Aunque Salisbury es el título principal de vuestro amo, su mansión está algo más apartada del bullicio de la ciudad, más bien situada en un pueblo cuyo nombre es bien desconocido por la mayoría de las personas del mundo: The Holy Milky Cow.
El pueblo es de pequeñas dimensiones y en él apenas habitan unas 200 personas. Como es de imaginar, es bastante rural, y la mansión destaca como una reliquia de la que se enorgullecen sus escasos habitantes. Después de todo, si hay alguien en el mundo que conoce a este pueblo, es únicamente por la mansión y por sus vacas lecheras de ubres enormes y esponjonsitas <3 ¿Qué cómo sé eso? Bueeeeeno, todo esto es invención y licencia creativa, no es que haya ido palpando las ubres de todas las vacas de los pueblos británicos... ejem...
(No hay planos de la planta alta ni el sótano)
La mansión, construida en el s.XIX como casa de veraneo por un antepasado de vuestro señor, estuvo abandonada desde el año 1938. Las comodidades de la ciudad hacían que el diminuto pueblo quedara como algo realmente insignificante. Al menos eso se pensaba, pero la verdadera razón fue la misteriosa desaparición en esa misma mansión y a la edad de 15 años del hermano mayor de vuestro amo (que en aquel entonces tenía solo 8 años), principal heredero de la familia.
Poco se supo de él, mas que un día desapareció de la faz de la tierra, dejando a los miembros de la familia la incertidumbre y el desasosiego, y provocando que la familia jamás volviera a pasar ni un día más allí. Al menos hasta hace algunos meses, cuando el amo decidió volver al pueblo y restaurar la que antaño fue una opulenta y grandilocuente mansión.
Lo extraño es que desde la llegada del amo al pueblo, han ocurrido numerosos incidentes, rompiendo con la tranquilidad del lugar y haciendo correr las alarmas de una posible maldición que rodea al amo y al edificio. Según los rumores, todo el que entra en la mansión, acaba desapareciendo; incluso se llega a afirmar que extraños sonidos y luces invaden la mansión cuando los últimos rayos de sol comienzan a perderse tras el horizonte. Pero eso no es lo único, y es que hasta las muy adorables y esponjositas vacas han comenzado a desaparecer, o mugen con miedo cuando algún pastor de vacas les intenta hacer pastar en los prados cercanos a la mansión.
¿Quién en su sano juicio querría trabajar en un lugar como aquel? Aunque claro, tal vez solo se trate de habladurías de unos pueblerinos aburridos...