Partida Rol por web

Todo comenzó con el deseo de las diosas del Olimpo de tener una casta de guerreras propias.
Así, Hera, Afrodita, Atenea, Artemisa y Perséfone se unieron a Apolo y crearon una raza de mujeres guerreras con el permiso del rey del Olimpo.
Estos dioses utilizaron las almas de mujeres fallecidas violentamente de la mano de los hombres para crear la nueva estirpe: las amazonas.
Sin embargo, Ares, dios de la guerra, se opuso frontalmente a la idea dado que entendía que el hombre y solo el hombre podía blandir las armas; y resolvió hacer todo lo posible para acabarlas.

Mientras el poder de estas mujeres aumentaba y ellas demostraban su destreza bélica día tras día, Ares manipuló a Circe, una amazona que en vez de entrenarse en el arte del combate prefería las artes mágicas. Manipulo sus deseos de conocimiento y poder para que destruyera a sus hermanas.
Circe guio a Perseo y a Heracles y les abrió las puertas de su ciudad, Temiscira. Una vez allí, los griegos  violaron, mataron y esclavizaron a las amazonas. Así fue hasta que Atenea liberó a Hipólita y a sus guerreras.
Tras la liberación, Antíope, hermana de Hipólita, se marchó para vengarse de los hombres, y muchas amazonas la siguieron.

La ahora reina Hipolita siguió el dictado de las diosas y llevó a las hermanas que quisieron seguirla hasta el mar, desde donde Poseidón las condujo a su nuevo hogar, la Isla Paraíso, también llamada Temiscira en honor a la patria original de las amazonas. Allí, estas mujeres vivirían en una eterna paz aisladas mágicamente del mundo de los hombres. A cambio, las diosas les confiaron la custodia del portal subterráneo que conducía a la caja de Pandora, el origen de los males del mundo, y también de los demonios que habitaban en el submundo. Pero la amenaza de Circe siempre estuvo presente...

En el siglo XX, Hipólita sintió la necesidad de ser madre, pues en su anterior encarnación había muerto a manos de su compañero mientras estaba embarazada. Las diosas le indicaron que moldeara un bebé con barro de la playa de la isla y, junto con Hermes, dieron vida a la figura. También le fueron concedidos otros dones a la recién nacida, pues estaba destinada a ser una figura importante en el futuro, tanto de Temiscira como del mundo. Así nació la princesa Diana.

Han pasado 22 años desde el nacimiento de la princesa Diana. En los cuales a sido entrenada para ser la mejor guerrera de todas. Su maestra, Artemisa, se ha encargado bien de ello. Diana no sabe por qué la presionan tanto, ni siquiera su madre se lo ha explicado. Y últimamente apenas le habla.

Lo que pocas amazonas saben, es que en el día de su nacimiento, las Oraculos de la isla tuvieron una visión. Cuando la princesa diana cumpliera su vigésimo segundo cumpleaños una desgracia caería sobre Temiscira. Y si Temiscira caía el mundo de los hombres lo seguiría.
Un nuevo panteón de héroes se alzaría para derrocar el lado oscuro de la humanidad y de los Dioses

Diana va a ir al entrenamiento con Artemisa como todas las mañanas. Pero hoy es un día especial, hoy es el cumpleaños de la princesa. Y quiere hacer algo diferente, y piensa exigírselo a su maestra.

De camino a la casa de Artemisa, un temblor recorre la isla. Y una explosión se escucha en la zona de La Puerta. La barrera que impide que los males de Pandora  surjan.

En cuanto el temblor se detuvo, Artemisa salió de su casa espada y escudo en mano. A la espalda llevaba un arco y flechas. Cuando te vio se sorprendió un instante.

¿Qué haceis aquí princesa? Iros al palacio, alli estareis a salvo.

- Soy una amazona. No me esconderé del peligro. Si quereis protegerme, venid conmigo.

Con eso, me dirigo hacia la zona.

Artemisa lanzó una maldición cuando vio como la princesa se dirigía al peligro sin temor. La alcanzó sin problemas y juntas llegaron a la zona de La Puerta.

Allí, en medio de la espesura había una especie de portal. A traves de el surgian bestias mitad humanas mitad animal, las guardianas peleaban con tesón. Pero las bestias las estaban abrumando con su número. Estaba claro que necesitaban refuerzos.

Artemisa masculló por lo bajo.

Bestiamorfos.
Sucia perra.

La amazona le pasó el arco a Diana.

Cubre a nuestras hermanas desde aquí.
No te acerques a menos que veas que hemos caido todas y eres la única que queda. Pero ten en cuenta que yo no habré caido a menos que esté muerta.

Dicho esto se abalanzó sobre las bestias dejando a Diana allí.

Diana vio como Artemisa se lanzaba a la batalla. Y, aunque en su interior quería ir con ella, obedeció. Apuntó a una de las bestias mitad humano mitad lobo y disparó.
La flecha fue certera al estomago de la criatura, y la obligó a retroceder justo en el momento que iba dar un zarpazo a una de sus hermanas que estaba caida y sin escudo.
Más, la criatura gruñó y se arrancó la flecha.

La princesa se fijó que había diversos tipos de animales. Mitad hombre mitad centauro, mitad satiro, mitad lobo. Y en ese momento entraban por el portal tres más volando. Eran mitad halcón. Sobretodo habían centauros y lobos, unos cinco de cada. Tres satiros y los tres halcones que acababan de entrar. En el suelo ya habían varios caidos.

Fue justo entonces cuando percibió dos figuras arrastrandose por detrás de la batalla. Estaban muy bien escondidas, pero la aguda vista de Diana pudo captarlas. Usaban la pelea como distracción y poder llegar a la puerta.
 

Nada más llegar a la zona de combate, Artemisa decapitó a uno de los centauros. Despues atravesó el pecho de uno de los satiros y se las vio con otro de los lobos.
Parecia disfrutar con la pelea.

Las otras amazonas lo llevaban peor, pero gracias a la llegada de su hermana cerraron filas en torno a ella.

Diana olvidó por un momento la pelea que tenían sus hermanas y se concentró en las figuras que se infiltraban en medio de todo ese caos.
Preparó una nueva flecha, apuntó y disparó. Pero a pesar de que sabía donde estaban eran dificiles de apuntar, por lo que la flecha les pasó rozando, pero falló.

Una de ellas se dio cuenta y pareció mirar en dirección a la lucha, y luego hacia tí.

Diana se lleva otra flecha al arco con la velocidad de Hermes.

- Diosa Artemisa, guía mi flecha en defensa de mi gente.

La flecha vuele hasta alcanzar un escamoso hombre bestia.

- ¡A mí, monstruos!- grita Diana.- Moriré antes de permitir que mancilléis mi hogar.