Partida Rol por web

Agnis analizó el escenario detalladamente. Desde la posición donde se encontraba podía tener una visión privilegiada de todo el lugar. La carroza, las mercancías esparcidas, el jabalí, el campo, sus compañeros... Observando la hierba, pudo notar las zonas donde esta se encontraba un poco mas aplastada, y aunque fuese difícil de distinguir la diferencia entre cuales hojas fueron aplastadas por el grupo y cuales por el jabalí, había una diferencia entre el tamaño de unas para las otras. También pudo notar huellas en el camino de tierra.

Analizando las huellas de cerca, pudo notar que venían desde Pradera Verde, y no solo eso: al lado de las huellas del jabalí, habían otras huellas, mas sutiles, de botas, cuyo formato remetían a pies de un halfling o un goblin. Las huellas de botas seguían las del jabalí hasta cierto punto, y luego se metían en la hierba ligeramente alta.

La conclusión mas clara: el jabalí venía acompañado de alguien, seguramente su dueño, un goblin o halfling, que aun debería estar rondando por allí.

Asmodeus había decidido  a seguir al grupo en su empeño en ayudar a aquel hombre, que relataba la historia de una criatura gigantesca y violenta que había atacado su carruaje, destruido probablemente su mercancía y aunque el grupo parecía en buena parte escéptico de el, yo le creía, ya que de donde yo provenía ese tipo de criaturas era algo habitual en nuestra historia y estaba acostumbrado a ello en cierto sentido. Tras un pequeño debate del grupo, donde me  quede silencioso sin dejar salir palabra y cuando salió la decisión de ir en su ayuda, seguí el grupo en la retaguardia, no tanto como combatiente sino más como apoyo moral en casa de algo pasara algo malo. Al ver el jabalí que ciertamente no era pequeño, mire como la batalla había tomado comienzo y en contra de todas mis opciones decidí ayudar a mi compañero angelical en su empeño de atraer la bestia.

-Dios mio, querido jabalí sos un bestial vil y fea y tu querido amo seguro que no es más que un sucio y repugnante salvaje- Hice una señas denigrantes a la bestia ,preparando para correr por mi vida.

Enarque una ceja incrédula cuando el “angel” ataco verbalmente al comerciante. El pobre hombre era una víctima, no mentía eso había quedado claro antes. Si antes tenía mis reservas sobre la situación, no pudiendo estipular en sano juicio hasta no tener todos los detalles y las razones para ello, ahora finalmente tuve un ápice de la verdad.

Otras cosas ocupaban mi mente, mis deducciones anteriores rendían fruto, y ahora tras analizar el terreno finalmente entendí.

-Estamos siendo observados.

Exclame ansiosa. El dueño del jabali estaba cerca, el ataque había sido premeditado. Alguien atacaba mercaderes rumbo a Pradera Verde deliberadamente.

-¡Goblin! Halfling! Quien quiera que seas preséntate ahora mismo y retira tu animal a riesgo que muera.

Levante la voz, nerviosa, con mi tono infantil matizando mis palabras pero segura y firme. Golpeando el suelo con el talón descalzo de mi pie algo desafiante en mi postura que no inspiraba temor alguno. La única fe tras mis palabras era que el autor intelectual al verse descubierto obrara con sensatez y retirara al pobre jabalí que simplemente cumplía su trabajo.

- ¿Pero como sabes que estoy aqui? - Una voz chillona exclama. La cabeza de un feo y viejo goblin se hace visible. Estaba escondido debajo del carro. - ¡Ya dejad de atacar a Tuk-Tuk, mi jabalí! ¡Solo estoy buscando herramientas, porque se me estropeó el globo! - El goblin lanza un silbido, llamando la atención de Tuk-Tuk, que deja de atacar y se aleja del grupo. El goblin posee la piel grisácea y pocos dientes en la boca. - ¡El jabalí es mi mascota, solo me estaba protegiendo!

Siento como mi espada se incrusta a la perfección entre la armadura y las costillas del animal y sonrío con malicia. Por muy grande que seas un golpe así duele. Entonces veo por el rabillo del ojo las intenciones del jabalí e intento dar un salto hacía atrás para evitar el golpe que venía hacía mi si me daba iba a doler pero teniendo en cuenta la situación del animal no sería nada con que no pudiera aguantar.

-Pues robar de esa forma está muy mal, pudiste herir al mercader, pudo morir Tuk-Tuk, o tú mismo en la trifulca, la vida vale más que cualquier cachivache.

Amoneste al viejo goblin, torciendo los labios y dispuesta, mientras me acercaba sin miedo o reservas hasta la criatura extendiéndole mi mano para ayudarle a que se levantara debajo del carro. Una sonrisa conciliadora se dibujó de mi parte  apenas cruzamos mirada, perdonandole instantáneamente.

-¿Un trueque tal vez, no se le ocurrió? A fin de cuentas toda la mercancía que nuestro buen mercader llevaba a Pradera Verde iba a ser vendida o intercambiada. Si ese es el propósito, podría haberse ahorrarse todo este dilema.

Llevando el índice sobre los labios recapitule pensativa ideando una solución adecuada para todos los implicados.

-Ahora es su culpa que el carro del mercader este destrozado, es su responsabilidad reponer los daños ocasionados y el mercader podrá ofértale la pieza que necesite.

Obviamente no tenía ninguna seguridad que la idea tuviera acogida, así que de soslayo una mirada a Kain y su espada con una sonrisa esquinada de mi parte,  sugerencia que “la otra opción” tampoco era demasiado aconsejable para ellos. 

-Y además…tendrá que llevarnos hasta Vectoria en su globo una vez arribemos a Pradera Verde.

Sentencie sin admitir replicar, aunque sonriente y con buena disposición, hasta cierto modo amigable con el causante de todo este meollo.

-¿Cuál es su nombre gran artesano? La herrería goblin es de las mejores en todo Arton.

Lo adule con propiedad, esperando que se sintiera mas a gusto entre sus casi ejecutores, no obstante sin mentir; ciertamente las creaciones goblinoides eran de calidad excelsa y sus adelantos tecnológicos impulsaban a Arton en una hasta entonces desconocida ruta nueva.

El animal salvaje da un tremendo cabezaso, que casi me hubiera dado en todo en frente. Si no fuera que salto hacia atras y uso mi alas para propusarme hacia atras, no fue demaciado dificil. Con años de experiencia a utilizar mis alas, he logrado desarrollar una cierto control sobre mi alas.

- Que robar ni que.. Yo venía a pedirle con educación al mercader, pero el tipo casi se mea al ver a Tuk-Tuk ¡No tengo tanta paciencia como para esperarlo regresar, entonces decidí coger prestado lo que necesitaba! - El goblin dijo, enfadado. - ¡Venga, que no es mi culpa que el tipo se asustara, no le debo nada! - Al escuchar los adulos de Agnis, su rostro lentamente se relajó y una sonrisa desdentada apareció en el. - ¡Ja! Esa chica si que sabe. Es lo que siempre digo ¡Enanos y un huevo! ¡Los Goblins deberíamos ser reconocidos por nuestros trabajos en la ingeniería de Arton!

El jabalí hizo carga contra Kain, este saltó hacia atrás rápidamente. Aun así, no parecía que lograría evitar completamente el golpe, estaba demasiado cerca.

Pero Jabamiah, irónicamente, fue su ángel de la guardia, al interponerse entre el jabalí y Kain. Con sus alas negras (que aparecieron de la nada), Jabamiah "sopló" el jabalí para tras, mientras se proyectaba hacia Kain, reduciendo la fuerza del impacto del jabalí y salvándole a el y a Kain del golpe.

Eso ocurrió segundos antes de que Glong apareciese.

Gracias a mi agilidad, logro evitar el golpe de la bestia. Y dandole un efecto que no espera que produciera, logre salvar la vida del pirata. Ya que logre "reducir" en algo el golpe de este animal.

Tras eso,sucede lo inesperado. La jovencita saca otras de sus habilidades, esta vez de analitica y termina descubriendo una red de engaños de por medio de este asunto, haciendo que una nueva criatura apareciera en el campo de batalla. Dando una excusa... muy tonta para explicar su fechoria. ¿un baston? ¿enserio un baston? No era necesario que liberara su bestia, y que el hubiera dejado que nosotros hubieramos matado aquel animal.

Mientras esperaba la respuesta del dueño del animal, me acerco al pirata le miro haber si no ha salido herido.

¿Te encuentras bien?.

- ¡No señor! ¡Exijo que me pagues el carro, ladrón! - Exclamó el mercader, furioso.

- ¡Ni de coña! - Respondió el goblin, con fúria en igual medida.

- ¡Pues entonces te voy a denunciar a las autoridades! - El mercader apuntó hacia el goblin con rabia, estaba rojo como un tomate.

- ¡Me vas a arruinar el negócio imbecil! ¿Como quieres que ofrezca mis servicios de globos en la carcel? - Glong saltó desde donde estaba y se acercó del mercader, mirándolo fijamente (aunque tuviese que levantar la cabeza por ser bajito).

- ¡¿Y eso que me importa?! -Respondió el mercader, levantando los brazos con indignación.

Durante un instante pese que lo había hecho, pero por desgracia no tarde en ver mi error el salto había estado bien pero ese bicho era demasiado grande como para que con un salto bastara y justo cuando esperaba el golpe de lleno sentí el viento que pareció molestar al animal, reduciendo significativamente el golpe. Recibí el golpe en las costillas y caí de culo al suelo. Antes de poder recomponerme Agnis había descubierto al dueño del jabalí, una pena quería divertirme, conseguir la cena, y vender unas pieles en Pradera verde.

Me levanté de un salto tras enfundar el arma y entonces llego Jabamiah preocupado por mi.

-No te preocupes, gracias a ese viento no ha sido nada importante.

Me limpió un poco la ropa y cruzo una mirada con Agnis mientras ¿extorsiona? al goblin entendiendo que es lo que esperaba de mi.

-¡Eh, goblin! Cura la herida a tu jabalí y acepta la petición de la chica dudo que quieras saber que pasara si no lo haces -mi tono de voz dejaba claro a que me estaba refiriendo.

Y luego de eso busque con la mirada a Asmodeus tenía algo pendiente con el. Una vez ubicado le puse una mano en el hombro y le empuje un poco mas lejos de los demás lo suficiente como para que no me escuchara el resto.

Una vez bien lejos le mire de pies a cabezas, claramente estaba cabreado y suponía que este hombrecillo no tendría nada que hacer en un enfrentamiento conmigo así que estaba convencido de que le intimidaría.

-Vuelve a poner un dedo sobre Agnis y te aseguro que el resto de tu vida esta arruinada. No, no te mataré haré algo peor... algo mucho peor. Descubrirás porque has de temer a los piratas.

Luego de esas palabras le agarre por el cuello de la camisa.

-¿Te ha quedado claro? Porque no tengo ningún problema con atravesarte una pierna con mi espada aquí mismo.

No tuve ni una oportunidad de atacar a la bestia. Uno de los ocupantes del carro, los que me había encontrado en la ciudad, se lanzó sobre la bestia, que solo había resultado ser un jabalí gigante.

Si la cosa ya no era suficientemente esperpéntica, un goblin apareció por el camino reclamandola propiedad del animal y una conversación intrascendente empezó entre el lugareño que huía y el goblin.

Bla, bla, bla. Me cansan.

Sin más, allí no había nada más interesante que hacer, así que sin decir nada seguí mi camino hacia Pradera Verde. Esperaba encontrar algo de tranquilidad e intimidad para encontrar lo que había venido a buscar.

- Si no me lleváis a las autoridades, os puedo llevar, a cambio de algunas monedas. Tendreis que esperar a que arregle mi globo. - Dijo el goblin, rascándose la barbilla.

- P-pero... ¿Y mi carro? - El mercader exclamó, mirando con cierta desesperación hacia Agnis.

- No estorbes, hombre, estoy negociando. Ni siquiera de estropeó tu carro, solo le escapó una rueda. -

La carroza de la Sra. Margareth se hizo visible, subiendo la encuesta lentamente.

- ¡Tu cerdo se comió un pedazo de mis armaduras! - Insistió el mercader.

- Que dices, jabalís no comem metal. - El goblin dijo mientras acariciaba Tok-Tok.

¿Vectoria? O sea, que ellos también van hacia Vectoria. Y el goblin les puede llevar.

Al escuchar nombrar a la ciudad flotante, me detuve y me volví. El goblin aún estaba discutiendo sobre reparaciones, cárceles o yo que sé.

Oye. ¿Tú puedes llevarme a Vectoria? Necesito ir hasta allí. ¿Tu globo es capaz de ir hasta la ciudad?