Partida Rol por web

El muñequito con complejo de director de partidas Maid con fuego en los ojos despertó. ¡Eso si que era un acontecimiento extraño! Y, sí, tus sospechas fueron ciertas: ¡de nuevo te tocaba salvar el culamen a Ran! ¡Qué vida más dura la de osito de peluche! Así que, todo lo rápido que tus esponjositas patitas podían, fuiste en dirección a la escalera. Sin embargo, justo cuando pasaste por aquella misteriosa trampilla llena de candados, tus sentidos oseznos te lanzaron una intensa alarma.

¡RAN NO ESTABA ARRIBA! ¡SINO ABAJO!

No había dudas, debajo de aquella trampilla... la cosa era, ¿cómo harías para destrozar los candados con tus patitas? ¡Imposible! Además, te las tendrías que apañar para evitar al amo, que acababa de entrar y que estaba patrullando por allí cerca en busca de sus Maids.

Pero, fue justo en ese momento en el que te diste cuenta. Mientras el amo preguntaba si había alguien en casa, guardó en su bolsillo derecho del pantalón un juego de llaves que había usado momentos antes para abrir la puerta de la mansión. ¡Fijo que en ese juego de llaves estaba la que necesitabas para abrir también las cerraduras del candado!

La cosa era: ¿serías lo suficientemente ágil como para robárselas y abrir sin que se diera cuenta?

Habían conseguido evitar que Ran perforara el suelo, lo cual era bueno. ¡Pero el amo acababa de llegar a casa! ¡Por el amor del Altísimo! ¡Que tenían que haber preparado el desayuno y no habían encendido el tostador siquiera! Y además estaba esa especie de oscuridad que amenazaba con engullirlas...

 -¡Rápido, tenemos que movernos! ¡Antes de que el amo se enfade más con nosotras!

Dicho lo cual, Eclaire cogió a sus compañeras de las manos e inentó tirar de ellas hacia el cuartito cuyo pomo acababan de limpiar. Sin embargo, sus escuálidos bracitos fueron incapaces de tirar de Ade y Ran, haciendo que Eclaire perdiera el agarre y cayera hacia adelante, rodando hacia la pared, chocándose con ella y quedando tirada en el suelo cual pañuelo usado y engurruñado.

 -Auch... Rápido, llevadme hasta las escaleras. Me duele la rabadilla...

A ver si al final iba a resultar que la casa estaba encantada... ¿cómo era posible que habiendo subido al piso superior, las escaleras del pasillo fueran hacia arriba y no hacia abajo? ¿Y cómo era posible que además el amo viniera DE ARRIBA Y NO DE ABAJO? PEro no teníamos tiempo para pensar en paradojas de espacios cuánticos, ¡¡HABÍA QUE PREPARAR EL DESAYUNO!! ¿Que había una oscuridad acercándose peligrosamente a nosotros, digoo a nosotras? Eso era lo de menos, LO IMPORTANTE ERA NO FALLARLE AL AMO.

Tiré de Ran para que se levantara. "¡El amo ha llegado! ¡Hay que servirle el desayuno!" seguro que eso la distraería de todo. ¡Yo sabía que en su corazón, ella era una Maid de las de verdad! Tiré de ella para levantarla y luego sin soltarla eché a correr hacia donde la pobre Eclaire se había caído. No soltaría a Ran hasta entonces, que levantaría a Eclaire cogiéndola en brazos y me dispondría a subir escaleras arriba. ¡Y sin perder de vista a Ran! ¡No me iba a ir sin ninguna!

Cada vez la situación era mucho, mucho peor... ¡Estaba aquí el amo y por esta visita al sitio prohibido no le habíamos preparado el desayuno que pidió, estábamos atrapadas en el sótano cuando subimos al ático, y ahora no podíamos abrir la trampilla, y estaba tan asustada que estaba a punto de querer hacerme pipi o incluso popo encima!

No podía evitar seguir estando en posición fetal abrazando mi uniforme roto el cual quería arreglar y la cajita de música... ¡no quiero entrar aquí arri-abajo nunca más! -Por favor... Bearsy... buaa...- lloriqueé un poco más, deseando tener a mi osito de peluche contra mi pecho para abrazarle mucho mucho y calmarme con la ropa ya arreglada. Ade ya se estaba encargando de arrastrarnos a la trampilla... ¡pero no podríamos abrirla nosotras sin llaves ni nada...! Solo alguien podía salvarme de tanto miedo...

Esto era muy confuso, hace un rato mis sensores me decían que Ran había estado en el ático... ¡Y ahora se había metido en el sótano! ¿Como era posible, se tiraron por un tobogan Y ME LO HE PERDIDO? Todos los uniformes deslizándose por un tobogán... aunque no pensaré en eso... ¡Debo de salvar a mi protegida y su poderoso culo de imán atractor de miradas!

Y... joooooder, no jodas... -¡El viejo borracho tonto vino!- pensé alarmado... aunque... Quizás hasta venía bien. Porque la trampilla estaba cerrada con candados... ¡Y seguro ese viejo llevaba las llaves encima! Tendría que usar todas mis habilidades de pícaro de nvl. 99 que me instaló ese programador tan friki que le gustaba tanto D&D... Espero que estando trompa a ni siquiera mediodía ayudara a que no notase mis zarpas.

El plan era sencillo a la vez que preciso: Acercarme por la espalda con mis sigilosas zarpas de algodón, cogerle las llaves, y salir corriendo como un galgo hacia la trampilla del sótano... Y si me ve, me hago el muerto enpeluchado. Un plan sin fisuras... espero que esté como una buena cuba.

Mientras el amo se preguntaba para sus adentros la razón por la que sus queridas maid no le contestaban, tu aprovechaste para subirte por su pierna, meter tu pezuña en el bolsillo y coger las llaves. Sin embargo, no contabas con algo... y eso fue un ligero bamboleo que dio el amo debido al hecho de haber bebido alguna copa de más y que hizo que tú perdieras el agarre y cayeras al suelo. Por fortuna para ti, las llaves cayeron también pero rebotaron hasta meterse debajo de una mesita que había cerca. Sin embargo, el amo... al escuchar el sonido de las llaves al chocar, miró al suelo instintivamente y te vio a alli tumbado.

Su primera acción fue enarcar una ceja confuso, luego estiró su enorme mano, te agarró por la oreja de una forma muy humillante para un osito de peluche como tú y se lo acercó al rostro. Te estaba cogiendo como quien coge un trapo sucio...

—¿Y esto...?

¡¿Cómo que y esto...?! ¡Eras el más mejón osito de peluche de la historia! ¡Un prodigio de la naturaleza electrónica! ¡Un objeto de adoración por todos los frikis pervertidos que querían tomar fotos de maid sexys a escondidas y sin correr riesgo!

...Sin embargo, por fortuna para el amo, y para bien de Ran, ahora mismo no eras más que un osito de peluche incapaz de moverte como hacen todos los ositos de peluches normales y corrientes...

—Qué raro... ¿desde cuándo hay un osito de peluche tan feo en esta mansión?

¡Era sorprendente! Pero al ver que no te movías, y presuponiendo que sería de algunas de las chiquillas que había contratado como maids, te dejó encima de la mesita bajo la cual se habían perdido las llaves momentos antes y que él parecía haber olvidado por completo nada más verte. Luego se encogió de hombros y salió de hall principal siguiendo en la búsqueda de sus maids.

¡ERA TU MOMENTO DE ENTRAR EN ACCIÓN!

Diste un respingo, bajaste con cuidado la mesita, te metiste bajo ella... alcanzaste las llaves y fuiste a toda prisa hasta los candados. ¡Tus sentidos de osito de peluche te advertían que el tiempo apremiaba! Eso sí, tuviste que probar en más de una ocasión, pero diste rápidamente con la llave que encajaban en los candados. No te costó ni un segundo abrir cada candado. ¡Estabas hecho un hacha! Y lo mejor de todo:

Habías salvado una vez más a tu querida y despampanante Ran (y su sexy panti) de acabar mojadísima en pipí... Eso merecía una recompensa, ¿no?

¡Pero vaya caca de instinto de supervivencia de estas maids!:

Una que se caía al suelo haciéndose pupa en todo el culete (seguro que te iba a quedar moratón), y la otra agarradita a sí misma y a puntito de hacerse pipí encima. ¡Menos mal que estaba nuestra adorable y queridísima trap Ade para salvar los papeles!

En primer lugar, ý con una fuerza inusual, llevó a Ran hasta Eclaire para, finalmente, agarrar entre sus brazos a la angelical muchachita. Luego, cargando con ellas dos... porque la zoquete de Ran estaba tan trauma que parecía no querer mover un sólo dedo, subió los peldaños de la escalera de mano... ¿sin manos? ¡SOLO USANDO LOS PIES! ¡Menudo prodigio!

Eso sí, lo que no contaba el muchacho/muchacha era que cuando trató de empujar la trampilla con la cabeza, porque manos no le quedaban, ésta no se abría.

Entonces se os encendió una bombillita... ¡a las tres, de golpe! Sí, lo habíais visto cuando os debatíais si buscar al amo en el piso superior, bajar al sótano, o hacerle caso y no tentar a la suerte... Sí, exactamente momentos antes de tomar la mala decisión de ignorar sus consejos...

¡LA TRAMPILLA ESTABA PROTEGIDA CON MILLONES DE TRILLONES DE CANDADOS!

Lo peor de todo era que la oscuridad no paraba en su movimiento... yendo lenta pero inexorablemente a vuestro encuentro. Apenas faltaban unos centímetros para que os alcanzara... pero...

Justo cuando la oscuridad iba a engullir el pie de Ade, se escuchó un CLICK tras la trampilla y ésta se abrió al instante.

Teníais a Bearsy, vuestro salvador, justo frente a vosotras y mirándoos con gesto triunfal... bueno, o eso hubiera sido lo correcto, pero la verdad era que el muñequito estaba embobado mirando las tetas de Eclaire y de Ran desde una posición privilegiada. En cualquier caso, Ade subió sujetando maravillosamente bien a sus compis y... entre todos, cerrasteis la trampilla justo antes de que la espesa oscuridad pudiera atraversarla. Sentísteis un terrorífico escalofrío pero...

¡Estabais a salvo! O... eso parecía a simple vista...

En cuanto al amo, no había ni rastro de él, aunque escuchasteis algunos pasos en las habitaciones cercanas... Debía estar buscandoos. ¿No sería mejor que os dierais prisa y prepararais el desayuno antes de que se diera cuenta de que habíais estado haciendo las gamberras en su ausencia?

¿Qué era eso? ¿Un milagro en forma de arcángel vengador? Ah, no, que era Ade. ¡Que era Ade llevándolas a ella y a Ran hacia la trampilla! ¡Bendito fuera el Altísimo! Podrían escapar de aquel lugar infernal antes de que la oscuridad se las tragara a las tres. ¡Pero la trampilla estaba cerrada! ¡Maldiciones varias!

 -¿Y ahora qué hacemos? ¡Señor, apelo a tu misericordia! ¡Salva a estas pobres criaturas de tan aciago destino!

Pero no fue el Señor quién escuchó sus plegarias, sino una especie de oso de peluche, el cual abrió la trampilla y las sacó de ese ático-sótano extraño justo a tiempo. Eclaire respiró hondo, sintiéndose aliviada de haber salido de aquel lugar maligno, indignada por las miradas que aquel extraño peluche le estaba dedicando a su casto y turgente pecho y aterrada al pensar en el amo, vagando por la mansion sin su desayuno. Sintiendo el corazón a punto de salírsele por la boca, Eclaire susurró:

 -Chicas, tenemos que movernos para hacer el desayuno del amo antes de que se de cuenta de que no lo hemos hecho aún.

En cuanto a confesar su periplo por el sótano-desván... Buf, odiaba mentir, especialmente al amor de su vida, ¡pero no quería que sus compañeras sufrieran las consecuencias! ¿Callarse una verdad contaría como mentir? ¡Ojalá que no!

 -Ran, deberías ir a arreglar tu uniforme. Yo iré a la cocina a empezar a preparar el desayuno del amo. Ade, tú si quieres puedes venir conmigo o ayudar a Ran, lo que prefieras. Pero hay que hacerlo en silencio. Si nos pilla, no nos quedará otra que confesarlo todo. Y seguro que nos castigará.

Y eso el primer día no era ni bueno ni agradable. Tras decir aquello, Eclaire se preparó para moverse con cuidado hacia la cocina. Sin embargo el sigilo eran tácticas de agentes de la sombra y pecadores, por lo que ella no pudo ocultar su presencia demasiado bien. Maldita sea. El amo iba a descubrirla, ¡y tendría que confesar la verdad! ¡Nooooooooooooorl!

¡Ninguna de las chicas moriría en mi presencia! Puede que las mujeres me dieran algo de miedo a lo desconocido, ¡pero las amaba igual! Eclaire y Ran me habían acogido en el grupo tan amablemente... ¡No iba a dejarlas morir! Así que sacando las fuerzas de ese súper héroe que siempre quise ser (y que por un tiempo creí mis abuelos yakuza me habían estado entrenando para ello) y corrí a toda pastilla cargando con ambas chicas, ¡y subiendo los peldaños solo con los pies! Pero semejante hazaña quedó eclipsada cuando nos dimos cuenta de que la trampilla... ¡estaba llena de cerrojos! Intenté con la boca tirar de unos pero el metal era más resistente que mis dientes, ¡estabamos perdidos! O eso pensamos... ¡cuando de repente un osito de peluche viviente abrió la trampilla! Estuve a punto de gritar del susto pero me dolían los dientes de intentar lo del candado... ¡y más importante, tenía que sacarlas de ahí abajo!

Salimos de un saltito, cerramos la trampilla, y ahora no teníamos ni tiempo para descansar. ¡Había que prepararle el desayuno al amo! Asentí ante el plan de Eclaire y la seguí, aunque a parte de mi le hubiera gustado seguir siendo distraida por los exhuberantes pechos semidesnudos de Ran, ¡teníamos que trabajar!

Cuando Eclaire tropezó, y el amo apareció por la puerta, yo me escondí a cuatro patas bajo la silla, le susurré a Eclaire: _{"¡Dale la bienvenida! ¡Distraéle! ¡Agarra su abrigo y todo eso! ¡Pregúntale cómo ha ido todo! ¡Usa tus encantos!"}

Y luego me escabullí a cuatro patas como pude, con sigilo. Alguien tenía que preparar el desayuno, ¡era lo principal!

Parecía que todo había acabado para nosotras, encerradas en aquel sótano cubierto de candados sin posibilidad de salir... incluso después del esfuerzo que había hecho Ade en traernos hasta la parte de abajo para salir si es que pudiéramos derribar esa trampilla. Pero entonces... llegó el que nos iba a sacar de aquel pozo, y a mi sacar del pozo de miedo y tristeza en el que estaba -¡Bearsy!- exclamé sin poder reprimir una sonrisa al ver que mi osito nos había sacado de aquel sótano tan tenebroso.

¡Bearsy!- volví a exclamar en voz baja como una niña pequeña cogiendo a mi peluche en mis brazos y abrazándolo fuerte contra mi pecho al descubierto salvo por el sujetador... ¡nuestro héroe apeluchado! -"Un placer salvarle su precioso culo Ran"- se oyó balbucear al oso de peluche mientras sonreía estando directamente en contacto con el gran... corazón de la chica. Aunque luego a desgana se bajó para cerrar los candados del sótano... no fuera que dejase salir algo de allí.

Sin duda más animada y tranquila, escuché a Ade y Eclaire y asentí -Terminaré de arreglar el uniforme en un segundo, e iré a la cocina a ayudar a Ade- dije asintiendo, sin duda mucho mejor y sin riesgo de mancharme las braguitas. Con mis ojos biónicos, analicé cual sería la mejor trayectoria para caminar en silencio sin entrar en el rango visual de nuestro amo... así que una vez hecho, incluso siendo la más alta y vistosa de las maid, y yendo semidesnuda... fui la que más sigilosa pudo irse. Eclaire por desgracia parece que fue descubierta... pero Ade tenía razón, ¡debemos aprovechar!

Lo primero que hice fue ir a por el hilo que me faltaba para arreglar el uniforme... ¡y siendo una situación tan mala, lo terminé arreglando en tiempo record! ¡Ya no tendría que ir sin camisa, por fin! Y de ahí a la cocina en completo silencio... a afrontar el desafío más importante del día: Preparar la comida del amo -Vamos Bearsy, ¡juntos seguro lo hacemos bien y rápido!- dije, cogiendo los ingredientes yo mientras dejaba a Bearsy coger las herramientas... En verdad no sabía cocinar; y Bearsy era pequeño e inflamable... ¡PERO PONDREMOS MUCHO EMPEÑO! Y Ade seguro ayuda y nos supervisa... ¿Que es lo peor que podría pasar?

Eclaire se sentía perdida del todo. No perdida de "pulpo en un garaje" sino más bien tipo "pecador frente a San Pedro". Sin embargo, lo que no estaba era sola. Ade le había dado un consejo que valía su peso en bulas papales. ¡Qué bien cierto era aquello de que cuando Dios cerraba una puerta abría una ventana! Sonriendo y con los ánimos renovados, la angelita asintió a su compañera y fue derecha hacia el amo.

 -¡Amo, por fin ha regresado!

Eclaire se esforzó en poner su mejor sonrisa y su tono de voz más tierno. Tenía que atender al amo de manera excepcional para que no quisiera ir a la cocina de inmediato, dando tiempo a sus compañeras de preparar el desayuno.

 -¿Qué tal le ha ido la mañana? ¿Quiere que le cuelgue el abrigo en el perchero? Nosotras hemos estado muy ocupadas.

Lo cual era una verdad como un templo.

 -Le hemos echado de menos, amo. ¿Dónde ha estado? Si puedo preguntar, por supuesto...

Otra cosa que era verdad, ya que si el amo no hubiera desaparecido de aquella forma, ellas no se habrían metido en ese horrible ático a investigar. ¡Venga, que esto lo tenía chupado! Sólo tenía que evitar las verdades que podrían meterlas en apuros y podría evitar mentir al amo descaradamente. ¡Y todos felices, especialmente ella!

El sigilo no era la principal virtud de Eclaire...

Eso quedó más que claro cuando... con sus «dotes» marciales de ninjutsu, tropezó con la esquina de un mueblecito, que vete tú a saber por qué estaba allí, y por poco se llevaba medio mobiliario con ella con todo el jaleo que eso conllevaba. ¡Ni un elefante hacía más ruido! Eso sí, todo aquel despiporre sirvió para que Ade huyera con la maravillosa técnica del perrito-con-prisas a la cocina y Ade fuera tan sumamente maravillosa como para arreglar el vestido en tiempo record y meterse también en la cocina sin ser vista.

El amo, como era de esperar, no tardó en retroceder sobre sus pasos y mirar qué había sido lo que había ocasionado semejante ruido. Lo que no esperaba era encontrarse con Eclaire cuando, momentos antes, había estado allí mismo buscándolas.

—¿Eclaire? —preguntó, confuso—. ¿Dónde os habíais metido?

Tenía el ceño fruncido, pero... ¡Qué sonrisa! ¡Qué tono de voz tan Kawaii! ¡Ay, santo cielo!, ¡¿cómo podía ser tan adorable nuestra maravillosa angelito?! El ceño poco duró, dejando paso a un ligero rubor en sus mejillas...

—Pues había ido a...

En ese momento, Edgar-sama hizo una pequeña pausa cayendo en la cuenta que decir que había ido a beber a esas horas de la mañana era un poco extraño y para nada sexy... Quizás sería mejor recular un poco.

—... a dar un paseo por el campo. Sí. Eso. Ejem.

Sospechosamente miró para otro lado y cambió rápidamente de tema de conversación.

—¿Y las señoritas Ran y... EJEM-Ade? —preguntó, con tos incluida cuando mencionó a la «señorita» Ade—. ¿Dónde están ellas?

No las había visto por ningún lado, aunque claro... tampoco a Eclaire hasta hacía tan sólo unos segundos. Lo mismo estaban ahora mismo justo en el pasillo en el que acababa de mirar. Estas Maids eran como... fantasmas...

...

Pero no, pese a los pensamientos de Edgar, ni Ran ni Ade estaban en el pasillo, sino en la cocina preparando a toda prisa rica comida para él. Bueno... rica comida sólo aplicable a lo que hacía Ade, porque Ran no daba una... y eso que estaba siendo asistido por el muñequito más que maravilloso.

¡Aunque! ¡Pongámosle cara a lo que estabais creando! ¡¿Qué estabais haciendo...?! ¿Un pudin tal vez? ¿Un sencillo cafelito? ¿Una tarta? Y... ¿llevaríais las dos cosas? ¿Sólo la de Ade? ¿O la de Ran? Después de todo... el mejor desayuno se ganaría el cariño del amo.

¡¿Se convertiría esto en un Battle Royale en la cocina?! ¿O seguiría reinando la paz y el amor?

Eclaire sonreía y asentía a todo lo que el amo le contaba.

 -Hace muy bien amo, dar paseos es una actividad muy saludable. Mejora la salud y alarga la vida, ¡y todas queremos que esté en este mundo todo el tiempo posible!

Bien, la cosa iba bien. Sólo tenía que darle un poco de conversación extra para darle tiempo a las chicas de finalizar el desayuno.

 -Oh, están en la cocina. ¿Quiere que las llame? Claro, que si no le corre prisa, quizás prefiera relatarme lo que ha visto durante su paseo. Adoro las historias sencillas del día a día, ¡están tan llenas de vida y emoción! Hacen que mi corazoncito lata deprisa y me transportan a escenas tan hermosas que mi alma se sobrecoge. ¡Es sin duda algo maravilloso!

Estaba manteniendo el tipo muy bien, pero por dentro estaba rezando para que Ade y Ran hubieran terminado un desayuno mínimamente decente. Porque pronto se le acabarían las ideas para mantener distraído al amo...

Por fortuna parecía que el plan estaba yendo como la seda. Eclaire distraería al amo con sus encantos, mientras que Ran y yo preparíamos una bomba alimenticia para destruir al amo y conquistar la mansió-... ESPERA UN MOMENTO. ESA NO ERA LA OTRA PARTE DEL PLAN "¡Uaaah! ¡Ran, para! ¡Estás echando azúcar en vez de sal! ¡Y-y los huevos hay que partirlos antes de echarlos a la sartén! ¡Uaaah y el fuego está demasiado alto!" tuve que apagar todo. "Tenemos que empezar de cero... escucha." me acerqué a ella y le puse las manos al hombro. Era el momento de calmarla con ánimos. "¡Tenemos que hacer un gran desayuno! Hay que calmarse y concentrarse. ¡Juntas lo lograré... OUCH!" el oso de peluche... ¿me acababa de morder por acercarme demasiado? "¡Bueno a-a-al turrón! ¡No, pero no busques turrón, es un decir!" fui a la cocina a intentar preparar un desayuno británico clásico.