Partida Rol por web

Para tranquilidad de Justin la válvula se abrió. Por desgracia esta tranquilidad duró lo que tardó en girarse para saludar al viejo Lombardi. Lo que tenía apuntando a su pecho era una pistola blaster. Y un rifle blaster apuntaba a Rubenor, el guardaespaldas de Valkian, que había sido tomado por sorpresa al igual que los demás. El rifle blaster lo sostenía un tipo enorme que vestía un pectoral de asalto: era Runad Ion, un representante de la Asamblea que estaba en el equipo de Estudio Diferencial a tenor de sus amplios conocimientos de los Mundos Conocidos. Había recorrido media galaxia en misiones para su Alianza y conocía a decenas de razas alienígenas. Se consideró que su presencia en la misión podría servir para realizar comparativas del material encontrado con otro existente en otros puntos de la galaxia. Hasta aquel preciso instante a nadie le habría parecido una persona violenta pese a su enorme tamaño y sus tatuajes.

- Lo siento Justin,- dijo Lombardi sin dejar de apuntar al auriga - pero te tengo que pedir que levantes las manos y te apartes del panel principal. No os queremos hacer daño alguno pero si alguno intenta alguna tontería...- se encogió de hombros como si lo que completase la frase fuera evidente e incluso un poco embarazoso.

Runad le quitó su pistola y su espada a Rubenor, quien no se resistió por miedo a que una pelea sin duda en clara desventaja pudiera provocar daños a su protegido. Al ver el rostro del guardaespaldas Runad casi se disculpó con esa voz calmada que lo caracterizaba:

- Tranquilo amigo, no os pasará nada. Es solo por vuestra seguridad, para que no hagáis tonterías. No pierdas la calma y dentro de una semana todo esto será un mal recuerdo.- se apartó de Rubenor sin dejar de apuntarlo - No te preocupes: no podías hacer nada, os hemos pillado con los pantalones bajados, como vulgarmente se dice...

-Usted gana, Lombardi-dice Justin levantándose de su puesto de control.-¿Así que fué usted el que saboteó la nave?. Supongo que tendrá sus razones para hacer lo que hace. ¿Porqué no lo hablamos?. Estoy seguro de que podremos entendernos.

- Oh, bueno... no crea... Yo solo he ayudado un poco para que los que lo hicieron supieran como hacerlo.- se encogió de hombros como sacándole importancia al asunto - El caso es que no hay mucho que hablar: nos hicieron una buena oferta y no encontramos motivos para desecharla. Después de todo buscamos lo mismo, solo que alguien me ha convencido de que es mejor - y más productivo - no perder el tiempo. A mi edad el tiempo es un bien escaso, muchacho.

Sin dejar de mirar a Justin le dijo a Runard:

- En cuanto lleguen los otros lleva al señor Kadish y su guardaespaldas a la habitación de Ramveer.

Luego se volvió nuevamente hacia el piloto:

- No soy quien debe convencerle pero me imagino que ahora alguien le pedirá que use el Castigo Imperial sobre las ruinas. Con un poco de suerte, y si nos damos prisa, el equipo de Incursión todavía se encontrará lejos de las mismas y puede que sobrevivan. Si decide ponerse pesado esa posibilidad irá decreciendo. Le era sincero cuando subíamos en la Gilgamesh: no me gustaría estar en su pellejo.

Valkian se mantuvo de pie apoyado en su bastón y tocando las cuentas del collar que llevaba en la otra mano. ¿Rezaba? Difícil era saberlo, sin embargo miró a Rubenor y le hizo un gesto con la cabeza, pese a que sabía que él no haría nada que los pusiera en riesgo gratuitamente, para que se quedara tranquilo y no ofreciera resistencia.

Estaban atrapados, imposibilitados de hacer nada en ese momento. Justin también lo había entendido así y de momento, al igual que él, colaboraba. El tiempo no estaba de su lado, pero tampoco era conveniente precipitarse. Las líneas de la radio seguían abiertas pues el amalteano intentaba establecer comunicación cuando ambos hombres irrumpieron en la sala de control, por lo mismo no se movía de la posición en que estaba, además había captado sin dificultad lo que el piloto intentaba hacer. Sólo esperaba que la radio no les devolviera estática nuevamente o algún sonido que delatara que la línea estaba abierta.

Para nadie era un secreto que de radios y controles nada sabía, por lo que esperaba poder mantenerse en esa posición, ocultando de la vista de Runad y Moranti la visión de la radio el tiempo suficiente para que aquellos que estaban del otro lado escucharan lo necesario y emprendieran alguna acción.

Justin escuchaba con incredulidad las palabras de Lombard sin acabar de entender su significado.

-No termino de comprederle.-dijo finalmente- ¿Dice que todos buscamos lo mismo, pero que es mejor no perder el tiempo?. ¿A qué se refiere?.

Las palabras le habían quedado dando vueltas en la cabeza. ¿Buscar lo mismo? Lo que ellos buscaban, hasta dónde sabía, era conocer al enemigo, descubrir sus debilidades para luego vencerlo y en última instancia, si no se conseguía someterlo, destruirlo, sin embargo Lombard estaba planteando las cosas de otro modo, o asi le parecía a él. Según la interpretación de Valkian lo que Lombard decía es que ellos irían directamente a la acción, es decir a la destrucción.

Buscaban someter mediante la fuerza, no mediante el conocimiento.

En el umbral de la puerta aparecieron nuevos actores para aquel drama. Uno de ellos era Daren Al-Malik, un Hermano de Batalla al que todos habían tenido oportunidad de conocer durante el viaje. Como todos los pertenecientes a esa orden se trataba de un tipo taciturno, poco hablador y siempre equipado con su armamento incluso en las situaciones más tranquilas. Estaba asignado al Equipo de Area Espiritual, como guardaespaldas del Padre Morwel. Aparte de su función como ayudante militar Daren había luchado contra las Órdenes del Caos en las Incursiones Demoníacas en Delphi. Su experiencia en estos encuentros con la parte más oscura del universo le sirvió una asignación del Emperador para estudiar el fenómeno de la Zona Oscura. Ahora mismo entraba en la Sala de Navegación apuntando con un Blaster a Miraze Li-Halan. El rostro de Miraze reflejaba una cierta resignación ante los hechos que se estaban sucediendo, aunque no dejaba traslucir ni odio ni nerviosismo. Parecía más bien que estuviera meditando sobre la situación sobre la marcha. Con ellos, completando el grupo, entraba el padre Gregor. Como siempre su expresión transmitía una tranquilidad paternal. Podría decirse, al verlo, que no estaba pasando nada extraño y que nadie encañonaba a nadie con sus armas.

- Runad, por favor, acompaña al señor Kadish y a su guardaespaldas a los aposentos del señor Beck. Permanecerán allí hasta que hayamos concluído con nuestra misión.

El sacerdote se agachó para coger la pistola que momentos antes Rubenor había dejado en el suelo y apartar de una patada la espada que yacía a su lado. Sostuvo el arma con claro desagrado. Apuntaba a los dos prisioneros que al parecer se quedarían en la sala de navegación: Miraze y Justin.

- Deben perdonar al señor Runard,- dijo mientras éste se llevaba de la sala a Rubenor y a Valkian - no hace esto por motivaciones personales ni filosóficas. Nuestro trato es entregarle la Gilgamesh como pago al acabar sus servicios.

- Bueno... Ya estamos aquí. Señor Miraze, señor Justin... Según nuestra información deben ustedes proceder de mutuo acuerdo para la activación del Castigo Imperial. Espero que colaboren cuanto antes, quizás así puedan salvar a los que están en el planeta destruyendo la obra maléfica antes de que la alcancen. Una vez hecho el trabajo el señor Lombard descenderá en la lanzadera auxiliar para recoger a los supervivientes. Todos volveremos a Tormenta Azul y por nuestra parte asumiremos las responsabilidades derivadas de esta pequeña insurrección.

-Bueno, si lo que querían era precipitar el transcurso de la misión utilizando el Castigo Imperial, pudieron haberlo propuesto. Yo desde luego, les hubiera apoyado. Ya me he enfrentado una vez contra esas ...cosas y he visto de lo que son capaces. Creo que sin duda, eliminarlos de la forma más efectiva debería ser nuestra prioridad.

Justin mira a Lee Halan intentando buscar su aprobación. Evidentemente, él también sabrá el detalle sobre el funcionamiento del castigo imperial. Con un solo hombre apuntándoles, es posible que siguiéndole la corriente podrían hacer que se confíe y una vez conseguido esto, podrían intentar un ataque por sorpresa para desarmarlo.

Miraze asiente. En su mirada hay una tensión que hasta el momento Justin nunca había visto. ¿Una señal? Después suspira y su rostro vuelve a ser una máscara impenetrable:

- Está bien. Son unos fanáticos y están cometiendo un error. Pero la única posibilidad que tenemos de evitar que el Castigo convierta en cenizas a nuestros compañeros es activarlo cuanto antes... Espero que no les haya dado tiempo a actuar y que el daño sea lo más localizado posible... No pienso perder tiempo discutiendo si existe la posibilidad de que sufran daño mis hombres. Al contrario que ustedes considero cada alma de una vital importancia.- dijo sin disimular su desprecio al padre Gregor.

Luego pulsó el botón de activación del Castigo Imperial. La nave afirmó solícita:

- ACTIVACION DE CASTIGO IMPERIAL FASE 1. RECONOCIMIENTO DE RETINA PARA ACTIVACION BASICA. SOLICITANDO IRIS DE PRIMER SUJETO.

- Me alegra que sea usted tan razonable Miraze, no esperaba nada.- bajando un poco su arma.

Justin contemplaba los movimientos del sacerdote. Éste no estaba demasiado a gusto con la pistola, sin embargo el Hermano de Batalla no bajó su rifle ni un milímetro.

Mientras Miraze acercaba el ojo al escaner óptico por la puerta entró Runad Ion, el hombre de la Asamblea. Al ver que otro individuo armado se hacía cargo de la situación el padre Gregor dejó su arma encima de uno de los paneles, evidentemente complacido de hacerlo. Pese a sus métodos parecía que el mancharse de sangre las manos de forma directa no era del gusto del sacerdote.

La máquina reconoció el iris de Miraze:

- RECONOCIMIENTO DE SUJETO 1 COMPLETADO. SUJETO MIRAZE LI-HALAN DA SU AUTORIZACIÓN PARA ACTIVAR EL CASTIGO IMPERIAL.

Miraze se apartó del escaner, situándose entre Gregor y el arma que quedó a la espalda del Li-Halan. El Hermano de Batalla, de todos modos, no dejaba de encañonarlo. Runad apuntaba por su parte a Justin desde el umbral. La máquinaria de la nave, ajena al drama, se limitó a informar con su voz metálica:

- ACTIVACION DE CASTIGO IMPERIAL FASE 1. RECONOCIMIENTO DE RETINA PARA ACTIVACION BASICA. SOLICITANDO IRIS DE SEGUNDO SUJETO.

- Adelante.- pidió casi con ansiedad Gregor.- Es su turno, señor Justin. Piense que cuanto más tarde peor lo pueden pasar sus compañeros ahí abajo...

-Por supuesto-.

Justin acercó su ojo al sensor mientras pensaba qué hacer. Debía buscar el momento oportuno para actuar. El caso era saber si ese momento se presentaría o si por contra, de hacer algo, simplemente haría que las cosas se pusieran peor. No quería sacrificar la vida de Miraze, ni la suya propia, si no iba a servir de nada. 

Quizá hubiera una oportunidad. Pero hasta el momento, no se había presentado y no, no quedaba mucho tiempo.

Justin acercó su rostro al sensor. La máquina, obedientemente informó:

- RECONOCIMIENTO DE SUJETO 2 COMPLETADO. SUJETO JUSTIN CHAMBERS DA SU AUTORIZACIÓN PARA ACTIVAR EL CASTIGO IMPERIAL.

El padre Gregor sonrió satisfecho. Se adelantó un paso sin duda para activar el control del Castigo Imperial, que no parecía darle tanto asco como tener un arma convencional en la mano. Sin embargo su sonrisa se congeló cuando la máquina lanzó su nueva petición:

- ACTIVACION DE CASTIGO IMPERIAL FASE 1. RECONOCIMIENTO DE RETINA PARA ACTIVACION BASICA. SOLICITANDO IRIS DE TERCER SUJETO.

El rostro de Gregor se quedó congelado con la sonrisa, como si hubiera pensado que escuchaba mal. Tanto el Daren como Runad se volvieron unos segundos hacia el panel que centelleaba solicitando a ese misterioso tercer sujeto.

Fueron fracciones de segundo. Miraze, que estaba plenamente preparado para la situación, cogió con un rápido movimiento la pistola blaster que había dejado Gregor en el panel y sin pensárselo dos veces disparó contra el sorprendido Hermano de Batalla a la par que agarraba al padre Gregor por el cuello y lo utilizaba como escudo. El disparo impactó en el costado de Daren, haciendo que trastabillara todavía sorprendido. Runad parecía confudido por el repentino cariz que estaban tomando los acontecimientos en un lapso de tiempo tan breve.

- ¡SAL DE AQUI JUSTIN! ¡BUSCA AYUDA! ¡LOS TIENEN EN EL CAMAROTE DE ELGAST! ¡CIERRA LA CABINA!- gritó Miraze.

Justin estaba preparado para actuar, aunque no tenía del todo claro el plan de Miraze. Podía intentar pasar por el lado del sorprendido Runad, que en ese momento estaba más pendiente del blaster de Miraze que del joven piloto. También podía cerrar la válvula iris desde fuera de la cabina de pilotaje, pero en ese caso dejaría encerrado a Miraze con los otros dos. Estando bajo protocolo de seguridad la nave solo obedecería al capitán del navío o al director de la misión: Miraze. En ese momento otro pensamiento pasó como una ráfaga por la mente de Justin: ¿donde estaba Moranti? Cuando regresó Runad de llevar a los prisioneros lo vio junto a la puerta. ¿Se había ido en ese momento?

Justin vió por fin el momento de actuar. Miraze se había adelantado, precipitando los acontecimientos. No había tiempo para pensar así que Justin decidió actuar con rapidez. Aprovechando la confusión de Runad, intentó cogerlo desprevenido para desarmarlo. Una vez hecho esto, lo dejaría inconsciente de un golpe en la nuca y luego se ocuparía del resto, confiando en que Miraze fuera capaz de controlar la situación en el puente de mando.

Al carajo, me pudriré en el más oscuro de los calabozos de la Hermandad, pero no permitiré que utilicen el Castigo Imperial de esa forma.

"Eres tonto...tonto de remate..."

"Justin, ¿pero qué se supone que estás haciendo?..."

Runad se dio cuenta demasiado tarde de lo que pasaba. Justin le clavó un codazo bien situado en su nuez de adán haciendo que perdiera el aire el tiempo suficiente como para girarse y arrancarle el rifle blaster de las manos. Aunque el esclavista aún tuvo el ánimo de mantener su arma alzada un último codazo en su estómago hizo que la soltase y pasara a ser propiedad de Justin, quien pudo girarse para apuntar a su oponente con el arma.

Las tornas habían cambiado totalmente. Ahora era el Hermano de Batalla, Daren, el que estaba en desventaja frente a dos enemigos armados. El padre Gregor, firmemente aferrado por Miraze, tenía la mirada desencajada. Justin notaba toda la adrenalina palpitando en sus sienes. Runad tan solo se atrevió a levantar los brazos. Daren, con el hombro sangrando por el reciente disparo de Miraze, no había bajado su arma todavía... La situación era tensa, muy tensa.