Partida Rol por web

Eliatar asiente de mala gana a Roland.

- Entonces tú te encargarás de tratar con ese cuentista y con ese mago. Si necesitas ayuda para “hacer entrar en razón” – marcando las palabras con un tono que deja claro que sus ideas no son muy pacíficas acerca de cómo hacerle entrar en razón -  no dudes en contar conmigo. En cuanto a la serpiente, quizás nuestro fraile pueda averiguar algo en las leyendas de los libros de los monasterios cercanos… o incluso vuestro cuentista sepa algo. Por preguntarle no perdemos nada, ¿no, Roland?

Se vuelve a Gornych, con respeto a pesar de su mal estar por su decisión de dejar hacer trucos de salón ante mundanos.

- Maestro Gornych, ¿os referís a una guerra mundana o mágica? En las guerras también hacen falta aliados para sobrevivir… ¿Cuál son vuestras ideas? ¿Cómo creéis que debemos actuar ante estos peligros?

- No creo que podamos llevar a cabo una guerra, del tipo que sea, en la propia corte, sin que sea solapada. Claro, que hay muchas maneras de "parar los pies" a alguien sin por ello tener que llamar la atención de todo el mundo, ¿no?

Durante los fríos días de invierno se ha visto a Eliatar habitualmente en el taller de vidrio, estudiando en la paz del lugar un pesado libro. Por las noches sí se ha dejado ver, más que en estaciones anteriores, allí donde magos y grogs se reunían para pasar las frías noches.

Ello no quita que esté pendiente de las idas y venidas de Gornych para aprovechar y tener un consejo de magos en cuanto este pare por la alianza y no parezca de mal humor, o al menos no de peor humor de lo habitual.

Una vez todos reunidos…

- Me gustaría ofrecerme para ir esta estación yo mismo a la recogida de vis tanto del águila como de la isla – con su estilo franco y directo, totalmente carente de sutilezas – Imagino que no habrá ninguna opinión en contra, ¿verdad? – pregunta divertido mirando alrededor, asumiendo que todos estarán agradecidos de no perder tiempo de estudio en tales menesteres.

Tras la aprobación de todos, continúa.

- Una vez aclarado… bien, hay varios temas que me han rondado la cabeza este invierno… demasiado tiempo encerrado sin tomar el aire fresco… - comienza a enumerar con los dedos de la mano, empezando por el índice - ¿Por qué no criamos una cría del águila que nos proporciona vis? Quizás sus crías puedan a su vez producir más vis, pero cada año nos quedamos sin saberlo. No sé si esto se podrá… que me parta un rayo si algo sé de pajarracos, pero podría ser, ¿no? ¿Alguno sabe algo de criar pájaros o si esta idea es viable? Quizás la dama Ginebra haya oído hablar de algún cetrero a quien consultar. A los nobles les suelen gustar esos pájaros.

Espera a que se debata la idea, para pasar al siguiente punto levantando el dedo corazón.

- ¿Qué vamos a hacer con el robo de vis que sufrimos el año pasado? Pudieron ser de Fudarus o de Montverte, ¿pero que vamos a hacer para averiguarlo?

Tras la correspondiente discusión/debate saca el tercer punto con el anular.

- ¿Qué haremos respecto a la guerra? A mi por lo pronto se me ocurre que habrá muchos refugiados, gentes que huyan de las tierras en conflicto. Buscaran cualquier techo donde poder ganarse lo que llevarse a la boca, un techo bajo el que guarecerse y cualquier cosa con que vestirse. – mira a todos y mira alrededor la estancia – Me pregunto si tenemos lugar en la Alianza para más campesinos, puede que incluso tengamos suerte y en el lote caiga algún especialista, y si podríamos ponerlos a trabajar en campos o en algo que nos reporte beneficios… Quizás podríamos empezar a pensar en comprar tierras para cultivar, no sé, viñedos, almendros o lo que se cultive en estas tierras… sé lo mismo de eso que de pájaros, pero algo crecerá en estas tierras que se pueda vender bien… o si no a criar vacas o cabras que dan buena leche con la que hacer mejores quesos… y buena carne también.

Espera el consecuente debate, para finalizar con el meñique.

- Por último, ¿alguna novedad respecto a la serpiente? – mira después a Roland - ¿Qué tal os fue con el Cuentacuentos y el charlatan, Roland? – preguntando quizás con un poco de malicia pues aún le escuece el tema.

Tras pensar unos instantes lo dicho por Eliatar, Roland contesta:

- En cuanto a la guerra, como siempre los que sufren son los más pobres y débiles... Si podemos ayudarles y, a la vez, obtener algún tipo de beneficio para la alianza, mejor que mejor. De hecho, vuestro plan me parece bueno. En lo que se refiere al "cuentacuentos, como vos lo llamáis", afirma estar seguro de que Merlín descansa en el bosque de Broceliande, y que sólo la Dama del Lago, Nimue, puede abrir o romper la losa que cierra su sepulcro subterráneo. Y sobre el supuesto mago de la corte, en teoría es capaz de transformar plomo en oro... lo cual debe ser completamente falso puesto que si no lo haría continuamente y sería rico, claro está... Sin embargo, se dio cuenta de mis planes y huyo precipitadamente, según dicen, hacia la corte de Leonor de Aquitania.

Leonor como de costumbre no habla demasiado en las reuniones, convencida que el parloteo de una aprendiz no es precisamente lo que los distintos señores de la Alianza desean. Sin embargo al comprender que la totalidad de los magos están demasiado "ocupados" pensando en sus estudios y asuntos se decide a intervenir.

- Maestro Eliatar, si no teneis inconveniente os acompañaré a recoger la vis esta estación. Me gusta sentirme útil para la alianza. Por supuesto, siempre que mi señor Gornych Wyvern no tenga inconveniente ni precise de mi asistencia en cualquier otro asunto. En cuanto a los temas que apuntais nada se de cetrería, y dudo que criar a un águila mágica esté al alcance de mi capacidad. Sin embargo si lo deseais hablaré con la dama Ginebra por si supiera sobre tales cuestiones. En cuanto a los robos de vis tampoco tengo ninguna idea que pueda ayudarnos, supongo que lo ideal sería tener algún tipo de mecanismo o hechizo mágico que nos permitiera controlar si alguien coge la vis de la alianza, pero no se si eso es posible... y desde luego yo no puedo hacerlo. Respecto a la guerra estoy completamente de acuerdo con lo que señalais: las guerras hacen daño a la gente débil - una sombra de pena y furia quizás aparece en el rostro de la joven que, inconscientemente, se lleva la mano hasta la cicatriz que cubre parcialmente su melena- Supongo que si buscamos a los labradores y campesinos cercanos podremos comprar tierras y ganado, y quizás hacernos con los servicios de campesinos y especialistas. Si mi señor Gornych Wyvern cree que es buena idea, me ofrezco a hablar con el padre Erwan, con Doña Ginebra y con Guillaume du Montverte, por si ellos pudieran encargarse de tales cuestiones. Por último y en cuanto a la serpiente he logrado algo más de información tras hablar con Caprican, de Oleron. Es un mago... fascinante, sobre todo él se ve así - se ve que Leonor está algo molesta con Caprican por algo que pasó en la conversación, pero como de costumbre esa sensación es poco más que una intuición, dado el hieratismo de la mayoría de sus expresiones- Lo único que me dejó claro es que en el lugar en que estamos habrá una guerra feérica, y que puiensa que no podremos salvanos de ella

Tras la reunión Leonor se acerca a ti.

- Maestro Eliatar, espero que no os haya molestado que expresara mi opinión. ¿Os parece bien que os acompañe?

Eliatar ríe a carcajadas ante la mención de la transmutación del plomo en oro.

- Plomo en oro jajajaja Seguro que ese oro era tan bueno como el de los duendes jajaja – se calma rápidamente – Bueno, si queréis seguir chichando a ese charlatan seguro que la dama Ginebra podrá ir a incordiarle a la corte de esa Leonor, aunque por mi bien se podría quedar aquí el asunto. Tampoco queremos atraer atenciones que puedan venir a hacernos perder el tiempo, ¿no? – elevando ambas cejas, sigue volviendo a un tono más serio al proseguir – Buena cosa que vuestro Cuentacuentos haya dado sus frutos. Mi reconocimiento, sodale, si se prueban ciertas sus palabras, claro… ¿Sabe donde encontrar a esa Nimue o donde está esa losa? Si es subterráneo y está relacionado con un lago, quizás tenga algo que ver con la fuente de vis que encontró la joven Leonor…

Es entonces, en el silencio que deja tras su apunte a Roland, cuando la intervención de Leonor le coge desprevenido, incluso por algún motivo desconocido se sonroja un poco ante el ofrecimiento de la joven muchacha. Trató de retomar la compostura, aunque su voz le desmentía, algo le había puesto nervioso.

- Eh, sí, claro. Ningún inconveniente. Claro. Mientras no me retraséis demasiado, por supuesto. ¿Sabéis volar? Si no tal vez pueda encontrar alguna forma de solucionarlo… Es bueno que quieras ayudar… - mira a Gornych – Si el maestro Wyvern os da permiso. Aún sois de su propiedad. – mueve las manos un poco nervioso – En cuanto a la dama Ginebra, sí, claro. Podemos visitarla más tarde y tú hablar por nosotros. Y con Erwan y con Guillaume. Hace tiempo que tampoco veo a los dos. Aunque Guillaume marchará a la guerra pronto, imagino. – guarda silencio unos instantes y cae en lo último que esta ha dicho - ¿Guerra feerica? ¿Dio más detalles ese Caprican? – por último vuelve su mirada a Gornych, como preguntando si le suena a él ese nombre

Al acercarte a Eliatar notas como tu presencia más cercana le pone algo nervioso, aunque parece controlarse mejor ahora que te ha visto venir de lejos.

- Maestro… sí, supongo que ahora soy algo así… ¿no? – te mira con ojos inquisitivos, parece como si nunca se hubiera planteado verse a si mismo así – No te preocupes Leonor, hiciste bien en hablar. Al maestro Gornych le gusta que mostremos iniciativa y desde luego no te falta – le sonríe un tanto tímido, incluso te parece detectar que trataba de hacerte un cumplido – Me alegrará tener compañía en el viaje. No será largo, espero, aunque sí terriblemente aburrido. Esta vez quiero cazar a esa maldita serpiente, ¿sabes? Con suerte nos traeremos más vis de la que nos esperamos y podremos compensar la falta del año pasado.

Ves que va a hacer un gesto como de cogerte la mano, pero en el último momento se da cuenta de lo que va a hacer y cambia a posar su mano sobre tu hombro y empujarte suavemente, animándote a andar, para retirar la mano rápidamente, como si le quemaras o no supiera donde meter la dichosa mano.

- Ven, vayamos al patio. Debemos practicar un par de hechizos para ver que tal funcionan sobre ti. Siempre los he usado sobre mi mismo nada más y no estoy seguro de cómo funcionaran al intervenir otra persona. Uno es bastante conocido, Manto de Invisibilidad, muy útil, muy útil. – su voz va relajándose un poco conforme andáis y va hablando de magia, en concreto de hechizos que él conoce – Sobre todo si no quieres llamar la atención de todos los mundanos y la Orden por ir volando de aquí para allá jajajaja – su risa aunque franca, suena un poco forzada, como si hubiera querido hacer el chiste para romper el hielo – El otro es una versión del Cabalgar los Vientos, diseñada por mi pater. Añadiendo un componente Rego y algo más de complejidad al hechizo, se mantiene solo todo el día, por lo que no se sufre el riesgo a una caída en los viajes largos… pero nunca lo he probado a realizar tratando de transportar a otra persona…

Leonor asiente a las palabras del mago y le acompaña hasta el patio.

- Aun no soy capaz de lanzar ni el mas pequeño de los hechizos, aunque llevaré mi arco. Ha sido útil en más de una ocasión, si es que quereis que os acompañe - explica tras tus palabras

- Claro, claro – dice acordándose de que apenas llevas dos o tres años como aprendiz de Gornych – Bien, entonces veremos que podemos hacer… Primero empecemos por hacerte invisible… Aunque este hechizo normalmente sólo combina Perdo con Imagonem, en esta versión se le añadió un componente Rego para poder cancelarlo a voluntad, es decir, poder volverte a hacer visible… Así que lanzaré el hechizo, te tocaré para que te haga efecto, cuento hasta 10, retiro mi mano, cuentas hasta 20 y entonces te concentras para hacerte visible de nuevo, ¿de acuerdo? Veamos si se mantiene sin el toque después de lanzarlo y si reacciona a tu control… o reacciona al mio… - te mira a los ojos un poco excitado por probar cosas nuevas con sus hechizos, casi dirías que tiene la mirada de un niño con un juguete nuevo - ¿lista? – tras tu asentimiento lanza el hechizo.

Sabía que tenía que llegar eso "tocar". Tocar y hombre. Mala combianción, maldita sea mi suert... Soy una idiota. Una idiota desagradecida. Mi suerte dista mucho de ser maldita. Al menos desde que ningún hombre me toca. No, no, no. Desde que decidí venir aquí. Eso es lo que hizo cambiar mi suerte. No que me toque o no. Vamos, no quiere hacerte daño. Solo es magia. Tranquila, será algo breve. Ponerte guantes. Así te tocará el guante. Buena idea. Guante. Solo guante. No piel. No sentir la piel de un hombre junto a la mía. No. No otra vez. No nunca más

Tal vez la excitación de Eliatar le haga no darse cuenta que por un instante un velo de terror pasa por la cara de Leonor, pero rápidamente la joven se recompone y se pone unos guantes con una sonrisa algo ladeada

- Tengo frío en las manos - dice de forma algo apresurada y entrecortada, ofreciéndotela (ya cubierta por el guante) para que realices el conjuro

Roland pone un rictus bastante marcado, de extrañeza y claramente de desaprobación también, cuando escucha a Eliatar llamar "propiedad" de Gornych a la aprendiza, Leonor.

Eliatar ve el instante de terror que pasa por la cara de Leonor, pero dada su inexistente habilidad social la acaba achacando al frío que Leonor dice sentir. Al fin y al cabo, estamos en invierno, y ella no es más que una niña… bueno, una mujer… esto, una moza…. Que no, la joven aprendiz de Gornych. Sí. Eso. La joven aprendiz de Gornych, y es normal que tenga frío siendo tan delgadita… que no, menuda, que… Venga, céntrate. Magia. ¿Vale?

Eliatar sonríe torpemente a Leonor asintiendo con la cabeza.

- Sí, claro, es normal que tengas frío… Si al final volamos juntos, acuérdate de traer ropa de abrigo. Aunque vayamos en primavera, ahí arriba hace un frío que te escarcha los huevos… - comenta con toda la naturalidad del mundo, sin darse cuenta de sus modos – Esto, bueno. ¿Tienes ya los guantes? Sí, bien. Tú tranquila. Lo peor que puede pasar es que tengamos que esperar hasta el atardecer para verte de nuevo… Lo que no sería tan malo, te daría una experiencia nueva… Bueno. Ya.

Sin más previo aviso, mueve fuertemente las manos formando los símbolos de Perdo, Rego e Imagonem, mientras grita con voz fuerte: “El manto caiga sobre ti y visible como el viento te vuelvas” Se nota que la frase no la ha practicado mucho, ni los gestos, pues los realiza con extremada meticulosidad, como si fuera una receta que le costara seguir. Concluyendo toda la parafernalia en tocarte con cierta vehemencia, que no esperabas, en la mano que le tiendes.

Tras varios minutos practicando para familiarizarte con la sensación de ser invisible y de comprobar la mecánica para volverte visible, Eliatar te vuelve a sonreír.

- Bien, bien. Esto ya está. ¿Qué tal? Divertido eh – te mira con unos cargados de ilusión, como un perrito pequeño muy ilusionado, parece vivir la magia como si fuera un verdadero juguete con el que pasárselo pipa – Bueno, ahora toca el más difícil. A ver si nos sale. Nunca lo he probado llevando a alguien más… A ver, será necesario que te abraces con fuerza a mí, pero no tanto como para ahogarme; necesitaré mover las manos para hacer los conjuros, pero ten cuidado para no caerte, ¿vale? Venga, cuando tú digas – termina abriendo los brazos de par en par para dejar que te abraces a él como estimes más conveniente

Los ojos de Leonor brillan al ver como el hechizo tiene éxito, y parece que toda sus dudas han desaparecido. Ni siquiera presta atención al vocabulario de Eliatar, que adecuado o no, es mucho mejor que otros muchos que la joven aprendiz ha escuchado en su corta vida.

- Es impresionante maestro Eliatar - te dice con vehemencia- Tal vez cuando tenga conocimientos de mas altura podais enseñarme el conjuro, si no os supone molestia

Y luego Eliatar abree los brazos y la seriedad vuelve al rostro de Leonor. Lo único bueno del asunto es que ya ha volado con Gornych unas cuantas veces, y sabe lo que puede hacer.

- Si os parece me pondré a vuestra espalda, así podré aferrame a vos, no os taparé la visión y podreis tener las manos libres por si fuera preciso realizar algún conjuro - dice mientras en efecto se pone detrás tuya y se aferra con fuerza (y tal vez algo de miedo) a ti

Eliatar sonríe con dulzura a Leonor ante sus halagos.

- Sí, claro, no sería ninguna molestia. Este en particular es uno bastante fácil, aunque a mi no se me da especialmente bien… Bueno, vamos con el siguiente…

Parpadea dos veces ante la ocurrencia de Leonor de colgarse a su espalda, como si jamás se le hubiera pasado esa posibilidad por la mente (cosa que de hecho no se le pasó). Tan sólo, la presencia de Leonor, evitar que él mismo se golpe su cabezota con las manos por su torpeza. Se queda tal cual está, con los brazos abiertos hasta que te hayas colgado a su espalda, momento en el que lanza su Cabalgar los Vientos Seguros.

Este hechizo notas que lo realiza con bastante más soltura que el anterior, como si las formas le fueran mucho más familiares.  

El aire envuelve a ambos y…