Partida Rol por web

Tombstone: Dead Lands

Alucinosis traumática

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07/05/2010, 15:27
Director

Los sueños nunca se disfrazaban ante la mente dormida de Stephen Boyle. El inglés siempre había sabido cuándo soñaba y cuándo lo que tenía ante sus ojos no era real.

Claro, que eso no le había salvado nunca del terror de las pesadillas. El sueño de la razón produce monstruos, decía la obra de un pintor español, y aunque todo el entorno fuera falso en tales ocasiones, él mismo se sentía ficticio, y eso solo aguzaba el pavor.

Ahora era uno de tales momentos. No podía recordar dónde debía estar o qué es lo que estaba mal, pero algo era erróneo en la ecuación de lo que se mostraba ante sus ojos. De todas formas, el sentido crítico de Stephen dormía junto con el resto de sus sentidos, y no era capaz de hacerse preguntas, aún en el caso de que fuera a contestarlas. Se limitaba a presenciar su entorno asombrado, a mirar con creciente sensación de ahogo. Los pensamientos pasaban por su mente sin que su voluntad tuviera nada que ver, y la escena ante él imitaba ese mismo sentimiento.

Ahora, el flemático británico estaba en su lugar. Los verdes pastos de su amada Bretaña se extendían ante él. No reconocía el lugar como ninguna ubicación concreta conocida. No veía el mar ni escuchaba ninguno de los sonidos que podían recordarle a su isla. Aún así, sabía que estaba en Gran Bretaña. Lo sabía más allá de toda duda, aún a pesar de que el aire oliera a pólvora y hierro.

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07/05/2010, 15:44
Director

Notas de juego

Reglas para la escena Alucinosis traumática.

-Todos los posts estarán íntegramente en cursiva, y el tiempo verbal será en pasado.
-Siempre que te dé pie a que postees, serás dueño de las acciones dBoylee . Sin embargo, cualquiera de mis posts puede incluir tantas acciones de Stephen como yo quiera, siendo tú un simple espectador de lo que hace él.
-Si superas con éxito tu estancia en la alucinosis traumática, Boyle recuperará el sentido en la realidad, y puede que ganes algo por la experiencia vivida. Si Boyle muere en lsu alucinación, no morirá en la realidad, pero su recuperación estará en manos del master, y como mínimo ganarás alguna desventaja de por vida.
-Eso es todo. Simplemente intenta amoldarte a mi forma de narrar y a mis descripciones sobre el estado de Boyle.

PD: cuento con tus descripciones para seguir el guión de tu propia pesadilla ;)

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10/05/2010, 14:47
Stephen Boyle

 Stephen hace lo que haría de estar consciente,  buscar un punto de referencia dentro del paisaje. Con esto podría yuxtaponer su posición relativa. Si en el aire hay un olor de hierro y pólvora, es probable que se encontrase en un campo de guerra, y no quería ser víctima del fuego cruzado.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si que es un sueño... un 6 no más en observación? XD 

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11/05/2010, 15:35
Director

Un resplandor rojizo cegaba a Stephen, pero le pareció tardar una eternidad en descubrir la fuente. En esta verde escena de prado inglés no había sol. No es que hubieran nubes que lo tapaban - el cielo estaba despejado por completo -, simplemente no existía el sol. En su lugar, la fuente de toda vida y calor, el origen de la iluminación, era un impreciso ocaso escarlata.

Al alzar la vista, Boyle vio una poderosa y sombría montaña que se alzaba en ese paisaje despejado. Del centro de su estructura rocosa era de donde emergía el único rayo de luz rojiza, como si un atardecer se colase a través de la dura roca. Tal como si ese círculo granate fuera el ojo vigilante de la montaña, y ese ojo apuntaba directamente hacia el joven científico.

No había nada más que mirar, nada más que ver. La altiva cumbre era una poderosa llamada que Stephen no podía rechazar.

 

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14/05/2010, 15:04
Stephen Boyle

El obstinado muchacho  ve su voluntad vencida por la curiosidad científica, aquella luz roja podría ser señal de algo maravilloso, de un descubrimiento revolucionario. Debía llegar rápido a él, era su deber como miembro de la sociedad científica de Reino Unido!

Llamó a su corcel, quien ya estaba preparado y con montura, trepó rápido a su costado y sin pensarlo dos veces y sin mirar atrás, dejó aquel verde campo en pos de la montaña y su misteriosa atracción. 

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16/05/2010, 01:46
Director

La esbelta figura del científico británico surcó la llanura como un velero surcaba los mares. Cavendish, el fiel corcel, galopa y  las órdenes de su amo eran interpretadas antes incluso que pueda pensarlas. Los rápidos cascos del Céfiro equino apenas parecían tocar el suelo, en su vuelo hacia la resplandeciente montaña.

Pero por más yardas y yardas que recorrían, la cumbre parecía apenas acercarse. A Stephen le recordaba al efecto óptico que, se dice, producían las Grandes Pirámides de Egipto. Sin marco de referencias, rodeadas tan solo por arena y más arena, las pirámides disimulan su descomunal tamaño y parecen, en cambio, cercanas. Tan solo cuando el camino se hace eterno y la razón acierta a medir las distancias, se deshace el hechizo. Sólo al pie de las tumbas eternas uno podía percibir su gargantuesca majestuosidad.

Para mayor desesperación del inglés, el brillo comenzaba a menguar, como si fuera un sol que, inevitablemente va a ponerse tras el horizonte antes de que pueda ser alcanzado. Cuanto más recortaba las distancias el fiel caballo, más se reducía el llamativo brillo, el vital fulgor. El único y suficiente motivo de la existencia de Stephen Boyle. Su Destino. El resplandor decrecía a medida que se acercaba, hasta el punto de que el británico se planteó la causalidad de tal relación.

Diligencias y trenen pasaban como sombras por su lado. Sus estelas desaparecía a su espalda. ¿Acaso no se estaba acercando?

Cuando la congoja alcanzaba el paroxismo, se encontró de improviso ante la montaña. La cumbre era más grande de lo que le había parecido, mucho mayor de lo que habría creido posible. Un vertical mundo de roca se alzaba ante él, pero del brillo que le había traído hasta aquí quedaba poco testimonio. Un punto de luz, como el que podría producir una lámpara de aceite; no mayor. Eso era todo lo que restaba de su objetivo.

Una cueva se adentraba en las entrañas de la montaña. De su interior provenía el leve y solitario resplandor.

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16/05/2010, 13:38
Stephen Boyle

No en vano había atravesado todo un paisaje indescifrable, sin embargo extenso. Cavendish no lo acompañaría en este último tramo, debía cubrir el resto de la distancia en solitario. Sus manos se aferraron de la colosal  protuberancia terráquea y comienza a ascender hacia ella ayudando de pies y manos, los ojos en el premio en todo momento.

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16/05/2010, 16:10
Director

La estilizada figura del químico subía por las paredes de roca gris con una facilidad que sabía imposible con las ataduras de su antigua existencia habitual. Aún con esa ligereza irreal que notaba, lo cierto es que las manos pronto empezaron a dolerle. Sus dedos sangraban y sus pies temblaban como si el ascenso fuera una tortura impuesta por cualesquiera fueran las fuerzas que regían en este lugar, ya que el tiempo y las leyes de la física parecían tan azarosas.

Al fin, coronó la cima y sus pies se posaron en un rellano que conducía a la misma entrada de la cercana cueva que había visto iluminada. Ya no había tal luz, a excepción de un brillo al fondo de la caverna que bien podría haber sido producido por una vela.

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19/05/2010, 03:30
Stephen Boyle

"No debo ni puedo desfallecer"  pensó el joven de rubia cabellera, quien se adentró al orificio, libreta de notas y lápiz en mano, para describir y documentar su próximo hallazgo. Navegó la caverna por una única ruta hacia la luz, que a pesar de su cercanía seguía menguando con el pasar del tiempo.

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20/05/2010, 00:08
Director

El brillo que le atraía como si de polilla se tratase no dejaba de disminuir. Cuando más decrecía el resplandor, más apretaba el corazón de Boyle una sensación muy poco agradable. No tenía racionalidad como para describir sus sentires, y los sentimientos que le rozaban eran tan vagos que apenas podría diferenciarlos de sus auténticos sentidos... o de las vivencias de su lejano cuerpo físico.

Sin tener muy claros los pasos que había dado para llegar hasta donde estaba ahora, Stephen se encontró sosteniendo una diminuta piedra. De una irracional forma, sin explicar cómo podía saberlo, tenía la certeza de que esa era la luz, a pesar de que su luz apenas era visible ahora. Desesperado, el químico aisló la preciada materia en una Caja de Petri, pero descubrió que la muerte de esa piedra era irremediable.

Lo que ahora miraba, no eran más que unas cenizas sin lustre.

Buscó en sus bolsillos, cegado por las lágrimas, y casi enloqueció al no encontrar lo que buscaba. ¡La otra piedra! ¡su única muestra del auténtico mineral! Cuando sentía que alguno de sus órganos estaba a punto de desgarrarse por la desesperación, justo entonces, la palpó.

Un bonito fragmento, liso y perfecto. Su legado y también su futuro.

Pero tampoco brillaba, sino que se deshacía bajo su vista. De alguna forma debía haber cierta correlación, pensaba Boyle... la miro y se muere. La miro morir. Se muere porque la miro. Y, a pesar de sus locas divagaciones, no podía apartar la vista y no podía dejar de ver todo lo que le quedaba - todo lo que en el mundo quedaba - de Piedra Fantasma convertirse en un trozo de grafito inerte.

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24/05/2010, 14:34
Stephen Boyle

 El británico perdió la compostura y cayó de rodillas. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! "Esto es.. imposible, indescifrable, ilógico..." todo hombre que se precia de tener las cosas bajo control puede frustrarse mucho al ver como todo lo que hay a su alrededor parece entrar en un estado de caos absoluto. El joven se agarró la cabeza con las manos y comenzó a hiperventilar.

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25/05/2010, 19:44
Aparición onírica

Era un zumbido, una brisa. Caminaba como si fuese la brisa moviéndose entre las hojas de un otoñal paisaje, y al mismo tiempo era tan silencioso, que el inglés no pud percibir comóo se acercaba, paso a paso, con una parsimonia, una paciencia dedicada y una abstracción, más cercana a la distracción que a la reflexión. Cada paso lo acercaba al científico, los rumores de aquella brisa que acompañaba a la silueta, se veían eclipsados por los gritos y la desesperación de Stephen Boyle.

Y se hizo a su lado.

-¡Oh esto es una sorpresa...- su voz no era de este mundo ni del otro, ya que combinaba el tono suave de un hombre tranquilo con los estertores violentos de un eco sobrenatural, lo que provocaba la impresión de que aquellas palabras vinieran en medio del vendaval... o trajeran el viento consigo, pues caían sobre el británico como un escalofrío helado, cual soplo helado, llegaban a él sensaciones que traducía en el lenguaje. -... No esperaba visitantes... han sido años desde que alguien vino por estos remotos lares- y de nuevo la oscura impresión de que por el aire viajaban tan lentamente las palabras, que dejaban una estela perceptible.

Al observarle... la imagen era simplemente extraña, era una silueta humana, perfectamente definida, pero todos sus rasgos estaban borrados por alguna suerte de distorsión, estelas humeantes y suaves brotaban de su cuerpo, hacia arriba, como si el color de aquel hombre se fuese desprendiendo y elevándose con intensidad etérea, como si un céfiro delicado se encargara de borrar cualquier detalle. Su rostro era pálido, y era imposible definir algún rasgo, sus ojos estaban ocultos en corrientes de sombras, mas, se podía ver que estaba mirando al joven arrodillado a su lado, su boca parecía un agujero que cambiaba de tamaño conforme pronunciaba y vocalizaba, su cabello parecía desafiar la gravedad, mientras oscilaba entre el profundo negro y el envejecido grisáceo, siempre inclinado a repeler el curso natural de la atracción hacia la tierra.

Estaba vestido elegantemente... o eso se podía percibir, pues aquella negrura que ondeaba como una cortina siniestra, solo podría ser una capa fina que le recubría, al más puro estilo victoriano, y aquellos vistos blancos en su pecho, debían ser su camisa y el pañolón que le adornaba el cuello. Mas, tan seguro como se podía estar de que su elegancia no era improvisada, se podía negar cualquiera de estos hechos, porque era imposible fijarse en cualquiera de los aspectos que darían a la lógica su anhelada deducción.

Su voz se apagaba y observaba al inglés, quizás sonreía amablemente, o quizás solo fuera un efecto del viento que emanaba aquella presencia y que le intentaba borrar de la faz de aquel extraño sitio, sin éxito alguno.

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26/05/2010, 03:36
Stephen Boyle

 Al estar en presencia de otro ser de aparente inteligencia y con modales adecuados, Stephen se incorpora, evidentemente apenado. Luego de arreglarse el pantalón y quedando erguido, como si fuese a saludar a la realeza misma, devuelve la cordialidad de aquél etéreo personaje.

Mi nombre es Stephen Boyle, provengo del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. El móvil de mi visita a estas tierras ha sido el de indagar sobre la piedra fantasma,  adempero ha ocurrido un infortunio no merece menor denominación que la de calamidad. Toda evidencia científica apunta a la realidad que la reacción de dicho material con el aire ha llegado a una síntesis del cien por ciento. Una verdadera pena. Luego de decir esto último enmudece, por temor a que su voz se quiebre y la posibilidad de que una lágrima llene sus celestes ojos le horroriza.

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26/05/2010, 03:59
Aparición onírica

Aquella silueta de etéreas características, entre fantasmagórica y real, cargada de brisa, parecía esbozar algún gesto irreconocible. -¡Del Reino Unido dice!- parecía anunciar con un tono que podría tener ciertos dejos de nostalgia y algunas cuotas de emoción -¡Ah! Caballero, han pasado eones desde que haya pisado por última vez tierras europeas... tan lejanas están en mi memoria aquellas impresiones, que casi temo olvidarlas en algún momento de forma intempestiva- decía mientras no parecía percibir el saludo de manera apropiada, sino que se giró, con una mano sobre su rostro, que se fundía con aquellos hilos airosos. Quizás acariciando su barbilla, quizás rascando su mandíbula.

-¿Qué se ha acabado la piedra fantasma dice?- la pregunta pareció hacerse más grave con el tono de su voz, e incluso un eco cavernoso se extiendió desde aquel sitio, enfatizando cada palabra, ralentizando su efecto, deteniendo el tiempo durante un leve instante, para precipitarse sobre una réplica adecuada. -Me temo que está en un error, estimado Stephen, al parecer alguien le ha querido engañar- dijo y el inglés casi podía asegurar que veía una sonrisa en el difuso y nebuloso rostro de su interlocutor.

De repente, este pareció sobresaltarse -¡Oh! ¡pero que modales los míos! vaya si soy propenso a las distracciones, usted ahí de pie, y yo impertérrito... no estoy acostumbrado a recibir invitados, y menos inesperados- y luego aquel personaje se movió hacia una de las grutas, su mano se estiró y la roca sólida pareció gotear lateralmente, como si se tratara de mercurio, pronto aquella sustancia adquirió las mismas propiedades eólicas del anfitrión, hasta tomar la forma de... una silla, lo suficientemente sólida, según pudo comprobar el inglés, como para sentarse sin temor a atravesarla.

La acercó hacia el joven. -No tengo muchos muebles, pero creo que se sentirá cómodo en esta silla, debe estar fatigado. Dígame ¿gusta algo de té?... oh... espere... ¿Me he presentado ya?- dijo aquel personaje como si estuviese oscilando entre un monólogo y un diálogo con el que él denominaba su invitado.

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26/05/2010, 15:21
Stephen Boyle

Stephen agradeció el gesto de su extraño anfitrión, sin embargo su paranoia no le permitía confiar del todo en el extraño. Es entonces cuando sacó la caja de Petri y la mostró a la extraña figura. Un engaño, dice usted? Si de esos se tratase, en este recipiente había reservado una muestra del susodicho material, la cual al igual que la encontrada en este yacimiento, se ha convertido en grafito inerte. 

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26/05/2010, 20:26
Aparición onírica

Aquella aparición se acercó hacia el inglés. Musitó un lánguido y suave -Con su permiso- y tomó con suavidad y delicadeza la caja de Petri, con la maestría de alguien familiarizado. La imagen era extraña, pues la caja permanecía intacta, mientras que el viento que emanaba el personaje, la rodeaba, como si humeara de forma natural. El hombre la acercó a su rostro, y seguro que la observaba. Si es que esto era deducible.

Luego la devolvío con suavidad y cuidado, a su propietario. -Entonces su percepción le engaña, joven Stephen- dijo el hombre, ahora su tono revestía algo más de arrogancia, la propia de un instructor versado, junto con aquel eco residual propio de la naturaleza de la comunicación que entablaba aquel hombre con el británico. -Pues, en su muestra, nunca hubo Piedra Fantasma. Lo que hay allí es una mezcla de minerales que claramente no se obtienen como bagazo de ninguna reacción con el material- dijo y luego añadió en lo que volvía a ser un poco monólogo. -Insisto en su error. El acontecimiento que me describe, no solo es ridículo, sino que además es falso... yo...- e interrumpió la frase. El eco se cortó y el hombre le miró.

-Que rudo comportamiento muestro. Vaya muestra de hospitalidad, usted me ha dado su nombre y yo no me he introducido como es debido. Soy Niels von Kischner. Un placer joven Stephen- dijo cambiando completamente el tema de la conversación. Realizó una reverencia que hizo que su forma pareciera desvanecerse en un remolino de viento y humo, para luego enderezarse, y recuperar la silueta normal. "Normal" dadas las circunstancias.

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27/05/2010, 03:02
Stephen Boyle

 El nombre, los manerismos y las observaciones, que a pesar de haber encendido su impulso de retroalimentar el influjo negativo también le hicieron recordar una foto que no veía desde Tombstone en manos de Abbot. Herr Kischner, por Cromwell! De todas las locaciones donde esperaba hallarle, esta es sin duda la más inadvertida. El buen maese Abbot ha descrito su arribo a Bronco, empero su presencia en este figmento de mi consciencia, probablemente subproducto de los inverosímiles hechos a los que me he visto expuesto en Purgatory han llamado su remembranza como una esperanza de hallar un significado científico.

Stephen removió su sombrero y se sentó en la silla conjurada por el colega que le acompaña, esperando le otorgue el solaz del conocimiento sobre la superstición, que era el común denominador de su variopinto grupo de acompañantes en las horas de vigilia.

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27/05/2010, 16:14
Aparición onírica

La figura lo observó con gesto curioso, se quedó callado unos instantes, y solo se oía aquel ruido rasposo que generaban las líneas de brisa que lo circundaban. Se quedó allí en su lugar, antes de intervenir nuevamente.

-Joven Stephen, tiene usted una irrefrenable tendencia a sacar conclusiones apresuradas y erradas. Eso es bastante reprochable de un hombre que se precie de ser amante de la ciencia. Primero afirma, basado en evidencias falsas, que la Piedra Fantasma ha desaparecido por completo. Lo cual, es simplemente Ridículo.- dijo la figura. Su tono era imperativo, de nuevo regresó aquella modulación de su voz que lo hacía parecer un instructor adusto. -Y ahora parece enunciar, con un emotivo alarde de certeza, que soy un producto de su imaginación. Joven, es usted mi invitado y por eso le he traído a mi morada y laboratorio- comenta- Su voz osciló, manteniendo aquel eco.

-No obstante, la única afirmación que respaldo, es la inverosimilitud reinante en Bronco Pueblo- comentó.

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30/05/2010, 23:54
Stephen Boyle

 Siéntome honrado de acompañarle, Herr Kischner y he de mencionar adicionalmente que es un anfitrión excepcional. Stephen tragóse su bienhabido orgullo, ya habría tiempo para ripostar a tan cortantes argumentos, típicos de los tozudos alemanes, "eso va a hacer que pierdan cualquier guerra en que se metan con Inglaterra" pensó para así el joven químico. Sea de su conocimiento, que no le irrumpiré más la lección sobre la piedra fantasma. La cual vengo a estudiar y evidentemente usted ha llegado en un tiempo pretérito al mío. Sería sumamente descortés y los Boyle somos ante todo paragones de la caballerosidad. El joven desde su posición sentada se arregló el frac y se sentó con la espalda perfectamente recta, señal de que la "lección" podía empezar sin más dilaciones.

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01/06/2010, 01:28
Aparición onírica

Del espectral interlocutor de Boyle surgió una mueca difusa que se pudo entender como una sonrisa. Y con una leve inclinación, agradeció los cumplidos y la buena disposición del británico. En seguida, se aclaró la voz con un sonido ronco y sin eco, parecido al silbido de un viento fuerte dando latigazos sobre el desierto polvoriento que rodea a Tombstone.

El hombre se acomodó la mancha eólica que era su traje y comenzó a hablar con un tono arrogante e intelectual. -Partamos desde el principio, y seamos metódicos. Le doy descrédito a sus afirmaciones Joven Stephen, debido a que una simple mirada a los residuos que tiene usted en su mano, demuestran que se trata de algún derivado del carbono, quizás grafito, así como algunas virutas diminutas de níquel. He trabajado con la Piedra Fantasma durante bastante, y he cobijado una gama amplia de reacciones con diversos compuestos químicos, en busca de entender las propiedades esotéricas y energéticas atribuibles a este elemento de la naturaleza, y puedo confirmarle, con un 99,8% de exactitud, que no existe reacción esotérmica o endotérmica que produzca como residuos de la misma, los dos elementos que he mencionado inicialmente- dijo lanzando su mirada oscura y borrosa sobre el inglés.

-En segundo lugar. Partamos de la consecución de aquella muestra en su caja. Si la tomó de aquí, o la tenía ya, he de reiterar que hasta el momento, sin el aumento de temperatura para favorecer la combustión, no hay forma de que naturalmente la Piedra Fantasma se consuma. No como proceso natural y ni siquiera las altas temperaturas de las zonas más áridas del continente lograrían esto. Eso sería...- y las palabras surjieron socarronas, burlonas -... pensar en milagros en la química- dice y ríe un poco, no demasiado.

-De cualquier forma, Joven Stephen, yo sería la primera persona en enterarse de un acontecimiento así, no por nada he tomado precauciones en contra de lo imprevisible con...- y cortó abruptamente su intervención. -Entiende ahora, que ha sido engañado por alguna suerte de ilusión o farsa. Es muy común que se quiera alejar a los interesados en el mineral con semejantes rumores falsos e infundados... aunque admito que es la primera vez que oigo de haber logrado una falsa combustión espontánea total de Piedra Fantasma a manera de engaño...- luego, el buen hombre se mantuvo frente a su invitado. Aunque su rostro no parecía dar pista alguna, era obvio que lo estaba mirando severamente.