Partida Rol por web

Coincido con la apreciación de Karel. Mandarlos por donde hemos pasado es condenar a la mitad, en el mejor de los casos, a la muerte. Deberían escapar por las cuevas inferiores. Arador, ¿te encargas de ello? Nosotros vamos digo, empezando a avanzar sigilosa por el pasillo que sube a la fortaleza.

-¡Estoy de acuerdo!- dije, aunque la opción de adentrarse en una misteriosa y oscura mina plagada de seres extraños y repugnantes no era muy halagüeña, pero mis compañeros la veían todos como la mejor. Había que entender que los prisioneros no eran hobbits y que su envergadura iba a dificultar mucho cruzar el desfiladero-.   ¿Y tu que dices, Angus?- pregunté a mi callado compañero. 

Tenía dudas respecto a que camino tomar nosotros hasta que nos enteramos que Lenwë y y el individuo que nos encontramos en la ladera habían sido capturados e iban a ser sacrificados en la ciudadela. Suspiré.

-¡Sí, vayamos a salvar a Lenwë!- animé, si bien un par de tropezones al moverme por aquella cueva lo estaban echando todo a perder...

—¿Eh?— Respondió Angus, que llevaba un rato tan ensimismado como la pelirroja Haleth. —Eh... Todas las opciones me parecen una espantosa locura, pero nuestros compañeros nos han mantenido con vida y en buen camino hasta ahora, de modo que... —tragó saliva— ¡adelante!

Arador envia a los soldados con los prisioneros acompañados del viejo Bram que estaba entre los cautivos.

Luego de enviarlos tunel abajo va donde vosotros y dice:

Mataremos dos pajaros de un tiro rescatando al elfo y matando al sacerdote. Yo ire con vosotros.

Migue y Zarahi que se habian adelantado silenciosamente llegaron al exterior por el tunel ascendente. Era de noche y no habia nadie por ahi. El tunel salia a una plaza ruinosa de una enorme fortaleza. Muros derribados y almenas derruidas cubiertas por la nieve es lo unico que habian dejado los enanos y los elfos en pie tras su asedio en la guerra del anillo. Pero habia una torre, la mas alta que no habian podido quebrar., y en ella ardian los fuegos en lo alto de las almenas. Los canticos funerarios se escuchaban desde alli.

Vuelvo a descender un poco para que no nos escuchen. ¿Acabamos con los guardias? Podrían dar la alarma, pero lo veo más fácil que escalar la torre. Yo puedo disparar s uno.

Los soldados de Arador marcharon a las minas junto a los esclavos. Por suerte Bram estaba entre ellos y se sabía el camino de salida.

-Un problema menos...

Continuamos camino arriba hacia la ciudadela. Al llegar al final del túnel vimos que todo eran ruinas, no había quedado mucho después de que mi pueblo junto a los orejas picudas asediaran este sitio. Ahora nos tocaba a nosotros rematar la faena.

-"Sí, creo que lo mejor es acabar con ellos. Yo no me veo escalando esa mole... Disparar a los guardias los que tengáis armas a distancia mientras Arador, Haleth y yo corremos hacia ellos para golpearlos en cuerpo a cuerpo."

Esperaba que saliera bien la jugada...

-Karel, haleth se ha quedado del otro lado del pozo, creo que iba a esperar a los prisioneros, si seguimos el plan, solo tu y arador irán cuerpo a cuerpo, estan seguros? -

​Tomo el arco y me preparo junto con Zarahi para atacar.

-Sera un solo tiro, luego tendremos que correr detras de karel y arador para pelear con ellos!-

-"Bien Brendan, si la chiquilla quiere perderse la diversión es cosa suya. Estad preparados y cuando Arador y yo empecemos a correr hacia ellos, dispararles. Intentar no errar el blanco."

Empecé a prepararme para salir a descubierto y delatar nuestra posición. Arador parecía un buen guerrero... habría competición, jajajaja. Miré a los demás para ver si estaban todos preparados.

Miré hacia arriba y sólo pude ver pared, pared y más pared; si fuera un poco más baja..., me dije. Cuando mi vista volvió a tierra, los guardias angmareanos me parecieron un par de payasos gastándonos una broma, en comparación. Era la hora de las tortas. 

- ¡Yo iré tras ustedes!- dije fieramente, empuñando con fuerza la daga. Mi audaz plan trataba de apuñalar vilmente a los guardias en el vientre mientras estaban ocupados defendiéndose de las acometidas de mis compañeros. Antes de lanzarnos al ataque, eché un último vistazo atrás, esperando encontrar de nuevo a la feroz pelirroja... en vano. 

Definitivamente, Migue había perdido la poca mollera que le quedaba. ¿Es que no sabía que cualquiera de aquellos guardias podían partirle fácilmente por la mitad. Vista la imposibilidad de estar en otro sitio, Angus optó por apoyar el plan de sus compañeros desde la distancia con su honda, confiando tener más fortuna que en el último encuentro.

Preparo el arco, vuelvo a pensar en las palabras de mí padre y aguardo a que Karel y Arador se lancen al ataque.. en ese instante, soltaría la flecha preparada

Parecía que todos estábamos listos. Miré a Arador y eché a correr a toda velocidad contra los guardias apostados en la entrada de la torre. Las flechas de mis compañeros silbaron por encima mía de camino a su objetivo. Cuando llegué a ellos balanceé mi hacha para asestarle un poderoso golpe al primero de ellos, aprobechando la fuerza de la carrera.

Uno de los guardias cae atravesado por una flecha, al otro no le da tiempo a reaccionar cuando Karel y Migue se le echan encima. Cae bajo los filos.
Tras los guardias habia una escalera ascendente que daba a la terraza donde se estaba celebrando la ceremonia. Se escuchaba la voz ronca del sacerdote y los gritos del prisionero entre los canticos.

Los guardias caen rápidamente ante nuestro ataque. Me giro y les hago una seña a los demás para que avancen hacia nuestra posición. En unos momentos deberían de alcanzarnos.

-"Vamos Migue, acompáñame y no tengas miedo. Yo estaré a tu lado en todo momento. Espero que no lleguemos tarde para salvar a Lenwë."

Empiezo a subir las escaleras hacia la terraza donde se está llevando a cabo el ritual. En mi mirada hay decisión y coraje. El miedo hace mucho que lo abandoné en una era lejana...