Partida Rol por web

Ella asintiò mirando a Larkyn, preguntàndose cuànto tiempo màs le durarìa ese espiritu alegre y noble que en pocas personas se podrìa apreciar con tanta franqueza.

-Hace mucho que no me doy un tiempo de hacer algo divertido, quizàs sea hoy, joven Larkyn.

Cortò un trozo de pan pero no lo comiò, le bastaba con que sus hijos lo hicieran y lo estaban haciendo. Las palabras de su cuñado acerca de Van, sòlo reforzaban su sentir al respecto de aquel maldito lugar: sòlo deseaba que Arthur tuviese la edad para poder marcharse.

-Tambièn podemos decir que es un sobrino y evitarle a vuestros sobrinos que un bastardo los llame hermanos, mi lord.

No habìa en el tono de Shiera ni un solo atisbo de ironìa o sarcasmo, tampoco en su gesto que siempre parecìa adusto, no habìa nada que catalogase aquella frase como una afrente.

-No tengo problema en hacerlo, a Van no le importarà... Buen dìa, ser Blackwater.

Iba a continuar pero no, no era el momento ya que apareciò Owen y se vinieron las historias, asì como la desapariciòn de aquel que no sabìan si estaba vivo o muerto y que a Arthur le habìa impresionado. Sin duda serìa un gran hombre, un gran señor de aquella casa pero sobre todo, serìa alguien capaz de discernir entre lo bueno y lo malo; no serìa una bestia como su padre y secretamente estaba agradecida con los dioses por ello. Mirò a Byron por encima de todas las voces, sabìa que era muy distinto de su hermano y desearìa llevar una mejor relaciòn con èl pero era inùtil la mayorìa de las veces.

-¿Dònde està el maestre?

Preguntò en voz alta mientras daba un trago largo al aguamiel que le habìan servido. Estaba ansiosa y nadie sabìa lo que pasaba por su mente pero se tomò un instante para hablar con su pequeño hijo amorosamente.

-Los Otros jamàs llegarìan a ti, antes dos ejercitos matarìan a todos esos.

Le guiñò un ojo y se volviò a Byron.

-Cuànto tiempo tendrìa que pasar para declararlo muerto? Digo, finalmente puede que estè perdido por allì, ¿no? Ha sucedido ya con otros hombres del muro...

O al menos eso recordaba ella. Tenìa tantas cosas por firmar aquella mañana, tanto trabajo y se sentìa muy cansada pero aùn asì no dijo nada, a sus 35 años parecìa radiante y siempre daba tiempo de atender algùn asunto màs.

Escuchó en silencio la conversación mientras comía. No le parecía interrumpir a nadie y ya había demasiadas personas hablando, así que optó por mantenerse callada mientras observaba. Que Larkyn fuese a ser el espectáculo central le parecía fantástico, pues estaba segura de que le daría material de sobra para burlarse de él por un buen par de meses cada vez que se lo encontrara en los pasillos o que pasaran algún rato juntos. Por otra parte, en realidad le deseaba buena suerte. Le significaría mucho salir bien parado de este duelo, y se haría una reputación bastante buena casi instantáneamente.

Miró a su tío, quien devoraba un pan recién horneado. 

Se lo está tomando mejor de lo que pensé. Espero que no sea teatro puro y se desquite con el pobre Larkyn luego en el entrenamiento. - pensó mientras él bebía de una jarra.

Las noticias sobre Ulbric Alkanter no fueron tan sorprendentes. Después de todo, a eso iban las pobres almas destinadas al muro, a servir hasta su muerte. La broma que apelaba a sus terrores infantiles al final de la oración la hubiese hecho reír a carcajadas, más aún por la intervención de su hermano menor, pero le pareció que sería una falta de respeto hacia el último de los Alkanter demostrar cualquier tipo de alegría justo luego de oír la noticia. Sonrió por educación al comentario, y luego, con el rostro agachado, cerró los ojos por un momento para desear por la paz y el descanso eterno del alma del difunto.

Abre los ojos y vuelve a su desayuno mientras que Larkyn habla del entrenamiento, justo al mismo tiempo que llega el Maestro de armas. Traga lo que estaba en su boca mientras el resto da los buenos días.

Buenos días, Ser Owen. ¿Cómo amaneció? - preguntó cordialmente

Antes de obtener una respuesta, escuchó la pregunta de Arthur. Había visto a su tío entrenar durante muchísimas horas, y podría apostar que de tener que luchar podía hacerlo por varios días seguidos de ser necesario. Ni siquiera estaba segura de que el hombre tuviese alguna clase de límite al respecto.

Escuchó con atención las palabras y sobre todo la historia de Ser Byron y se quedó pensativo mientras masticaba intentando encontrar una respuesta. Ni siquiera estaba seguro que la historia fuera para él, la aparición de un bastardo y de como intentaba traicionar a su medio hermano parecía demasiado conveniente justo en aquel momento, aunque no podía negar que la historia guardaba lecciones interesantes.

-Creo que si. Cualquier guerrero, por muy bueno que sea no es invencible. Afortunadamente espero que tras nuestro entrenamiento nuestros arqueros no quieran hacer puntería con nosotros. Bromeó intentando quitar un poco de hierro a aquel asunto. Comprendía en parte las preocupaciones de Ser Byron en cuanto a la protección de su sobrino y, como él, Larkyn estaba dispuesto a proteger a Arthur a toda costa. Pero no creía que Van pudiera asemejarse al protagonista de la historia, no sabía si era tan buen guerrero como Daemon, pero desde luego no tenía ninguna posibilidad de optar al señorío de aquellas tierras. Van era un Arena y nadie en las tierras de la tormenta le apoyaría ni le permitiría tal cosa. Seguramente cuando el muchacho llegara las dudas se disiparían, no lo conocía pero por lo que le había dicho Farryn no tendría ningún problema, estaba seguro que se llevaría bien con sus hermanos y Arthur contaría con otro hombre leal a su lado. No todos los hermanos, o medio hermanos, acababan en contra de los herederos legítimos. Eso y que los Targaryen estaban majaras, por eso terminaron tan mal.

Desde luego aquella familia se llevaba la palma en cuanto a historias y personajes rocambolescos, al final la guerra terminó haciendose inevitable y los Targaryen habían sido destruidos por completo, ya no habría mas Daemons y mucho menos allí en Nido de Tormentas.
Siguió comiendo mientras su plato disminuía a un ritmo bastante considerable y asintió a la afirmción de Arthur sobre la comida, no se podía negar que en las cocinas hacían muy bien su trabajo.

-Me alegra oirlo Lady Shiera, no quiero que piensen que tan solo estoy aquí para comer caliente. Quiero convertirme en caballero y sería un honor estar a la altura de esta casa. Para mi son como una segunda familia y les agradezco todo lo que han hecho por mi. Ya saben que pueden contar con mi lealtad y mis servicios, para eso me estoy preparando, para poder ser de la mayor utilidad a los Morrigen de Nido de Tormentas.

A Larkyn no le costaba nada mostrar su agradecimiento a la familia y lo hacía de manera sincera. Sabía que lo más fácil para ellos hubiera sido desentenderse de él tras la muerte del antiguo Señor y que hasta el momento no había podido ofrecer mucho a cambio, esperaba que eso cambiara pronto.

-Y no tengo ni idea cuanto tiempo tiene que pasar para dar por muerto a una persona. Larkyn miró al Maestre Lebron, cuando no sabía una respuesta esperaba que él tuviera alguna. Aunque a veces hay personas que aparecen mucho tiempo después. En aquella zona tan tempestuosa eran frecuentes los naufragios y Larkyn había escuchado algún caso de gente que era rescatada y volvía tiempo después a su casa. De cualquier manera quizás la guardia de la noche envíe otra patrulla para averiguar que sucedió y puedan confirmarlo.

La guardia de la noche le daba escalofríos, era el peor destino que un caballero podía tener. Esperaba no tener que acabar allí sus días o se volvería loco.

La charla transcurrio bastante mas amenamente de lo esperado. Entre aclararle a su sobrino que podia pelear muchas, muchas horas sin cansarse del mero placer que le daba e instar a Shiera a que no mintiera sobre la naturaleza de Van (ademas de que seria inutil, ya que casi todos los sirvientes sabian quien era el muchacho), el tema de conversacion los fue llevando hasta el Muro, los Otros y la Guardia de la Noche.

-Hay historias sobre Exploradores que pasaron todo el invierno del otro lado del Muro, volviendo a la primavera siguiente. Es posible que Ulbric solo se haya demorado por otros temas. Y tu madre tiene razon, Arthur: Mientras el muro siga en pie y vigilado por los valientes Hermanos Juramentados de la Guardia de la Noche, los Otros no podran alcanzarte.

El enorme caballero quedo en silencio un rato, dedicandose a comer pan moreno, panceta y huevos. Ya habia comido el doble que cualquiera de los otros comensales y no daba señales de llenarse.

-Hubo buenos Targaryens y malos Targaryens dijo a Larkyn luego de comerse un huevo cocido de un solo bocado Como en todas las familias, bah. Es inevitable que por cada Daeron I o Aemon el Caballero Dragon haya un Aegon IV o un Aerys II.

Lebron seguía la conversación algo distraído, sumido en sus pensamientos. Hubiese preferido cruzar una palabras con Sir Byron en un contexto mas relajado, y poder hablar con soltura de algunas cosas, pero tenía claro que ese no era el momento, menos delante de los niños. Temas de suma delicadeza se hablaban con total libertad, pero el maestre podía ser acusado de joven, hasta de inexperto, pero nunca de imprudente, así que no hablaría de ciertas cosas con ligereza.

- Mi Lady, Larkyn, ciertamente hasta que no se encuentre el cuerpo nada se puede decir acerca de si sigue con vida o no, el chico peleaba bien según tengo entendido, y el invierno mas crudo aún no ha llegado, así que cualquier conclusión sería presurosa, ojalá los siete lo protejan- palabras obligadas que esperaba pusieran fin a las especulaciones, la muerte del chico no cambiaba mucho las cosas, aunque eso dudaba que el resto lo tuviese claro.

Decidió evadir ese tema y el de Van, y prefirió sumarse a la bella historia que contó el caballero, que siempre dejaba claro su talento para exponerlas de un modo atractivo y cautivador. Claro que el comentario no había sido inocente, y era un modo de hablar en metáforas sobre la situación que se avecinaba, pero profundizar en eso no le parecía oportuno para un desayuno en familia, definitivamente no - Sir Byron, coincido plenamente, un buen nombre no garantiza lo que hay dentro del corazón del hombre, por eso es tan importante no solo aprender de libros y de espadas, sino también de valores y de honor- miró a Arthur respetuosamente mientras decía estas plabras, ansiaba que el niño fuera un gobernante sabio y justo, se esforzaba cada día en aportar de sí para ese fin.

"¿Horas y horas sin cansarse? ¡El mejor de todos está aquí, conmigo!", y si enseñaba tanto a Larkyn como a él a ser grandes guerreros la fama de Nido de Tormentas llegaría más allá del Mar Angosto. "¡Y celebraremos torneos!". Además, con las enseñanzas del Maestro Blackwater serían doblemente buenos.

La expresión del joven heredero denotaba entusiasmo y asombro. Con cada nuevo dato la admiración por el hombre amenazaba con desbordarse, pero de forma positiva. Su tío era un guerrero impresionante, y más tarde preguntaría a Maese Lebrón si la Historia recogería el nombre de Ser Byron Morrigen en sus hojas. Sólo esperaba acordarse porque ya tenía unas cuantas dudas y acababa de comenzar el día.

- Te nombraría Lord Comandante de la Tormenta, ¿a que suena bien? -Sería maravilloso que pudiera otorgarle un título de tanta importancia-. Es mejor que ser el de la Guardia Real, porque Aeamon Targaryen vivía en Desembarco del Rey y a mi me gusta más Nido de Tormentas. Bueno, no he estado allí, pero me gusta mucho mi casa.

El tema sobre el hijo del antiguo Lord del castillo era un asunto algo delicado, pero parecía que todos comentaban al respecto. Siempre se fijaba si Larkyn lo hacía porque era más fácil saber que él también podía hablar, porque con los otros adultos la cosa se complicaba.

- El Guerrero le dará fuerzas más allá del Muro, y la Vieja lo guiará si está perdido -Miró a Maese Lebron buscando su aprobación. También estaba muy contento de tener un Maese que supiera tantas y tantas cosas.

Más tarde, con la intervención del Maese, notó que aquellas últimas palabras iban dirigidas a él (más que nada porque lo miraba). Así que asintió con vehemencia, haciendo que su cabello se moviera tanto que tuvo que colocarlo con rapidez o iba a ser regañado por su madre.

- Corazón noble -Comenzó a enumerar con los dedos olvidándose de los presentes, como si estuviera en la sala de estudio-, cultura, entrenamiento, valor y honor.

Eran fundamentos que creía poseer, más o menos.

"Mamá dice que soy un buen hijo, y no sólo ella, así que ya tengo un corazón noble", se perdió en sus pensamientos de forma bastante evidente. "Maese Lebron es mi maestro, y también Byron con sus historias. Ya tengo la cultura", llevó su mano bajo la mesa para enumerar y así llevar la cuenta. "Tío Byron y el Maestro Blackwater me enseñan a ser un guerrero. Eso es el entrenamiento". Ahora llegaba la parte más compleja, y no pudo evitar suspirar. "No soy un cobarde, pero tampoco tengo el valor de los héroes; y creo que de honor voy bien: no miento, mantengo mi palabra, soy respetuoso..."

Decidió que una rebanada de pan moreno con mermelada de arándanos era mejor opción, así que se arrimó lo más posible a la mesa para alcanzar el tarro y servirse su último bocado del desayuno. Tanto pensar le daban ganas de comer.

-Es un gran titulo, Arthur le dijo a su sobrino, riendo Quizas si hubieramos nacido unos cientos de años antes de la conquista podriamos haber sido comandantes de la tormenta, o quizas mariscales de las Marcas de Dorne despues de guerrear contra ellos, o contra los señores del rio o los caballeros del Dominio. Las Tierras de la Tormenta dan desde hace milenios los mejores guerreros, lo sabias? Es el clima duro lo que templa a los hombres fuertes. Algun dia iremos a Desembarco del Rey, y podras ver al Rey Robert y a Barristan el Bravo, dos compatriotas y que se cuentan entre los mejores guerreros vivos.

-Si, no te preocupes Arthur, el clima de Nido de Tormentas no les gusta a los otros, y además nos tienen miedo, no se atreverán a cruzar el muro. Es probable que Ulbric solo esté tardando en regresar porque se está encargando de ellos. Sonrió al pequeño Lord y siguió comiendo, aunque se giró para contestar a Ser Byron. Bueno, hay casas con más suerte que otras supongo, desde luego los Targaryens no destacan por llevarse bien, ni siquiera entre ellos mismos. Hizo una pequeña pausa para masticar y después añadió con una sonrisa. Bueno... para los matrimonios parece que si se llevaban muy bien.

Una broma siempre ayudaba a relajar el ambiente, eso y una buena comida, parecía que allí tenían todo lo que se podía desear para pasar un desayuno de lo más agradable. La respuesta del Maestre era como siempre acertada, no se podía dar a nadie por muerto sin haber visto su cadáver.

-Tiene toda la razón Maestre Lebron, además con el frío que hace más allá del muro y el hielo  y la nieve no creo que ... Larkyn refrenó su lengua, hablar de la descomposición y conservación de los cadáveres sin duda no era el tema más adecuado para el desayuno, ni para hablar delante de Lady Shiera y Lady Farryn. ...que seguro que aparece tarde o temprano, quizás solo se perdieron.

Sonrió ante la respuesta de Arthur sobre las capacidades de su tío, verdaderamente era un guerrero extraordinario, y no dudaba que se mereciera un título como el que su sobrino le ofrecía.

-¿Y a mi que me nombraría Lord Arthur? Seguro que también tenéis un título guardado para mi.

Arthur era muy ocurrente así que no le extrañaría nada que se inventara un título adecuado para alguien como Larkyn.

-Mientras no os vayáis más al Oeste Ser Byron. Dijo haciendo referencia a la situación de las tierras de su familia y siguiendo con la broma del caballero. No tendré problema en seguiros a la batalla, aunque creo que tras esta larga guerra nos espera una época de larga paz y prosperidad.

Todo funcionaba a la perfección y desde que el Rey Robert se había sentado en el trono de hierro la paz había vuelto, no parecía haber ninguna rencilla que estropeara aquel ambiente. Los lazos familiares o de fuerte amistad ataban a casi todas las casas al trono.

Arthur estaba más tranquilo tras revisar mentalmente la distancia entre el Muro y Nido de Tormentas. Las criaturas del hielo tendría que pasar frente a muchos otros castillos antes de llegar hasta allí, y si lo hacían "la tormenta" caería sobre ellos.

- Ser Larkyn Swift, "Caballero de la sonrisa deslumbrante" -Contestó tan rápido como el pupilo terminó la pregunta, sabedor que su buen humor y agradable sonrisa era su seña de identidad. Sí, estaba convencido que sería un Caballero valeroso y un rompecorazones.

Le había costado entender ese concepto, pues la primera vez no entendía por qué veían tan gracioso que un Caballero fuera rompiendo los corazones de las damas allá donde fuera.

- El Maestro Blackwater sería el Mariscal de la Tormenta. Lo siento, Larkyn, es el Maestro de armas.

Se encogió de hombros y sonrió con algo de mermelada en la comisura de sus labios.

Sonrió ante los nuevos títulos. Todos encajaban perfecto, pero con lo enojado que había estado hacía unos segundos temía preguntar por cuál sería el suyo en ese mundo imaginario. Seguro que siendo un niño como era, le pondría algún apodo feo en pura venganza. O con lo amable que era en realidad, quizás no. Era un buen chico, después de todo.

Con un gesto sutil, y procurando que solo Arthur la viera, le indicó en cosa de segundos que debía limpiarse la boca. 

Dejó su plato vacío y remojó sus labios al tomar limonada de la copa. 

-Yo conozco una historia sobre un caballero con una sonrisa dijo Byron, sonriendo el tambien Fue hace muchos años, antes de que nacieras tu Arthur, y Farryn era aun un proyecto que seguia en el vientre de tu madre. Tu padre era poco mas que un caballero mantenido de tu tio, nuestro hermano mayor, y yo ni eso, solo un simple escudero grande de hombros sin espuelas y con una lanza tan doblada que haria llorar a ser Owen si la viera.

Tomo un buen trago de limonada antes de continuar, saboreandola. Le gustaba crear misterio para sus historias, ademas de que le gustaba refrescar el gañote antes de hablar sin descanso.

-En esa epoca, las Espadas Blancas era un grupo de los mejores caballeros del reino, no como ahora que son poco mas que una sombra del pasado salvo contadas excepciones. Uno de ellos era ser Oswell Whent, el Murcielago Blanco. Los Whent eran, en esa epoca, señores de Harrenhal, lo que los hacia una de las familias mas ricas de Poniente. Un dia, Oswell visito a su hermano, señor de Harrenhal, y este monto un torneo para celebrarlo, el mas grande y majestuoso desde la Edad de los Heroes. Todos los grandes señores, damas y caballeros asistieron, incluso maestres de Antigua para documentarlo. Asistieron hasta los Starks, del lejano norte, mira lo que te digo. Asistio el joven señor de Bastion de Tormentas, Robert Baratheon. Y tambien asistio el principe heredero del Trono de Hierro, Rhaegar Targaryen y su esposa Ellia Martell de Dorne, y junto a ellos el rey Aerys II, el Rey Loco.

Se detuvo un momento para ver las caras de los presentes. Probablemente algunos ya sabian hacia donde iba la historia.

-Tu tio mayor habia sido nombrado señor hacia relativamente poco, asi que no podia dejarse ver jugando con los escuderos, asi que se dirigio hacia donde estaban los señores. Tu padre, tambien mayor que yo, tratando de emularlo lo siguio: Supongo que sabia que algun dia seria señor y queria aprender. Por mi parte, me fui hacia donde los jovenes de mi edad estaban. Algunos eran buenos muchachos, pero otros no tanto. Habia 3 en particular que gustaban de mortificar a los mas debiles. Cuando intentaron meterse conmigo, tome uno por los pies y lo use como maza para golpear a los otros dos. Despues de eso se lo pensaron dos veces antes de acercarse. Sin embargo, no toda la gente tenia la misma contextura que yo.

Volvio a beber limonada y se lamio los labios, impaciente. Seguramente habia terminado la introduccion y empezaba lo bueno.

-Un dia, aparecio junto a los Starks un hombre pequeño y huidizo, aparentemente un señor del Cuello. Me contaron los demas escuderos que los 3 granujas a los que habia palizeado lo habian encontrado y molido a palos, pero fue salvado por la chica Stark, una joven hermosa y salvaje, una loba. Los demas lobos lo habian acogido, ya que los señores del Cuello siempre le habian sido leales. Ese dia, a Jaime Lannister lo nombraron Hermano Juramentado de la Guardia Real, y se veia magnifico con su armadura dorada y capa blanca nivea, antes de que la mancillara con la sangre del rey que juro proteger. La Reina del Amor y la Belleza era, en ese entonces, la Hija de Lord Whent, y ser Oswell y 5 Whents habian jurado defender su corona. Las justas fueron y vinieron, los protectores cambiaron y cuando parecia que ese dia no se justaria mas, aparecio el.

Alzo lentamente su enorme humanidad sobre la mesa, desparramando su sombra sobre todos.

-Un caballero algo bajo, pero imponente. Su armadura era dispar, como hecha con trozos de distintos trajes. El blason que lucoa su escudo era un arbol corazón de los Antiguos Dioses, un arciano blanco con un rostro rojo sonriente. El desafio y derroto a los tres caballeros que habian sido servidos por los escuderos que apalearon al hombre del Cuello, que se contaban entre los cinco campeones. Reclamo sus armaduras y caballos, como es la usanza. La gente habia animado con mucho entusiasmo al caballero misterioso, porque los tres caballeros tampoco eran muy queridos. Cuando estos tres caballeros quisieron pagar rescate por sus posesiones, este nego con la cabeza: ENSEÑAD HONOR A VUESTROS ESCUDEROS dijo Byron, con voz mas grave que de costumbre, tapandose la boca con su manaza para que pareciera que vestia un yelmo que le retumbara la voz ESE ES TODO EL RESCTE QUE PRECISO. Asi hicieron los caballeros, y cuando sus escuderos fueron castigados duramente, se le devolvieron las armaduras y los caballos. En el banquete de esa noche no se hablo de otra cosa, y muchos juraron vencer y desenmascarar al Caballero del Arbol Sonriente, tal era el nombre que le pusieron. Incluso el rey queria saber quien era, pues pensaba que podia ser un enemigo. Sin embargo, a la mañana siguiente, solo dos de los cinco campeones se presentaron.

Volvio a sentarse, y comio tranquilamente un huevo duro, como si no le importara terminar la historia. Arthur sabia que solo era una actuacion para crear suspenso, tan acostumbrado estaba a su tio y sus historias a la hora de la cama.

-Muchos lo buscaron continuo despues pero lo unico que encontraron fue su escudo colgado en una rama que apuntaba a la Isla de los Rostros, con la imagen del arbol sonriente aun en el.

Lady Shiera disfrutaba de ver tan buen ambiente en el salòn comedor, aunque pocas veces lo habìa dicho en voz alta, es màs, dudaba habèrselo dicho a alguien alguna vez. Escuchò con atenciòn la historia que contaba su cuñado, se preguntaba còmo habrìa sido la vida de haberlo hecho nacer a èl antes que a su difunto esposo pero pronto se perdiò en otros pensamientos. Estaba ahì pero realmente no lo estaba, necesitaba poner en orden sus ideas, no sabìa cuàndo iba a llegar Van pero confiaba en que hubieran hecho un hombre de bien de èl, un hombre como ella hubiera hecho de haber estado a su lado.

-¿De verdad no tenìan ni una sospecha de quièn era èl?

Preguntò a Byron con una sonrisa. Podìa ser que no fueran los mejores amigos pero ella realmente querìa llevar la fiesta en paz con èl y con todos realmente. Aguardò la respuesta y luego bebiò un poco mas mientras observaba las distintas reacciones de sus hijos y de los caballeros presentes. No habìa comido casi nada pero retirò el plato porque no le apetecìa màs. Sus hijos se hacìan mayores y pronto ella volverìa a la soledad que le habìa traìdo su matrimonio, lamentò no tener el valor de marcharse o quizàs si.

Larkyn sonrió satisfecho con su nuevo título, como siempre el pequeño Lord había acertado de pleno.

-"Caballero de la sonrisa deslumbrante"... ¡Me gusta! No se si eso hará que mis enemigos tiemblen de miedo, pero para eso está mi hacha. Le dedicó a Arthur una de sus sonrisas deslumbrantes y negó con la cabeza sutilmente. No te preocupes, el Maestro Blackwater se merece un título como ese por lo menos, yo me conformo con el mío, no pienso cambiarlo por ningún otro.

Escuchó con atención la historia de Ser Byron, sobre todo al saber que otro caballero sonriente salía en ella. Además no se trataba de una de esas antiguas historias que salía en los libros que el Maestre le obligaba a leer, esta había sucedido hacía relativamente poco y el Capitán de la guardia había sido protagonista en primera persona de ella, así que era totalmente cierta.

-¡Vaya...! ¿Y desapareció sin más? Eso si que es todo un misterio. Pero si, me gustaría ser un "Caballero de la sonrisa deslumbrante" si eso significa actuar como él. Se volvió hacia Ser Byron. ¿De verdad usaste a uno de los escuderos como garrote? No era una pregunta que llevara implícita la duda, si no más bien la admiración, estaba seguro que si Ser Byron lo había contado así, había sucedido de aquella forma. Larkyn no pudo evitar reírse imaginándose aquella escena. ¿Y al final quien ganó el torneo? Preguntó curioso, aunque su mente enseguida le hizo expresar otra idea que le rondaba por la cabeza. Me gustaría participar en un torneo, no lo ganaría, pero por intentarlo que no quede. ¿Nunca habéis pensado organizar un torneo aquí, en Nido de Tormentas? Claro que en ese caso Lord Arthur no tendrías tan fácil otorgar el título de Reina del Amor y la Belleza, a no ser que dieras dos claro. Larkyn siguió comiendo tranquilamente lo poco que ya quedaba de su desayuno seguro que todos estarían de acuerdo con él en que tanto Lady Shiera como Lady Farryn serían justas merecedoras de aquel título. ¿Y al Maestre Lebron? Creo que no podemos dejarlo sin un título, estoy seguro que sabrás encontrar uno que acompañe al de Maestre.

-Los maestres no pueden tener titulos salvo el de Archimaestre o Gran Maestre, hicieron un juramento. Y si, lo use como garrote a aquel escuderito. Fue facil, lo tome de los tobillos, uno en cada mano. Estaba tan asustado que no conseguia moverse dijo Byron, sonriendo a Larkyn. Cuando a volvio a hablar, sin embargo, ya no sonreia. Tenia una cara desanimada, casi de tristeza El torneo lo gano el Principe Dragon, y corono a la Loba como Reina del Amor y la Belleza... Y luego la secuestro, con lo que se desato la Rebelion de Robert. Y el resto es historia...

Luego volvio a fijarse en Shiera Y no, mi señora, no hubo sospechas acerca de la identidad del caballero, no serias al menos. Muchos teorizan que fue el lacustre, aunque no tenia pinta de guerrero. Puedo equivocarme, claro, solo lo vi de lejos. Otros dicen que fue el Principe Dragon, aunque no lo creo: Su padre no le sacaba los ojos de encima. Otros dicen que fue la loba, pero la voz... Brrr, ninguna mujer podria hacer ese sonido.

Nunca se cansaba de escuchar historias sobre torneos, valerosos guerreros y sabios gobernantes. El Torneo de Harrenhal parecía guardar alguna que otra anécdota, y su tío sabía muy bien cómo hacer que una historia conocida siempre fuera interesante; de tal manera que siempre arrancaba una sonrisa de admiración o un un gesto de asombro al niño.

No entró a responder sobre el vencedor del torneo, pues sabía que su tío ensombrecía su semblante cada vez que llegaba al final. Pero Byron respondió para sacar a Larkyn de dudas.

"No entiendo cómo El Príncipe Dragón, que era un gran caballero, hizo eso", aún era demasiado joven para entender las locuras del amor.

En cuanto se habló de organizar un torneo en Nido de Tormentas su cara estaba a punto de no poder albergar la gran sonrisa que tenía. ¿Podían? ¿Debían? Él quería, ¿qué niño de ocho años no? Pero alguna que otra vez su tío y el Maestro Blackwater le habían comentado que se requería mucho dinero para organizarlos, y ante la expectativa de fama o proporcionar un techo y comida a sus hombres no tenía duda alguna de la decisión.

- Algún día, Larkyn... Y seguro que participarás en un torneo, así que tienes que entrenar duro. ¡Ah! -Golpeó su puño en la palma de la mano-. Epera. Se me ocurre que si quieres dar miedo podrías ser el Caballero de la Tormenta Sonriente. Es raro, pero da que pensar -Luego miró a su hermana-. Si pudiera te daría el título de Reina de la Belleza y el Amor. ¡Oh! Es al revés -Sonrió tímidamente-. Lo que quiero decir es que ese honor lo concede el vencedor, y aún soy... ahmm... joven.

A punto estuvo de decir que era un niño. Lo era, pero también el Lord de la Casa Morrigen. Dirigió su atención a Byron con la convicción en sus ojos.

- Me has contado tantas veces la historia que me ha dado tiempo para pensar; y ya no me importa tanto saber quién era. Creo que lo significativo -Buscó al Maese con la mirada y prosiguió, con cierto orgullo al añadir una palabra que lo hacía parecer mayor- es la enseñanza de honor, respeto y humildad que dio el Caballero del Árbol Sonriente. Aunque no estaría mal saber quién era -murmuró aquello último revelando que como todo conocedor de la historia estaba, como mínimo, algo intrigado.

"No creo que fuera la Loba, aunque el Caballero no era muy alto; pero Byron dice que es imposible que una mujer tuviera esa voz. El lacustre pues... tampoco", otra vez se perdía en su reflexión. "Si fuera un gran caballero no le habrían pegado. Tenía que ser un norteño, por el arciano. Tal vez... tal vez fue un Dios Antiguo del Norte que quiso dar una lección a todos; y por eso, cuando la dio... ¡se marchó!".

¿Habría resuelto el joven Arthur la identidad del Caballero del Árbol Sonriente?

El maestre disfrutaba de la conversación, la historia del caballero la conocía bien, pero no podría haberla contado mejor que Sir Byron, y el clima en la mesa era mucho mas relajado que minutos atrás, cuando los mensajes de los cuervos estaban en boca de todos.

Miró al heredero y asintió con aprobación - muy bien, eso es saber aprender de las historias, la mayoría se detiene en el misterio y olvida el verdadero aprendizaje, ese caballero, sea quien fuese, se ha inmortalizado no por su nombre ni por su riqueza sino por lo virtuoso de sus actos, entender eso es muy importante, Arthur - claro que él tenía su propia teoría respecto de la identidad del caballero, pero para eso había que conocer otros detalles de esa historia, y de otras mas antiguas aún, donde los siete aún no habían pisado el Poniente.

- Larkyn, Sir Byron esta en lo cierto, a mi me honra que me llames maestre Lebrón, no necesito mas título que ese, pero en cuanto a ti, caballero de la tormenta sonriente, espero que pronto seas digno de ser llamado de ese modo. No veo la hora de ver lo que puedes hacer en el entrenamiento de hoy - sonrió amablemente, como si de un juego se tratase, sentía simpatía por el chico,  el escudero se había ganado el corazón de todos ellos, no podía mas que desearle prosperidad en sus anhelos.

Ella los escuchò con atenciòn y les vio muy animados, eso estaba bien pero en verdad parecìa una anciana sin nada màs que decir, sino rogar a Los Siete que sus hijos no la odiaran, que el hijo arrebatado tampoco la odiara y que afrenta hacia la familia de su esposo no fuese tan grave y no supusiera un problema mayor entre ella y ellos. Se sintiò incòmoda y fuera de lugar.

-Sin duda ese serìa un perfecto tìtulo para vuestra hermana, lord Arthur. Y adivino que pronto tendrà un tìtulo que os merezcais con creces, joven Swift.

Shiera sonriò.

-Bueno, sigan disfrutando de los alimentos, yo tengo que firmar algunos papeles y hay cosas que no esperan.

Se levantò y se alejò a paso vivo para adentrarse en el salòn donde casi nadie se atrevìa a entrar a menos que tuviera un asunto de suma urgencia con ella o bueno, con el señor de aquellas tierras pero como aùn era un niño, le tocaba a ella. Ya a solas, podìa permitirse lo que su corazòn le gritaba.

Escuchó silenciosamente la historia así como cada vez que su tío la relataba, al mismo tiempo que el resto de los comensales prestaba su total atención. Cada vez que la escuchaba, había algo distinto que le llamaba la atención. Recordaba que la primera vez que lo había escuchado, a la edad de siete años, no se había podido sacar de la cabeza durante semanas el obtener el título de "Reina del amor y la belleza". Había querido competir y nombrarse a sí misma, aunque sabía que jamás podría ganar si los caballeros eran la mitad de buenos que su tío. A los diez, la había cautivado el valor del hombre, y el temor  y admiración que había provocado. Y mientras crecía y se enamoraba de los valores que demostraba la historia, se había enamorado un poco de la figura del caballero. No como un amor pasional, sino como un amor basado en pura admiración, y que la hacía desear desde el fondo de su alma que aquella figura fuese en realidad la loba, no el príncipe ni el lacustre ni ningún otro hombre. 

Ahora, cuando la había escuchado, había terminado de convencerse de que la Stark había sido la protagonista. Los Stark creían en los viejos dioses, fácilmente podría haberle hecho un tributo a ellos por medio del símbolo en el escudo. Además, con los aterrados que estaban, quizás el miedo había logrado camuflar los tonos femeninos en una voz distorsionada por el casco y por la intención de disfrazar su identidad a través de fingir una voz masculina. Además, el tiempo enturbiaba los recuerdos, y lo que su tío recordaba como la voz estruendosa e infernal de un caballero indignado podría no serlo.

La idea de que se organizara aquí un torneo la emocionaba, y se hubiese sonrojado por el cumplido de Larkyn si no hubiese sido tan obvio que lo decía por simple cortesía. A pesar de que se sabía bonita, ese título le parecía absolutamente fuera de su alcance, al menos si se nombraba por belleza y no por amor. 

Tomó otro sorbo de limonada mientras su tío hablaba de las desgracias que había traído ese evento y contestaba una pregunta que le habían hecho millones de veces antes. Dejó la copa en la mesa justo a tiempo para ver a su hermano entusiasmarse con el torneo y entrenarse, y escuchar su tierno cumplido. Sería un galán cuando creciera, de seguro. Cómo había hecho notar el maestre, Arthur era un chico inteligente, había notado los puntos importantes de la historia. Y no solo eso, era un chico hábil, dulce, y para nada tímido. Crecería para ser un caballero fuerte y resistente, pero amable, más similar a la figura paternal de su tío que a su mismo padre.

Sería un honor recibir ese título por tu victoria, queridisimo hermano. -  contestó con una sonrisa 

Escuchó a su madre excusarse y asintió. Ya la vería más tarde.

Muchas gracias, madre. Hasta pronto. - se despidió sin levantar mucho la voz, para no interrumpir ninguna conversación paralela.

-Bueno, pues entonces Maestre Lebron estará bien como título, además tienes la suerte de tener unos alumnos muy aventajados, al menos dos jajajaja. Por supuesto se refería a Arthur y Farryn, él mismo no se consideraba muy aventajado en esos temas, aunque debía reconocer que el Maestro Lebron había hecho un buen trabajo. Y entre tanto el pequeño Arthur había conseguido un segundo título para él. ¿Caballero de la tormenta sonriente? ¡Me gusta también! Y Ser Owen puede dar fe que me entreno con dureza y espero que sea para engrandecer aún más el nombre de esta casa. Se sentía querido y apoyado por todos allí y en su situación era más de lo que podía pedir y desear. Muchas gracias a todos por vuestro ánimos, intentaré esforzarme aún más. Se levantó de la silla cuando lo hizo Lady Shiera por cortesía y le hizo una pequeña reverencia de despedida cuando esta anunció que se ausentaba. Que tenga buen día Lady Shiera. Por nada del mundo le gustaría verse atado a las obligaciones del pequeño Lord o de su madre, demasiados papeles y cosas aburridas. Se volvió a sentar y terminó el poco desayuno que le quedaba en el plato mientras todos parecían hacer lo mismo. Estoy seguro que nuestro Lord Arthur se convertirá en un caballero tan diestro con la espada como lo es con las palabras y la lectura y que en pocos años podrá ofrecerle ese título Lady Farryn. Terminó y dejó los cubiertos sobre el plato. Bueno, será mejor que me ponga a trabajar un poco. A no ser que alguien me requiera para otra cosa creo que el Ser Owen tiene unas cuantas armas y armaduras que revisar aún.

Larkyn se levantó de la mesa e hizo una reverencia de despedia, después se dispuso a realizar aquel trabajo que parecía interesante, quizás entre todas aquellas viejas reliquias pudieran encontrar alguna que mereciera la pena o que guardara una historia detrás. Mientras tanto aprovecharía a hablar con el Maestro de armas y conseguir los últimos consejos antes del entrenamiento con Ser Byron.