Partida Rol por web

Una construcción de piedra alta, sin ventanas y tan solo adornada por la gigantesca placa componía el foso de fuego. Un par de orcs vigilaban las puertas del lugar.

Al acercarse, los orcs analizaron la apariencia de Threkor rápidamente, y enseguida abrieron las puertas del edificio para que Threkor pudiera pasar. En el interior del piso, una escalera de metal descendía a lo que parecía ser un anfiteatro lleno, construido justo debajo del edificio. Una multitud de humanos, humanoides, medio-humanos y otros seres presenciaban con expectación un combate en la arena, el cual, como decía el nombre, estaba en llamas.

Un ogro de dos cabezas luchaba contra un troglodita, el cual parecía estar en desventaja.

¿donde se metio el? ¡¿Donde?! es lo que mi fria y coherentemente piensa sobre el desaparecimiento de 12. Queria salir de esto rapido,ante que mi mente se quebraje finalmente por la intimida de mi YO verdadero.

Y entre busquedas y duda puedo verlo,tan claro como si de un diamante estuviera contemplando. Una entrada hacia la oscuridad de esta tienda y la que me hace llegar a la conclusion que esta debe ser el camino que recorrio 12 durante mi momento de distracion.

Ahora aprovechando que el tonto enano no ha visto mis intenciones dandome un faro para ek cuakl usar en mi favor en escabullirme en esta tienda y abrieme yo mismo la puerta hacia los bajos mundo. Con mi oportunad agilidad momentania que uso tan rapido deja el dueño en mirarme.

Vaya. Así que el Foso de Fuego es una arena de combates. Interesante.

Iba pensando mientras bajaba los escalones hacia la arena donde dos criaturas enormes combatían, seguramente a muerte. Junto a eso, con toda seguridad habría apuestas y timos y combates amañados y otras actividades ilegales.

Me movía con determinación entre la gente, haciéndome sitio para llegar a algún lugar donde poder divisar todo el complejo. El tal Búrax debería estar por ahí, aunque no tenía ni idea de qué aspecto tendría. Todos los orcs me parecían iguales, pero estaba seguro de que mi objetivo destacaría entre el resto.

Encontré a un orc que parecía el encargado de recoger las apuestas, más que nada por la gran bolsa llena de monedas que llevaba atada al cinto.

Hola. Busco a Búrax.

La puesta de sol proyectaba largas sombras sobre las calles por donde Elias pasaba, pero Vectoria aun parecía estar lejos de dormir. Las calles seguían casi intransitables, y el murmullo de los habitantes de la ciudad voladora inundaba todo como en un mar de voces.

Después de algunos minutos de caminada, donde Elias trataba de deducir donde podría encontrar a Agnis y a Kain, el joven caballero pudo avistar una grandiosa construcción de mármol blanca, cuyo estilo arquitectónico se asemejaba a los templos y bibliotecas de Tapista.

Una estatua de Tanna-Toh, la diosa de la sabiduría, se encontraba justo en frente del edificio, señalando aquel lugar como un templo y biblioteca de Tanna-Toh.

Hermoso es el paisaje que estoy observando, pues las sombras de Vectoria aun cuando estan inmersas en la oscuridad, tienen cierta hermosura entre ellas. Sin duda alguna, esta ciudad no puede ser menospreciada solo porque pasa encima de grandes ciudades, esta ciudad es mas hermosa por el hecho de que ha alcanzado algo que los demas reinos dificilmente lo lograrian... La libertad del cielo, una tierra prometida. Un lugar en donde incluso a horas tardes, sus habitantes moran por todo el lugar despreocupados, felices, sin temor... Si, esos lugares son lo mejor, justo como lo era mi hogar, justo como el lugar en donde transitaba mi antiguo ser.

Despues de merodear, llegue a un lugar peculiar, y desde lo lejos lo distingo por su peculiar infraestructura, para mi, debido a mi "problema", el reconocer lugares sagrados o malditos no es tan dificil pues estoy mucho mas cerca del mundo espiritual que el fisico en cierto sentido, asi que me acerco y me quedo cerca de la puerta. — Antes de entrar en tu posada, gran Tanna-Toh, cuida de tu cleriga, sin duda alguna es una buena chica. — Y haciendo una reverencia, entro en busca de Agnis, pues para ella este lugar es lo mismo que el fuego para una polilla. 

Quizas era una gran riesgo que 12 siguiera descendiendo por aquel lugar que no conocia sin sus compañeros, pero tambien representaba un riesgo quedarse en ese lugar si ntener certeza de que ellos bajarian igual.
Durante unos instantes el clon so supo que hacer y se quedo petrificado en la escalera mientras comenzaba a imaginar todos los escenarios posibles, lo que le tomo unos cuantos minutos, hasta que al fin su conciencia llego a un acuerdo con una de las ideas que revoloteaban en su mente, seria mejor esperar a su compañeros. 

Conforme Lawrence hablaba cada vez mas se me borraba la sonrisa de la cara mire hacía la proa con una mano en mi espada, durante un momento tuve una sensación de déjà vu como si esto ya lo hubiera vivido pero eso era imposible cuando podría haber pasado algo como esto, nunca había visto esa cara del Capitán y nunca había esperado con tanto temor una tormenta. Busque con la mirada al segundo de abordo por lo que pudiera pasar, a pesar de ser muy hábil con la espada desde pequeño me sentía mas seguro cuando el o el Capitán andaban cerca y si ahora el Capitán estaba así solo podría confiar en el.

Seguí dando varias órdenes mas para intentar atravesar la tormenta lo antes posible había una sensación de malestar en el ambiente y eso me ponía extremadamente nervioso. Quería dejar este lugar cuanto antes.

Agnis estaba sumergida en los libros cuando una figura entró en la biblioteca.

El individuo, un caballero alto y vestido de negro, contrastaba con la blancura del templo y de los clérigos que allí se hallaban. Sin embargo, Agnis no se asustó al verle, ya lo había reconocido - era Elias.

Al parecer, la había seguido, o encontrado una forma de descubrir donde estaba. Aun no la había visto allí sentada, pero parecía buscarla.

Antes de que 12 pudiese retroceder, pudo ver como Jabamiah se acercaba rápidamente de la trampilla, sin que el enano se diera cuenta.

12 ya se encontraba delante de las escaleras, y cuando Jabamiah se acercó de el, instintivamente 12 bajó un escalón para abrirle paso. Jabamiah, al igual que 12, también bajó por la trampilla, cerrándola detrás de el, y cortando la única fuente de luz que iluminaba aquel pequeño túnel debajo de la tienda del enano.

Las escaleras parecían bajar por muchos metros, al menos, eso había podido ver 12 antes que Jabamiah cerrara la trampilla.

Asmodeus seguía afuera de la tienda. Conociéndole, Jabamiah ya sabía que el joven podría arreglárselas para convencer al enano a dejarlo pasar.

El orc se encontraba en una mesa rodeada de otros monstruos y incluso algunos humanos, bebiendo algunas tazas de (probablemente) cerveza y riendo a carcajadas. Cuando Threkor se les acercó, todos se pusieron en silencio, con un nítido desprecio plasmado en sus rostros.

El orc se levantó, analizando a Threkor de arriba a bajo.

- ¿Que quiere uste' con el jefe? - Su mano vino se movió discretamente hacia una gran porra que llevaba atada al cinturón.

Busco algo de información. Me dijeron en la ciudad que él era la persona que mejor conocía el submundo. A eso he venido, a preguntar la ubicación de un sitio. Si pudieras indicarme donde está tu jefe.

Estaba haciendo verdaderos esfuerzos para no lanzarle un misil mágico a la cara de aquel orc, pero era evidente que sería el último que lanzara en mi vida. De momento no era tan poderoso como para causar miedo, pero todo llegaría, más pronto que tarde, esperaba.
 

Mi plan termino siendo un completo exito, ese idiota enano nisiquiera reparo mi intenciones no-honesta de bajar por esta tranquilla.

Ahora que estamos dentro, no hay mas nada que perder si no solo seguir bajando bajo la oscurida de los bajos mundo,solo me quedaba una hora,antes que finalmente empezara mi verdadero ser al flote en esta ciudad de diversidades.

-Espada,estar por este mundo.

Es lo unico que dijo,cuando procedo mi andar por este tunel oscuro.

La luz de la luna se mantenía ocultada por las nubes negras en el cielo lluvioso. La poca luz que estas nubes permitían pasar proyectaban sombras tétricas en el rostro de los marineros, e incluso del capitán. Parecían esqueletos.

El tiempo pareció ralentizarse de golpe, y Kain pudo ver una luz en el cielo. La luz roja cortó el cielo de lado a lado como un cuchillo cortando el estómago de alguien, revelando sus entrañas. El cielo se pintó de carmesí, al instante en que sangre empezó a llover desde la herida en el firmamento.

El sonido del mar se convirtió en un ensurdecedor rugido demoníaco, y todos los marineros gritaron de horror en unísono cuando la lluvia de sangre empezó a caer sobre el barco, y con ella, el enjambre de demonios.

El capitán empuño su famoso sable, sable culpable por la muerte de los más valientes piratas y temibles corsários, sable el cual se decía estar bendecido por el mismísimo Grán Oceano. Tan solo un pedazo de metal, inútil contra el horror de la Tormenta.

El orc miró hacia dos de sus compañeros e hizo un señal con su cabeza en la dirección de Threkor. Los dos guarda-espaldas, un humano y un medio orc, se levantaron y caminaron hacia Threkor, colocándose uno en cada lado suyo.

- Vamos. - Dijo el medio orc, con un empujón en las espaldas de Threkor.

Los dos bravucones rodearon el foso mientras llevaban a Threkor, deteniéndose detrás del foso (donde la batalla ya había terminado, con el ogro como ganador). Detrás del foso existía un entrepiso, con una escalera diagonal que llevaba hacia este, donde un par de cortinas de seda roja bloqueaban la visión de su interior. Dos orcs vigilaban las escaleras, armados con hachas.

- ¿Que quiere ese? - Dijo uno de los orcs.

- Dijo que quiere informaciones. - Respondió el guarda-espaldas humano.

- Revisten-lo. - El orc dijo, y los guarda-espaldas obedecieron. Ambos rodearon a Threkor y empezaron a palpar sus ropajes, encontrando su bolsa de dinero y los libros que traía consigo. Cosas aparentemente inofensivas - y menos mal que los orcs no parecían saber leer, o sospecharían de los libros de magia. Al terminar de revistar y no encontrar nada extraño, los orcs abrieron paso para que Threkor pudiese subir al entrepiso.

El lugar era mas espacioso de lo que creía Threkor en un principio. Dos bailarinas, una elfa y una orc, bailaban en el centro del sitio, siendo contempladas por seis otros secuaces de Búrax. El que parecía ser Búrax - un flacido y disforme orc, de colmillos amarillos y ciego de un ojo - se encontraba en el otro extremo de la sala, con su gordura esparcida por encima de varias almohadas de diferentes colores y rodeado de esclavas y uno que otro esclavo.

Los secuaces rápidamente sacaron sus armas al ver Threkor, pero Búrax hizo un gesto con su mano, para que bajasen sus armas.

- Si quieres morir, salta al pozo que es mas fácil. Si quieres negociar algo, se rápido. - Dijo, con una voz ronca y sin aliento.

- No tengo paciencia para charlas largas. -

No iba a dejarme intimidar por un orc. Es más, si veían debilidad, seguramente me matarían antes de poder abrir la boca.

Busco la Catedral Invertida. En la superficie me dijeron que si alguien conocía el subsuelo eras tú, y aquí he venido. Se que seguramente querrás algo a cambio de la información, así que dejémonos de rodeos innecesarios y dime qué es lo que quieres a cambio.

Me quedé plantado de pie delante de Búrax esperando una respuesta.

Jab, ves algo en esta oscuridad? Porque yo no veo nada y no poseo la capasidad para crear fuego a algo que nos de luz. — dijo el clon mientras se movia a tiestas palpeando la pared para no caerse por las escaleras y para no chocar con su compañero de aventura 

El orc sonrió al escuchar las palabras de Threkor... Bueno, hizo algo parecido con una sonrisa, revelando aun más sus dientes torcidos.

- Usted aprende rápido como funcionan las cosas aquí en el submundo. - Respondió. - Si estás dispuesto a obtener esa información, tendrás que luchar en el foso... - Búrax apunta para el ogro de dos cabezas, que aun seguía en la arena, gruñendo furioso. - ... Contra Molag. - Los secuaces de Búrax empezaron a reír, mirándole a Threkor con cierto desprecio. Lo de siempre. - A no ser, claro, que tengas algo valioso para intercambiar por esa información. -

12 y Jabamiah descendían por las escaleras mientras hablaban. Por suerte, Tumrag no los siguió, y ambos pudieron proseguir el camino oscuro sin preocuparse con el enano.

El trayecto seguía bajando y bajando. A cada minuto, Jabamiah sentía como el ángel se volvía mas débil, y la otra cosa, mas fuerte. Le faltaban solo 30 minutos, y por fin seria libre.

12 notaba como la actitud de Jabamiah andaba extraña. Tenía una mirada extraña, tartamudeaba al hablar, sudaba a chorros y su tono de voz cambiaba con frecuencia. Parecía estar oyendo voces.

Según el cielo se fue tornando rojo recordé las historias que hablaban sobre esto, la llamada Tormenta, algo horroroso de lo cual nadie escapa vivo y cuerdo. La peor de las experiencias posibles en vida, hubo alguien incluso que me dijo que esto ocurría cuando el infierno y nuestro mundo estaban conectados. Obviamente no creí ni una palabra de lo que me habían dicho hasta hoy que la viviría. ¿Un momento hasta hoy? Esto yo ya lo he vivido, no, imposible, nunca la había visto hasta ahora.

Desenvaine sacudiendo mi cabeza para sacar de mi mente estos pensamientos y me puse en posición para pelear.

-Vamos, tripulación ¿que son unos simples monstruos contra nosotros que estamos curtidos en miles de batallas? Acabemos con ellos, viajemos mas allá del horizonte conocido y volvamos con historias que contar a aquellos que no tienen el suficiente valor para hacer lo que hacemos nosotros. ¡A por ellos!