Partida Rol por web

Caen, construida junto al río Orne, fue la capital efectiva de Normandía durante el reinado de William el Conquistador, siendo en aquella época base para muchas de sus operaciones militares, incluída la conquista de Inglaterra hace ya algo más de 100 años. El glorioso pasado militar de Caen se manifiesta a través de la enorme fortaleza que domina la ciudad, cubriendo más de 10 acres de tierra, rodeada por una alta muralla de piedra y un foso seco. Cercanos a Caen dos abadías fortificadas, una para hombres y otra para mujeres construídas en pago para conseguir el levantamiento de la excomunión a la que fueron sometidos William y su mujer Matilda al casarse siendo primos.

Una ciudad grande y ajetreada y un niño abstraído del mundo real no eran una buena combinación, lo que se confirmó en varias ocasiones, hasta que en el que podría haber sido último accidente de Roland, un extraño visitante de la ciudad topó con el niño y le salvó la vida. Sus cualidades, su potente personalidad, tal vez incluso su magia, hicieron que llevarse a Roland del seno de su familia no supusiera problema alguno.

Jerome, que así se llamaba el estraño visitante de Caen, te llevó a su alianza: Confluensis. Confluensis es una Alianza básicamente Guernicus, con las únicas excepciones de una Bjornaer entrada en años, Renita, y el mismo Jerome. Confluensis disfruta de alto estatus dentro del Tribunal y es la sede de la Quaesitor del mismo, Frida, que en aquellos años ya rozaba el siglo de edad. Establecida por indicación del propio Guernicus, la estructura de la Alianza descansa en los pantanos que separan la península de Cotentin del resto de Normandía. Sus edificios más mágicos están construídos sobre pilares de piedra que alcanzan el suelo bajo las aguas del pantano y se elevan hacia el cielo con formas caprichosas que recuerdan a las de flores, mientras que los edificios más mundanos se agrupan en racimos llenos de pequeñas pasarelas y embarcaderos. El edificio de la biblioteca alberga, además de la propia biblioteca de la Alianza, también la singular (y voluminosa) biblioteca del Tribunal.

Tu, desde aquel momento, maestro se reveló como una persona comprensiva y buena. Te rescató sin siquiera saber si tenías el Don y cuando lo supo no pudo sino adoptarte como aprendiz a pesar de su escasa edad: contaba entonces tan sólo con 32 años. En cierta forma ha madurado contigo mágica e intelectualmente. Sin embargo, estaba sumido por la ansiedad de no encontrar la respuesta que buscaba con tanto ahínco: atormentado por la pérdida de su esposa, había hecho todo con tal de ponerse de nuevo en contacto con ella.

De esta manera, ya cercano el fin de tu aprendizaje, tu buen mentor se embarcó en un proyecto muy ambicioso con gran cantidad de vis en bruto. No quiso ponerte en peligro, lo que le honra, aunque ello implicaba prescindir de una ya muy valiosa ayuda. Permaneciste, como te había ordenado, fuera del laboratorio, sin entrar en él bajo ninguna circunstancia, aunque no lo hacías de buena gana. Pasado el tiempo un malestar te invadió, el desasosiego se plantó en tu alma y supiste que algo pasaba. El terror sustituyó al desasosiego y corriste al sancta de Renita, el más cercano al laboratorio de tu pater. Aporreaste su puerta presa ya del histerismo. Ella te abofeteó para que recobraras el juicio y trató de conseguir que explicaras qué era lo que sucedía. Otro mago de la Alianza posiblemente no se hubiera molestado. Fuísteis al laboratorio de Jerome, que no contestó. Ante tu insistencia y afirmaciones relacionadas con el infierno, ya habiéndose reunido los guernicus a vuestro alrededor, finalmente se optó por una investigación. Para entonces tú ya estabas inconsciente.

Cuando despertaste de nuevo te explicaron que tu pater Jerome había sufrido un Crepúsculo en el que se había visto mezclado un demonio y temían por su alma. Tu malestar siguió hasta que, entre todos los magos de la Alianza, incluída la misma Frida, lograron expulsar al demonio y separar las mentes de ambos. Jerome había logrado sobrevivir, pero no se había podido evitar la mancha del infierno en sus carnes, debilitándole sobremanera. Tu pater era acusado de tratar con demonios y la pena por ésto no daba lugar a duda: muerte.

Entonces fue el momento en el que viste la necesidad de intervenir. Sabías la razón por la que podía haber pasado todo eso: el deseo de Jerome de contactar con su esposa fallecida. Viste también que nada quería tener que ver tu maestro, de carácter bueno y corazón noble, con los servidores del Averno. Tu oratoria fue suficiente, aunque por escaso margen, para aplacar las dudas de los guernicus. La investigación fue corta y se desestimaron los cargos de diabolismo, pues al leerle la mente al acusado e interrogarte fue patente que el deseo de contactar con demonios no era tal. Aunque se amonestaría a su sodales y compañero de Alianza por la desgracia que a punto había estado de acaecer sobre Confluensis, su vida estaba a salvo. Ahora sólo quedaba el Tribunal.

En el Tribunal era probable que al informar de la investigación (cosa a la que están obligados los guernicus) las suspicacias tomaran alas y habría que aplacarlas de nuevo. Tu pater volvería a correr peligro de muerte y ni siquiera podría ir a defenderse a sí mismo. Tu juramento del Código quedaba casi como algo secundario...

Te has pasado preocupado, pero sin poder hacer demasiado, los últimos días antes del viaje desde Confluensis al Tribunal, pero sin poder hacer demasiado. Entonces, el día de la partida se decide que tu pater de su sigil a Renita, la maga bjornaer de la Alianza, para presentarte ante el Tribunal en su nombre y votar sobre los asuntos concernientes a Confluensis.

Es ya finales de primavera y Confluensis al completo, a excepción de Jerome, se prepara para ir al Tribunal. Añaddos a la comitiva vienen Caldon de Verdi, un verditius del Tribunal Romano que ha disfrutado de la hospitalidad de la Alianza durante el último año y su fornido aprendiz, Janos de Verdi, pronto fillius, así como media docena de grogs bastante atléticos todos.

Os embarcáis, literalmente, en un viaje realizado gracias al vuelo de dos naves estilizadas y no muy grandes con capacidad para una docena escasa de pasajeros. Sois 13, pero debido a que llevan una considerable carga, el espacio para los pasajeros es reducido, así que pasáis algunas horas un tanto estrechos. Los jóvenes coincidís en una de las barcas.

Intenteando ser lo mas cortes posible, intenté ganarme la amistad de Roland. Quizas fuera que era el unico mago joven que habia en el barco o que simplemente hablar me ayudaba a superar los nervios , pero tras ofrecerle un poco de comida y preguntarle si estaba tambien nervioso intente hablarle del lejano viaje y de la preciosa isla de Cerdeña que tantos años hacia habia dejado atras.
Le mostré mi talisman "el puño de Efesto" el cual esperaba fuera la primera de muchas creaciones por las que esperaba ser recordado. Sabia que mucha gente en Confluensis decia que era gafé y que habia provocadó el accidente que afectó a su maestro pero en ese momento fue el único compañero con el cual juraria el código.

Soy receptivo a las palabras de Janos de Verdi y en seguida entablo conversación con él. Para mí también era una buena manera de controlar los nervios ante el inminente Tribunal.

Le hablo de aprensión ante la inminenta prueba que sufrirán no mis dotes mágicas, sino más bien las diplomáticas. Una cosa es haber conseguiro explicar un incidente ocurrido a mi maestro, y desgraciadamente para él y para mí, relacionado con demonios, a los magos de mi propia Alianza y otra muy distinta hacerlo ante los de un auténtico Tribunal, con todo lo que ello conlleva. Trato de no ser demasiado extenso en mi charla, uno de mis defectos, supongo que muy propio de quien gusta de ser quien concilie los pareceres, aparentemente opuestos, de sus compañeros.

Me muestro especialmente conmovido ante las bellas descripciones de Cerdeña, y le pregunto por las condiciones de vida allí, con especial hincapié en lo que hace referencia a los campesinos.

Escucho interesado los miedos de Roland e intento darle valor. -Si convenciste a toda una alianza de Guernicos, lo que harás ahora sera fácil. Dicho eso hablé de los campos de Cerdeña lo poco que recordaba ya que hacia mas de 6 años que habia dejado sus costas, le hable de la estructuración parcelaria, que cada campesino es dueño de su tierra y que paga un tributo al señor.Mientras eltiempo pasaba y la barca se iba acercando al destino.

Me interesa especialmente la narración de Janos sobre la estructuración de la tierra en parcelas. Le pregunto si el sistema es realmente más justo que el que existe en la mayor parte (el menos, la que yo conozco) de Europa, en que los villanos trabajan teniendo que dar una parte tan grande al dueño de la tierra que pueden sobrevivir a duras penas. Si no, le cuento que la situación es un mero cambio estético más que real.

A mi vez, le cuento cosas de mi infancia en Caen, aunque no son recuerdos especialmente felices, supongo que al igual que los de cualquier mago, puesto que se trata de personas diferentes a todos los que nos rodean. En cualquier caso, la descripción de los olores y colores de una ciudad como aquella en que nací, incluso con todos sus sinsabores, me hace sentir nostálgico.

Durante todo el viaje se hace tan sólo una única parada en medio del claro de un bosquecillo entre los ríos Senna y Loira, en l'Île-de-France, ya habiendo pasado Orleans. Se había hecho media mañana y los magos aprovecharon para estirar las piernas, tomar un tentempié y hacer sus necesidades antes de proseguir con el viaje. Al rato se reanudó el vuelo en sendas barcas invisibles. En escasas dos horas más habías alcanzado vuestro objetivo: Moles Magna

Creo que lo más lógico en esta estación que parece la típica en que nos aclimatamos los unos a los otros, ocupamos nuestros sitios y conocemos las peculiaridades de los demás, sería tratar de poner en condiciones el laboratorio. Lo cierto es que lo más probable será que pase muy poco tiempo en él, al revés que la mayoría de magi compañeros míos, pero es posible que las investigaciones de alguno de ellos dejen inservible su laboratorio y bien podría usar el mío, de ser necesario. Está el asunto de formar parte de mi sancta, pero ese tipo de convenciones me resultan tan aburridas e inútiles como las de los "mundanos", como los llaman mis compañeros.

Aparte de ello, hablaré con nuestro líder sobre las posibles relaciones o intereses, conocidos o simplemente asentamientos cercanos a esta nuestra morada que Gornych me comente. Al fin y al cabo, mi especialidad son las relaciones sociales, con lo que más valdrá que me diga con quién le interesa que la Alianza se relacione. Además, si es el líder, parece lógico que me encamine, en parte, sobre todo dado que mi actividad no será para nada individial, sino más bien importante para mis compañeros, aunque ellos a veces verán las relaciones con los demás como una mera distracción de sus estudios.

 Trabajo duro y aburrido. Maravillosa estación. Además en el interior de un subterráneo. La verdad es que Gornych no se ha esmerado nada en el acabado de la torre... de hecho, ahora que lo piensas, son cosas independientes las unas de las otras. El laboratorio tiene un aura propio, un aura que no hay en la torre. Cosas curiosas. Las cuevas, por otro lado, tienen un gran potencial en lo que se refiere a sus formas. Son algo más que unas cuevas oscuras y húmedas. Son cuevas de piedra rojiza, vetas negras... algo extraño, único, irrepetible. Pequeñas incrustaciones de piedra más brillante generan reflejos a la luz de las velas.

Eso a parte, trabajo con tubos de vidrio, recipientes de cerámica, alambiques, estanterías y utensilios diversos. No es que pongas tu corazón en ello, hay que reconocerlo, pero al final de la estación el trabajo está hecho: tienes un laboratorio donde desarrollar tus proyectos mágicos. 

Dado que Gornych no le ha asignado aún ninguna tarea explícita y que la aventura de final no muy feliz en el bosque le ha dejado extremadamente cansado, Roland ha decidido pasarse esta estación tratando de mejorar sus conocimiento de Creo, estudiando para ello de la Summa que hay en la biblioteca. Si hay algún problema u otro mago quisiera hacer lo mismo, no tiene reparos en hacer lo mismo con la Summa de Rego.

Aparte de los objetivos que Roland se ha marcado para esta estación, también está entre sus prioridades el hablar con el líder de la alianza para que le diga cuáles son los contactos que tiene y que desea que trate de mejorar, o bien los contactos que quiera que trate de hacer, puesto que hasta ahora no le han comentado nada.

Pasas la estación estudiando el libro de Creo de la biblioteca, un correcto volumen de buena factura, aunque tal vez algo falto de ilustraciones y color, a parte de no tener dónde hacer anotaciones, pues sus márgenes son bastante estrechos. La summa en sí es bastante interesante, aunque no sea el libro más espectacular que hallas visto nunca. En cualquier caso el tiempo va transcurriendo y apenas si eres consciente del paso del tiempo a través de la caída de las hojas y del recrudecimiento del frío en el exterior de la torre. Al acabar la estación te sabes en los límites superiores del conocimiento almacenado en ese libro y puedes sonreir, más capaz en Creo de lo que nunca ha sido.

INVIERNO DE 1179

Roland aún no tiene una lista, ni nada parecido, de relaciones "sociales" que mantener o establecer. Unido al frío invierno que parece avecinarse, hace que vaya a dedicarse a estudiar la Summa de Rego que está en las estanterías de la biblioteca de la alianza. Cuando pase el invierno y su gélido tiempo, espera haber reunido suficiente información como para iniciar sus tareas diplomáticas...