Partida Rol por web

Traiectio Honorifica

El Paso Honroso - Escena de juego

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18/04/2017, 23:06
Director

Introducción

Durante su estancia en el castillo de la Mota (Medina del Campo), Juan II de Castilla recibió en audiencia al caballero leonés don Suero de Quiñones, vasallo del Condestable de Castilla, don Álvaro de Luna. Es don Suero un gran guerrero, pero algo peculiar, pues gusta de llevar en combate desnudo de armadura el brazo derecho (como prueba de valor) y tiene un sentido caballeresco bastante desusado. Estando comandando las tropas de su señor en campaña contra Granada, y cuando a raíz de un terremoto hubo daños y derribos en la ciudad mora, ordenó a sus tropas retirarse «para no aprovecharse innoblemente de la mala suerte de otros», en lugar de aprovechar la debilidad del enemigo para atacar, como habría hecho cualquiera con menos sentido del honor y de la caballería.

El tal caballero solicitó al rey permiso para hacer un Paso Honroso, una parada caballeresca, para honrar a su dama, Leonor de Tovar, con la que estaba prometido. En prenda de su amor llevaba al cuello una argolla de esclavo cada jueves, día en el que, además, ayunaba. Para librarse de dicha prenda, él y nueve compañeros habían de quebrar, en buena lid, trescientas lanzas.

Al rey le hizo gracia el gesto y dio su venia. Se eligió como fecha de inicio de las justas el 10 de julio, y como lugar donde plantar las tiendas de los justadores, Puente de Órbigo, entre León y Astorga, paso obligado de los peregrinos del Camino de Santiago (y siendo Año Santo, muchos iba a haber). El desafío se pregonó por las cortes europeas, pues estaba abierto a todos los caballeros de la cristiandad. Y muchos acudieron a responder al desafío.

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18/04/2017, 23:08
Director

1 de enero de 1434 (Año Jacobeo)
En algún lugar de Navarra.

 

Desde hace un tiempo (unos más y otros menos*)os encontráis al servicio del barón don Pedro de Navascos, un gentilhombre de la corte de la reina Blanca de Navarra y de su esposo Juan de Aragón. Don Pedro tiene un hijo, Juan Pérez, al que animó a que aprendiera a leer además de practicar con las armas, pues, según es su opinión, guerreros bravos hay muchos, pero guerreros letrados no tantos. Ahora maldice un poco el haberle animado a la cultura, pues le ha retornado el zagal, a sus diecisiete años y con las espuelas de caballero relucientes, con la cabeza llena de gestas heroicas de Lanzarote y Roldán, fruto de la mucha amistad que tuvo con un trovador del castillo de Bardena, donde sirvió como paje y escudero. Mientras el buen barón está cavilando si encerrar a su hijo en un calabozo con doce putas que le quiten la tontería o hacer traer al trovadorucho para rebanarle el badajo y hacérselo comer luego con salsa de mostaza, llega la noticia del Paso Honroso a la corte y su hijo pide con gran alborozo permiso para ir a contender en tan gloriosa hazaña.

Notas de juego

*En este primer post me gustaría que cada uno narrara cómo llegó al castillo de don Pedro de Navascos, cómo entró a su servicio, cómo se ganó su favor, etc., pues dado que sois PJ pregenerados quiero darle cohesión a la historia y meteros bajo la tutela de los Navascos. Os habéis conocido todos allí, en su servidumbre, comenzada no ha mucho.

Comenzamos:

- La acción la llevaremos cada 2-3 días. Intentad escribid la narración sin editar, lo hablado en negrita y lo pensado en cursiva.

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19/04/2017, 13:58
Julián Barbero

Hace ya un año que me he asentado bajo la protección de don Pedro. PUFF un año... Nunca había estado tanto tiempo en un mismo sitio, pero supongo que me hago más maduro y necesito más paz que la que dan los caminos y los pueblos. Pero !Ay de mi! Con este caballerete del que hacerme cargo, poca paz tengo en mi vida. Si entre al servicio de Don Pedro fue restañando las heridas del señorito Juan, tras enfrentarse en un duelo absurdo contra otros dos caballeros fanfarrones. Quiso la suerte que pasara yo por sus tierras, solo de paso, y me encontrara al joven hecho una piltrafa a un lado del camino y, claro, me tuve que ocupar de él. Desde entonces me encargo de cuidar la imagen y las heridas de los miembros de la familia y sus allegados, aunque cuando hago lo segundo estoy bajo la atenta supervisión del físico... Pero quién hace el auténtico trabajo soy yo.

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19/04/2017, 14:30
Sebastian de Torre Quebrada

El barón Don Pedro tiene una serie de asuntos con los Caballeros de la Orden de Santiago, puesto que estos necesitan el acceso a los caminos de sus tierras para así poder cruzarlas y a cambio protegen esos caminos de gentes de malvivir y amenazas a los peregrinos. Hace un tiempo hubo un malentendido en el que los Caballeros confundieron a unos campesinos del barón por malhechores… o puede que esos campesinos realmente quisieran forzar a una peregrina, el caso fue que las relaciones se empañaron un poco y el barón exigió tener en todo momento conocimiento del paradero de los Caballeros de Santiago. También se reservó la prerrogativa de cerrarles el acceso a sus tierras por un tiempo limitado si fuera menester para los movimientos de sus propios hombres de armas y para evitar conflictos. Es por ello que los Caballeros mandaron a Sebastián de la Torre por un lado un fiable y rápido mensajero que por otro lado era también un noble y atractivo noble, con facilidad para el canto, por lo que esperaban que pudiera ganarse al barón y a su familia. En caso de que el barón quisiera comunicarse con la Orden lo haría a través de Sebastián.

Una vez allí conoció a Julián con quien tenía interés en conocer su pericia con la curación de heridas, puesto que es algo que cualquier caballero necesitará antes o después, a Caitán el Largo a quien le hacen gracia sus aventuras e intenta convencer para que deje su vida anterior y vuelva al redil de Cristo, y a Xertrude, quien le fascina puesto que nunca ha visto una mujer que tenga una profesión de hombre y lo haga tan bien.

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19/04/2017, 16:02
Xertrude Do Valpaços

Hija de familia humilde, paso su infancia en un pequeño pueblo de la zona de valpaços, desde pequeña madre la quiso encauzar en las tareas del hogar,pero su espiritu salvaje preferia el bosque a los pucheros y entre arboles y animales empezo a tener cierta facilidad usando el arco y capturando alimañas en trampas.
Gracias a eso fue la primera joven que entro a trabajar para el señor de la zona en algo que no fuera cocinar o calentar la alcoba, sino en cacerias para los amigos de su señor o matando piezas que luego se servirian en los salones, bien cocinados.
Todo iba bien hasta que el joven hijo de un cantero se cruzo en su vida y como el viento del sur, removio su mundo.
Aunque ella se desvivia por el, este no hacia mas que ignorarla, considerandola no mas que una joven asalvajada y poco apropiada para el hogar y gestar niñas.
Al sentirse rechazada, fue en busca de nuevas tierras y asi demostrar que era propicia para el joven.
Finalmente acabo en las tierras de don Pedro de Navascos, amigo de su antiguo señor y que ya en una caceria, brabuconeo que se la iba a robar por ser tan diestra en sus artes, asi que sin pensarselo pidio asilo y trabajo y se lo concedieron.
Con el paso de los años se fue haciendo amiga de dos hombres, Julian el sabio para ella, que aprovechando su cultura, en ocasiones le daba clases de escribir y leer,cosa que agradecia ya que padres no le mandaban a la escuela y sebastian, un soldado con el que disfruta de sus historias de tierras lejanas y su hermosa voz que mas de una vez le habia pillado babeando escuchandole, el tiempo poco a poco les hizo un grupo en el que compartian, risas, vino y buenas conversaciones.
Estos ultimos meses se ha unido a nosotros un guardia del castillo, un joven sanote como yo y que tenemos el mismo humor es mas mas de una vez nos ha pillado sebastian cuchicheando y riendonos de el, pero en el fondo es buena gente, ultimamente hemos visto un comportamiento nervioso, que el jura y oerjura que es por dormir mal, eso siuna partida todas las noches hace que se no olviden los males y penas

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19/04/2017, 18:17
Caitán "el Largo"

Tenía trece años cuando me largué de Pontevedra. Aquello no es que se me quedase pegueño, es que era un maldito hideputa sin futuro. Y no, no hablo en el sentido figurado, realmente soy hideputa....con todo lo que eso conlleva, tener que salirte de la chabola porque otro malnacido a entrado a joder a tu madre. LAs burlas del resto de los mozos, que en algún caso van y también se joden a tu madre. Una vida de mierda vámos.

DE modo que me largué. Yo era un muchacho larguirucho y que no sabía una mierda de la vida. Algo sabía de caballos y era bastante voluntarioso. Empezé a servir a Suxo el gordo que era de mi tierra, un soldado venido a menos por casualidad. El trabajaba para don Pedro de Navascos, de modo que yo empecé a servirle a él también.

Suxo era un gordo, borracho y un vividor, pero me enseñaba a montar a caballo y a usar la lanza.Además de tenerme en cierta estima por los lazos que la tierra da cuando estás lejos de ella. Aunque cierto rechazo me producía porque decía conocer a mi madre. Eso nunca supe si era verdad o lo hacía para chincharme.

COn todo yo crecí, fuí ganando en importancia entre los hombres del conde y en un par de años ya disponía de un jamelgo, una armadura y unas cuantas monedas de oro. También un libro extraño que le había "confiscado"/robado" a un viejo judio en una patrulla por las tierras del conde. Pensé en venderlo, pero un tipo raro salió de la nada y dispuesto a matarme en nombre de cristo. Ni que decir tiene que tuve que matarle a lanzazo limpio. Pero desde ese momento no duermo tranquilo más que en las murallas del conde, salvo que entre algún viajero misterioso que creo que va a por mí y me hace dormir intranquilo

Notas de juego

Soy un saldado con dineros....una especie de patrulla de reconocimiento del conde ;) Patrullo los caminos y saco mis dineros con eso y alguna vez algún extra.

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19/04/2017, 23:45
Director

Desde que le Barón Pedro de Navascos tuvo empañadas las relaciones con los caballeros Santiaguistas por banales disputas, sus caminos parecía peligrosos. O eso se decía. Había llegado a sus oídos por boca de campesinos o viajeros que hacían parada en el su castillo que campaban a sus anchas gentes de mal vivir. Y cuando Caitán, apodado el largo, se ofreció para revisar aquellas lindes y senderos, no le pareció mal a don Pedro. Buena paga se llevaría, así como buena fe a Dios mostraba el caballero Sebastián de la Torre. Todos en la corte sabían que tener allí a un santiaguista simulaba vigilancia de la órden al de Navasco. Pero nada de eso: aquel tipo, duque desde la cuna y mucho antes, era una buena baza para don Pedro. Con el tiempo, su rango no era la importancia suprema sino que la amistad lo unió a los Navascos.

Por su parte, el habilidoso Julián conocía a ambos, pues antes que ellos dos el barbero-cirujano tenía la venia de don Pedro: no todo el mundo salva de las heridas al primogénito, heredero y sin hermanos don Juan, su querido hijo. Lo que en un principio se convirtió el poder quedarse en el castillo y aposentos de los Navascos por dádiva de gracias, luego se convirtió en un fin necesario: Julián Barbero te sacaba una muela o te cerraba un agujero; uno sangrante, de los peores, de los que ni los médicos de su castillo lograban atreverse.

Y mucho tiempo a su lado andaba la joven y bella Xertrude, tan guapa como habilidosa con su arco. Cuando entró en servidumbre del castillo se la trató como una criada más; sin embargo, pronto se hizo visible en el arte de ciertas armas. Don Pedro y su propio hijo, cuando salían en batida, no dudaban en llevar a la portuguesa como rastreadora, y hasta la dejaban cazar la última pieza del día (una vez las batidas acababan). Sin duda que ésta mujer era más querida que toda la jauría de perros que tenían para la caza en casa Navascos.

Por supuesto, su hijo, Juan Pérez, sabíais del porte de su padre, pero tras ser enviado fuera de sus tierras y vuelto tiempo después supísteis que algo no andaba bien: estaba como disipado, entregado al ocio de la caballería en los libros en vez de a la reflexión, culto a Dios y las propias armas de caballeros. Vaya, que tenía aquellas edades que ningún padre quiere para sus hijos, aunque todos hubieran de pasar.

Si al menos fuera bravucón sería algo ayudante, pero su total honradez y su falta de reaños en las situaciones en que un caballero debía dar su brazo y músculo hacían del joven Juan alguien insuficiente para su Padre. Don Pedro lo amaba, pero no las expectativas puestas en él no eran suficientes. Y es que desde infante Don Pedro le animó a que aprendiera a leer además de practicar con las armas, pues, según es su opinión, guerreros bravos hay muchos, pero guerreros letrados no tantos. Ahora maldice un poco el haberle animado a la cultura, pues le había retornado el zagal, a sus diecisiete años, con las espuelas de caballero relucientes y con la cabeza llena de gestas heroicas de Lanzarote y Roldán, fruto de la mucha amistad que tuvo con un trovador del castillo de Bardena, donde sirvió como paje y escudero.

Ahora el buen barón está cavilando si encerrar a su hijo en un calabozo con doce putas que le quiten la tontería o hacer traer al trovadorucho para rebanarle el badajo y hacérselo comer luego con salsa de mostaza.

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19/04/2017, 23:45
Juan Pérez de Navascos

Don Juan, el jovencísimo heredero, os conocía desde tiempo atrás, y no era persona a la que la gente odiárale por su carácter, como tabién lo era su padre. Podría decirse que érais tal vez amigos, si aquella relación fuera posible. Gustaba de hablaros a uno sobre los que habría de enfrentarse, pedir a otro que le curara un dolor o preguntar tal vez cómo manejar bien un arma o cantar una buena trova. Y es que en todos los saberes debía tener parte un caballero, como era.

Venid conmigo -dijo don Juan con gesto bobalicón una vez os reunió en el patio de armas del castillo-. Hemos de hablar con mi padre, ¡estoy ansioso!

Sin dudar aquello que fuísteis tras él. Don Pedro se encontraba en el salón principal, junto con algunos de sus soldados, los cuáles se retiraron al ver la inminente conversación.

¡Padre! -dijo-. Ha llegado a mis oídos la noticia del Paso Honroso* y mi gozo no ha tenido cabida en mí. Decidme, ¿dáis el permiso para ir a contender en tan gloriosa hazaña? Sería un gran honor, soy armado ya caballero, y las lides tales son las de mi oficio. ¿Dais venia?

Vosotros escuchábais atónitos.

Notas de juego

*Tirada de Culx2 para saber un poco más sobre este evento.

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19/04/2017, 23:51
Pedro de Navascos

El noble don Pedro levantó sus cejas, miró a su hijo como incrédulo y se mojó los labios con la la lengua. Aquello era lo que necesitaba, y por tanto no tenía por qué ser mala idea. No obstante, no auguraba buen final a su hijo si marchara sólo.

Te concedo el placer, hijo -le respondió-, pero has de saber que todo caballero lleva tras de sí séquito ardiente, caballeros o pajes tan fuertes como él. Las paradas caballerescas son duras lides, he dicho.

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19/04/2017, 23:53
Juan Pérez de Navascos

El joven Pedro se alegró muchísimo de las palabras.

¡Lo tengo! Helo aquí -entonces se apartó a un lado y el hijo extendió la mano hacia vosotros-. El Duque de Torrequebrada, la vuestra cazadora que bien nos acompaña, el señor Julían, pues la contienda no será fácil, y, bueno... Caitán. Los caminos no son seguros y él sabrá guiarnos por unos y por otros... ¡Y daré honra el apellido Navasca en las contiendas!

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19/04/2017, 23:56
Pedro de Navascos

Bien, bien... -agitaba sus manos, como aplacar la euforia de su hijo-. Id a avisar para que preparen el caballo, y preparáos vos: quiero hablar con tus acompañantes.

Don Juan se marchó alegre, recorriendo sobrió pero emocionado la estancia.

Vos conozco, señores. Hombre y mujer bregados y listos, pues sé qué ínfula corre por las venas de cada uno. No háceme gracia los sucesos que habéis de ver y vivir, pero mi hijo armado caballero es ya, y nada puedo hacer. Iréis con él, asique servidle, cuidad de su vida, y por amor del Creador, ¡espabiladlo!

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20/04/2017, 00:27
Sebastian de Torre Quebrada

Tales gestas son para honrar el ego de los hombres más que para gloria del Altísimo, pero iré a acompañarle por el respeto que os tengo y la amistad que tengo con él.

- Tiradas (1)
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20/04/2017, 12:55
Julián Barbero

Julián respiró profundamente lamentándose por el cometido que le había caído encima.

-Mi señor, bien sabéis que mis compañeros y yo haremos todo lo que en nuestra mano esté para mantener a vuestro hijo a salvo. Nos encargaremos de que vuelva sano y salvo.

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20/04/2017, 17:00
Xertrude Do Valpaços

Viendo la situacio que aqui acontecia y la euforia de don Juan, me veia venir algun tipo de alocada aventura que nos iba a involucrar y afectar, pero por mi parte le debo mucho a Don Pedro y no me iba a achantar por vigilar a una alocado jovenzuelo que no ha encamado todavia hembra
no padezca su señoria que no sufrira mal, que no sea al caer de su jamelgo al enfrentarse a otro caballero

- Tiradas (1)
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20/04/2017, 17:52
Sebastian de Torre Quebrada

- Don Pedro, si no tenéis nada más que comentarnos, nos retiramos a hacer los preparativos para el viaje y a rogar a Dios proteja vuestro hijo de los peligros espirituales, que de los terrenales lo protegeremos nosotros con la vida si fuera necesario.

Si el barón da su venia, Sebastián abandona su presencia de manera muy marcial y busca a Juan Pérez a quien inquiere:

- Sabéis que os tengo como amigo, y como tal os he de advertir que vuestro padre no ha quedado muy agradado por vuestra noticia de partir al Paso Honroso. En mi orden consideran estas galanterías como poco cristianas puesto que no se combate contra moros por mayor gloria de Cristo sino contra propios cristianos. Es por ello que poco o nada me han explicado de estas contiendas en la Orden. ¿Podrías explicarme algo más del evento para estar preparado y por si necesitara algún preparativo especial antes de salir o durante el mismo?

Notas de juego

(si alguien más está interesado en saber del Paso Honroso, me puede acompañar y el "Podrías explicarme" pasa a "Podrías explicarnos).

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20/04/2017, 21:23
Caitán "el Largo"

El muchacho no me caia a mal, pero vivía en un mundo de cuentos alejado de la mugre. Su padre lo había consentido y así le había salido. Aún así la perspectiva no me disgustó. Salir del castillo, ver algo de mundo y disfrutar de las justas. Interesante cuanto menos, solo esperaba que los hombres encapuchados no aparecieran a buscarme.-Sea señor, soy su hombre-Y con estas pocas palabras me comprometía para lo que fuese menester. Que no era más que una misión de escolta para que el "niño" pudiera ver los torneos....y de paso yo también.

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20/04/2017, 22:00
Xertrude Do Valpaços

Vi como sebastian se encaminaba hacia el patio, siguiendo seguramente al caprichoso del hijo del Baron y no me gusta mas que ver como le echan una regañina a un noble.
espera sebastian voy con vos

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20/04/2017, 23:08
Director

El barón don Pedro quedó complacido con vuestra aceptación, y con ello os retirásteis de su presencia. En primer lugar lo hizo Sebastián seguido de la joven Xertrude, y luego Caitán, al que llamaban "el Largo" junto con Julián, el barbero entre muchas otras cosas. Todos fuísteis ante la presencia de don Juan, que andaba afonoso observando en el patio de armas cómo daban el último cepillado a su montura antes de andar muchos, bastantes días por los caminos, fuera de las comodidades que todos, en mayor o menor medida, teníais aquí.

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20/04/2017, 23:09
Juan Pérez de Navascos

El caballero Suero de Quiñones gran guerrero y peleador -comenzó diciendo el chiquillo en medio del patio mientras veía cómo sus criados iban y venían tras sus órdenes de preparativos-; pero mayor es la suya honradez en cualquier cuestión. Y también el honor se lo ha querido dar a su dama Leonor de Tovar. En prenda de su amor, según he oído, lleva al cuello una argolla de esclavo cada jueves, y además tal día siempre ayuna. Y con el permiso de Su Majestad Juan, le quiere rendir honores a ella: un torneo donde quebrar lanzas hubiera hasta conseguir trescientas, momento en que se librará de tal pesada prenda de amor. Honor de caballero será el llegar recorriendo el reino, también en no ser derrotado ante él. Y así lo haremos, lo uno y lo otro.

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20/04/2017, 23:09
Director

Resoplásteis, como lo hiciera previamente Julían, pues sabíais que íbais a estar muchos meses en el camino. Demasiados tal vez. Y es que no tardábanse a buen paso algo menos de un mes en salir del reino navarro e ir hasta el corazón de Castilla; pero las paradas caballerescas, entre velas de armas, regocijos de semanas enteras en posadas y otros caprichos propios de los señoritos y gentilhombres no eran poco frecuentes...

Y habiendo de estar preparando viandas, ropajes, armas, monturas y objetos de utilidad, el castillo de Pedro de Navascos se abrió, y allí que comenzó vuestro camino, vuestro larg...uísimo camino.

* * *

tierras de Burgos, Corona de Castilla.
Casi seis meses despues...

Quién dijera que la vida caballeresca era algo de honor, valor y desempeño, no mentía; pero "se quedaba corto", pues tales lides no se daban costantemente ni mucho menos. De ciento, una, a lo sumo. Y la resaca de deshacer un entuerto duraba también tres días... Durante el transcurso cual éxodo voluntario y ocioso hubo momentos en que la desesperación y las ganas de abandonar la empresa os portearon en la mente, con fuerza, y hasta con ariete; el señor don Juan de Navascos era malcriado, caballero de renombre en el futuro, pero sólo de nombre ahora mismo. El gusto por el buen comer y dormir no saciaba nunca, y las tabernas, hospitales y conventos dejados atrás lo habían comprobado.

En efecto, amigo ninguno habíais dejado atrás, esperando todos aquellos con los que os cruzásteis en los caminos que vuestra estampa se difuminara en el horizonte tras despediros lo más rápidamente posible. Viajar con don Juan no era sino guiar al hijo a la vereda recta, despues de dar tumbos y bandazos por doquier... El caso es que tuvísteis suerte y no tuvísteis que lamentar males mayores más que a veces aburrimiento, a veces melancolía y a veces, pesadumbre... Entre tales cosas, que algo bueno tenía que tener el mozuelo, ahora caballero: os contaba historias fascinantes sobre cómo fue armado, entrenado, chismes de su etapa de paje y otros tantas zascarrandias que bien parecieran increíbles, pero no lo eran; y es que el joven era demasido inocente y sobretodo joven para inventar tales cosas. De su boca por la que contaba hechos inverosímiles comprobábais vosotros, una vez más, cómo era la vida realmente ahi fuera.

El día 9 de julio, calor por verano y frío por aquellas tierras, llegásteis con don Juan a Puente de Órbigo, un pequeño poblado en la orilla izquierda del río Órbigo junto a un puente de diecinueve arcos. Al lado se alzaba una ciudad de tiendas de campaña, toldos y chamizos que no cesa de crecer. En la proximidad veíais el movimiento constante de personas (gentes con armaduras casi en su totalidad), lo cual os parecía fabuloso. En ninguna semejante fiesta y jolgorio habíais estado en vuestra vida (tal vez el duque y santiaguista de la Torre, pero no el resto).