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Toledo Nocturno: Una Capilla bajo la Piedra

ESCENA II - El Concilio de las Sombras

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17/02/2014, 21:50
Toledo Nocturno

Ante la repentina irrupción de Siero, los caballeros le apuntaron con las lanzas, protegiendo al líder. De cerca se podía apreciar que su estatura era baja, pero su torso era robusto. Iba completamente afeitado y con el pelo muy corto, pasado de moda. Parecía tener poco más de treinta años.

-Mi nombre es Álvaro Casto de la Casa de los Celotes y soy el Capitán de la Bandera Prima de los caballeros de Marco Sulpicio, Príncipe de Salamanca. Baja de ahí y dinos tu nombre, Casa y propósito.

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18/02/2014, 18:27
Siero
Sólo para el director

Bajé del árbol con tranquilidad como aquel que se siente protegido ante aquellos caballeros después miré al líder Don Álvaro me llamo Benjamín provengo del monasterio de San Vicente en Oviedo, se me ha encomendado el propósito de investigar las desapariciones que se han producido en Segovia, Titulcia, y ahora las de Toledo.  Soy hombre de estudios y buen investigador y aunque en la casa de Dios deberíamos preocuparnos en rezos y ayunos para la salvación de la humanidad, también nos preocupamos por los problemas que acontecen en el exterior.

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20/02/2014, 14:52
Toledo Nocturno

-Entonces podemos hablar como amigos -dijo don Álvaro apenas disimulando una media sonrisa-. Venid, os acompañaremos hasta vuestro carruaje.

La seguridad de las palabras de aquel Celote convencieron a Siero de inmediato. Una punzada de algo parecido a la envidia surgió en su pecho. Nunca había visto a ningún ser, Vástago o humano, hombre o mujer, actuar y expresarse con la suficiencia de don Álvaro. Todo en él parecía calmado, templado y resolutivo.

Anduvieron el trecho que anteriormente Siero había corrido en sentido contrario y con muchas más preocupaciones, por no decir miedo. En la pradera había un pequeño alboroto de gente alrededor del carruaje de Oviedo. El grupo de don Álvaro al fin se unió al resto. Siero observó que tan solo había dos cadáveres, el del líder hombre lobo y otro de Salamanca.

-Mi señor -dijo don Álvaro-, los Garou estaban siguiendo a este desdichado Vástago. Dice llamarse Benjamín y provenir de las tierras del Príncipe Servando.

Un hombre de facciones rectas y afiladas recibió la información de don Álvaro. Vestía cota de malla de arriba a abajo, aunque su color era más claro que el del acero. Estaba limpiando de sangre una espada ancha y corta bastante particular: el color del filo era igual al de la cota de malla, y el centro era de madera oscura. Siero de repente lo entendió. Aquella espada era la mítica Gladius Sulpicii, hendedora de Vástagos y Garous. El que la portaba era el también mítico Marco Sulpicio, Príncipe de Salamanca.

-Iba hacia Toledo para investigar una serie de desapariciones ocurridas en Toledo, Titulcia y Segovia -prosiguió don Álvaro-. Al parecer, este era el carruaje en donde viajaba, hasta que los Garous lo atacaron.

El Príncipe Marco enfundó la espada y se acercó hasta Siero, escrutándole con ojos implacables durante un tiempo que le pareció eterno.

-Vuestro aspecto no corresponde con la gente de Servando -dijo al fin el Príncipe-. Si queréis que se os otorgue un trato justo, mostráos tal y como sois.

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20/02/2014, 19:50
Siero
Sólo para el director

Oh perdonad señor no quise ofenderos sólo seguí los consejos de mi Sire que me recomendó no utilizar mi verdadera apariencia, me puse de rodillas mientras miraba a aquel señor recobrando mi verdadera apariencia sabiendo que ahora era mi cuerpo deforme y mi rostro repugnante llegando a tal que no se dejaba ver ningún rasgo humano ni sentimiento ni había movimientos faciales como podía ser la sonrisa o otros gestos que eran imposibles de exteriorizar.

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21/02/2014, 15:26
Toledo Nocturno

Al hablar el Príncipe, empezaron a acudir caballeros a la conversación. Siero intuyó que eran Vástagos, ya que los caballeros que empezaron a cavar tumbas para enterrar a los muertos eran Sirvientes. De entre los Vástagos que formaron el corrillo, había una mujer. Al principio Siero le dio vergüenza mirar, pero observó que se parecía tremendamente a Marco Sulpicio. Aunque de formas más delicadas, tenía unos rasgos rotundos y afilados, que le conferían una extraña belleza.

-Si esa es la voluntad de Servando, Salamanca proveerá ayuda -dijo Marco gustosamente-. Nosotros nos dirigimos hacia Ávila, pero os daré a dos de mis mejores hombres para escoltaros hasta Toledo. ¿Quién se ofrece?

Todos los caballeros se arrodillaron excepto Siero, el propio Marco y la mujer que lo acompañaba, que lo miró con una sonrisa cómplice.

-Déjame que me lleve a Aveiro y ve tú a Ávila con Casto -dijo la mujer-. Hace tiempo que quería saludar a don Álvar.

El Príncipe Marco le devolvió la sonrisa y asintió. Los caballeros se volvieron a poner de pie y rompieron filas excepto Siero, el Príncipe, la mujer y aquel que respondía por el nombre de Aveiro.

-Vástago Siero -dijo la mujer con voz dulce pero una hebra de autoridad-, mi nombre es Claudia Sulpicia. En cuanto acabes de oficiar el funeral, partiremos hacia Toledo. ¿Alguna pregunta?

No había duda de que esa mujer había sido criada para ordenar.

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21/02/2014, 18:29
Siero
Sólo para el director

No mi señora ninguna decirle que gracias por su ofrecimiento es un honor ir escoltado por tan nobles señores le hice una reverencia a la dama como a aquel llamado Aveiro. 

Después me dirigí al príncipe mi señor gracias hice una inclinación de cabeza.

Después me dirigí a aquellos cuerpos enterrados por nuestro padre Caín que nos dejó abierto el camino hacia la redención, in dominus pater, filius et spiritu santus que las almas de los aquí presentes sean juzgadas allí donde van según sus actos en vida por un tribunal que declarará la paz eterna o el tormento eterno, como vástago de mi padre Caín es mi deber rezar por las almas de nuestros compañeros caídos tanto en este entierro como en las misas celebradas para redención de ellos por sus servicios prestados a nuestra raza y su dedicación a la extirpación del mal en vida. Amen.

Después me dirigí a la mujer señora cuando vos desee podemos partir.

 Le pido permiso para esconder otra vez mi verdadero rostro para así poder seguir con la misión.

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22/02/2014, 16:12
Toledo Nocturno

El grupo de caballeros de Salamanca llegó a Ávila. Siero, Claudia y Aveiro descansaron en una posada a extramuros.

La noche siguiente pusieron rumbo a Toledo. Siero iba cabalgando con Aveiro, ya que las pocas o nulas habilidades de equitación supondrían un retraso para el grupo. Cruzaron unas montañas tenebrosas de pasos angostos hasta que la ribera del Tajo los saludó. El clima fresco del monte se convirtió en una flama calurosa en aquel sitio. Remontaron el río hasta que la poderosa ciudad de Toledo apareció en el fondo de un valle rocoso.

Notas de juego

Si quieres entablar conversación durante el camino:

Conversación: Carisma + Empatía dif 8

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22/02/2014, 16:53
Siero
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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25/02/2014, 23:30
Toledo Nocturno

15 de agosto de 1138. Puerta del rey Alfonso, Toledo.

Los tres llegaron a la puerta del rey Alfonso, pequeña y sucia entre dos torres. Al parecer era la puerta por donde entraban los Vástagos extranjeros. Un pendón con el escudo de los Guardianes así lo atestiguaba.

Una poterna lateral se abrió y un soldado joven y de pelo ralo les preguntó el santo y seña. Doña Claudia y Averio miraron a Siero interrogantes.

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25/02/2014, 23:40
Toledo Nocturno

15 de agosto de 1138. Refugio de don Álvar, Toledo.

Las noches posteriores, Leonor disfrutó del placer de la rutina palaciega: molicie sin fin. El tedio solo fue gratamente interrumpido por don Rodrigo, que se mostraba cada vez más confiado y concentrado en su rol para con la Casa de los Guardianes. Impartió las primeras lecciones de lucha con espada y escudo al joven Saldaña, empezó a codearse con miembros menores de la Corte del rey Alfonso e, incluso, alguna vez que otra fue capaz de persuadir a través de la sangre a ciertas mozas del servicio de don Álvar.

Al fin llegó la noche de la Asunción, y don Álvar aún no había regresado. Como de costumbre, don Nuño la despertó con su lista de quehaceres. Aquella noche parecía ser prosaicamente corta: sería escoltada hasta la iglesia de los niños Justo y Pastor, donde, exactamente a la hora de laudes, comenzaría el Concilio.

Tenía media noche para ella sola.

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26/02/2014, 11:09
Leonor Ramírez de Ucero

Al fin había llegado la noche en que daría comienzo el concilio. El hecho de que su padre no pudiese personarse le decepcionaba un poco, había esperado poder charlar con él y recibir unos últimos y sin duda útiles consejos de su mentor. Le asustaba que su padre no pudiese volver pronto o que algo desagradable le hubiese ocurrido y la ciudad quedase desgobernada.
No le disgustaba el papel que había ejercido las últimas noches, es increíble lo rápido que un vástago podía adaptarse a las comodidades y al poder.Jamás habría pensado que se adaptaría tan rápido, y , aunque en el fondo le gustaría poder algún día heredar legítimimamente el lugar que ahora ocupaba su padre era consciente de que su tarea estos últimos días había sido más que fácil. Y, que sólo había sido un ligero asomo al día a día de su padre.

Ya le había dicho a Don Rodrigo que la necesitaban para otras tareas y que lo más probable es que se ausentara durante algún tiempo. Le explicó que podría pedirle consejo o ayuda a Don Nuño o a Don Álvar, siempre siguiendo unas directrices. Y, se encontraba tranquila con respecto a ese asunto.

Pasó el tiempo que le restaba en el palacio sin hacer nada en especial, deambuló por los pasillos del hogar de su padre con la mente perdida en los asuntos que tratarían en el concilio. Era necesario que acabaran con aquella matanza, y, lo más importante, que encontraran al culpable para que nadie nunca pudiese volver a dudar del buen nombre de Don Álvar.
 

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26/02/2014, 12:59
Toledo Nocturno

15 de agosto de 1138. Palacio de San Ginés, Toledo.

Amal se despertó ligeramente azorada. Aquella era la noche del Concilio, y el estar tan lejos de su Zaragoza había mellado su ánimo. A decir verdad, las comodidades que don Eleazar le había proporcionado, así como la compañía de la pequeña Nina, la habían reconfortado. Se imaginó por un instante cómo hubiera sido si todas aquellas noches las hubiese pasado en las mazmorras de los Hospitalarios, y se sintió doblemente agradecida.

Bajó al patio interior, donde la esperaba don Eleazar y dos guardias vestidos absolutamente de negro. Incluso las armas eran oscuras.

-Mi señora Amal, ¿me permitís que os escolte hasta el Concilio? -dijo galante don Eleazar, extendiéndole un brazo a modo de sostén.

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26/02/2014, 18:03
Siero
Sólo para el director

Soldado vengo de lejanas tierras para visitar a un conocido por mi señor el abad Servando del monasterio de San Vicente, Oviedo.

Aquel a que debo de visitar se le conoce con el nombre de Sigfrido. Mi señor no me notificó que se pidiera santo y seña en esta ciudad, he sido asaltado en el camino y mataron a mi cochero si el sabía el santo y seña no me lo dijo y ahora descansa en paz, en cuanto a estos nobles caballeros me socorrieron y han sido tan amables de acompañarme hasta la ciudad.

 Ruego que lo notifiqué a algun miembro de la guardia real del Príncipe Álvar como el enviado del abad Servando ellos aclararán esta situación.

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02/03/2014, 19:07
Toledo Nocturno

-Bien -dijo el soldado-, podéis entrar. Se os estaba esperando, Hijo de Servando. ¿Quiénes son las señorías que os acompañan?

Antes de que Siero hubiese abierto la boca, doña Claudia contestó.

-Mi nombre es Claudia Sulpicia de Salamanca, y me acompaña el caballero Aveiro. En cuanto sea posible, queremos saludar a don Álvar, como es tradición.

-El Príncipe os concederá audiencia a última hora de esta noche. Si es tan amable, hospédese en Valmardón hasta que os escoltemos -dijo el soldado.

Doña Claudia y Aveiro cabalgaron calle arriba hasta que se perdieron entre las callejuelas. El soldado se volvió hacia Siero, que cambió su rostro. Era sin duda de su misma sangre.

-No has sido demasiado listo, Siero -repuso el soldado Cazador-. Has compartido una información muy valiosa con desconocidos. Al menos espero que haya valido la pena...

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02/03/2014, 19:18
Toledo Nocturno

Un caballero de su Padre llamó a la puerta de sus estancias. Al parecer, había visita. Con la ilusión de que don Álvar hubiese vuelto, Leonor recorrió como una exhalación los pasillos hasta llegar al salón de audiencias. Para su decepción, allí estaban de pie dos Vástagos. Uno era mujer, de pelo castaño claro y ondulado, de facciones rotundas. El caballero que la acompañaba tenía los ojos hundidos, el pelo oscuro y algo grasiento y barba de tres días. Ambos, para sorpresa de Leonor, vestían cota de malla y cota de armas. No reconoció los cuarteles de carmesí y negro que portaban, ni la cruz blanca bordada con dos letras C y S.

No hablaron, se limitaron a hacer una pequeña inclinación de cabeza a modo de saludo.

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03/03/2014, 16:06
Leonor Ramírez de Ucero

-Buenas noches, dijo de forma cortés al encontrarse con aquellos dos vástagos, en ese preciso instante se desvanecieron sus esperanzas de encontrarse con su padre antes del concilio. Al parecer aún no habían terminaod sus últimas horas como regente en funciones,  -Sean bienvenidos a la casa de mi Padre, tomó asiento, - Cuando deseen pueden exponer su identidad y el origen de su visita. No mostró ningún gesto,sin duda no fue simpática con estos vástagos, pero tampoco nadie podría decir que se hubiera comportado de forma descortés.

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03/03/2014, 16:27
Siero
Sólo para el director

Lo mejor hubiera sido que me hubieseis dejado pasar, me he visto obligado a dar información que podría haberme guardado más ahora es tarde para remediarlo, aunque todavía estamos a tiempo de ir por delante si conoce al tal Sigfrido y en la casa donde se hospeda así podría recibir su información y prevenirlo de mi información.

Me quedé mirando a aquel hombre sin ningún signo de reproche en mi rostro, había sido la voluntad de dios más ahora tocaba ver si seguiría a aquellos caballeros hasta su alojamiento o ir hasta la casa del tal Sigfrido si el soldado disponía de la información.

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03/03/2014, 16:41
Toledo Nocturno

-¿En verdad pensabas que el Príncipe Servando os iba a mandar a Toledo sin ningún tipo de precaucción? -se carcajeó el soldado-. Yo soy Sigfrido.

Le tomó a Siero por la manga y lo apartó hacia una sombra, mientras sentía cómo el poder de la ocultación recaía también sobre él.

-No hay tiempo que perder, cachorro. El Concilio se reunirá esta misma noche, y vuestra misión es infiltrarse. Nadie debe saber que vos sois un Cazador, y mucho menos Hijo de Servando. Nadie debe saber el motivo por el que estáis en la ciudad... Elegid las sombras o una apariencia distinta. Pasad desapercibido o presentaos al Príncipe como un extranjero, como gustéis. Yo seré quien os lleve hasta el Concilio a través de caminos ocultos y, en caso de necesidad extrema, os daré información. Infiltraos, investigad en las sombras y volved a Oviedo. Eso es lo que debéis hacer.

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03/03/2014, 16:49
Toledo Nocturno

Quien llevaba la voz cantante era la mujer.

-Venimos a presentar nuestro saludo a don Álvar, Príncipe de Toledo, pero nos han dicho en la puerta de palacio que vos sois ahora la Princesa, doña Leonor de Ucero si no nos han informado mal. Soy Claudia Sulpicia, Hermana del Príncipe Marco Sulpicio de Salamanca, y el caballero que me acompaña es Henrique Aveiro, Segundo Capitán del Príncipe. Venimos como visita de cortesía, ya que la amistad que nos une con don Álvar viene de antiguo.

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03/03/2014, 16:53
Siero
Sólo para el director

Todo esto me cogió por sorpresa afirmando con rapidez mientras mi mente intentaba encajar todo el acontecimiento, pasaré desapercibido dije con rapidez pues no me gustaba presentarme ante el príncipe bajo otro aspecto sería bastante engorroso tener que explicarle mi presencia en este lugar prefería ocultarme entre las sombras mientras escuchaba los rumores.¿Y ahora dónde debo ir? necesito alimentarme he estado durante todo el viaje en abstinencia y he tenido que utilizar mis poderes para escaparme de esos bandidos que en verdad eran hombres lobos y que estos caballeros mataron, vestían cota de armas con cuarteles de carmesí y negro bordada al pecho portaban una cruz blanca con dos letras C y S. Aquel que parecía el líder se presentó con el nombre de Álvaro Casto de la Casa de los Celotes y  Capitán de la Bandera Prima de los caballeros de Marco Sulpicio, Príncipe de Salamanca. Después me llevaron hacia su comandante que portaba la espada mítica Gladius Sulpicii, hendedora de Vástagos y Garous. El que la portaba era el también mítico Marco Sulpicio, Príncipe de Salamanca. Guardé silencio tras la información que le di a Sigfrido esperando su respuesta.