfundible color gris del uniforme alemán. 

Por fín Grimm se había decidido por regresar hacia nuestras posiciones, cosa que a muchos nos hace respirar con alivio ... gracias a Dios que no había decido internarse mas en las posiciones alemanas. En avanzábamos por el bosque en silencio tal y como nos había indicado el cabo, cualquier sonido en la espesura hacía que me girase hacia ello como si de un ataque alemán se tratase. Es en el último ruido donde al revisar la zona creo ver de refilón un uniforme alemán.

Toco el hombro de Martin sin decir nada y señalo con el rifle hacia el arbusto sospechoso. Podía ser un superviviente como lo éramos nosotros o un soldado que habiéndose ocultado de mala manera esperase que entrásemos en una emboscada.

Richard logra juntar alguna que otra chuchería, un anillo de plata y la pistola de Wilhelm, pero el arma tiene mucha tierra y no funciona sin una limpieza adecuada.

- Este chisme tiene cuatro balas pero esta lleno de tierra. ¿Quien la quiere? - pregunta al mostrar la pistola a sus compañeros mientras todos siguen los pasos del cabo.

Y tras pasar un buen rato intentando hacer funcionar el arma, algo llama la atención del pelirrojo, que de inmediato enfunda el arma para optar por su rifle.

- ¡Shhhh! - chista a todos al apuntar hacia un arbusto a veinte metros donde escuchó un ruido de ramas moviéndose. Algo bastante inusual para un bosque silencioso, sin pájaros o animales.

Cansados y con la moral baja volvemos tras nuestros pasos o eso intentamos, pues oruentarse en este bosque es bien difícil. En silencio y alerta a cada paso sin más ruído que el de nuestros pasos y respiraciones, de repente escucho un ruído que también es advertido por mis compañeros. Paro en seco mi avance. James toca mi hombro y yo me agacho y tomo coberura tras un árbol.

Saco mi cabeza y rifle de detrás del árbol y apunto hacia el arbusto preparado para disparar.

Anthony avanzó con el resto del grupo sumido en sus pensamientos, lo que había vivido en aquella cueva no tenía sentido, ¿de donde venía aquel viento? que clase de fenómeno era ese. Anthony no contaba con conocimientos de espeleología pero lo ocurrido escapaba a toda lógica. De repente un ruido lo partó de sus reflexiones.

¿Que ha sido eso?- Fijó su mirada en el arbusto y sacó su fusil de manera autómatica di dejar de apuntar hacia el origen del movimiento.-Algo se ha movido, entre esos arbustos.- ¿Un animal quizá?, pensó, sería lo normal en un bosque pero lo extraño es que se trataría del primer animal con el que se topaban.

Voy en cabeza de mis hombres alternándose en mi cabeza, lo que ha sucedido en la cueva y en el combate con el nido de ametralladoras, y lo que podre contar a nuestros mandos al hacer el parte para no ser tratados como locos, o drogados.

Oigo voces detrás y mientras me giro para recordarles que no debemos alertar a los centinelas veo que apuntan varios de ellos hacia la misma zona. Apunto con el Viejo Gus quedándome a la expectativa sin preguntas para no incumplir mis propias órdenes.

De los arbustos sale un soldado alemán, su uniforme de color gris sucio y su casco con protector de nuca lo delata. Los alemanes ya no llevaban el casco con el pincho como se mostraba en la propaganda ni los franceses pantalones rojos, esos habían sido los vestigios de las antiguas guerras donde se primaba la belleza y el honor, en la actual guerra solo se buscaba sobrevivir.

El alemán tenían la cara desencaja y parecía asustado. Toda su ropa estaba manchada de barro y desgarrada. Rápidamente levanto las manaos llenas de barro. Gott hilf mir... die Toten... die Toten. Grito en su idioma gutural.