Partida Rol por web

-Bien, esto es lo que he pensado -explica el viejo tras haberse tomado un tiempo para pensarlo-: Les diremos que Edmund llegó herido de gravedad, y les enseñaremos su cadáver. Si esto no fuese suficiente, nos tendremos que encargar de ellos, a ser posible sin herir a los caballos, el tal Yann monta un ejemplar extraordinario.

Me ofrezco a ayudar en todo lo que sea posible al maestro gornych.

Antes que nada, Gornych envía a Rowen, convenientemente escoltado, a conversar con los caballeros para ganar algo de tiempo, una vez le comunica que debe actuar como si Edmund hubiese llegado malherido y hubiese muerto un par de días después.

Después se apresura a ordenar que preparen un lecho para al cadáver, y sugiere a Edmund que se esconda en la torre y vaya pensando en dejarse crecer la barba. Cuando el cadáver está listo y convenientemente agujereado, y tras preguntar si es un resultado creíble, por si ha olvidado algún detalle, ordena a los criados presentes que desaparezcan, y hace llamar a otros, de forma que sus reacciones sean más naturales.

Cuando los soldados están preparados para contener un posible ataque, espera a que los caballeros entren, si es que exigen hacerlo.

El hechizo debe lanzarse apresuradamente y luego los retoques son varios. Ese tiempo de espera se toma como un debate interno y las conversaciones de los caballeros de fuera no parecen muy amistosas. Finalmente los miembros de la Alianza con cierta experiencia en heridas dan su visto bueno tras algún problema con el presenciar la creación de un cadáver con el aspecto de Edmund al que, además, se le hiere mágicamente para replicar heridas que deberían haber sufrido y tener un aspecto de días de antigüedad. El efecto es en general revulsivo, pero de lo más convincente.

El cadáver es depositado en vuestro pequeño patio y se deja pasar a los ansiosos caballeros. Estos vigilan los movimientos de vuestros grogs, pero nadie emprende movimientos bruscos que puedan acabar en una provocación y una escaramuza. Los caballeros tendrían claramente las de ganar en un combate singular con casi cualquier de vuestros grogs. Sir Yann de Cholet es el primero en hablar:

-Me alegro de que hayáis entrado en razón por fin. Nos llevamos el cadáver para que sea lucido como advertencia a los traidores a nuestro señor Ricardo Plantagenet en su castillo ducal -dice de forma un tanto desagradable, atento a las reacciones. Dadas las actitudes neutras de sirvientes y grogs, simplemente recogen el cadáver y se marchan al trote.

Una situación resuelta hábilmente os ha librado de meteros en problemas con el señor ducal de Aquitania, vecina de Bretaña y bajo el dominio del hermano de Godofredo Plantagenet, el duque de Bretaña...

Observa con mirada interrogante a gornych, sus conocimientos le han pertimido entender perfectamente lo que hacia, y por lo tanto la duda surge, que va a pasar cuando el cadaver desaparezca frente a los caballeros???

- ¿Cómo habéis planeado solucionar el problema de la desaparición del cadaver que se produirá antes o después? Tenéis un plan al respecto o bien habéis improvisado dado lo urgente de la situación.

-Oh, hay muchas soluciones para ese problema, desde conseguir que alguien robe el cadáver o le prenda fuego hasta hacer una visita nocturna y crear un nuevo Edmund, o incluso que unos cuervos inusualmente voraces lo dejen irreconocible y se pueda reemplazar con cualquier otro cadáver real... -El viejo parece divertido con las múltiples posibilidades que se presentan.- ¿Y qué me decís de un cadáver que desaparece sin dejar rastro? Incluso podríamos aprovechar un suceso tan misterioso para perturbar el sueño del tal Ricardo de Plantagenet, ¡el alma atormentada de Edmund podría buscar venganza en los largos pasillos de su morada! -añade sin poder contener una sonora carcajada ante la ocurrencia, algo poco habitual en él.

Cita:

Leonor se pone alegre de ver a su señora en sus aposentos y la invita a pasar, y le hace sentarse, preguntándole si desea tomar alguna cosa. Luego escucha sus preocupaciones con claro interés.

- Podría ser algo importante. Has hecho bien en comentármelo. ¿Sabemos algo de ese hombre?, ¿su nombre?, ¿sus aficiones?

Sólo conozco que se llama Chretien de Troyes, es un famoso escritor de historias caballerescas. Y sabe mucho de los reyes de antaño como Arturo. Pero no sé mucho más de él. Estuvo toda la primavera en la corte de Bretaña bajo la protección de la dama Constanza.

Como siempre gornych no deja de sorprenderle gratamente, este hombre no tiene falta de recursos.

Un par de días después de la conversación que ambas habían mantenido Leonor se presenta ante la puerta de Ginebra, y llama con respeto a la misma. Tras franquearle el paso, le cuenta a Ginebra las nuevas. Gornych no cree que sea nada de interés... pero no se opone a que el trovador venga a la alianza durante un tiempo, a fin de que tal vez se le pueda sonsacar alguna cosa.

Después de regresar de su aventura en los bosques, Ginebra regresa alegre y decidida. Hace conocer a todo el que pueda, que está interesada en aprender acerca del mundo faérico. En la biblioteca no haya de interés del tema, así que quiere saber si hay alguien dispuesto a enseñarle lo que sepa.

Escucha la petición de ginebra, pero lamentablemente no tiene demasiados conocimientos sobre el tema.

La petición de Ginebra llega a oídos del viejo, pero evidentemente no desea perder el tiempo en algo así. Por otra parte, se encarga de que algún sirviente le transmita la idea de que, si se encarga de conseguir algún libro al respecto, el tomo será bienvenido en la biblioteca.

Me acerqué a Doña Ginebra al saber lo que le interesaba con una sonrisa

- Estoy en el laboratorio, y no puedo salir del mismo hasta que terminemos el sortilegio que Gornych está creando. Pero mas adelante yo misma se algunas cosas sobre la hermosa gente que estaré encantado de enseñarte

Debió ser en una tarde de esta primavera cuando llegó la mujer. Caminaba erguida sobre un caballo pardo, con su cabello algo corto y sus ropas, algo grandes, que hubiesen sido más dignas de un buhonero. A la entrada de la torre se deja detener por los guardias, baja de su montura y sonríe friamente.

-Desearía ver al líder de esta Alianza -dice con suavidad y firmeza en un latín impecable.

Su acento es italiano, su voz algo grave. Ahora que está más cerca, se percibe su tez algo morena, sus facciones finas, su expresión seria y firme. De las profundidades de sus ropajes extrae un pequeño espejo enmarcado por una serpiente. Se trata de un sigil, com podría entender cualquier mago. Sosteniéndolo y mostrándoselo a los guardas, espera a que avisen a alguien.

Gornych baja a recibir a la recién llegada con cara de pocos amigos. Cuando la ve, no obstante, el brillo de una idea aparece en sus ojos, y la acompaña al interior de la torre. Tras ofrecerle bebida y algo de comer, escucha lo que la mujer tenga que decir clavando en ella unos ojos fríos como el invierno.

La mujer se deja conducir, mirando con una más que contenida curiosidad. Al observar la forma de la torre no puede evitar alzar las cejas. Desde cerca es mucho más impresionante y demuestra, desde luego, que disponen de buenos recursos mágicos... Y que no tienen demasiado interés en camuflarse dentro de la mundanidad. Recibe la comida con palabras corteses y más que adecuadas, insistiendo en que se conformará con una cerveza para quitarse el polvo del camino y que confia en que el anfitrión le acompañe. Una vez satisfechos los requisitos mínimos de la hospitalidad, saltándose con impaciencia varias sutilezas más, va directa al grano. Toda la conversación, por supuesto, se desarrolla en el latín que ambos comparten. Curiosamente, sobre todo dado que es una mujer y mucho menos poderosa, sostiene con firmeza la mirada del mago. Pero en fin, es una Tytalus...

-Sodal, mi nombre es Klyome, de la casa Tytalus... Os diría el nombre de mis parens, pero en estas circunstancias nada importan dado que no los conocéis: vengo del Tribunal de Roma. Mi intención, como quizás hayáis imaginado, es asentarme en este Tribunal.

Hace una pausa, toma un sorbo de su cerveza mientras, quizás, sopesa cómo continuar.

-Es aquí, cierto, donde se encuentra la Domus Magna de mi casa. Sin embargo, hay varias razones que me han llevado a buscar alternativas... En primer lugar, en cualquier Domus Magna hay ya sodales demasiado poderosos y demasiado estirados; y en muchos casos los recursos mágicos son escasos. No iban a permitir demasiado para una maga recién salida de su guantelete. Y además está la cuestión de ser mujer y tener con uno de mis sodales, por cuestiones derivadas de nuestro trasfondo común, una rivalidad que, aunque alentada y más que útil para aprender a través de ella, podría dificultar mis estudios allí. No, definitivamente la Domus Magna es una mala opción.

Hace un pequeño gesto con la mano, abarcando la habitación y con ella, la torre.

-Esta es una Alianza mucho más atractiva y que ofrece a alguien como yo más oportunidades de desarrollar sus talentos. Por supuesto, soy más que consciente de que nada se da de forma gratuita -la idea le hace, por unos instantes, esbozar una sonrisa.- También puedo aportar mucho a Contegum, se lo aseguro, aún si por el momento cuento con los problemas y el poder limitado de cualquier maga joven... Digame, ¿considerarían ustedes la posibilidad de que entrase a formar parte de esta Alianza?