Partida Rol por web

Diana se puso seria ante el comentario del hombre, ella había sido bien entrenada en todas las artes de combate, pero realmente no había luchado como sus hermanas en batallas reales, pues había paz durante toda su vida en Temiscyra, excepto ahora.

- Entonces sin duda luchar a vuestro lado Majestad, será todo un honor. sonrió y continuó escuchando las palabras del monarca.

- Ciertamente ha sido el destino quien me llevó a encontrarme con vos, quizás esa... tec... tecno... eso que poseéis me ayudará a encontrar lo que busco y que yo sola no habría encontrado nunca. Los dioses están de nuestro lado hoy. sonrió de nuevo y añadió: Debemos darnos prisa para llegar al lugar donde está la señal.

Iba a decir que podía cargar con él y volar al mismo tiempo, pero ese don era algo que acababa de descubrir, y tampoco quería herir el orgullo del monarca, por lo que continuó caminando a su lado.

Orin y Diana parecian llevarse bien. Cosas de la realeza seguramente, aunque en verdad la princesa pocas veces había hecho valer su titulo entre sus hermanas.

Siguiendo las señales del aparato del monarca de Atlantis, ambos llegaron sin ser molestados y sin sobresaltos ante las puertas de un edificio. No era tan alto como otros que habían visto, pero sí parecia grande. Tenia unas letras grandes y brillantes en lo alto.

WAYNETECH.

Orin se quedo un instante observando la estructura. -La señal que busco esta ahí dentro.- Conocedor de que el sigilo ni era digno de un rey, ni una habilidad especialmente dentro de su dominio, decidió encaminarse a la puerta frontal de la estructura. Una estructura tan grande sin duda estaría bien vigilada, así que habría que combatir hasta alcanzar su objetivo, y aunque poco pudieran hacer los corrientes humanos contra el o su compañera, no le apetecía iniciar relaciones con la superficie quedando claramente como violento ladrón. No, en cierto modo, cada una de sus acciones representaba a Atlantis.

-Un lugar así debe tener un dueño, ¿que os parece si insistimos en verlo de inmediato, o hablar con él y le explicamos parte del asunto?. No me gusta perder el tiempo con las formas, cuando de que encuentre esos objetos, depende la vida inteligente en la Tierra.-El rey hablaba muy en serio.-Pero creo que debemos tratar primero con el dialogo, y si no se atienden a razones, me temo que en segunda instancia a la violencia, pues como e dicho, esos objetos son de un poder inconmensurable, y dudo de que los humanos puedan protegerlos, mucho menos saber que tienen entre manos.¿Que opináis?- Normalmente hubiera actuado como mejor le pareciera, pero prefería no parecer descortés ante su nueva compañera, y pensaba que si las amazona habían sufrido el mismo robo que él, merecían hacer notar su voz en todo esto. Sin contar, que dudaba que su compañera se quedara al margen, de haber un incursión violenta.

Delante del edificio se encontraban Orin y Diana. A pesar de lo que decia el monarca, estaba claro que le costaba aguantarse las ganas de entrar por la fuerza. Tal y como habían hecho los asaltantes en sus dominios. No obstante la presencia de la princesa amazona parecia atemperarlo un poco.

Aun estaban decidiendo qué hacer cuando escucharon una voz. A Orin ya le era familiar, pero a Diana no. Era una voz profunda y autoritaria, y algo en ella la hacia peligrosa.

Creo que ya he visto y escuchado bastante. No sé cómo esa señal que sigues te ha llevado hasta aquí. Pero ahí dentro no hay nada que os pertenezca a ninguno de los dos.
Marchaos ahora que todavía estais a tiempo.

La joven escuchaba seria al monarca, y aunque no compartía su opinión sobre entrar y tratar de dialogar, seguramente por su juventud y temperamento, no le dio tiempo de replicar, pues escuchó una voz autoritaria que les impedía el paso.

Diana se dio la vuelta y preguntó sin más: ¿Quién habla? ¿Es un Oráculo? ¿Por qué dices que nos marchemos? ¿Acaso sabes qué estamos buscando?

La calle está solitaria. Pero hay varios vehiculos aparcados cerca. Alguna que otra farola que ilumina y poco más. No obstante, una de las farolas cercanas está apagada. Y de ahí surge la voz, aunque no parece haber nadie.

Orin aferro con fuerza el tridente, casi se podía oír como sus músculos se tensaban alrededor de su arma, semejante al ruido hecho por el cabo de un barco al verse sometido a una gran tensión, y dio un paso al frente, encarando esa farola apagada, pero vigilante a su alrededor, pues bien se imaginaba que podía tratase de un truco para distraerles de su verdadera posición.- Cuidado Diana, esta criatura, ser, o lo que sea, trato de sonsacarme información antes, y no e oído buenas cosas de ella. Aun así, no os dejéis intimidar, es todo apariencia. Usa una tecnología..., bueno un tipo de arma,con ella crea la oscuridad a su alrededor para confundir a su enemigo, así que guardaos bien de él.-

El rey avanzo un poco más, y con fuerza, y algo de furia apoyo la parte roma de su tridente, abriendo decenas de grietas en el asfalto.-Marchate criatura, no es contigo con quien pretendemos hablar. Lo que se guarda ahí, bien podría ocasionar el fin de los días. Y le harías un flaco favor al dueño de este lugar si tratase de detenernos, pues me temo que no podría resistir las ganas de destrozarlo todo con tu cuerpo.- Su voz se había vuelto mucho mas dura y fría, trataba de apelar a la razón, pero tampoco podía negar que la sola presencia de aquel cobarde ser le sacaba de quicio.

Diana era una mujer entrenada para luchar, desde su más tierna infancia, había vivido rodeada de grandes guerreras, por lo que le resultaba algo difícil evitar situaciones de peligro o pelea.

Sin embargo, era joven, curiosa y rebelde, por lo que conocer un ser que usaba una extraña tecnología para ocultarse, y hablaba con esa voz tan misteriosa podía más que su costumbre de guerrera.

Escuchó las palabras del monarca, pero mientras lo hacía se iba acercando a la farola, donde había visto al ser que les hablaba.

- No has contestado a mi pregunta. ¿Quién eres? ¿Acaso nos has estado vigilando? dijo tranquila pero con su habitual forma de estar a la defensiva por si considerase atacarla, sus reflejos y sus instintos eran demasiado fuertes como para pillarla por sorpresa una vez había visto a su posible enemigo y estaba preparada para una posible situación adversa.

La situación, como no podía ser de otra manera, se estaba descontrolando. Orin ya estaba algo molesto de su encuentro anterior, y casi cualquier comentario o acción lo acabaría de desatar.

Por su parte Diana había localizado al ser y se le acercaba cautelosamente.

Pero antes de que nadie pudiera hacer nada, algo explotó dentro del edificio. Todo un lateral salió volando dejando un hueco en la parte baja. De allí salía humo y se veía fuego. Y también se podía ver una figura. Una figura enorme de casi 3 metros.

El ser emergió de entre las llamas como si no le afectaran en absoluto. Lo que sí hicieron es revelar la figura que se escondía en las sombras.

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Diana miró sorprendida al ser que se erguía en las llamas como si le hicieran caricias en vez de heridas.

Miró varias veces al ser que les había hablado antes, pero estaba claro que esto era mucho más imporante, si ese ser había atacado aquel lugar, probablemente habría robado lo que ellos iban a buscar... quizás era mucho suponer pero Diana no creía en las casualidades.

- ¡Espero que no sea amigo tuyo! dijo al ser que estaba escondido y que ahora quedaba tras ella.

Diana alzó el vuelo y se acercó prudentemente a la bestia, pues sin duda con ese aspecto y ese tamaño lo era.

- ¿QUIÉN ERES? ¿Qué estás buscando aquí? preguntó en voz alta dirigiéndose sin temor pero cauta a la bestia.... ¿Cuántas veces lo he preguntado ya hoy?... parece que es el día de las presentaciones... sonrió al ser sin parecer divertida o relajada... sin duda era tan habitual en ella estar alerta que formaba parte de su estado natural.

Orin hecho una rápida ojeada a su detector.-La señal no procede de él Diana.- Vocifero en cuanto la mujer se alejo volando. Con cautela se fue aproximando, al monstruo y a la joven amazona, claro que no podía desplazarse a la velocidad de esta, no en tierra desde luego.

De un tirón se arrancó la gabardina que llevaba, y que medio le serbia para cubrir su tridente cuando lo llevaba a la espalda, mucho se temía que difícilmente un ser así atendería a razones. Cada fibra del ser parecía haber sido creada para la guerra, músculos, blindaje, púas, todo parecía indicar que se encontraban frente a un instrumento que solo cobraba vida cuando llegaba la violencia, o quizás la trajera él.

Decidió seguir el instinto de la princesa y del suyo propio, e ignorar a la sombría figura.- No te muevas, tenemos asuntos que zanjar tu y yo.- Vocifero tan solo girando levemente la cabeza.

A punto estuvo de sugerir cautela a la mujer, pero era evidente que antes que el dijera nada su sentido común y sus instintos de guerrera ya la habían puesto en guardia, ahora solo podía honrar su decisión de no lanzarse sobre la criatura de primeras, y aguardad para lanzarse a la refriega de ser necesario.

La criatura miró tanto a Diana como a Orin, ya que ambos estaban cerca de la misma. Por un momento parecia como que estudiaba las palabras de ambos.

Después habló, o mejor dicho. Dejó que sus actos hablaran por él.

Rapidamente echó su brazo derecho hacia atrás y descargó un tremendo puñetazo que resonó en los que estaban cerca.