Partida Rol por web

Parecía que tendría que hacer más ejercicios de amabilidad para no lanzarle un misil mágico al enano gruñon. Respiré hondo dentro de mi capucha e intenté relajar mi cuerpo que se estaba poniendo en tensión

Supongo que lo que busca todo el mundo. Conocimiento. Ampliar mis artes en la nigromancia. Encontrar sabiduría.

No tenía ganas de dar más explicaciones al enano cascarrabias que las justas. El viejo librero podría haberme avisado de que el enano era un gruñon que se merecía que le metieran un misil por el culo, pero ahí me tenías intentando forzar mi cara para que adoptara una forma que no tomaba desde hacía tiempo, una sonrisa.

Acto de cobardia,actos indevidos. No tenia que hacerlo,¡no,no y no! la obsfubacion no esta saliendo como deberia. Tengo que encontrar la calma, ¿calma? no hay calma, nunca lo hay. No debo dejar que lo descubran, no aun no, nisiquiera tienen la suficiencia confianza como para que ellos sepan de mi YO.

Me muerdo el labio momentaniamente,volteo y miro a Elias, intentando esbozar una sonrisa.

-Y-y-yo..... esque me da miedo, ¿sabes ? la oscuridad el frio de la noche. No me gusta mucho, por eso queria apurarme, si lo se es algo infantil,ridiculo,absurdo. Por eso queria,adelantar un poquito el asunto.

Excusas ridicula,tonto y tonto pero valido ser. Es lo que queda para actuar

Nada más habían entrado en la calle, Asmodeus siente algo hurgando en sus bolsillos. Al girarse, se encuentra con un halfling vestido de trapos y de rosto cubierto, el cual trataba de robar su bolsa de dinero. Antes que el joven pudiera hacer nada, el halfling, asustado, se hecho a correr, huyendo de Asmodeus. De todas formas, su dinero estaba a salvo, pero por un pelo.

Deberían tener mas cuidado al caminar por aquellas calles.

Aunque 12 no encontró ninguna tienda por allí que pudiera servirle, algo le llamó la atención - el viajante de negro, Threkor, se encontraba al otro lado de la calle, entrando en una tienda de aspecto muy deteriorado. La tienda parecía ser "vigilada" por algunos bravucones que observaban al grupo con desconfianza.

Asmodeus reconoció a Jabamiah, Elias y a Glong, los cuales llegaban desde el otro lado de la calle.

Jabamiah guió al grupo, siguiendo por el camino el cual aquel ángel había recorrido anteriormente.

El tiempo parecía escurrirle a Jabamiah por entre los dedos. El sol empezaba a ponerse, y a cada minuto, la mente de Jabamiah parecía divagar mas y mas, mientras este sentía como El Inmolado golpeaba las puertas de su mente con cada vez mas fuerza.

Llegó a la calle sin mucho esfuerzo. Algunos hombres de aspecto dudable se encontraban sentados en el adoquín de la calle, como si vigilasen la entrada de la tienda. Jabamiah reconoció a 12 y a Asmodeus, los cuales llegaban desde el otro extremo de la calle.

El enano meneó su cabeza, y se levantó. Con una mano, empujó su silla, y enseguida levantó una trampilla de madera, que se encontraba justo debajo de la silla. - Que aproveche su estadía, señor nigromante. Puede pasar, no lo voy a agobiar mas. -

12 haciendole caso a su naturaleza curiosa le señalo a Amadeus la tienda en donde Thekor habia entrado. Y dicho depaso mejor salir de las calles de aquel barrio antes de que alguien que no fuese un crio quisiera pedirles una "Colaboracion" forzosa.

Claro que tambien estaban aquellos "vigilantes" los cuales no los miraban muy amistosamente, sin embargo el clon se percato de que Jabamiah, Elias y a Glong llegaban desde la otra calle y se sintio mucho mas relajado, ya Habia visto como se desenvolvian en combate sus compañeros y un para de Brabucones no podrian con ellos. 

Los caminos son largos, difusos y extremadamente nauseabundo. Esta ciudad llena de gente, de toda clase y pecados gritando y gritando por deseos oscuros.Dan asco, no tienen ni la voluntad para realizarlo ¡NINGUNA! Necesita jajajajaaja mi ayuda jajajaja.

-S-son el joven 12 y señor asmodeus........

Le señalo debilmente su presencia a Elias, la hora noctura estaba afectandome pero aun quedaba resto de esta mascara.Ya que camino hacia ellos serios y sin ninguna muestra de alegria.

-¿N-nos ayudan ? esa tienda de ahi, con esos guardias. ¿Lo pueden distraer ?

Le indico la ubicacion de tal ansiado lugar ¡Que pronto iremos nosotros a hablar con la dueño jajajajaja!

Señor Jabamiah, ¿que sucede? no creo que esos brabucones sean mucho mas fuertes de las criaturas que enfrentamos en el pueblo, porque no simplemente omite su presesncia y entra a la tienda. 

Luego de Hablar con Jabamiah, 12 comenzo a caminar despreocupado hacia la tienda en cuestion, sin darle mucha importancia a sus "vigilantes". Sin embargo el joven comenzo a acumular la poca energia magica que le quedaba en caso que las cosas se le salieran de control

-Oh perdona joven 12, es solo que no es una tienda cualquiera.Hay puede estar la espada.

Ha este paso voy a terminar llamando la atencion de todos, oh que no halla muchos ploblemas con la dueña. Porque despues tendria que golpearla y eso tardaria mas la situacion, ¡con suerte! podre huir de ella cuando sea la hora nencesaria jajaja.

Me muevo hacia la tienda,ignorando aquellos hombres.

-Golpearlos o magia.Escojan su daño jajajaja.

Jabamiah estaba muy extraño, yo tenía la impresión de que algo malo iba a pasar. Una persona normal, al tener ese presentimiento, mantendría una distancia segura de Jabamiah, o en casos extremos, huiría. Sin embargo, lo único que sentía era una creciente curiosidad.

Pero ya habíamos encontrado nuestro destino, la posible entrada para el submundo, escondida tras el disfraz de aquella simple tienda. Yo analicé detenidamente a nuestro grupo por unos segundos, y súbitamente, me sentí desencajado.

- Señor Jabamiah, si no le es molestia, te dejaré en compañía del alquimista, y me dirijo hacia el centro con Glong. - Le ofrecí a Jabamiah una amable sonrisa, mientras Glong me miraba confundido. - Voy a buscar en que posada se encuentra Kain y Agnis, para avisarles que encontramos nuestro destino. Si los encuentro, voy a enviar a Glong para que os avise. Podéis, mientras tanto, ir investigando el submundo, por si descubrís algo sobre el paradero de el elfo y la espada. - Sin esperar una respuesta, me marché por el camino en que había venido, deseando encontrar a mis compañeros de viaje lo cuanto antes posible.

Para alivio de 12 y Jabamiah, aquellos sospechosos tragahombres ni se dieron el trabajo de levantarse cuando los dos individuos pasaron por ellos, entrando en la tienda.

El interior del lugar era polvoriento y oscuro. Algunos objetos metálicos y una que otra joya se encontraban abandonados en las estanterías que adornaban las paredes, acumulando polvo por el tiempo sin usar.

Threkor era fácilmente reconocible al otro extremo de la tienda - semejante a una alta y oscura sombra -, entablando conversación con un viejo enano que, al parecer, era el dueño del lugar. El enano se levantó de la silla donde se encontraba, y arrastrándola hacia un lado, levantó una trampilla de madera debajo de esta.

Threkor escuchó como la puerta se abría con un crujido. Mirando de reojo hacia atrás, notó la silueta de un muchacho bastante joven, de sombrero y parche metálico en su ojo. Detrás de el, un individuo un poco encorvado, usando un manto blanco y, aparentemente, una mascara de papel.

Threkor lo reconoció al instante, era 12, el alquimista extraño que invadió su globo mas temprano, y el otro era Jabamiah, el fastidioso ángel que lo venía siguiendo desde el hace días.

Empecé a descender por las escaleras que llevaban al sótano, y de allí hacia la Catedral Invertida. No había tenido que suplicar demasiado al tendero. Tenía pinta de haber hecho eso infinidad de veces y parecía disfrutar con el papel que le había tocado desarrollar. Eso de poner cara de gruñón para que la gente suplicara bajar hacia la Catedral parecía divertirle en el fondo.

Mientras bajaba, la puerta se abrió y pude ver por el rabillo del ojo dos miembros del grupo que me seguía los pasos. Espero que no me hayan visto. No voy a conseguir librarme de ellos.

Bajé deprisa esperando que no hubieran llegado a percatarse de mi presencia allí. Ya sería problema del tendero si les dejaba pasar o no. Yo de momento, ya estaba dentro.
 

Terriblemente aburrido,esta gente,esto guardia ¡no quisieron recibir mis golpes! o la magia de 12.Monotonia de nuevo,mejor salir de esto pronto y disfrutar mi libertad, en la privacidad de la noche.

-Buenas.

Pura formalidades inutiles, no sacare nada con ellos. Asi que directamente voy directo hacia el dueño de la tienda, ignorando completamente la presencia de Therkos en la zona, no me interesaba ni me importaba. Ahora tenias otras cosas mas importante que socializar con el.

-Disculpe hombres,nosotros buscamos conseguir unos objetos.

- Estamos cerrados. - Dijo el enano sin darle mucha atención a Jabamiah, para enseguida cerrar la trampilla por donde bajaba Threkor y poner su silla sobre esta, sentándose en ella.

Era un enano viejo, de barbas grisáceas y músculos ya flácidos, pero aun así, mantenía el aspecto robusto y bruto que siempre rodeaban a los enanos.

Threkor descendió por un acceso de escaleras de piedra justo debajo del piso de la tienda. El nigromante aun tuvo tiempo de oír al enano decir "estamos cerrados" para los visitantes antes de cerrar la trampilla y sumergir Threkor en la oscuridad.

Threkor continuó su descenso por horas. A cada metro, la temperatura parecía aumentar un poco, y una cacofonía empezaba a hacerse notable, retumbando por las paredes de piedra húmeda del lugar. Threkor parecía estar bajando la mismísimo infierno. Por fin las escaleras terminaron, y delante de Threkor se extendió un corredor de piedra, donde al fondo, una luz amarillenta era visible.

Al fin del corredor, una cámara, del tamaño de un barrio de Vectoria, se abría. Multitud de seres y criaturas extrañas transitaban por las "calles" de lo que parecía ser el submundo, el cual Threkor había alcanzado. El sitio era ligeramente iluminado por una serie de antorchas en las paredes, las cuales humeaban más que iluminaban, llenando todo el lugar de una niebla oscura.

Existían varias construcciones en aquel lugar - prostíbulos, tabernas, tiendas de todo tipo, vendiendo desde armas y espadas a drogas y esclavos.

Un grupo de orcs abrían paso entre la multitud, cargando una jaula donde una gárgola claramente anestesiada se revolcaba. Algunos individuos se detuvieron para mirar al monstruo, mientras los orcs les ordenaban que se apartaran del camino.

Una súcubo de apariencia bastante atractiva agarró el brazo de Threkor, apoyándose lascivamente en el.

- ¿Busca compañía? - Dijo en un tono seductor.

A cada paso que daba, me embargaba algo parecido a emoción de saber que estaba llegando a mi destino. Al fondo, junto con la luz, se empezaba a escuchar el murmullo de gente que iba y venía. Lo que no esperaba era encontrarme, al llegar al final, esa variedad de criaturas, razas y orígenes que tenía delante.

Lo miraba todo como aquel pueblerino que jamás ha sacado la nariz del culo de sus cerdos, cuando viaja a una gran ciudad llena de nobles y gente con ropas de colores llamativos. Antes de poder dar un paso, noté como algo me sujetaba el brazo y me hablaba.

Miré a mi derecha y vi una seductora y viciosa súcubo que intentaba calmar sus deseos sexuales conmigo. Historias había escuchado de los poderes de esas criaturas, siendo capaces de someter a hombres mediante el sexo, de las que ellas eran versadas en todas sus formas.

En otra ocasión no te diría que no, pero estoy buscando algo llamado "La Catedral Invertida". No sé si es el nombre de este lugar o un sitio. Si no es el nombre de este lugar, ¿me dices como se llama? Más tarde, si la información me satisface, quizás vuelva a que me satisfagas de otra manera