Partida Rol por web

- ¡Pero si no les ayudamos acabarán con el capitán y sus compañeros!- protestó Ailara-, ¡se lanzarán sobre ellos antes de que puedan verlos; no podemos huir así porque sí!

Era cierto que, como decía Moravius, tal vez fuese una trampa tendida a hacerles salir; pero también podía ser que esos asaltantes no supieran nada de su grupo y fuesen a atacar al capitán Neomen; y si esto pasaba, no sólo acabarían con la compañía, sino también con el cebo que los protegía.
- Deberíamos intervenir- afirmó rotundamente, agarrando fuertemente el bastón que utilizaba como apoyo pero que podía servir perfectamente para repeler un ataque.

El elfo había estado disfrutando lo más posible el caminar entre los árboles.

Lo más posible porque, al fin y al cabo, se encontraba en tensión por la carga que tenía que transportar.

Y esa tensión se incrementó cuando descubrieron a los soldados escondidos en el claro.

Bathalias apoyó su mano sobre las cejas para tapar el sol y fijó su vista en el camino, escrutando.

Bajando allí no conseguiríamos nada.

Si os fijais bien, al otro lado del camino hay más caballeros y ballesteros preparados y ocultos entre la espesura, aunque fuéramos a apoyar solo conseguiríamos que nos matasen a todos.

Pinzó su nariz con los dedos índice y pulgar y cerró los ojos a la que bajaba un poco la cabeza, para pensar mejor.

¿Cómo podríamos ayudarles?

De repente se le ocurrió una idea, lo que se transmitió en un brillo en sus ojos.

¿Alguno de vosotros tiene un arco?A lo mejor podemos mandarle un mensaje al capitán.

Empezó a buscar en su mochila algo con y en lo que escribir, a ser posible algo que no fuera complicado de quemar o al menos no doloroso de tragar...

Alfren contemplaba la escena con la mandíbula rígida y los músculos en tensión. La traicionera emboscada parecía perfecta y no dudaba que la sorpresa jugaría en favor de los asaltantes.

- El Capitán Neomen sabía a lo que se exponía - masculló con rabia contenida -. Ya nos dijo que esperaban una artera jugada de alguno de los nobles rivales del Conde Nesvind para que Sarcess tuviese motivos para castigar al Conde. Así que, tal vez Moravius tengas razón al afirmar la existencia de un espía, pero no estaba bien informado ya que la emboscada no es para nosotros. De hecho, la razón de actuar como cebo era para desviar la atención de los mismos de nuestro grupo y que el dinero llegara a su destino. Sabían a lo que se arriesgaban. Igual que lo sabemos nosotros.  Si desvelamos nuestra posición para acudir en auxilio del capitán y sus hombres arriesgamos nuestra misión que es a lo que nos hemos comprometido. Y escuchad a Bathalias, hay más hombres apostados al otro lado.  Pero si no les ayudamos, lo más probable es que sean hombres muertos. Una situación difícil. Muy difícil. Nuestro compromiso es claro, pero me costaría mirarme al rostro y saber que no hice nada por ayudarles. Tu idea es buena, Bathalias. Un aviso al menos les daría una oportunidad. Una flecha, un soplo de aire mágico que arrastrara la misiva, quizás la propia Mazgul  - dijo mirando dubitativa a la druida.

Calculas que considerando que lo que hay entre vosotros y los atacantes es monte bajo y árboles sería imposible llegar de forma silenciosa y discreta a ellos antes de que llegue el capitán. Si quisierais llegar hasta la posición del enemigo a tiempo vuestra única opción es lanzaros en una carrera a lo loco ladera abajo.

El único que lleva algo para escribir es Moravius: pergaminos, tinta y pluma para los hechizos.

Merkus protegía la retaguardia, como de costumbre, siempre presto a usar la espada y, por opción personal, cargando peso en su espalda ya que ésto le ayudaba a fortalecer la musculatura.

Se paró en seco cuando, al igual que sus compañeros, vio al grupo que avanzaba por el camino principal en dirección contraria a la de Neomen y sus hombres. Lo que sucedía para el bárbaro estaba claro, pues cuando se trataba de asuntos como ese era bastante hábil, algo atolondrado e impulsivo, Merkus no era de las personas que se detenían a pensar en lo que hacían, simplemente actuaba como el instinto le indicaba.

Los demás, como es de esperar, comenzaron a discutir acerca de la conveniencia de auxiliar o no a los soldados del conde y, de haber tenido la oportunidad, mejor dicho si alguien hubiera preguntado a Merkus qué palabras, de todas las dichas, se correspondían más con su pensar hubiera respondido Aldara.

La pregunta no se hizo ni se haría, sus compañeros movidos por sentimientos que para Merkus no estaban claros, buscaban el modo de ayudar al señuelo. Un poco harto con la situación y más que nada porque para él las cosas estaban claras, habló y lo hizo con esa voz ronca y seria.

-A nosotros pagan por llevar cofre a Sarcess- Hombres conde señuelos, distracción. Si nosotros ayudar demorar. Si enemigos atacar a capitán darse cuenta que no llevar nada y nosotros todavía muy cerca, hombres poder vernos, seguir rastro -negó con la cabeza-. Merkus no está de acuerdo, debemos irnos, movernos rápido, cubrir rastro o esos hombres seguir y nosotros no poder entregar nada y no poder cobrar nada.

- Lo que me queda claro - dijo Alfren tras escuchar a Merkus y darle, muy a su pesar, la razón en silencio - es que un ataque directo no es opción. Entre nosotros y ellos hay monte bajo y árboles, de tal modo que la posibilidad de alcanzarles de forma sigilosa antes de que el Capitán Neomen llegue a su altura es imposible. Y lanzarnos a la carrera por la pendiente, es cuando menos poco inteligente tácticamente hablando. No, nuestra única opción si queremos ayudarles es o bien el mensaje del que habla Bathalias, y tal vez no llegue a tiempo, o un ataque a distancia, y no contamos con lo necesario, o una distracción. Lo peor es que no tenemos casi tiempo y que no podemos permitirnos el lujo de mostrarnos ante el enemigo. Sinceramente, la mejor opción sería la magia si queremos hacer algo - y su mirada se dirige al hechicero y a la druida -. Conseguir que sus caballos se asusten y se encabriten, sería una posibilidad. O hacer rodar bolas de vegetación ardiendo colina abajo - comentó pensando rápidamente en una acción combinada -. No sé, pero tampoco disponemos de más tiempo. O eso o partimos ya. Y no sabéis la rabia que siento ante esos cobardes.

Nueva disculpa Bathalias. Me he dado cuenta de que el equipo si que está, sólo que no está en la pestaña de equipo. Efectivamente no tienes arco.

Mientras los compañeros discutían cual era la forma más adecuada de proceder, la columna del señuelo se acercaba inexorablemente al punto de la emboscada totalmente inconscientes de que la muerte les esperaba al tomar la siguiente curva.

Antor sonrió ante las palabras de sus compañeros con aparente despreocupación

- El conde no ha sido del todo de mi agrado. Y tampoco su secretario, por más que en el último momento haya mejorado. Pero el capitán, al margen de elegir la milicia, lo que no es del todo la mejor opción, sí me ha parecido un hombre simpático. Y estoy seguro que varios de nosotros no dormiríamos bien por las noches si dejamos que los masacren. Así que en el fondo es sencillo. O Moravius o Aliara se sacan algo mágico de la manga, o... tendré que gritar y avisarles - el viejo truhán se encogió de hombros mientras calculaba la distancia- Y conste que me parece el grito una muy mala solución pero... dejarlos morir - Antor negó con la cabeza- no se, no estaría bien. Sin contar con que siguen siendo una buena distracción 

Moravius estaba de malas, aquello no era lo que tenían pensando. Apenas saliendo y ya estaban en problemas, era bastante malo de por sí solo. Se apresuró a sacar un pergamino y todo lo necesario para entregarlo antes que PielGris cometiera el error de gritar. Lo extendió hasta Bathalias.

-Hagamos esto antes que nos descubran sin siquiera tener que gritar...

Volvió a observar, quizás podía hacer algo y no necesariamente gritar; se detuvo unos instantes, cerró los ojos y buscó dentro de si una respuesta o al menos una posible, un hechizo que les ayudara. Se preguntó si estaría en lo correcto, si aquello no les repercutiría más adelante pero la posición de todos ellos estaba mucho más que clara, así que tenían que actuar.

-Intentaré hacer algo por ellos, esperemos que esto funcione.

Dijo con la voz grave y el rostro adusto, si eso era lo mejor, no se imaginaba qué podía ser lo peor.

Finalmente sus compañeros se habían decidido a ayudar a los hombres del capitán, así que con total seguridad tendrían que huir rápidamente del lugar y, tal y como había aconsejado Mercus, deberían cubrir sus pasos. Así que, mientras Moravius escribía una misiva Ailara buscaba entre las ramas caídas una lo suficientemente espesa para poder ser utilizada para tapar sus huellas apresuradamente. Tal vez no engañaran a quien los siguiera, pero sí los retrasaría.

- Moravius, ¿y si tratamos de retrasar a los emboscados una vez demos la alerta?- apuntó la druida. Tal vez pudiera conseguir sujetarlos durante un corto lapso de tiempo entre los arbustos cuando fueran a salir.

Observando como (gracias a los cielos) nuestros expertos en magia habían decidido ponerse a trabajar, sigo observando con atención lo que ocurre. Antor observaba a su alrededor, mirando como podían huir del lugar

- Ya que estamos - dijo mirando a Moravius y a Ailara- cuanto menos visible sea nuestra actuación, mejor. Mucho mejor si no descubren que estamos aquí, eso seguro

- Con magia de por medio, sería casi imposible que se dieran cuenta de que estamos aquí Antor. Pero debemos tener claro que hay una única oportunidad y es más de lo que la prudencia recomienda. Se falle o se acierte no habrá segundas posibilidades. Es más, ni siquiera sería inteligente permanecer aquí para comprobar el resultado - señaló en voz baja -. Diría que estamos fuera de su campo de visión gracias a esta vegetación, pero tampoco somos invisibles. Una vez se produzca el ataque deberíamos salir de aquí y seguir el camino a la mayor velocidad posible.

Alfren frunció ligeramente el ceño, mirando a las dos monturas. No le apetecía forzarlas a apresurar el paso sabiendo el temperamento tozudo que podían esgrimir en ocasiones.

- De hecho, estoy tentada de avanzar con las mulas y su carga un trecho. No quisiera que al azuzarlas para avanzar rápido, se pusieran remolonas o a rebuznar molestas. Prefiero prevenir. Tú, Antor, e incluso Merkus, podríais acompañarme los dos. Aquí somos de poca ayuda y estar unos cientos de metros por delante cuando su magia actúe puede suponernos una ventaja importante. Los demás podrán alcanzarnos rápidamente - dijo al tiempo que tomaba por las riendas a la primera mula de la reata, dispuesta a reanudar la senda.