Partida Rol por web

Una vida dura la tuya. Casi la ejemplificación de lo dura que puede llegar a ser la vida de un humilde hijo de labriegos. Habiendo nacido en una anodina aldea de l'Île-de-France, tu destino parecía sellado desde tu primera bocanada de aire. Pero no fue así. Creciste rápido y fuerte, y eso fue tu condenación. Si hubieras sido débil y pequeño, no hubieras sido reclutado o no hubieras sobrevivido a aquella primera batalla. Todo hubiera acabado entonces. Sobreviviste y mostraste aptitudes para la batalla. Ahora no te cabe la menor duda de que hubieras tenido muchas más posibilidades de salvar tu alma inmortal si no hubieras continuado con el ejército, pero la vida militar te afectó... Sigue haciéndolo, en cierto modo: asesinatos, depredación en los campos, asaltos a fuego y sangre, violaciones, saqueos, violaciones... ¿he mencionado ya las violaciones? No, no las recuerdas todas, desde luego, pero sí la sensación, la adrenalina, el éxtasis...

No obstante, todo (o casi todo) eso es agua pasada. Conseguiste huir. Tal vez fue la hipocresía de la Iglesia bendiciendo a los dos ejércitos, tal vez el salvajismo de las tropas (y el tuyo propio), o las ambiciones infinitas y arrogancia d elos nobles, tal vez la suma de todo ello, pero finalmente no pudiste hacer otra cosa que desertar. Erais buenos, bien preparados y escogiste un momento apropiado. No pudieron seguiros.

Durante un tiempo tú y tus compañeros vagasteis por campos y ciudades, (mal)gastando vuestros escasos ahorros en bebida y furcias. Como era de esperar, la vida heredada de vuestros tiempos de soldados no podía durar demasiado. En cualquier caso tenías claro que no volverías a ser labriego, pero lo único que sabías hacer era usar las armas, así que no pasó mucho tiempo antes de que os dedicarais al bandidaje, cambiando de zona para reducir las posibilidades de que os atraparan.

Tras el duro invierno de 1178 acabásteis refugiados en un bosque de fama terrible: el bosque de Brocéliande. En su interior está el Valle sin Retorno, encantado por la malvada hada Morgana. Su fama os resultaba ideal para guareceros y alejar a vuestros perseguidores. Por fin atisbabais un futuro cómodo y establecido, mucho mejor que los últimos meses.

Pero el de Brocéliande no es un bosque común, no sólo su fama era terrible. En él es imposible no creer en los duendes, pues, si no existen, ¿cómo explicar ciertos sucesos?. Allí, además, encontrásteis a dos personas singulares: Gascón, el forestal, y su protegido, René "Petit". Inseparables y atrapados en el hecho de conoceros.

Tú lideras "la banda", lidiando por mantener tu posición ante los veteranos que te han seguido. Dos veteranos te siguen, de mejor o peor gana, François, el veterano de mayor edad, con aspiraciones a más, y Tierri, un simplón fácil de manejar. Luego está León, el bandido que se os juntó, con buena maña para el robo discreto pero con demasiada facilidad para perder el dinero que ha conseguido. Finalmente la extraña pareja formada por el forestal, que colabora para no arriesgar su vida, pues sois hombres peligrosos y el chico que, bueno... al chico se le deja un poco más en paz, pero sigue siendo una baza para tratar con el "guardabosques".

Disponéis de una pequeña cabaña de ramas y barro construida por Gascón que escasamente os refugia de la lluvia. No es gran cosa, pero el chico ha hecho un buen trabajo impermeabilizando el techo. Aunque ahora crecen plantas sobre él...

Unos pocos asaltos os han provisto de alimentos suficientes para sobrevivir, pero no los suficientes para poder almacenar. El camino de Rennes a Vannes pasa cerca de Broceliande y es una buena opción, pues Rennes es la capital y los pueblos debe comerciar con ella continuamente...

El despertar es difícil, el invierno es muy frió y se hace duro dormir en el oscuro y tupido bosque sin un lugar adecuado para ello, aunque la verdad es que las condiciones tampoco eran mucho mejores cuando estábamos de campaña.

Nada mas salir al aire fresco el frió y húmedo aire de la mañana golpea en el pecho y la ya espalda. Tras desperezarme y calentarme con un par de movimientos rápidos me alejo un poco del lugar para regar las plantas y despejar un poco mi mente aun adormecida.

Como Petit ya se encuentra despierto le encomiendo la búsqueda de algo de leña.

-Petit, por que no vas a buscar algo de leña para avivar el fuego. Trae bastante para no tener que ir luego a por más!

Pensando, algo abstraído, espero a que los demás se acaben de despertar, aunque Gaston parece llevar ya un tiempo en pie. Hay que empezar a dibujar un poco los planes de futuro.

Alrededor del pequeño fuego trazo algunas ideas para intentar salir de esta situación.

-Hay que ponerse en marcha muchachos. Para empezar podríamos colocar algunas trampas, el tiempo mejora y eso sacara a los animales de sus madrigueras, asi si no encontramos otra cosa al menos puede que tengamos algo de carne. François podría ir con el muchacho a poner algunas hacia el norte y yo iré con Gaston hacia el sur. Tierri y Léon se quedan a cuidar del campamento, a ver si podeis recoger algo de leña seca y algunas piedras grandes.

-Luego iremos a acechar a los caminos a ver si algo que nos pueda interesar pasa por casualidad. Pero seria bueno que alguien fuera a recavar algo de información de los pueblos, quizas Gaston o Léon, así podríamos al menos asegurar el intento en vez de pasarnos horas esperando sin que pase nadie... o nada que nos interese.

Levantándome algo perezoso miro al resto.

-Vamos! Quedandonos aquí parados no conseguiremos nada. Moveos!

Tras recoger algunos trastos necesarion y con pasos mas o menos decididos me interno en el bosque haciendole señas a Gaston para que me siga.

Organizas, como siempre, los trabajos de la manera más diplomática y firme posible. Pasas una considerable cantidad de tiempo tratando de conseguir que las cosas, además de funcionar, lo hagan a tu conveniencia, o al menos que no te perjudiquen.

La idea de las trampas la habías tomado de Gascón, el forestal, y os habéis pasado cierto tiempo fabricándolas toscamente. Él espera que, además de funcionar, no esquilmen la zona. No cree que eso suceda, pocos se atreven a cazar en este bosque, pero de todas maneras las haces distribuir en una amplia zona, por si acaso.

Tras un breve debate, uno de los pocos que realmente admites, es León el afortunado que irá a buscar información a Rennes, para averiguar algo del comercio local hacia la ciudad.

Te preocupaba un poco que pudieran darse cuenta de sus intenciones, pero consigue información útil y pronto podéis organizar algunos golpes, sobre todo a viajeros aquitanos de camino a Rennes. Vino del año pasado, vinagre y telas de pequeños comerciantes, aquellos que no pueden permitirse un barco y que, por tanto, tampoco pueden (o quieren) permitirse guardas.

Como nota curiosa, compruebas el estado de un villorrio entre Redón y Rennes, el pueblecito de Pléchâtel. El pueblo en sí sigue como el año pasado, pero te preocupaban las noticias sobre una nueva torre a su vera, con lo que eso podría llegar a suponer para vuestras actividades. Y no sólo la torre está allí, sino que las descripciones que sobre ella circulaban por Rennes, por extraño que parezca, no son exageraciones, se quedan cortas.

Se alza 90 pies en el aire y el mármol en el que está construida refleja la luz del sol. Desde luego no pasa desapercibida, dominando un meandro del río, coronando una de las pocas colinas de la zona. A su alrededor, sin apenas ocultar la torre, unas murallas de aspecto recio y bastante más vulgar rodean la torre formando un triángulo.

Contento con el resultado de nuestras primeras incursiones me dejo llevar por el buen animo, asi que me temo que no guardamos excedentes. Intentamos disfrtar de la vida dentro de lo posible y hace tiempo que no he disfrutado de la calida entrepierna de una "dama".

Aun queda tiempo para el invierno, pienso para mis adentros. Ya guardaremos algo despues.

-Bueno, esto no va tan mal muchachos. Ja!Ja!Ja! Pero tenemos que andarnos con ojo, pronto nos empezaran a buscar, si es que aun no lo han hecho, asi que debemos ser precavidos.

-Es mejor no abusar demasiado del mismo lugar, la gente tendera a evitarlo y nos quedariamos nosotros con las ganas.

Si! Es mejor dsfrutar de la primavera y el incipiente verano.

La torre me preocupa, ya que implica un noble, lo que a su vez implica soldados....mas soldados de los que ya hay. Pero todo tiene su lado bueno, al ser construcion reciente necesitara vituallas que nosotros quizas podamos agenciarnos.

En una tarde planteo la cuestion a mis compañeros.

-Cerca de Pléchâtel se alza una nueva y espectacular torre. Algun noble se a asetado hace poco. Leon! Quizas podiras acercarte a Plétchâtel y enterarte de quien es y que tal anda de dinerso. Pues si es recientemente llegado es muy probable que requiera de suministros.

-Podriamos interceptar dichos suministros. Pueden servir para un largo tiempo si la torre tiene suficientes habitantes.

 León, siguiendo tus instrucciones, se dedica a la tarea encomendada, acercándose hasta Pléchâtel e indagando sobre la riqueza o falta de ella del señor de Pléchâtel. Para vuestra sorpresa, las noticias son bastante desconcertantes. Los habitantes de Pléchâtel aseguran que la torre apareció de un día para otro y lo que han estado construyendo estos últimos meses es lo que hay *alrededor* de la torre, no la torre en sí. Hablan de un demonio vestido de rojo que se ve a veces ir o venir de la torre. El señor de la torre era hasta no hace demasiado un viejo señor bastante justo y bien considerado que murió sin descendencia legítima que pudiera reclamar el señorío con mucha fuerza para sí. El nuevo señor parece ser un normando grandote que sólo han visto un par de veces, cuando llegó y unos días que estuvo paseándose por la zona para echar un vistazo a sus propiedades. Dicen que ha comprado el título y que viene de las cruzadas, a pesar de su juventud. Su mujer, por lo que parece, llegó a la torre meses antes que él y dicen que es una joven de belleza sobrehumana. Por lo demás, están acabando de construir la muralla. Seguramente la acaben este mismo verano. Los carros con la piedra ya han parado de hacer viajes. Lo que todos esperan es el momento de la siega, para ver qué tan estricto es el nuevo señor con los impuestos...

Por si esto no fuera suficiente noticia para digerir, te enfrentas a una pequeña crisis: René, dos días después de la vuelta de León, simplemente desaparece. Gascón se convierte a la vez en acusado y acusador y tienes que poner mucho de tu parte para conseguir calmar los ánimos y lograr que no se maten entre sí. Incluso organizas una pequeña búsqueda combinando personas y actitudes como mejor se te ocurre para lograr, sobre todo, que sigan sin matarse entre sí y que al menos se intente encontrar al muchacho. No hay suerte. Un par de días de búsqueda, algunos "paseos" en libertad de Gastón (que consientes más o menos a desgana), pero no hay resultados. Cuando ya se había decidido comenzar a asimilar la pérdida del chico, una semana después de su desaparición, éste vuelve tan campante, como si hubiera salido a dar un agradable paseo. Está bien alimentado, descansado, alegre y dirías que en perfecto estado de salud física y mental. Atribuye su ausencia a los duendes. Dice que hay un círculo de hadas cerca por donde se puede ir a su reino...

El regreso de René nos sorprende a todos. Aunque el primer sentimiento que se pasa por mi cabeza es de alegria no tarda en verse sustituido y la primera reaccion es mas bien de ira.

Cogiendo al chico por los hombros le zarandeo brusco.

-Seras malnacido, cabron....no vuelvas a desaparecer de esa manera.

-En que demonios estabas pensando.

Y soltandolo de un empujon me retiro, espetandole a Tierri.

-Sacalo de mi vista antes de que....Ahhhgg!!!

Miro hacia Gascon y con el gesto hosco le hago un leve gesto dificil de interpretar, sera quizas un gesto de disculpa??? Tras ello doy un pequeño paseo a solas por el bosque, pensando.

Que demonios, duendes, pobre excusa!!! De que habla el chico, regios, que coño???...a donde habra ido en realidad? Habra robado algo...no, no creo....Espero que no vuelva a desaparecer de esa manera.

Pero hay otras muchas historias que me preocupan.

Torres que aparecen de la nada, demonios que aparecen y desaparecen, que historias son estas. Las supersticiones de los pueblerinos se han disparado....puede, pero mejor ir con cuidado, cuando el rio suena......

Pero asaltar un envio de viveres a la torre es muy tentador.

Y la mujer.....hummmmm!!! Una mujer de belleza inimaginable....eso lo tengo que ver con mis propios ojos.

Tras dejar que la situacion se calme un par de dias, bajen los humos, el chico se tranquiliza, que yo mismo me tranquilice....expongo mi idea.

-Quiero ver mejor esa torre tan fantastica de la que se habla. Parece que los que la habitan son inmensamente ricos, deben de serlo si pudieron levantarla en tan breve tiempo....jajajajajajaj!!!!...un dia, no se levantan torres en un dia.

-Una vez ahi podremos valorar si nos interesa o no hacernos con uno de sus envios, tiene que ser grande y valioso pues nos ganaremos las iras de un noble. Pero vale la pena informarnos mejor.

-Si estan recien asentandose a lo mejor alguno de nosotros miro hacia Leon podria intentar pedir alguna ocupacion. Asi veriamos que se cuece en el interior.

Como suele pasar en estas ocasiones, la pequeña banda acepta sin reservas tus planes, sin discusiones ni nada. Se diría que les reconforta verte lejos algunos días.

El viaje transcurre sin contratiempos, atravesando los campos en dirección a la salida del sol, por un paisaje bastante plácido y desprovisto de árboles. El único otro bosque con el que topais es uno sin nombre en el lado occidental del río tras el que debéis encontrar la torre. Resulta ser un bosquecillo de aspecto viejo y un tanto misterioso, pero más joven, sin duda, que el de Broceliande.

El rio Vilaine discurre plácido al otro lado del bosque, con sólo un vado natural algo más hacia el sur, donde el río tuerce hacia el oeste.

Y como te habían relatado, la torre aparece por fin ante vosotros: una torre alzándose en lo alto de una de las pocas colinas de la zona, dominando el río.

La torre, de piedra blanca veteada de colores y lisa, incluso brillante, parece recoger los rayos de sol. Se alza, imponente, al menos una treintena de metros en el aire. Podría haber sido una torre de madera, como las antiguas, pero es evidente que quien se haya podido procurar algo así tiene mucho dinero y poder.

Miro durante un momento la imponenete estructura.

-Impresionante. No me extraña que los locales esten impresionados. Pero en una noche es imposible levantar eso....vamos, un año de trabajos lo minimo.

Mientras nos acercamos hacia el pueblo, por el que quiero pasar primero, voy pensando en mis cosas.

Los señores de esta torre deben de estra forrados....habra que pensarselo dos veces antes de incurrir en sus iras. Podria ser demasiado peligros. Pero a su vez, cuando mas ricos mejor puede ser el botin....Dificil decision desde luego.

Antes de llegar al pueblo escondo bien mis armas y me envuelvo en mis ropas, pareciendo lo mas normal que pueda. Mi altura es imposible de ocultar, pero voy un poco encorvado.

Dejo que Leon lleve casi toda la iniciativa de conversacion y procuro que Tierri no hable demasiado, formando un trio curioso.

En el pueblo hacemos solo un par de preguntas por trabajo para unos hombres laboriosos y fuertes como nosotros.

Contratan gente en la torre?

Con quien hay que hablar?

Si surge la discusion se habla del tema un poco....Como son los señores? Si hay mucho trajin con la construccion de la torre?

Tras ello, tanto si nos han dicho que podemos encontrar trabajo como si no, nos dirigimos hacia la torre.

Caminando tranquilamente, sin prisa, bien visibles. Hasta que alguein nos pare.

Por el camino observo todo lo que pueda, si veo vigias en lo alto, cuantas tropas, quien nos para y a que altura, oigo alung aviso de la guardia?

El camino esta muy usado por carros pesados?

En Pléchâtel alguien como vosotros no pasa desapercibido: sois grandes, fuertes y tenéis demasiadas cicatrices como para que la gente no sospeche. No obstante, los pueblerinos sí que se muestran solícitos a la hora de enviaros a buscar trabajo a la torre. Efectivamente, parecen querer manos fuertes y hombres de armas, al menos eso dicen. Tenéis que hablar con Rowen, un hombre entrado en años bastante agradable o bien con Edmund Simon, un caballero inglés al cargo de la torre. Bueno, ahora está el señor, Guillaume de Montverte, pero parece demasiado joven para encargarse de esas cosas. Dicen que vino de las cruzadas y que tiene un acento raro. Llegó a la torre hace bastante poco y no se le ve demasiado por el pueblo.

En la torre ya casi han acabado de construir. Las murallas no necesitan más piedra, así que los carros que la traían desde la zona de Rennes ya han dejado de marcar de profundas rodadas los caminos.

El camino a la Torre desde Pléchâtel no es nada complicado y sólo la última parte resulta ligeramente cansada, pues la edificación, como cabía esperar, está en lo alto de una colina. Por fortuna ésta es poco escarpada, aunque la Torre se ha levantado en la zona más defendible de la elevación.

Parece haber soldados, aunque apenas nadie, como quien dice. Faltan defensores, especialmente ahora que hay una muralla recién construida. Cuando os aproximáis a las murallas sólo un hombre os da el alto, un tipo vestido de soldado y con ademanes de ello (es decir, malos modos y gesto calculador de la amenaza que representáis).

-¡Eh! ¡Vosotros! ¿Quiénes sois y a dónde creéis que váis? -dice el soldado en bretón. Va armado con una lanza, casco y una cota de cuero.

Aparentando cierta humildada, mirando hacia el suelo, intentando no mirar al chico a los ojos, comento.

-Perdon, señor. Subiamos hacia la torre, pues en el pueblo nos dijeron que podrian tener trabajo para un par de fuertes brazos.

Pocas defensas, pocos soldados y este parece un niñato, un señor muy joven, demasiado joven....quizas se les fue el dinero en la torre....puede que no sea tan mala idea la de darles un palo. Si no estan muy bien establecidos un reves podria incluso acabar con ellos....hummmm!!!!

Intento prestar atencion a como se desembuelve el soldado...parece seguro de si mismo al tomar una decision sobre nosotros o va corriendo a buscar el consejo de un superior.

 A pesar de todo, la torre de Pléchâtel está bien defendida. No haría falta casi nadie para esa tarea, pues parece surgir de las mismas entrañas de la tierra(1) y hay media docena de soldados. Simplemente cerrando las puertas y fortificándose en el interior podrían aguantar cualquier cosa inferior a 100 hombres con máquinas de asedio. O al menos plantar cara. No tienes opción de hacer una incursión ligera de un lugar así, sería un suicidio. O al menos algo no rentable, sin duda alguien saldría herido. El pueblo cercano es una presa mucho mejor.

Además, conoces a Edmund Simon, el que supervisa a los hombres que llegan a la torre, ya sea para ofrecerse como soldados o como trabajadores y su mirada de hombre de armas maduro no deja la menor duda, sabe que sois combatientes, no hay forma de ocultarlo a sus ojos. Automáticamente sois contratados, aunque con una ligera reticencia por vuestro pasado poco claro (se sobreentiende que vosotros no váis a decir nada especialmente malo de vuestro pasado y que él no va a preguntaros directamente nada sobre ello, pues está necesitado de hombres, pero esa falta de información no genera nunca confianza). En cualquier caso, una vez dentro, véis claramente las dificultades que tienen con el tema de los soldados: están recién establecidos, Rennes absorbe los hombres de armas disponibles, dado el establecimiento de la corte allí y necesitan decenas de hombres para cubrir las necesidades de una torre convertida en centro de un pequeño castillo. Necesitarán tiempo para conseguirlo. Y mientras no tengan esos hombres no pueden dar protección a la región.

Un par de noches después habéis desaparecido hábilmente al amanecer.

Seguís con vuestros pequeños golpes, aquí y allá, a lo largo del Vilaine, procurándoos comida, vino y material o bien dinero suficiente para conseguir todas esas cosas. A pesar de ser verano y estar consumiéndose las últimas existencias antes de la nueva cosecha, es decir, siendo la época más dura, inclusive por el esfuerzo físico que implica la misma, la cercanía de Rennes hace que haya un flujo constante de comercio, del que os podéis aprovechar. Pero esperas con ansias el momento de dar un golpe que os libere de tener que estar permanentemente activos para procuraros el sustento. Ese día llega a finales de verano, cuando el pueblo de Pléchâtel cosecha y la parte que se dedica al cultivo de la vid, procesa sus frutos convirtiéndolo en vino, vino que se comercializa directamente en Rennes. Obviamente no os interesa ese carro en sí, sino el fruto de su venta. Y dado que va a la ciudad y allí comprarán cosas mucho más caras, volverán con productos que luego podéis revender en la propia ciudad sin demasiados problemas y con dinero que esperarían que fueran sus reservas monetarias para buena parte del año. Ese sí es un buen golpe. Y lo preparáis. Dos guardias para la carreta, pero ninguno de los dos parece muy competente y un campesino. Esperáis en Rennes y luego salís de la ciudad para emboscarlos en la zona del Vilaine en el que el camino se desvía hacia el sur siguiendo el curso del río y donde se forma un vado. Allí esperáis a que pase. Y allí ocurre el enfrentamiento: sólo uno de los dos guardias está allí y logra ponerse a cubierto de las flechas, así que no queda más remedio que sacarlo del carro con las armas. Y el muy cabrón resulta ser un buen combatiente, consiguiendo herir de gravedad a Tierri, que ha seguido demasiado al pie de la letra tus indicaciones. Un buen tajo en el pecho que a punto ha estado de tocar un pulmón. Reducís y os ensañáis con el soldado bretón (sus improperios han sido en el idioma local) y os hacéis con las pieles, telas, velas y demás materiales que venían de la ciudad, así como con un nutrido saquillo de monedas.

Con esto tendréis para llegar al año que viene, sin duda, son unas cuantas libras de plata en monedas y otras tantas en materiales. Un golpe fructuoso... excepto para Tierri.

Al menos tenemos para pasar el invierno, esta bien, pero lo de Tierri es preocupante.

Nos recogemos en nuestro refujio e intento ver como podemos solucionar el tema de Tierri.

Espero que el guardabosques o Leo tengan algun conocimiento medico, por escaso que sea. Durante mis años de guerrero he visto morir a demasiada gente por culpa de infecciones y heridas mal curadas. Si Tierri no mejora habra que buscar alguien que pueda intentar curarle.

Por lo que, si no hay otra posibilidad, buscaremos a alguna curandera. Siempre hay mujeres con fama de brujas que son capaces de curar muchos de los males de este mundo. Ademas, como seudo proscritas no pondran tantas pegas ni tantos problemas. Seguramente supondra una merma para la economia, pero no pienso dejar que Tierri se muera por culpa de esto.

Lo primero es solucionar ese tema. Una vez que este solventado, sea como sea. El siguiente tema es pasar el invierno. Aunque queden provisiones y dinero para ellos hay que prepararse. Que Tierri, Gascon y el chico se dediquen a intentar mejorar en lo posible nuestro improvisado campamento, ademas ahora a Tierri no le conviene exponerse demasiado.

François y yo miraremos de dar algun golpe menor. Segun lo que tengamos nos damos algunos lujos...guardamos casi solo lo absolutamente necesarios, que la vida es para vivirla. (Yo me voy de putas, compramos algo de vino y cerveza....etc)

 No han pasado ni cuatro días desde el golpe a la carreta de Pléchâtel cuando algo sucede. Estáis plácidamente esperando los días de rigor para poder gastar vuestras ganancias sin despertar más sospechas de las necesarias. Tierri está estabilizado, gracias a los cuidados de Gascón, aunque le queda mucho para recuperarse y puede que las cosas todavía se compliquen. En vuestro campamento el resto pasa los días acondicionando vuestra pequeña choza para conseguir algo que pueda resistir el invierno que se aproxima lentamente; el ambiente es casi festivo, tus bandidos discutiendo sobre qué van a beber/comer/follar en cuanto tengan oportunidad y podáis por fin ir a Rennes, tus bosqueros algo menos interesados por el tema y siguiendo con sus habituales actividades de preparación y cuidado de trampas.

Entonces, repentinamente, reaparece un aterrado René "Petit" a toda prisa, resoplando por la carrera a través del bosque. Le siguen, al menos una persona, puede que varias más.

Mierda!!!

Rapidamente recojo mis hachas y me levanto buscando ponerme frente a la trayectoria del pequeño.

Mientras lo hago señalo a los demas para que se abran y se embosquen. Tierri y François cada uno a un lado (el mas cercano). Gaston tras de mi (hacia atras). Leon hacia el lado que le quede mas cerca.

Apoyo las hachas sobre mis hombros y con una sonrisa algo maligna espero ver llegar al pequeño y a sus seguidores.

En cuanto llegue el pequeño lo dejare pasar y que Gaston lo recoja. Plantare cara a lo que venga esperando distraerlos mientras Tierri, François y Leon se apostan bien...

-Señores!....donde van con tanta prisa?

(Si no se paran al verme....le arreare al primero que se me ponga a distancia)

 El sorprendido perseguidor, que al final resulta ser sólo uno, al menos cercano, no es que no se pare al verte, es que apenas llega a verte ya está corriendo por donde ha venido. Parecía un maloliente y desaliñado guía/pastor apenas armado de espíritu vivo, pues en seguida ha reaccionado, sin dar ni tiempo a tus hombres de saltarle encima. Ahora debes decidir: está claro que hay gente en esta zona del bosque, el hombrecillo ha visto el claro y la cabaña, o al menos la ha llegado a entrever, ahí delante hay un grupillo de gente del que nada sabes y lo que era una emboscada improvisada por vosotros puede convertirse fácilmente en lo contrario por su parte. ¿Tablas? ¿Cada uno por su lado? ¿Deben ser aniquilados para que no corra la voz de dónde os refugiáis? ¿O acaso sería más prudente retirarse a alguna otra parte?