Partida Rol por web

12 y Asmodeus iniciaron su paseo por Vectoria con la intención de comprar algunas cosillas interesantes, así adentrando en las calles estrechas de Vectoria. Por todas partes, el grupo veía cosas impresionantes. Mirando hacia arriba, torres en espirales, hadas, genios, grifos y otros seres voladores. Mirando para sus lados, multitud de seres de todas las razas: lagartos bípedos con dos cabezas, humanoides hechos de llamas, gigantes musculosos con cuatro brazos y muchos otros - ademas de bazares, forjas y sastrerías. Vectoria es un mundo por si solo, y talvez ni en una vida entera el grupo podría descubrir todos sus secretos.

Admirando la ciudad, 12 y Asmodeus terminaron por perderse en una de las calles, y cuando se dieron cuenta, caminaban por una calle bastante sucia, de edificos viejos y vandalizados. Algunos humanos y un medio elfo negociaban objetos de aspecto sospechoso en una esquina, y un orc no despegaba sus ojos de los dos viajantes.

Asmodeus también notó la presencia de prostitutas en aquella calle, y no eran precisamente muy atractivas.

Me sentí satisfecho al escuchar las palabras del goblin cuando este comenzó a darnos instrucciones de como podríamos encontrar una forma de entrar al submundo de Vectoria.

Al escuchar la notícia de que Agnis y Kain se encontraban solos en una posada, un sentimiento de desilusión empezó a brotar en mi pecho, pero aún así no me sorprendí, ya me esperaba por esa notícia. Tenía esperanza de encontrarme con Agnis y Kain, para poder entablar una conversación con ambos, apreciaba su compañía, pero sin embargo, tenía la sensación de que ambos, en especial Kain, me estaban evitando.

Talvez Kain me considerase un rival para conquistar el corazón de Agnis, y si fuese el caso, estaba equivocado, pero mucho yo no podía hacer para mejorar mi situación.

- Creo que perderemos menos tiempo buscando la tienda por nosotros solos. - Dije, respondiendo a Jabamiah - Buscarlos en médio de esta multitud nos va a resultar imposible, aún más cuando ni siquiera tenemos conocimiento de que cosas iba a comprar el alquimista, lo que significa que podrían estar en cualquier parte de Vectoria. Sugiero que busquemos más información sobre dicha tienda, así podremos tener una pista más concreta sobre por donde debemos empezar. -

- Desde luego, pero le aviso que no es un trabajo fácil. Le deseo suerte en su viaje, y que Tenebra te proteja. - Le dijo el anciano, con una sonrisa.

Threkor ya tenía un lugar a donde ir cuando terminara su viaje por la catedral invertida.

Con la promesa del viejo de que me enseñaría lo que sabía sobre esos homúnculos, salí de la tienda buscando la otra tienda que me había indicado. De joyas había dicho.

Con la información que tenía, encaminé mis pasos hacia el sur de la ciudad, buscando aquella taparadera de la entrada al subsuelo de Vectoria donde, según el viejo nigromante se ocultaba la catedral invertida.

Sólo esperaba no volverme a encontrar con el resto del grupo.

Escucho con atencion las palabras de Elias y lo analizo de como seria su personalidad, con esto me deja en claro que el no es un bruto y que prefiere actuar con cautela antes las situaciones del dia a dia. No es tan mala idea tampoco,asi que no parece ser un genios en dar malas ideas.

-Si nos vamos a separar,entonces acordemos un lugar de reunion.

Una vez terminamos,procedo a ir en mi mision y conseguir alguna informacion extravagante de semejante tienda.

Threkor siguió su camino, pidiendo información por las calles y buscando una forma de encontrar la tienda. Vectoria era muy grande, y encontrar una tienda entre las millones que habían allí le costaría mucho tiempo.

Algunas horas más tarde, Threkor consiguió reunir algunas pistas que lo llevaron a una calle estrecha y bastante sucia. Los únicos transeúntes de la calle eran algunos brutamontes con cara de pocos amigos, los cuales no despegaban el ojo de Threkor. En medio de algunas tiendas cerradas, Threkor encontró una pequeña y simple construcción sin ventanas, con tan solo una placa de madera en la puerta, con las palabras "Joyas Brutas". Algunos brutamontes se encontraban sentados en el bordillo de la calle, charlando en voz baja.

Tras algunas horas buscando por la tienda, Jabamiah encuentra, por el camino, un autómato de Helladarion (el sumo-sacerdote de Tanna-Toh).

Helladarion poseía todo el conocimiento acumulado de todos los clerigos de Tanna-Toh que ya habían fallecido. Sus versiones androide eran como pequeñas partes del Helladarion, eso quería decir que el autómato podía saber donde se hallaba la tienda.

En efecto, tras hacer su pregunta, el androide de Helladarion tardó un poco en responder, pero cuando lo hizo, respondió con las direcciones para una tienda en el sur de Vectoria. Dijo también que el dueño de la tienda se llamaba "Tumrag" y su tienda, "Joyas Brutas".

Tras decir eso, el androide siguió su camino, desapareciendo entre la multitud.

Después de callejear durante horas, encontré la maldita tienda del enano. Si el motivo no hubiera sido lo suficientemente atractivo como era lo habría dejado correr a los 5 minutos de empezar a buscar, pero allí estaba finalmente. La entrada al camino que me llevaría hasta la Catedral Invertida, estaba frente a mi en forma de tienda de joyas.

Pasé con cuidado oir entre los brutamontes sentados en la puerta. Intenté no tocarlos ni mirarlos, ya que tenían pinta de saltar a la mínima que notaran un contacto. Parecían con ganas de asaltar a alguien aprovechando cualquier pequeño detalle.

Me planté delante de la puerta y entré en la tienda. Tunmrag, el enano guardián del camino estaría dentro. Sin saber si lo estaba o no, intenté parecer amable.

Buenos días.

Es misterioso como termina las cosas del dia, encontradome yo a un completo automata. Por lo cual La sorpresa de ese encuentro es tan enigmatico,como el ataque de lo Gnoll y el robo de la espada.

¿Porque en este momento ? ¿porque especificamente yo ?

Son las preguntas que me invadieron en el momento de encontrarme con ese ser, pero pese a encontrarme atostigado de tales incognitas. No puedo el tiempo en preguntarle una cosa, algo que estaba lejanos para ser alcanzados por mis santas manos.

La ubicacion de la tienda, en donde nuestros enfuerzos y objetivos se encuentra posiblemente ahi o simplemente solo es tiempo malgastado.

El se va,pese que yo lo busque pero desaparecio,cumplio con su trabajo y ahora viene mi parte completar la empresa de este dia.

Busco entre el lugar si veo algun compañero dispersos para el cual pasarle la informacion sea 12,asodrus,agnis si fallo ire al punto de encuentros de mis compañeros y hay lo espero, pero con precaucion.

No queria quedarme mucho tiempo esperando al caballeros Elias si ocurria la hora de mis transformacion.

Ellos aun no lo sabe, no se como podrian ellos reacionar a semejante cambio en mi persona.

Ese pensamiento no viene solo,ya que es acompañado como si de un regalo fuera. El sentimiento de felicidad y libertad. Si en efecto, quizas no era conveniente mi transformacion....pero era mi LIBERTAD, mi verdadero ser, mi ensencial verdadera. Pudiendo yo quitandome la mascara del Angel Jabahiah y ser finalmente lo que yo soy un inmolado.

Rio y rio en el fondo de mi mente,donde nadie puede oir mi risas de libertad.

Pero se caya,solo reina de nuevo el silencio en mi mente.

-Todabia no, aun no es la hora.

Sentencio como si fuera un castigo para mi propios instintos y mente.

Ahora espero mis compañeros,sea que venga o no.Procedo ir yo a esa tienda.

Jabamiah circuló por las calles, parando vez o otra para preguntar a los transeúntes por direcciones.

El punto de encuentro era en el parque de entrada, donde estaba aterrizado el globo de Glong. Mirando hacia el cielo, Jabamiah sintió su sangre helar al notar que faltaba poco para la puesta de sol.

Glong no tardó en venir, y luego, Elias, ambos de manos vacías - no habían descubierto nada relevante, y a Elias parecía molestarle un poco ese detalle.

Agnis, Kain, 12 y Asmodeus no habían aparecido aún.

- Estamos cerrados. - La voz grave de un enano dijo imediatamente cuando Threkor entró por la puerta. La tienda era relativamente pequeña bastante vacía, con algunas estanterías en las paredes llenas de objetos metálicos polvorientos. El viejo enano Tumrag se encontraba detrás de una mesa, en la pared opuesta a la puerta, leyendo un periódico amarillento.

Queda poco tiempo,lo puedo sentir en mi sangre. Libertad y libertad, verdadero ser y ensencial unica al descubierto, el ahora inevitable y tan eterno. Control y mas control, gente venir y gente visitarme. Elias y Glob vacios y nada mas, inutiles a su manera, insostenible,CONTROL Y mas control.

-Consegui la informacion, hay que ir al sur de vectoria la tienda se llama "Joyas Brutas" y la dueña es Tumrag,vamonos no perdamos tiempo.

Prosigo a ir hacia mi destino,antes que caiga la noche y los demonios salga para sastifacer los apetitos oscuro de la humanidad, que placidad mente duerme con bellos deseos de conquista,poder y gloria.

Agnis busca asiento en la biblioteca para poder examinar los libros. Poniéndose cómoda, abre primero el libro de Vectoria, buscando entre sus páginas cualquier información acerca del submundo de la ciudad voladora.

Cita:

Agnis no pudo encontrar mucho sobre la catedral, parecía ser un dato bastante desconocido aun para los historiadores y estudiosos. Con esperanza de encontrar más información, Agnis comenzó a hojear el segundo libro, la enciclopedia.

Cita:

- Usted hace parte de algún gremio o facción? - Dijo Tumrag, apartando los ojos de su periódico. - Y que quiere en la catedral invertida? - Su mirada demostraba un poco de fastidio por tener que tratar con Threkor.

Al parecer, Threkor debería ser educado con el, pero nadie dijo nada de que el iba a ser educado con Threkor.

Sonrío al escuchar las palabras de Jabamiah. Aquel joven ángel se demostraba bastante útil. En el periodo de tiempo en el cual yo y Glong estuvimos investigando sin encontrar nada acerca de la tienda, Jabamiah pudo encontrar hasta el nombre del dueño del lugar.

No obstante, noto que algo anda mal con el ángel. Parece estar un poco impaciente, y la forma como contó sus descubrimientos, sin utilizar sus expresiones poéticas habituales, me hizo sospechar de que algo extraño pasaba allí.

- ¿Algún problema, Jabamiah? Te ves algo pálido. - Aunque su malestar podría no ser problema mio, temía que estuviese relacionado a la información que había acabado de descubrir.