Partida Rol por web

  Los pieles verdes habían caído en la caja de ropa sucia, sin embargo, por muy blando que sea el algodón, el pegamento que une las partes de las miniaturas no aguantó la expulsión de energía potencial. 

El chamán rugía de rabia- ¡Argg!- se podían oír continuamente, al igual que golpes de bastón sobre plástico. Car y Nor, recogieron todas las extremidades rotas, con la  dignidad que le permitieron sus brazos mutilados, los orcos saltaron de nuevo a la solapa de la caja y se dejaron caer, conscientes de que muchos juguetes le miraban. 

-¿qué hará aquí el halcón milenario?- pregunta Ter al ver una nave que sobrevuela sus cabezas.

-Vaya pájaro más gordo, no sé como se puede sostener en el aire- Responde Car, los únicos con las suficientes ganas como para hacer comentarios. 

Cuando llegan al suelo, distinguen al maldito demonio de Slanesh, y el chamán lanza un pequeño gruñido. Se acercan a la multitud.

-¡Demoño!... !Por fin nos volvemos a encontrar!, lástima que no esté en mis plenas capacidades, sino, te haría pagar caro toda la insolencia de la que has hecho gala estos años- amenazó el orco.

Concentrada en su misión de mantener inmovilizado al peligroso pájaro esquelético, la cosa no puede evitar darse cuenta sin embargo de como aquel retorcido y afeminado demonio intenta embaucar a los demás juguetes con sus palabras cargadas de maldad y traición. Incapaz de seguir escuchando impasible aquella sarta de dulces mentiras, la masa empieza a temblar incontrolablemente y sin pensar en las consecuencias suelta a su prisionero, dirigiéndose a toda velocidad hacia el monstruo con pinzas.

Ignorando al resto de muñecos -incluso a aquellos ruidosos compañeros verdes-, la cosa llega pronto junto a la abominación con cuernos. Deseosa de que los demás se den cuenta del destino que merece aquel ser despreciable, le señala con sus pequeños tentáculos para después formar una figura en el suelo con su propio cuerpo, una imagen que condensa todo lo que siente hacia ella. Una soga.

Los chicos del OK Corral siguen aferrados entre sí, tejiendo una inquebrantable red de brazos y piernas sobre el demonio de Slaanesh, mientras piensan en una solución a aquel problema. Como es habitual, es Wyatt el que habla en nombre de los vaqueros.

-Vamos a ver, chicos. Somos juguetes. ¡JU-GUE-TES!. Los demonios no existen. Cada uno es lo que quiere ser, así que no me vengas conque si aquel es un demonio malvado y tú eres bueno cuando no has tenido reparo alguno en cebarte con quien se te ha puesto por delante. Ahora, ¿quereis dejaros de tonterías, a ver si podemos solucionar esto de alguna forma más inteligente?.

IornMan se aparta ligeramente del grupo mientras todo el mundo parece demasiado preocupado en encontrar un buen motivo para condenar a la miniatura que había puesto en peligro a buena parte de los allí presentes. Estaba claro que no iban a razonar como deberían, porque como había dicho el diminuto vaquero, eran juguetes. Y su forma de comportarse estaba manipulada por los juegos a los que siempre habían jugado con Max.

Él, en concreto, era un héroe de acción. Normalmente golpeaba al malo hasta que este se rendía y entonces se iba a otras cosas, sabiendo que había recibido su merecido y manteniendo la esperanza de que eso lo haría cambiar y volver al buen camino. Pero eso nuca pasaba. Se había enfrentado cientos de veces a lo peor de los juguetes de Max y estos nunca aprendían la lección. Y lo mejor de todo es que a IronMan le parecía bien. Era la forma correcta de hacer las cosas.

La paliza al demonio ya estaba administrada... Aunque había una diferencia en el juego esta vez, la miniatura estaba volviendo locos a los demás juguetes con su cháchara. Bueno, allá ellos si le querían escuchar. Cuando fuera el momento del volver a golpear a la miniatura, volvería a la acción. Hasta entonces, tenía otras cosas que hacer. Como ocuparse de John Kii.

Se acerca al cuerpo desmontado del policía y recoge todas las piezas con cuidado, cargándolas sobre una de sus enormes manazas. Acto seguido, salta sobre su peana hasta llegar a la altura de la masa verde con la que había trabado cierta amistad y le tiende la mano libre. - Vamos amiga verde, aquí ya no pintamos nada. Las autoridades locales se harán cargo del problema a partir de ahora y no parece que haya nadie dispuesto a escuchar. Nuestro trabajo ya está hecho y tenemos que ocuparnos de otras cosas... Me vendría muy bien tu ayuda. Quizá podamos arreglar a John Kii y tenerlo de vuelta con nosotros.

Hace un ratillo ha empezado a haber luz. Las persianas no, pero las cortinas están bajadas. El cochecito se da cuenta de algo, y corre hacia sus compañeros.

¡Eh! ¡Cosa, Hierro! ¿Habéis visto la luz? Si no hacemos algo, Max despertará por obra de aquel inhumano cacharro...

El demonio esperaba pacientemente a ver que era de él. Aún no habia llegado su hora, todo el mundo era consciente de eso. Los chicos del O.K. Corral eran unos ineptos y estaban en primera posicion de su lista mental de objetivos...

 Taylor! Hay que ir a la mesa de luz, antes de que el despertador despierte al Gigante, y nos vea a todos! Yo lo he visto antes, solo hay que apretar un botón para que deje de sonar... y tengo suerte viendo que botón apretar, no??

 Todos oyen la lejana voz de Barker, hablando por el altavoz del helicóptero que volaba por la habitación: Juguetes, no se por el ruidoso despertador, nosotros podremos apagarlo.

venga no perdamos mas tiempo.. ¿este cacharro tendra armas o algo ?

Los juguetes iban despejando el camino hacia el Demonio de Slanesh. Así que los orcos aprovecharon el momento para hacercarse a él.

-Demoño- convoca el Chamán, que se había quedado fuera del círculo de muñecos que rodeaban a la miniatura del caos- Estos juguetes no son tu mayor problema y lo sabes- después de ésto rió y los guerreros verdes lo acompañaron con sus roncas risas.

Se dirige el chamán a la multitud:

- ¡¿Porqué atormentáis así al que va a ser mi víctima?!

- Bien. - Asiente Taylor en tono sumiso. - Siguiente destino, el ruidoso artefacto de guerra. 

Detrás de su visera metalizada sonríe y no puede evitar soltar el típico comentario de soldado.

- Agárrense bien a sus piezas, señoritas. - Acto seguido acciona los controles del helicóptero para dirigirse al nuevo destino. - ¡La Unidad Lego 84 a la carga!

El helicóptero remonta el vuelo, con todos sus ocupantes, y pronto alcanza su objetivo.

- Chamán, eres un inutil. Tú estupida magia no será suficiente para detenerme ni a mi ni a la esencia del caos. Vaqueros sujetadme fuerte porque como me solteis le arranco la cabeza a todos esos desgracidos, y no quiero que me imputeis más crimenes, aunque por otro lado, seguramente, si los mato a todos me comprendereis y os habré hecho un gran favor liberandoos de esa chusma infernal. - El tono de Slanny era jodidamente serio, no iba de broma, la tension se palpaba en el ambiente.

Lo que no lo saben es que el mecanismo del aparato es endiabladamente puñetero; ha sido diseñado a prueba de despertares parciales. ¿Como se las apañarán?

Taylor trata de llevar el helicóptero lo más cerca posible del artefacto. Entonces deja que el helicóptero se mantenga estático en su posición.

- Señores, tendrán que bajar con el cable, no podemos arriesgarnos a apagar el motor del helicóptero y luego volverlo a encender. 

Mira a Barker y se lleva la mano a la parte superior de la visera, en un saludo militar (en este caso despedida). 

- Vaya con cuidado, Smith. No sabemos lo que le puede llegar a suceder ahí a bajo. Sea valiente, y piense en su esposa y en su hija que lo esperan en casa. - dice el pequeño soldado, imitando las más típicas escenas de las películas bélicas en las que los soldados se despiden dramáticamente. - Adelante. Yo mantendré esto a flote, y cuando vuelva nos iremos de escaramuzas contra esos pedazos de plástico mal ensamblados.

- Micky, coja mi revólver y dele cobertura a Smith. 

muy bien no te preucupes te protegere suerte compañero

 Roger-roger, capitan!

Otra vez a Barker se la había escapado su vocabulario espacial, solía sucederle cuando se emocionaba. Dicho esto, saltó del helicóptero, el plástico lego era lo suficientemente resistente para aguantar una caída tan nimia.

Una vez parado entre las hojas y migajas de la mesa, Barker gritó: En zona, y estabilizado!!

Objetivo a las 2 en punto, acercando... se acercó corriendo lo mas rápido que podía hacia el despertador, Observando!

Parece que el botón no se ubica en la parte superior, como pensaba, capitan... el aparato hacia un ruido infernal, y el gigante comenzaba a despertar.

Probaré chequeando la parte trasera...

Por detrás no hay nada. Por el lado izquierdo hay unas piezas que pueden desplazarse a distintas posiciones, aunque tienen pinta de estar duras. Por el derecho hay otras piezas semejantes, aunque mucho mas faciles de mover. La parte de arriba la puedes ver en la foto: