Partida Rol por web

Correr a toda velocidad hizo con que 12 cruzase gran parte del camino fácilmente, pero por contrapartida, dejó a 12 agotado.

Deteniéndose para descansar, pudo observar con más tranquilidad el paisaje. Un frondoso valle se extendía hasta donde la vista alcanzaba, iluminado por el sol, en lo alto del cielo, y decorado por exuberantes árboles, que formaban pequeños bosques aquí y allí. El camino de tierra cruzaba todo el valle hasta el horizonte. Era una visión magnífica.

Sentándose al borde del camino y preparando su suero, 12 notó la presencia de otro viajante bastante extraño. Se trataba de un hombre vestido completamente de negro, cuyo manto tapaba su rostro, dejándolo completamente oculto. El viajante caminaba en silencio por el camino, sin dar mucha atención para el Alquimista.

Threkor seguía su camino en dirección de Pradera Verde, a paso tranquilo y sin prisas - si fuera demasiado rápido, llegaría muy temprano al festival, y Threkor no estaba con humor para tener que soportar a más aldeanos mirándolo con caras de pocos amigos.

Caminó durante todo el dia. Durmió un poco por la noche y siguió caminando al dia siguiente. Al parecer, aquella maldita aldea era más lejos de lo que Threkor pensaba.

Aún debían faltarle una hora de caminata cuando el paisaje, que desde que Threkor comenzara su viaje, se mantenía solitário, tuvo un cambio: Un chico de 15 años, sentado al borde del camino, vestido con ropas de cuero, bufanda negra, y con un parche... ¿Metálico? En su ojo derecho.

Lo que le faltaba, otro aventurero bizarro. Threkor debería estar con suerte.

El camino transcurrió como a mí me gustaba. En solitario y sin encontrarme con nadie. Enfrascado en mis cosas y planeando el siguiente paso hacia mis objetivos. Pradera Verde estaba cada vez más cerca. Esperaba llegar puntual a la cita y no tener que quedarme más tiempo de lo necesario entre gente que me miraría con desprecio a medida que andara por el pueblo.

Cuando más distraído estaba, una figura apareció a lo lejos. Intenté no ser visto, pero fue tarde, así que continué por el camino hasta poderle ver mejor la cara. Una cara normal, pese al extraño parche que recubría su ojo. Pasé por delante de él y no podía apartar mi vista de ese extraño artilugio.

Con mi habitual cortesía pregunté al muchacho, ya que me picaba la curiosidad.

¿Qué es eso que te tapa el ojo? No había visto nada igual antes.

Me quede petrificado cuando vi al hombre cubierto por una gran capa negra aparecer delante de mi" Tengo que mejorar la posima de velocidad me deja demcaiado exastuo, ni siquiera lo he vistop acercarse" penso el chico, para mas luego deslizar su mano hacia su bolsa de pociones. "por si a caso"

¿Ehhh? — respondio el clon descolocado por la pregunta del extraño — Ah, esto. — digo mientras llevo mi mano al parche que me tapa el ojo derecho, o mas bien dicho el orificio donde deberia ir mi ojo derecho.

Es un parche, Cubre mi ojo derecho. Es raro que nunda lo hayas visto. ¿de donde eres?

No tengo hogar. Me recogieron de pequeño y he vivido aislado en el bosque. Es la primera vez que veo algo parecido.

Le hago un gesto de saludo con la cabeza.

Otros asuntos reclaman mi atención en la ciudad y no puedo demorarme. No deberías estar aquí solo tan joven. Los caminos son peligrosos. - le aconsejo antes de volver a seguir mi camino hacia Pradera Verde.

El dia amaneció cálido y brillante, con el dios-sol Azgher brillando orgullosamente en el cielo azul despejado - levantando los ánimos de aquel grupo improbable, como si aquel cielo fuese una señal de buena suerte.

Agnis pagó por los tres dias que había quedado en la posada y un extra por Kain. Asmodeus, Jabamiah y Elias también habían pasado la noche en la posada, y todos se reunieron en la salida del edificio. Después de explicar su idea de ofrecer protección, esperaron pacientemente por la mujer que los había contratado.

La mujer gorda - cuyo nombre, Agnis supo ser Margareth - tardó un poco en aparecer, pero al cabo de algunas horas, surgió al otro extremo de la calle, con su marido Nathan - un comerciante de Ahlen, no tan gordo como su mujer - y su hijo Isaac. La carruaje donde se encontraban los tres era relativamente grande, pero grán parte de su espacio estaba ocupado por diferentes mercancías de todo tipo. Pese a que existiese esos problemas, había espacio para todos los viajantes.

Así, el grupo recién-formado emprendió su viaje hacia Pradera Verde. Un frondoso valle se extendía hasta donde la vista alcanzaba, iluminado por el sol, en lo alto del cielo, y decorado por exuberantes árboles, que formaban pequeños bosques aquí y allí. El camino de tierra cruzaba todo el valle hasta el horizonte. Era una visión magnífica.

Apreciando el paisaje mientras la carruaje seguía sin prisa, los ahora compañeros de viaje charlaban entre ellos. Así conocieron un poco de la historia de Ethan: un rico mercader proveniente de Nilo, una ciudad de Ahlen, y que ya estaba casado con Margareth hacían 30 años.

Probablemente aún faltaban algunas horas de camino. Hasta el momento, no habían encontrado nada importuno...

Que belleza este lugar, pese a ser un lugar muy aburrido para estar, tiene sus cosas que merecen la pena contemplar. Si no estuviera yo en busca de reformar el bien, me gustaria poder yo estar viviendo mi vida aqui. Una vida completamente monotona y tranquila. Un "ahora" completamente digno para una persona aburrida y sin pensamiento de grandes busqueda en esta vida.

Me pregunto que estara haciendo el joven therko en estos momentos, el habra  ¿intentado invocar Samael durante la noche ? El fue aparte de yo, la persona que sabia lo requisitos para "invocarlo". Aunque el se acorbado cuando escucho que ese nombre, esta asociado al rey del infierno. Algo gracioso, considerando lo tetrico y misteriosa que era persona. Um eso seria algo digno de ver su cara de decepcion haber que no sucedia nada.

Pero en fin, dudo que pueda saber esa informacion. Ahora mas importante es saber quien es la persona que estoy buscando. Al parecer hay mucho tiempo libre, que tiene disponible nosotros durante el viaje a Vectoria, es un buen momento para que pueda hablar con el grupo de los "extraños".

Valla, que hermoso es este lugar. Es algo digno para hacer un cuadro de ello, ¿sabeis dibujar señor Asmodeus ? Yo intentaria dibujar este pasaje, si no fuera que mi habilidad con el pincel no estuviera tan poco desarrollada.

Durante el tramo hasta la ciudad flotante de Vectoria, nuestro “grupo” y el otro se habían unido para realizar un encargo de protección para el mercader e de la mujer de este. Mientras realizamos el tramo hacia la ciudad, vimos pasajes hermosos que podrían haber salido perfectamente de mi tierra natal, como si fuera un cuento de hadas  en vida real, pero otra cosa que mantenía mi atención durante todo el viaje era la chica que había visto antes y que al parecer tenía un fuerte lazo con el chico, que según mi concepto, parecía ser un pirata o bucanero pero no lo podía discernir bien.

Mi atención fue rota al notar que Jeremias me dirigía la palabra hablándome sobre la belleza del paisajes y su fallido sueño de ser un pintor, al parecer mi “amigo” era un multitalento  en toda regla.

-Mi querido Jeremias, comparto mi opinión con vos y que este paisaje es muy bello e digno de retratar y es una grandísima  tristeza que usted no los pueda retratar, pero si me disculpa- Dijo gentilmente y me levante de su lado de la carreta y me dirigí hacia la mujer lentamente hasta posicionarme delante de ella.

-Perdonadme si os molesto ahora mismo bella dama, pero me parecía una gran ofensa no presentarme, como es debido de un caballero de mi estatus. Soy Asmodeus du Chevalie – Me arrodille lo mejor que pude debido al movimiento  y cogí su mano suavemente y la bese de forma dulce.

Al final nos habíamos quedado esa noche en la posada pese a que Agnis quería partir ese mismo día pero era necesario para poder cumplir con nuestro trabajo de escolta y yo poder llenarme un poco mas el bolsillo, lo que no entendía era porque esos raritos nos habían seguido se suponía que solo estaríamos Agnis, Elias y yo. Uno de ellos ni siquiera parecía humano, aunque después de ver todo lo que había visto no me sorprendía en absoluto y el otro tenía toda la pinta de ir de un pueblo a otro con la intención de acostarse con todas las mujeres posibles y aunque no desaprobaba esa filosofía no tenía pensado dejar que hiciera eso con Agnis. La chica puede ser inteligente pero desde luego es inocente, lo suficiente como para ayudar a un pirata naufragado y aceptarlo como amigo y compañero de viaje sin saber nada de el.

Durante el viaje me senté aposta junto a Agnis y me dedique a mirar hacía el frente casi todo el viaje, en una pradera como esta es la clase de lugar en la que es difícil pasar desapercibido por lo que si alguien pretende asaltar a los viajeros seguramente se escondan en los pequeños bosques a los cuales prestaba mucha atención por si veía algo extraño moverse en alguno de ellos. Lo que hizo que aparta un momento la vista de la carretera fue la presentación del tal Asmodeus le dirigí durante un segundo una mirada asesina de esas que eres capaz de notar incluso de espaldas antes de volver a mirar hacía delante.

Por azares del destino mi viaje comenzó en solitario y ahora, matizado por la presencia de tantos desconocidos me costaba asimilar que el número hubiera incrementado tanto, sobretodo la velocidad con que había ocurrido. En algún momento impreciso, las conversaciones sobre el destino del viaje se entreveraron, y aunque directamente no había intercambiado parecer con aquellos dos desconocidos, de alguna forma estos habían visto la forma de incluirse en la travesia. Una vez pasado el rato tras la historia de la vida de Nathan y Margareth, los otros dos nuevos integrantes (Asmodeus y Jabamiah) de meros espectadores en la carreta pasaron a prácticamente inducir la conversación.

No prestaba demasiado interés, sin poner hincapié en las razones que los habían llevado a conseguir pasaje en la carreta, ni tampoco las conversaciones que llevaban. Agradeciendo que el día despuntaba en una cálida caricia soleada, a pesar que el invierno estaba próximo, decidí acomodarme al final de la carreta haciéndome un bultito donde picaba más el sol. Con un brazo y el codo medio flexionados en el borde de la baranda de madera, recostaba plácidamente mi rostro en el brazo dejando que el viento y la inercia del movimiento jugaran con mi cabello desparramado, ondeando libremente por fuera de la baranda. Con las piernas recogidas, muy cerca de Kain en una estratégica colocación, simplemente decidí relajarme disfrutando del cambiante paisaje dándome tiempo para aclimatarme a estar entre tanta gente.

Por ratos volvía la vista adentro cuando la gruesa mujer vociferaba en un tono más alto, sonriéndole en simpatía, para nuevamente volver a mi cómoda posición asoleándome; aunque mi piel blanca no dio muestra nunca de enrojecimiento ante la exposición solar. Cuando finalmente las conversaciones de la tan parlanchina Margareth cesaron, de costumbre, devolví mi 

atención a la carreta cuando la conversación giro a pinturas y paisajes. Ciertamente era un tema interesante si se trataba de arte, pero mi atención se vio truncada cuando de entre aquellos desconocidos uno avanzo con innegable desfachatez tomándome la mano al presentarse finalizando con un beso sobre mis nudillos.

Mi vista rápidamente cambió a Kain, de ahí a Elias, sin comprender exactamente que sucedía, pero pidiendo socorros a gritos silenciosos al sentir esa descarga de adrenalina acelerar mi pulso. La sensación de sometimiento casi podía competir con aquella mirada tenebrosa que se escondía en lo recóndito del caballero oscuro, pero a diferencia de Elias que incluso en su amabilidad y consejos dejaba entrever su esencia sombría  no había percibido una  finalidad malvada de su parte, al menos no intencionalmente.

En cambio este joven parecía intencionalmente buscar provocar ciertas respuestas en mí. Mi mente rápidamente trato de evadir su aura, buscando las razones convincentes en mis estudios de sociología y antropología. “Razón sobre todo” repetía invocando a mi sabia protectora en un mantra que a cada instante más nebuloso obligaba a paralizar mi cuerpo, presa, pero con los nervios a  flor de piel demasiado sensible y expuesta. El toque de su mano haciendo reaccionar mi pulso no era más que una atracción artificial simple juego de feromonas, algo primal y sin más emoción que interacción de géneros, de eso estaba convencida; aunque aparentemente se sintiera agradable era una prisión a la que no había accedido voluntariamente  y eso me molestaba. Me sentía ultrajada, humillada incluso más que cuando había tropezado torpemente, y no tenía forma de escapar corriendo esta vez.

-Y...o Yo... …. … Aspire buscando fuerza desgraciadamente sintiendo el aroma embriagador del intruso. –Asmodeus. Repetí su nombre embobada como una perfecta idiota.

 Habia pasado sin duda alguna cierta cantidad de tiempo considerable en la posada, pues despues de nuestra charla con Agnis habia quedado en acompañarles en su viaje, pues no tengo un rumbo fijo ni un destino escrito en piedra, aumentando el grupo de "mercenarios" que habiamos armado tan de la nada, aun cuando no me considero uno, son dos mercenarios y un viajero errante. En nuestro hermoso viaje, incluso para mi sorpresa iban el angel y el hombre de buena casa, aunque no comprendia muy bien el hecho del porque nos acompañan a nosotros, pues solo se suponia ser Agnis, Kain y mi persona.

Cuando escuche acerca de retratar lo hermoso del paisaje, habia vuelto a sufrir un leve dolor de cabeza, asi como una imagen de un bosque hermoso e interminable, y un joven disfrutando la paz, un joven debil, sin poderes, que en el futuro, obraria un milagro. Mi sonrisa disimulo el dolor que crecio en mi mente, mientras deseaba poder yo retratarlo con mis propias manos, aun cuando, me preocupa ese repentino dolor. ¿Que significaria aquello...?

Observe la escena entre Asmodeus, Kain y Agnis con una sonrisa entretenida al ver esta peculiar escena, pues, se nota el tipo de indole del cual es el señor Du Chevaile, asi como el poco agrado que le tiene eso Kain, ¿O es mas bien, celos? Que peculiar, que peculiar, pero, lo que no me agrado pero de todas maneras era logico fue la timidez de Agnis, que no supo lidiar con la coqueteria del hombre de clase noble, cosa que significa una presa facil para sus objetivos, si es el tipo de persona que es e imagino. Le puse mi mano en el hombro de la peliblanca, intentando que reaccionara y me observara a mi, evitando caer mucho mas en sus encantos, pues mientras mas se pierda, mayor sera su riesgo. Mire a Asmodeus de una manera tranquila, con una sonrisa humilde que no demostraba mucho problema. 

El viaje proseguía tranquilo mientras Asmodeus coqueteaba con Agnis, la señora Margareth y su marido no parecían incomodarse por la gran cantidad de sujetos extraños en su carruaje - aquello podría significar que ya estaban acostumbrados en contratar aventureros o mercenarios. Su hijo observaba todo callado, pero en sus ojos, era visible un cierto asombro, por las contrastantes figuras ¡No era todos los días que uno veía un pirata y una cleriga de Tanna-Toh juntos, y aun por encima llevándose bien!

Sin embargo, no tardó para que el grupo notara un pequeño cambio en el paisaje, antes tranquilo y despejado, casi monótono, como podría decir Jabamiah. Dos personas se encontraban en el medio del camino por el cual el carruaje seguía, probablemente, viajantes a camino de Pradera Verde.

Uno era un joven de cabellos negros, ropas de cuero rojas y negras, ademas de varios cinturones extraños con equipamientos y cachivaches por el cuerpo que lo hacían recordar una versión humana de un gadgeeter goblin. Estaba sentado al borde del camino, descansando, mientras se inyectaba un suero en el brazo.

El otro individuo era un hombre de mantos negros y aura sombría... Un momento... ¡Si era Threkor! ¿Que hacía Threkor a camino de Pradera Verde?

Threkor no logró dar ni cinco pasos más y un nuevo sonido atrajo su atención: el leve chirrido de ruedas, pertenecientes a algún carruaje. Ese sonido también atrajo la atención de 12, hacia el lado contrario por donde seguiría.

Un carruaje se acercaba, siguiendo por el camino. Era conducido por una mujer exageradamente gorda y un señor de mediana edad, de ojos iguales - lo que lo delataba como un extranjero en Collen. El carruaje llevaba algunas cajas y bolsas, además de 6 pasajeros: un pirata, un hombre de mantos blancos, dos jóvenes nobles, una cleriga de Tanna-Toh y un muchacho rubio, de aspecto monótono en comparación con aquel grupo.

Threkor los reconoció ¿Le estaban siguiendo?

El viaje prosiguio en el mas ahora tranquilidad, nada con que alarmarse y nada con que hubiera sido necesario defenderse de algun enemigo de este camino. Solo lo mas interesante que habia pasado,era que el señor Asmodeus se puso a coquetear con la joven de cabellos blancos, la chica con la inmesa sabiduria impropia para que una chica de su edad lo posea. Pero a pesar de tener semejante don y saber, es todabia esclava a los deseos carnales y tipicos de su juventud.

No sabe como responder, ni como deberia actuar ante Asmodeus. En deber de eso solo actua como la tipica mujer enamorada, o incluso peor. Como si nunca hubiera tratado con el sexo masculino en ningun momento en su corta vida. Es hasta gracioso ver esas interaciones entre estos 2 seres, si muy divertido de ver.  Mejor voy a dejar que Asmodeus prosiga con su pequeño juego. Quiza hasta la termine convirtiendo en su aliada mas intima o en su defecto le enseña a como tratar con un hombre.  Una leccion gratis que la vida le esta enseñando.

Me quedo el resto del viaje riendome disimuladamente, para ocultar mi risa saco mi libro de filosifia "¿Como se llama este libro ?"  Un metodo infalible para ocultar este momento de humor que esta sucediendo en la carroza. 

Despues ante el siguiente aburrimiento una vez acabo la situacion de Asmodeus, empiezo a  leer yo otros de mis libros  "¿?"  aunque durante la lecture termine dejando hacia la mitad del contenido,  ya que en medio del viaje. Noto la presencia de un nuevo elemento dentro del tipico ambiente tranquilo de hoy. 2 seres nuevos que estan en medio del camino.

El primero, un aparente  drogadicto a la lejania inyectandose a lo bestia. Pero a dar otro vistaso yo, me doy de cuenta que solo se esta inyectandose suero. Nada que me interesa mucho la atencion.

Y el otro, oh este es el mas llamativo y sorprendete para mi, si es ¡therko! El sujeto que se asusto ante la mencion del demonio ¡samael! ¿Que estara haciendo aqui? ¿tambien piensa ir a Vectoria en estos momento como nosotros? Que casualidad mas hermosa del destino, al parecer podre seguir hablando con el.

Le hablo dirigiendome al señor Asmodeus ante la sorpresa de la situacion.

-Que casualidad, mira quien es, si es Therko. El extraño hombre que no se le puede mirar su rostro. ¿Acaso el destino nos quiso unir de nuevo con ese ser ?.

Me aparté del camino al detectar la llegada del carruaje. Un vistazo me hizo reconocer a sus ocupantes e intenté resguardarme de la vista de ellos para no ser reconocido, aunque fuera algo difícil.

No tenía ninguna intención de incluirme en ningún grupo ni nada que se le pareciera. Era extraño que el grupo estuviera en la misma dirección que yo. Me intrigaba el hecho de que estuvieran allí. ¿Qué tenían todos ellos que hacer en Pradera Verde? Si seguía mi camino pronto seguramente conocería la respuesta. Sólo esperaba que no se interpusieran en mi camino.

Sonreí gentilmente al ver como la joven había caída rendida ante mis pies como debía ser porque nadie escapa mis poderes de seducción y nunca nadie lo hará e prosiguiere con mi oficio seduciendo mujeres en nombre de mi oscuro amo para conservar mi angelical belleza.

Me retire tras conseguir mi propósito a mi carroza, contento pero ciertamente confundido ya que el joven que acompañaba a mi nueva amada, no me había atacado ni lo ha intentado que me parecía muy extraño debido a que desde hemos hecho contacto de vista con él siempre me había dedicado viles presagios si alguna me acercara a esa chiquilla y allí estaba la había seducido delante de todos y el joven ni se inmutaba, no será que planea una vil venganza contra mi más adelante o no será que de verdad el joven también me deseaba secretamente y estaba furioso de que depositaba mi atención en la joven y no en él? Estos eran mis pensamientos tras sentarme de nuevo en mi asiento al lado de Jabamiah y mire a través de la “ventana” de  nuestra carreta hasta divisar en la lejanía dos figuras echadas en la hierba, uno de ellos inyectándose sueros y el otro mirando, tarde un rato, pero al acércanos más a estos note que una de estas figuras era nuestro querido amigo Threkor.

-Que bien, no intentar invocar demonios pero si drogarse, así va la juventud- Balbucee al verlo lo suficientemente alto para que mi compañero lo pudiera oir. 

Seguía mirando hacía delante aunque a decir verdad estaba inmerso en mis pensamientos mas que vigilando, pensando en cual de los castigos piratas me vendría mejor y toqueteando el mango de mi espada. En el preciso momento en el que Agnis se alejara un poco ese Asmodeus iba a saber que mas le vale andar con pies de plomos o jamás en su vida va a volver a enamorar a ninguna mujer. Y es que como bien me habían enseñado la mejor forma de atacar a un hombre es golpear lo que mas valora en algunos casos es el orgullo, en otros el honor y en este caso mi favorito su cara. Una sonrisa maligna ilumino mi cara mientras me lo imaginaba.

Entonces vi a dos personas en el camino como acto reflejo agarre la espada pero sin desenfundarla debía estar preparado para todo aunque ese chico me sonaba de algo, juraría haberlo visto antes pero no conseguía recordar donde. No aparte la vista de esos dos mientras pasábamos cerca suya, luego de eso me volví a relajar y recupere la postura que había tenido durante todo el viaje.

-¿Vamos a pasarnos todo el viaje así de callados? Venga, me moriré del aburrimiento si es así.

El carruaje continuó el camino, pasando al lado de Threkor y 12, mientras los ocupantes del vehículo dirigían palabra hacia Threkor y 12. Margareth y su marido no le dieron mucha atención a los extraños - deberían ser otros aventureros, viejos compañeros de su grupo contratado, o algo por el estilo.

El carruaje ya se encontraba a un par de metros de Threkor y 12 cuando, dando alaridos, un tercer individuo apareció en el camino, quedándose delante del carruaje, obligando a Nathan - el conductor - frenar los caballos.

- Auxilio! Por favor, ayúdenme! - El hombre gritaba y agitaba los brazos. Por sus ropas gastas y su apariencia robusta, debería ser un herrero o un leñador, y por sus ojos dispares, un Colleniano. - U-un monstruo! Un monstruo! - El hombre se encontraba claramente desesperado, y apuntaba sin parar en la dirección contraria por donde venía.