Partida Rol por web

- Joder, ¿aquí sois todos tan simpáticos? - dijo el muchacho cuando se internaron en el callejón - Que sepas que esta chaqueta me costó una pasta.

¿Qué se habría pensado la blanquita? ¿En su estado? ¡Pero si tenía un gusto para vestir formidable!

- ¿Qué pasa, que aquí si no brillas con esos tubitos de neón no te dejan entrar en las discotecas?

Se giró y sonrió a Jenna, intentando ver en su rostro lo gracioso que era, pero no encontró nada. ¡Maldita sea! ¡Sólo estaba intentando animar un poco las cosas! No le estaba gustando nada de eso. Normalmente él era quien tenía las riendas de la situación, quien conocía a alguien aquí o allí. Pero en ese lugar estaba completamente perdido. Distinguía cierta similitud en las secuencias de 0 y 1 con patrones de redes, pero ¿algo tan complicado, y tan "real"?

Caminaba detrás de Buzz y Swan, y se fijó en el disco brillante que ésta tenía a la espalda. Brillaba, y tenía el mismo color que sus ropas.

- ¿Y esto qué es, bonita? - dijo, acercándose a ella para ver mejor - ¿Una mochila?

La autoridad lejos de parecer de confianza inspiraba temor, pero justo cuando creí que las cosas estaban perdidas, Buzz hizo una tremenda improvisación y nos alejó de aquel peligro que suponía enfrentarse con... ¿programas?.

Supongo que si el oficial pregunto por programas y Buzz les hizo creer que lo eramos, él también tenía que ser un programa, o al menos eso era lo que creía:

-Gracias Buzz mejor idea no se te pudo ocurrir, quién iba a decir que tenías dotes istríonicos...

Todo ello se lo decía una vez que nos habíamos alejado lo suficiente de los oficiales para no atraer su atención con nuestros comentarios forajeros después de todo no eramos de aquí y no creía que la gente de aquel lugar hiciera bromas, se les veía muy serios al andar y aún cuando Chuck hizo sus ya típicos chistes sin humor, yo pensaba distinto:

-Pues lo crean o no, a mí me agradan esos trajes pero Chuck tiene razón Swan, ¿qué es esa cosa que llevas en la espalda?, sé que es un disco, ¿pero para qué sirve? esta vez hemos tenido suerte en pasar desapercibidos aún sin llevar ropa típica del lugar, pero no creo que se repita nuestra suerte la próxima vez, así es que por muy ridículos que les parezcan estas vestimentas, lo mejor será conseguir algunas para disminuir el riesgo de ser... ¿arrestados? o detenidos por la autoridad...

Se dió cuenta de su reacción. Se había azorado. ¿Una máquina podía azorarse? Cuan fascinante aquella forma de vida basada en la IA. Era como si todos sus estudios sobre el particular se hubieran hecho realidad, superando ampliamente sus espectativas. Si aquello lo había creado Flynn, ese tipo era un genio de mayor calibre de lo que todos los informáticos creían, y de lo que enseñaban en las facultades.

Las preguntas que le estaban haciendo a esa chica le parecían bastante avasallantes. De cualquier modo, les había "salvado" de vagar por las calles, y merecía su voto de confianza. Él solo tenía una pregunta, y la formuló mirándola a los ojos.

-¿Como te llamas?

Los chicos cogieron el callejón y disimularon bien, pero había algo que no se podía disimular, y para más inri, era algo muy vigilado en Tron city.

El mismo guardia se giró para verlos ir y se dio cuenta de un detalle.

Los guardias que se encontraban a su lado, se desplazaron dos pasos hacia adelante y golpearon el suelo con las lanzas mientras el otro apuntó con la luz roja de la punta hacia ellos.

-¡Alto, Programas!

Ordenó.

-Los discos no se pueden perder, bajo pena de eliminación.

Dijo.

Ahora solo quedaba correr, sin embargo, algo al margen de ellos provocó una nueva oportunidad.

En Slow Motion, varios tipos, algunos de ellos vestidos con chaquetas negras y pantalones de "cuero" negro (si se le podía llamar cuero a eso), otros, acorazados tanto o más que los guardias, pero con la diferencia de que llevaban los circuitos azules, cayeron sobre ellos sin piedad, literalmente, porque salieron saltando por las ventanas del callejón que dejaron a sus espaldas.

Se produjo una lucha brutal, donde los guardias, guerreros profesionales, aniquilaron a dos de esos tipos de azules, que cayeron hechos cristal, sin sangre, sin visceras. Al fin y al cabo, solo eran unos y ceros.

Otros dos guerreros de azules empezaron a luchar por sus vidas.

-¡Rebeldes!

Exclamó el soldado que antes gritó al grupo, justo antes de que un disco le separara la cabeza del cuerpo y posteriormente cayera hecho cristal rojo.

Swan los conocía, eran los Rebeldes, hasta ahora habían sido una célula durmiente en el distrito siete, pero muchos de los discos que ella robaba, eran precisamente para esa gente. Ellos tenían unas batallas propias, unas batallas donde no le interesaba meterse.

La niebla no había sido lo bastante espesa como para sacarles de aquella situación. La joven, que por un momento pareció abrumada por las preguntas (sobretodo por la mención de su "mochila"), vió interrumpido el interrogatorio por los gritos de los soldados. Giró repentinamente la cabeza en dirección a ellos, calculando las distancias y preparándose para huir de la escena.

Ni siquiera dudó cuando los rebeldes aparecieron inesperadamente frente a sus ojos. De inmediato la muchacha se volvió con urgencia hacia el grupo, echando a correr:

- ¡...Seguidme! - exclamó, adentrándose en la oscuridad del callejón con su destino en mente, apenas sintiendo aflicción por los guerreros que quedaban atrás. Resultaba horrible ver lo frágil que era su existencia, hecha añicos en cuestión de un solo golpe. Esa era la vida en las calles de Tron City: oscura, terrible y violenta.

Pero aquello no iba con ninguno de ellos. Necesitaba esos discos, y los necesitaba ahora. En plena carrera se llevó una mano tras la oreja, moviendo un par de dedos como si buscase una emisora de radio. Tenía que contactar con él como fuera, pero no en el "Trío de Ases". No... Ellos serían dianas perfectas en un lugar tan concurrido y llamativo como aquel.

-Ya veo...

Dijo Croupier, con una falsa cara de tristeza.

-Lo siento, pequeño, la casa gana.

Un programa bastante robusto, de piel de ébano, con los controles azules le cogió por la pechera de su traje impoluto blanco. Croupier sonrió.

-Tienes mal perder, o pagas ahora o alguien te hará una visita para que pagues con intereses.

Comentó. El programa le soltó y gruñó, marchándose de allí.

Croupier se colocó su gabardina, haciendo una mueca con la boca y se llevó la mano al oido para activar la comunicación.

-Aquí la linea privada de Croupier.

La mujer de blanco comenzó a entablar lo que parecía una conversación en plena carrera.

Al otro lado del comunicador se escuchaba la respiración agitada de la muchacha. No cabía duda de que ésta estaba dándose a la fuga, a saber en qué situación.

- Soy yo - anunció, sin más ceremonia. La suave voz de ésta resultaba difícil de confundir - Necesito cuatro discos formateados e indumentaria básica para cuatro program... Para cuatro individuos "necesitados". Es una larga historia. Pero necesito los equipos al completo de inmediato - hizo una pausa para "respirar", pues como entidad informática que era estaba procesando varias acciones al mismo tiempo - Estaré en la vieja "Light Surround" a las afueras del Distrito 7. Tercer piso, Almacén B.3. - "Light Surround" se trataba de un antiguo local abandonado, pequeño, pero dividido en varios sectores. Pero lo más importante de aquella localización era que prácticamente se trataba de una zona tranquila al estar alejada del núcleo del distrito.

La joven hizo un parón para que éste pudiera procesar toda la información:

- Te lo explicaré todo en su momento - aseguró - ¿...Podrás hacerlo?

Croupier llenó el oido de Swan entre frase y frase de "¿pero que...?" "Si, pero..." ¿Que pa..?" hasta que abandonó en su esfuerzo y escuchó a la chica.

-Creo recordar que los cuatro últimos discos que me diste están ya acabados, pero te van a costar caros, con un razonable descuento por ser para ti y todo y...

Las apremiantes palabras de la chica le hicieron volver al tema.

-Vale, vale, yo no me encargo de formatearlos ni de falsificarlos, yo los distribuyo. Le diré a Cripto, mi contacto que vaya allí, si otro se identifica como Cripto y no tiene los circuitos verdes, te la están jugando.

Avisa.

-No te voy a preguntar qué haces pero....Ten cuidado. Vuelve cuando las cosas se pongan mejor.

Algo se activó dentro de Chuck cuando vio los Rebeldes asaltar a los sombríos guardianes. La excitación, la adrenalina, la lucha entre guerreros que tantas noches había vivido en el equipo de Fútbol Americano en la Universidad. Por unos instantes, pensó en correr tras ellos, luchar codo con codo junto a los azulados muchachos y aplastarles la cara a esos sucios soldados.

Entonces lo vio. Un destello de color zafiro, y luego el cuerpo desintegrado en pequeños fragmentos de cristal. ¿Eso era todo? La vida ahí dentro acababa con un leve destello y luego... polvo. Un escalofrío recorrió su espinazo, y por un momento pensó que realmente todo era un sueño, que nada era real. Pero no.

Todo era jodidamente real, y corrían un peligro de muerte.

Cogió de la mano a Jenna y tiró de ella siguiendo a Swan.

- ¡Vamos, no podemos quedarnos aquí! - gritó, aunque sus palabras era innecesarias, puesto que todos corrieron por sus vidas.

Era la primera vez que su vida corría realmente peligro. Siempre había procurado estar en el bando ganador, y no frecuentaba calles peligrosas, donde la vida de un hombre no valía nada. Pero desde que había puesto el pie en ese mundo, todo lo que les rodeaba era potencialmente peligroso.

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Chuck. Echaba en falta la adrenalina.

Se detuvieron más adelante, cuando todo parecía seguro, y comenzaron a preguntar a la chica de blanco. Pero no estaban tan seguros como se pensaban. Esos hombres de antes, los que parecían soldados, les dieron el alto, pero antes de que pudieran echar a correr, otros con ropas distintas aparecieron delante de ellos y se enfrentaron.

Miraba asombrada y asustada a la vez aquella pelea, pero lo que no comprendía es que no hubiera sangre cuando dañaban a los otros, simplemente desaparecían. Abrió los ojos de par en par, asustada, retrocedió unos pasos cuando sintió como la agarraba de la mano Chuck y tiraba de ella.

Corrió, mirando al frente, aquello se estaba volviendo de lo más real, no era imaginación ni ciencia ficción, estaban en peligro y todo era real. Miraba hacia atrás de vez en cuando para saber si los habían perdido de vista o los seguían. Ni siquiera prestaba atención a lo que decía la chica, solo quería salir viva de alli.

No terminaba de maravillarme, simplemente me era imposible detener todo aquello, parecía como si la ciencia ficción se convirtiera en realidad y aún cuando estaba bastante emocionado aquella confianza poco a poco se transformaba en un temor acompañado de un asombro:

-¡¡Pero qué diablos!!

Vi como las personas se desintegraban en ceros y unos y solo pude hacer lo que mejor sabía hacer... correr...

Corrí al igual que mis compañeros sin perder de vista el camino pero volteando en repetidas ocaciones para ver aquel espectaculo que quizás nunca se repetiría: programas combatiendo programas.

-Genial, atemorizante, pero genial...

Sentía como cuando Neo corría despavorido huyendo de los agentes para encontrar un teléfono y salir de aquel lugar... pero esto no era la Matrix, esto era real, peligrosamente real y genial...

La excusa funcionó, pero no por mucho tiempo. Chuck le dijo algo que le hizo volver la cabeza, sorpendido. Luego se desató la lucha y el caos, y la situación pareció empeorar para volverse surrealista luego.

La chica de blanco había echado a correr, y él la siguió junto al resto de los compañeros. Luego se dió cuenta de que estaba hablando por una especie de comunicador o teléfono. Era fascinante, pero procuró centrarse en el problema, en lo que decía. Al parecer, esos discos eran necesarios para andar por la ciudad, y no terminar encarcelado o algo peor.

Todavía no sabía como se llamaba ella. Pero ya habría tiempo para las presentaciones. Procuró concentrarse en seguirla, y en mirar alrededor, en busca de peligro, comprobando si su ruta era buena o no.

Tras un silencio corto, la joven cerró los ojos por un momento, aliviada.

- Muy bien... Gracias - Sabía que no iba a fallarle, pero siempre era mejor comprobarlo - No te preocupes: volveré a ponerme en contacto contigo. Hasta entonces - se despidió, realizando el mismo gesto de antes con los dedos, cortando la llamada.

Echó la vista atrás en un par de ocasiones para comprobar que el resto la seguían. Debían de darse prisa: el incidente de los reveldes activaría la alarma en la zona y en pocos minutos aquello podría convertirse en un hormiguero...

El grupo siguió a su única baza en aquella ciudad, a veces mágica e hipnótica, y otras, como hace unos minutos, brutal y salvaje, y esa era Swan.

La chica trabajaba por ese sector muy de vez en cuando, sobretodo usado por los Yonkis de psico-bit o twobit para esconderse, aunque después del registro que hizo hace bastante ciclos los hombres de Clu, ahora ya no se atreve ha acercarse nadie y la zona está totalmente solitaria, de yonkis y de soldados, uno de esos lugares era el Light Surround.

El grupo avanzaba a paso lento pero seguro, mirando siempre a sus espaldas. Swan usó su disco para partir el candado de seguridad, este chispeó estropeado y la puerta, negra niquelada, se abrió dividiéndose en dos.

Swan guió al grupo dentro y ascendieron por un ascensor.

La tercera planta estaba casi nueva, abandonada, pero nueva. Habían varias mesas cristalinas, las paredes eran negras como el ébano y varias luces amarillentas, pegadas directamente en la pared iluminaban el cuarto, también habían varios divanes bastante cómodos, y al fondo algunas estanterías con objetos decorativos.

El lugar era más grande, pero por ahora les valía ese cuarto.

Los usuarios del grupo avanzaron contra la ventana, maravillados por algo que Swan no entendía por qué (al fin y al cabo, ella lo había visto mucho) y eso era el mar de la simulación. En lo alto de aquel almacén podía verse, tras las torres de los edificios de la ciudad, aquella maravilla. Era como una playa normal y corriente de noche, habían suaves olas que iban y venían. Sus mentes se conectaron sin quererlo a la vez en una frase: Kevin Flynn era un genio.

No se separó ni un instante de Chuck durante toda esa carrera siguiendo a la mujer de blanco, mirando hacia atrás, comprobando que no les siguieran, y eso pareció. Consiguieron librarse de esa batalla.

Llegaron a un edificio, y ya se sentía más tranquila, al menos no tenían un peligro inminente ahora, pero no dejaba de estar alerta a lo que pudiera pasar. Pero una vez estaban dentro del ascensor, respiró tranquila. Miró a Chuck y sonrió levemente, despues a los demás chicos. Del que menos pensaba que fuera a tratarla de ese modo, era de Chuck, que siempre se había comportado como un engreído, pero ahora tenía que darle las gracias por haberla ayudado.

La habitación en la que entraron era impresionante, estaba decorado como a ella le gustaba, aunque lo notó bastante frío, por los colores y los muebles.  Pero lo que más llamó su atención, fue ese mar que se veía.

Se acercó mirando con los ojos de par en par a la ventana, maravillada con la vista.

- Es real..? O es un holograma?