Partida Rol por web

El noble mueve la cabeza en señal de negación mientras dice.

Ninguno de nuestros hombres vio la criatura, solamente el cadáver del pobre aldeano que le fue separada la cabeza del tronco y por las heridas no parece ser de carácter ordinario ni humano ni bestia conocida. Por eso es que algunos suponen que sea de carácter sobrenatural, en igual caso lo que quería era pedir consejo a mease Gornych para ver que dispone que se haga yo estoy presto a partir a investigar más.

Mira por una de las ventanas que se encuentra a su diestra y ve pasar al judío hablador que ha traído consigo madame Ginebra desde Rennes. Después de maldecir por lo bajo al verlo conversar con uno de los guardias vuelve su vista a la joven

-Gracias -dice, inclinando ligeramente la cabeza mientras toma el agua y da unos cuantos tragos. Deja en ello caer completamente el saco, que se abre ligeramente revelando que contiene lo que parece un montón de carne podrida, vísceras, de hecho. Al ver la mirada (probablemente entre asco y curiosidad) de la joven, Klyome asiente observándole y se dispone a darle una explicación. -Visceras. Las encontré en el regio de un antiguo templo a Marte donde los fantasmas siguen llevando a cabo sus ritos... No huelen bien, pero es obvio que están cargadas de vis -sonríe satisfecha, para sí.

El agobio del cansancio y el empezar a relajarse a causa del agua hacen su efecto, y la joven magae se tambalea ligeramente. Frunce entonces el ceño.

-Uhm -masculla.- Creo que bien pensado, será mejor esperar a la sombra -musita intranquila. -Sí. Una desagradable y húmeda temperatura la de estos otoños... Además, en cualquier momento puede ponerse a llover...

Y con estas leves excusas, que a todas luces son las de una persona demasiado orgullosa para airear sus limitaciones, Klyome se dejará guiar a algún asiento y algo de comida.

Gornych sonríe al verla sentarse, coge otra manzana y se la come mientras hojea uno de sus mapas, haciendo anotaciones con una caligrafía pequeña y afilada. Cuando termina, desciende sin prisa para recibir a la joven, a decir verdad deseando ver lo que ha conseguido.

-Salve, Klyome. Espero no perturbar vuestro descanso, puedo regresar dentro de un rato, cuando os hayáis repuesto de vuestra búsqueda. Quizá no se trataba de una tarea apropiada para una mujer. -El viejo no muestra un ápice de diversión pese a las palabras de burla, lo que probablemente le resulta aún más divertido.- ¿Qué habéis encontrado?

Leonor había acompañado a Klyome hasta la sala de la entrada, donde le acercó una silla y le trajo también algo de comer. Se había sentado junto a ella, quizás con deseos de hablar un poco con la posible nueva maga cuando su maestro hizo acto de presencia. Leonor se levantó al llegar Gornych y escuchó con interés la conversación entre ambos

El comentario sobre la femineidad hace que Klyome se tense a todas luces, dedicando una mirada furibunda al maestro de la torre.

-En la Orden somos iguales hombres y mujeres -sisea, molesta, aunque conteniéndose.- Estando a la altura, no hay empresa que mi sexo vaya a impedirme acometer. Y si está mi voluntad de por medio, dad por seguro que tampoco va a haberla en el futuro. Tenedlo en cuenta la próxima vez que me pidáis algo y no me tratéis con burlas, sodal; especialmente no por el género que ha tenido a bien darme Dios -menea la cabeza, furibunda, y se toma unos segundos para tranquilizarse bebiendo un poco más de agua. Parece bastante obvio que el Flambeau ha tocado un punto susceptible con ese tema. -Y lo que he encontrado, podéis verlo vos mismo, yo ya lo he visto y cargado bastante: un saco de vísceras. Se trata de una fuente de vis, a unas cuantas millas. Es un regio sobre antiguo templo de Marte. No sé exactamente cuántos peones produce, pero sospecho que serán de naturaleza relacionada con la destrucción o la muerte.

-Vaya, eso es realmente interesante... y muy extraño -contesta el orondo mago mientras menea la cabeza. ¿Y quién decís que es esa persona? Quizá podría hablar con él: aunque los magos solemos ser gente rara y tendente a caer mal a los demás, creo que no es mi caso, y quizá podría ayudar a ese individuo que, sin duda, se encontrará confuso y, quizá, asustado ante la situación.

Pues me ha rogado discreción. Sin embargo no creo que le resulte tan chocante. Hace vida de ello, narrando historias. De hecho se trata de Chretien de Troyes, por favor mantened el secreto. Me causaría vergüenza que se regara algo que me ha confiado. Aunque confieso que mii interés real al hacerle la pregunta, es ver si realmente es posible que sus historias sean ciertas, pues atañen acerca del paradero de Merlin.

- Bueno, mi querida dame, creedme si os digo que lo que me contáis es extraño. De hecho, sería extraño incluso entre los magos, que de por sí somos una rara avis. Habiendo tratado con él y experimentado de primera mano su gran habilidad para hacer que uno se sienta inmerso en la historia que cuenta, me aventuro a deciros, como una opinión personal no basada en nada científico, que es posible que así sea. Además, sus conocimientos sobre Merlín, de tener alguna base, serían un auténtico desafío y algo cuya importancia no puedo acertar a explicar entre mis compañeros magos. ¿Os ha pedido él que se haga algo al respecto? Seguro que utiliza esas visiones, o esos sueños, en las historias que cuenta, pero es posible que sienta temor sobre lo uqe experimenta. ¿Es, quizá, así?

Cita:

¡Oh, para nada! Al menos me parece una persona más bien interesada en la vida y supongo que sus historias le ayuden en ese sentido. hace una pausa como quien piensa como poner las palabras. Mi interés es más bien personal. Creo que el lugar de reposo de Merlin realmente está nuestro alcance entre los árboles de Broceliande. Soy de la opinión que deberíamos hacer algo al respecto. Aunque el verdadero reisgo sería correr tras un espejismo. En cierto momento en sus palabras parece que habla más consigo misma que contigo. Disculpad, creo que divago. Son sólo sueños imposibles.

El orondo mago que viste como un monje suelta una sonora carcajada ante la contestación de Ginebra y, ante la mirada confundida de ésta, se apresura a aclarar:

- Señora, me río porque, realmente, no creo que divaguéis en absoluto. De hecho, lo que creo es que los magos de esta alianza estarán aún mucho más interesados que vos misma en el lugar de reposo de alguien legendario como Merlín. Pero una cosa no me queda clara: ¿por qué pensáis que el lugar se encuentra en el bosque que conocemos?

en una de las breves descansos para no fatigarse demasiado la vista Fray Erwan se deja ver por la zona comun despues de varios dias de trabajo intensivo en su nueva obra.El fornido frailes vuelve formular la misma pregunta que hizo la estacion pasada.
¿habeis hablado con los merinitas acerca de los nombres de los duendes?

- Sinceramente, Fray Erwan, no recuerdo a lo que os referís -contesta Roland genuinamente sorprendido.

El viejo sonríe con malicia y echa un vistazo a las vísceras mientras numerosas piedrecitas rodean a la Tytalus y efectúan saltos burlones. Ordena a Leonor con un gesto que se ponga el saco a buen recaudo para posterior investigación y se dirige a la recién llegada.

-Quizá los hados del destino intentaban deciros algo al haberos designado el sexo débil, que vuestro destino y deber es complacer y servir a un hombre, niña -responde, poco preocupado ante la posibilidad de ofender a la joven. Restando importancia al debate sobre la posición de las mujeres en la Orden, cuya postura no es del todo clara teniendo en cuenta a su aprendiz, cambia a un tono de voz más grave. -Pero decidme, ¿qué proyectos tenéis en mente?

Leonor no dijo una sola palabra ante las opiniones de su maestro. El hecho que hubiera consentido en hacerle su aprendiz demostraba, para ella, que no creía en esas palabras aunque las dijera. Y era decisión de Klyome si se dejaba llevar a una conversación airada o no. Leonor esperaba que no lo hiciera, porque le había caido bien la joven. Pero no iba a hacer nada.

Así que recogió las vísceras sin mostrar repugnancia alguna. Eran las ventajas de venir de donde venía: las vísceras eran mucho menos repugnantes que algunas cosas que se había visto obligada a soportar. Sabiendo bien el lugar en donde su maestro guardaba el vis, llevó el saco hasta allí, desapareciendo del lugar en que ambos magos conversaban

El segundo comentario deja a Klyome convencida de que está de broma, lo cual no elimina su expresión ceñuda. Es probable que, para ella, *ciertas* cosas sean demasiado serias. Aún así, prefiere no insistir en ello.

-Por lo pronto, sobrevivir al invierno, sodal. No es una estación agradable para el viaje, así que probablemente me quede en la biblioteca, o estudiando un poco en mi laboratorio. No hace demasiado que salí de mi guantelete, y mi magia está aún algo limitada. En cuanto el tiempo mejore, tengo intención de explorar un poco el Tribunal y hacerme a la tierra... Estoy especialmente interesada en los espiritus antiguos, especialmente los de Gentiles, y lo que de ellos se puede descubrir. Así pues, es más que probable que, cuando me pueda dedicar a mis intereses, me veáis buscando nuevas ruinas, nuevos rincones y nuevos regios como el que con tanta fortuna pude descubrir...

-Lo cual no quita que, habiéndome unido a la Alianza y siendo aún joven, estoy más que dispuesta a ofrecer mi propia ayuda... Tengo que ponerme al día en todo lo que ha ido pasando, pero estoy segura de que vuestra aprendiza tendrá la amabilidad de explicármelo sin haceros perder tiempo. Una chica espabilada, por cierto.

El viejo, que ponía a prueba el temperamento de la joven, no hace más comentarios sobre su sexo y mantiene su habitual mirada dura sobre ella.

-No os conviene pasar estudiando demasiado tiempo el primer año o los demás magos podrían llevarse una impresión equivocada. Considero importante tener una mentalidad de apoyo a la alianza en todo momento, aprovechando cualquier oportunidad o investigación paralela para conseguir algo que resulte beneficioso para todos. Por lo demás, parecen interesantes esos proyectos, mantenedme informado. Leonor puede poneros al corriente de la actividad de la alianza y guiaros a vuestro sancta y laboratorio.

Si la Tytalus no tiene nada más que añadir, el viejo alza el vuelo hacia la cima de la torre seguido por una espiral de pequeñas piedras.

Sonríe levemente.

-Puede que tengáis razón. Y al fin y al cabo, el estudio acaba siendo bastante más aburrido. Puede que no sea tan problemático investigar por los alrededores de la Alianza durante esta estación.

Hecho esto, la joven acepta la despedida y se va a buscar a Leonor.

-Joven, ¿tendríais la amabilidad de explicarme todo lo que podáis sobre vuestra Alianza? Quiero llegar a conocer esta zona, sus problemas y sus puntos de interés...

Leonor había regresado al lugar en donde se encontraba Klyome y, al verla venir directamente hasta ella mientras su maestro abandonaba el lugar con su habitual disimulo, no pudo evitar que una mínima sonrisa apareciese en sus labios.

Gracias Dios mío, no han discutido , pensó

- Señora Klyome, por supuesto, acompañadme, para mi será un honor. ¿Quereis primero ir a vuestras habitaciones y que os enseñe la misma?, ¿deseais comer un poco?

Sonrié ante la respuesta inesperada del mago. Bueno citando las palabras del bardo me dijo algo así como que "Merlín duerme bajo la sombra del acerolo junto a la fuente de Barentón, ubicada en los bosques de Brocéliande". También tuve la oportunidad de conocer a una... ¿bruja? en Ploëmel que aseguraba que "El hada Morgana comanda a los duendes del lugar."

Aunque también le había sugerido que averiguara los nombres de las hadas y los duendes como forma de tener poder sobre ellos, y era algo que tenía pendiente hacer.

Es por esto que creo que es más que probable, que sea este bosque y no otro el que se trata en las leyendas.

La mujer sonrió levemente.

-Sí, creo que algo de comida estaría bien. Luego me gustaría ver mis habitaciones y soltar algunas de mis cosas, pero me temo que llevo sin tomar una comida decente demasiado tiempo. ¿Podríais, por el camino, ponerme al tanto de la situación de la Alianza? Me gustaría escuchar todo lo que pudiéseis contarme sobre sus habitantes, las cosas que hayan pasado...