Partida Rol por web

Habéis sido contratados por el [color=#FF0000]Gremio de Comerciantes[/color] en [color=#008080]Felling[/color] para proteger una caravana por la peligrosa ruta a [color=#008080]Corvis[/color]. El viaje dura algo más de dos semanas y atraviesa rocosos pasos de montaña, densos bosques y pantanosas tierras bajas. Por vuestros servicios, cobraréis 25 po cada uno al final del viaje.

Tras seguir el sol naciente durante muchos días, la travesía está a punto de llegar a su fin. [color=#008080]Corvis [/color] está a solo medio día a caballo a través del [color=#9400D3]Bosque del Viudo [/color]. Hasta ahora no habéis sufrido ningún accidente durante el recorrido.

-Dinero fácil, ¿eh?-

Grita [color=#FF0000] Gunner Wadock[/color], el jefe de la caravana, desde su puesto en la carreta de cabeza.

-Ojalá todos mis viajes entre [color=#008080] Felling [/color] y [color=#008080] Corvis [/color] fueran tan tranquilos.

La caravana está compuesta por cinco carretas, con cuatro caballos de carga cerrando la marcha. [color=#FF0000]Gunner [/color] está sentado en el pescante de la carreta de cabeza con su conductor, un humano amargado y silencioso llamado [color=#FF0000] Viggo [/color]. Las otras cuatro carretas tienen un conductor cada una. Los caballos de carga están amarrados a la última carreta.

Caminando junto a una de las carretas, Maan echó una última calada y exhaló el humo  de su cigarro mientras miraba de reojo a Wadock -Dímelo cuando estemos en Corvis- susurró mientras tiraba la gruesa colilla al suelo y la aplastaba con la bota. Si algo le había enseñado su padre era a no vender la lana antes de esquilar la oveja.

Echó un vistazo hacia atrás, comprobando que todo seguía en orden y sus compañeros de viaje en sus puestos. Menudo grupo se había juntado en aquella expedición. Aparte del tipo del casco, Arghaton, que parecía el único con experiencia marcial, el resto era de lo más pintoresco. Estaba Natasha, cuyos potingues olían a perro muerto cada vez que preparaba uno de sus mejunjes. Y luego el tipo del pelo largo y claro, Uriel, aunque dudaba seriamente que fuera un hombre y no una mujer. Más de una vez había estado tentado de echarle mano a la entrepierna para comprobarlo. Y para acabar, Aradia. Aquella sí que era rara de narices. Jamás había visto algo parecido a lo que aquella mujer podía hacer estando cerca de un charco de agua.

-Tendrás que aumentar la paga la próxima vez Gunner. Quizá decidamos ir por libre y montar algo nosotros!- le contestó no sin cierta sorna, pues se imaginaba al grupo haciendo malabares en la pista de un circo. 

El trabajo que les habían encomendado no era gran cosa, pero era dinero fácil y una forma de obtener experiencia y de acercarse a una gran ciudad. Por el día Arghaton paseaba por todas las carreras y donde más se detenía siempre era con Maad Wudon, no hablaban mucho, quizás porque no se conocían desde hace mucho. Pero sus miradas, sus gestos y su lenguaje corporal no era capaz de engañar a nadie. Ambos habían luchado y vencido a rivales en numerosas ocasiones. Seguros de sí mismos y Arghaton con la impaciencia de la juventud.
Desde que estaban en la caravana, al amanecer Arghaton realizaba sus ejercicios, primero sin armas y luego con ellas, todos los días la misma rutina, es que como si estuviese en el ejército, siempre preparado para entrar en acción aunque más de una vez había repetido -Estoy listo para algo que no quiero que llegue-
Sus ojos tenían un brillo de inteligencia, se mordía los labios cuando parecía que iba a responder a ciertas preguntas, respiraba y esperaba a que otros contestasen

Mucho tiempo había pasado ya desde que Aradia abandonó la fría tundra y emprendió un largo viaje hacia el sur, sus andares la habían llevado hasta Felling y ahora allí estaba, escoltando una caravana en medio del bosque junto a sus nuevos y peculiares compañeros. Su andar era decidido, su porte era imponente con sus casi metro ochenta de estatura acompañados de una esbelta y voluptuosa figura, una melena castaña y sus rasgos marcados bajo una mirada azul celeste, muchos podrían deducir que provenía de Khador, cosa que se confirmaba nada mas escuchar su marcado acento norteño.

-Cierrtamente parrece ser dinerro fácil- Era evidente que necesitaba empezar a buscarse más trabajos y de mejor paga, sus ropas llevaban con ella desde que había partido de su natal Khador y en ese lugar no hacía tanto frío por lo que tuvo que improvisar de alguna manera  adaptando sus ropajes y despojándose de las prendas más abrigadoras, el abrigo de pieles, los guantes, la capota de lana y el grueso pantalón ahora estaban guardados en su mochila, por lo que vestía únicamente con una ligera túnica, sus piernas desnudas y sus botas.  

-Cuando llegar a Corrvis hablarrme más de esas máquinas- Le decía a Natasha con evidente curiosidad, a Aradia le parecía curioso aquel tipo de tecnología y durante el camino siempre se mostraba impresionada con los experimentos y brebajes que hacía aquella mujer.

Mirando hacia el cielo esbozó una media sonrisa, se sentía afortunada de andar con aquellos extraños, los dos tipos duros parecían confiables, aunque no se comparaban a los fieros guerreros de su tierra. Aquel chiquillo enclenque le caía muy bien, siempre parecía alegre y ese carácter inquieto a veces le recordaba a su niñez, pero con la que mejor se llevaba hasta ahora era con Natasha, definitivamente habían muchas cosas en ella de las que podía aprender.

Aburrido y tedioso. Así es como era la mayor parte del viaje, y probablemente no me habría embarcado en él de no ser porque a duras penas me quedaba dinero para subsistir. Días largos sin ningún tipo de emoción, nada que me acercara a mi objetivo.

- El dinero fácil es aquel que se consigue haciendo trabajar a otros por ti - dije, terminando con un escupitajo al sentir asco recordando a mi tío.

De mis compañeros, la más interesante sin duda era Aradia, quien mostraba un poder inusual que no se podía considerar como ninguno de los tipos de magia conocida. Al principio pensaba que se trataba de algún extraño linaje familiar, pero parecía no ser así. A su vez, ella parecía estar interesada en la alquimia y la tecnología, lo cual resultaba en que resultaba bastante fácil mantener conversaciones con ella.

Los demás no me terminaban de gustar. Tanto Arghaton como Maan parecían especializados en cuerpo a cuerpo, llevando armaduras que limitaban sus movimientos. Si bien harto improbable, caerían fácilmente ante asaltantes que usaran armas de fuego. Por otro lado, Uriel era prácticamente un niño que no parecía haber aprendido lo cruel que podía ser el mundo, y aquello solo me producía lástima porque cuanto más tardara peor sería el golpe.

- Por supuesto - le contesté a Aradia -. Estoy seguro de que te gustarán.

A medida que avanzan, el suelo comienza a hacerce pantanoso, en algunos puntos el cieno llega a tener un pie de profundidad, dificultando el paso. Los negros y retorcidos árboles se enlazan sobre vuestras cabezas, bloqueando la luz del sol, tan solo unos pequeños hongos luminescentes que salen de estos árboles y algunos insectos, proporcionan un resplandor tenue.

- Ah, el [color=#9400D3] Bosque del Viudo  [/color] no me sorprende que inspire historias de lo más tenebrosas - comenzó a decir [color=#FF0000] Wadock [/color], como quien va a empezar a contar algo interesante, probablemente porque no encontró a los mercenarios que habían contratado de buen humor.

- Ya estás con esa historia de nuevo! - Replicó [color=#FF0000] Viggo [/color] en su lado de la carretilla, mientras comía una gran pieza de pollo, normalmente no estaba permitido, pero los muchachos preferían correr el riesgo a aguantarlo más amargado.

- Se dice... que estas tierras pantanosas están malditas - [color=#FF0000] Wadock [/color] mira de reojo a [color=#FF0000] Viggo [/color] comiendo pollo, ignorando su réplica - y quien muera en este bosque y no sea enterrado, se levantará días después, buscando venganza de aquellos que le dejaron avandonado.

Se crea una atmósfera de suspenso y silencio, el único sonido que se percibe es el traqueteo de las carretas y el zumbido de algunos insectos. La fina bruma, que siempre impregna este bosque, da un espectáculo como de otro mundo.

- Nuestra caravana ha sido testigo de estas cosas - dice finalmente - Mantengan los ojos alerta, y quizá puedan verlos entre las sombras, antes de que sea demasiado tarde... hahaha.

-Por los dioses Gunner, vas a hacer que el crío se vaya por la pata abajo!- le espetó a Gunner mientras se acercaba a Uriel, sus botas chapoteando en el fango -Tranquilo chaval- le dijo al joven mientras rodeaba sus hombros con el brazo -Aquí los únicos que buscan venganza son los que han probado el famoso pollo Waddock ¡Demasiado ajo, Gunner!- exclamó en dirección a la cabeza de la columna -Pero tranquilo...- continuó, mientras desenvainaba la enorme espada colgada a su espalda y se la mostraba a Uriel, sujetándola con una sola mano -Esta es una Claymore K-18^TM. De lo mejorcito que puedes encontrar por ahi. Si algo o alguien viene buscando jaleo, se irá con ésta incrustada en el trasero. ¿Sí?

La verdad es que el viaje entre las dos ciudades había estado de lo más aburrido,aunque era una buena paga por proteger el carromato, al principio el jefe de la caravana había puesto sus pegas al verme tan joven,por suerte tenía una carta preparada de mi superior lo cual facilitó mucho las cosas.

La mayor parte del viaje me lo pase en una de las caravanas, sacando y metiendo mis objetos, quizás fuera la excitacion de la primera vez por qué cada vez que me entraban dudas de algo salía corriendo a vaciar mi mochila para comprobarlo,por suerte,lo tenía todo....o eso creía...

Comparado conmigo,el resto de los integrantes de la guardia eran veteranos,nunca había visto tanta variedad de gente lo cual era bastante interesante,eso significaba que quizás podría aprender cosas de ellos.

Cuando llegamos a la zona pantanosa el Jefe afirma que se trata del bosque de la Viudo,la verdad es que me estremezco un poco al escuchar la historia.

-Gracias Maan,ya me siento mejor...-digo sonriendo levemente al imponente guerrero,contempló con cierto respeto la enorme espada,sin duda alguna aquel espadón podía partirle en dos si le pillase-Comparada con mi arma,la mía parece un juguete...¿Por que se llama Claymore K-18? Es un nombre un poco raro,no?

Correcto,se me olvidó añadir en notas que me pusieras en negrita mis diálogos,muchas gracias de todas formas :D

Arghaton escuchó con atención la historia sobre el bosque, con los pies manchados por el barro, cuando se dio cuenta que permanecía con la boca abierta ensimismado, decidió subir a un carro. Trato de disimular mirando ambos lados como si estuviese buscanso a los seres "reanimados" que Wadock había mencionado -Extrañas historias, falsas seguramente porque cuando pasan de boca a boca se suelen exagerar. Seres que se alzan de sus tumbas. Son historias para asustar a los niños- Con sus comentarios trataba de ocultar la fascinación que realmente tenía por lo narrado por Wadock. Sonrió ampliamente -Cuentanos más. ¿Los habéis visto alguna vez?- Arghaton tomó asiento para estar más cerca y de paso descansar sus piernas de las largas caminatas

Aradia no pudo evitar entrecerrar los ojos para intentar vislumbrar algo entre los matorrales cuando Waddok lo mencionó. -¡Tonterrías!... Yo no verr nada porr aquí-  Exclamó mientras caminaba por el pantano y sus botas poco a poco se iban haciendo mas pesadas debido al lodo acumulado, no quería admitir que la historia del pantano encantado le había provocado un leve escalofrío, así que su comentario era simplemente para disimular. No obstante sus ojos se mantenían alertas, pues mejor era estar prevenidos.

Cuando sus botas estaban lo suficientemente pesadas se detuvo unos segundos mientras con su mano señalaba el lodo acumulado, en un instante el lodo se convirtió en un capa de tierra seca que se desprendió fácilmente de sus botas y así nuevamente reanudó el avance... -¿Tenerr algún menjurrje contrra espírritus?- Le preguntó a Natasha sin dejar de observar en la espesura del bosque - pantano.

Te pones alerta, mirando entre la oscuridad y ténue luminiscencia del pantano, buscando en tu mente, casi imaginándolos tambalear de un lado a otro entre las sombras.

Sin embargo, algo en tu subconsciente llama tu atención: Mientras te estabas quitando el lodo de las botas te pareció sentir algo más... una sensación da paso a otra, y a otra, hasta que llegas a la conclusión de que estás pisando algo, algo aterrador.

El último comentario de Wadock era claramente para intentar meternos el miedo en el cuerpo con aquella historia. Sin embargo, los cadáveres no podían levantarse solos, no al menos en un ambiente que no estuviera lo bastante corrupto como para dañarnos el estar dentro.

- Rumores y supercherías, nada que debamos tener en cuenta. Este parece un lugar ideal para tender una emboscada, así que es mejor que estemos más atentos a nuestros alrededores que a cuentos de viejas.

Sin embargo, la historia parecía haber calado más en algunos de mis compañeros. Negué con la cabeza antes de contestar a Aradia.

- Nada de lo que pueda hacer con mis recursos actuales puede tener efecto sobre cualquiera que no sea yo. Si nos atacaran espíritus nuestra única opción es huir. Y si fueran cadáveres animados, significaría que alguien los ha alzado, y que probablemente los controle. Sin embargo, aquí no hay nada de que preocuparse.

Por unos segundos Aradia se quedó mirando el suelo hasta que finalmente dió un respingo, de un salto se subió a la carreta más cercana mientras gritaba en su natal Khurdico. -говнюк!- señalando el lodo que estaba bajo sus piés continuó -Haberr uno ahí... un Muerrto!. Entonces intentó retomar la calma del inesperado susto mientraa esperaba la reacción de sus compañeros.

Aún no sabía si su mente le había jugado una mala pasada, no... estaba segura de lo que había visto. -¡El Hijo de Puta haberrse movido!-

-Hahahaha- rió [Color=#ff0000]Wadock[/color] - Les digo que son reales -  Se baja de la carreta en que estaba y camina acostumbrado al lodo hasta donde está la extranjera - Mirenlo, como se retuerce el pobre infeliz - Dice mientras acerca una linterna al lodo -Los llamamos [Color=#ff0000]Tambaleantes del Pantano[/color], pero este ya está consumido, ya no tiene la parte de abajo - [color=#ff0000]Wadock[/color] le sostiene el cráneo y se da cuenta que no le quedan dientes - que destino tan más humillante... no tienen [color=#ff0000]tambaleantes[/color] en [Color=#008080]Khardos[/color]? Extranjera?

[color=#ff0000]Wadock[/color] se levanta y les dice a todos - No hay nada que hacer aqui, sigamos, y hablemos de cosas más importantes.

-Hablemos del Orco y su paladar sensible!- Grita [color=#ff0000]Viggo[/color] al frente de la Caravana, y los demás hombres de la caravana rien con él.

-Cuidado, paletos, o la próxima cena acompañaremos el pollo con vuestras lenguas salteadas!- les espetó sin miramientos, apuntando la espada hacia ellos, amenazante. Era bien conocido el mal humor del semiorco y mofarse de él era algo que sucedía una vez, a lo sumo. 

Tras enseñarles los colmillos, Maan se acercó a Aradia y examinó con curiosidad lo que Wadock había calificado como un tambaleante, levantándolo en el aire con la hoja -J***r, que asco...

Inmediatamente al ver a la criatura retorciendose toscamente, te enteras de su naturaleza de no-muerto, además puedes deducir que no está siendo controlado por nadie; es un zombie natural creado por las energías negativas del lugar.
 

Los ánimos empezaban a caldearse. Arghaton se ajustó las muñequeras al escuchar las palabras Maan Wudon - Insensatos, provocan sin conocimiento- Se puso en pie acercándose al semiorco -¿Pero que es eso? Es repugnante, estas tierras nos deparan sorpresas- Lentamente fue desenfundando su mandoble -Estemos preparados para lo que pueda suceder- Finalmente dirigió su mirada hacia Wadock - No es muy sabio burlarse de la persona que te pude salvar la vida en un lugar tan peligroso como este que comentas

-Báh- Espetó [Color=#FF0000]Gunner[/color]- Ya no se encuentran mercenarios como antes, ya nada los asusta, ya nada los divierte, sólo buscan dinero. Hagan su trabajo entonces. - Haciedo esto hace andar los caballos y la caravana sigue moviéndose.

Después de unas horas de seguir andando, la fina bruma que siempre impregna este bosque pantanoso, se comienza a convertir en una densa niebla a cada paso. Al cabo de unos minutos, apenas podeis ver las otras carretas y caballos. Sólo unas pocas horas más y llegaréis a [color=#008080]Corvis[/color].