Partida Rol por web

Las palabras de aquel cerdo le encendieron tanto que por unos segundos fue incapaz de reaccionar pensando en donde podían estar los demás niños. ¿Tenía más? El miedo apabulló la furia, se le quedó mirando con una expresión que aquella mierda de ser humano confundió con algo que remotamente se pareciera a interés.

Aquella basura empezó a escupir bazofia que ensuciaban el alma de cualquiera que pudiera estar oyendole. Brown apretó los puños mientras escuchaba. Encerró a la cosa dentro de él, si ahora le soltaba quemaría a aquel monstruo y nunca encontraría a los demás niños. 

-Forma civilizada...- Susurró...

Sin soltar la presa le agarró una de las manos cogiéndole un dedo y retociéndolo atrás hasta que escuchó el crugido de los huesos al partirse. Continuó agarrando el dedo y empezó a retorcerlo y tirar de él como si quisiera literalmente arrancarlo. 

-Te quedan nueve dedos más... Luego continuaré con la nariz y las orejas. Y si no me llevas donde están aplastaré tus huevos con dos ladrillos y luego te dejaré en un hospital para que vivas así el resto de tu miserable vida... Habla...-

-Habla.-

Se dio cuenta en aquel momento de realmente como había cambiado, el hijo del reverendo nunca se habría atrevido a hacer o imaginar algo así, ahora aquel nuevo Jeremiah casi deseaba que aquella cosa no hablara para poderla castigar y despedazar como se merecía.

El tipo grito.

No esperaba que le lastimaras.

Trato de amenazarte con que si le hacias daño nunca sabrias donde estaban pero sabias que era cobarde como una rata. Tardaste dos dedos mas en que cantara como una soprano.

Te dio una direccion y supiste que era falsa.

Dos dedos mas y grito la verdad de su localizacion entre gemidos lastimeros y llanto desconsolado. Estaban en una nave industrial en las afueras de la ciudad.

Una parte de Jeremiah sentía repulsión de él mismo y de aquellos actos atroces que iba cometiendo pero la parte dominante, aquella que había sufrido a manos de los nazis y había visto las atrocidades cometidas en nombre de un bien mayor no quería contenerse y disfrutaba con ello. Ahora el verdugo se había convertido en la presa, cualquiera debería poder ver la hermosura de la situación. Ojo por ojo y diente por diente.

Con el último crujido de huesos aquella cosa se rompió y empezó a contar la verdad entre sollozos cobardes. Jeremiah se sorprendió al notar una sonrisa en su cara a pesar de la situación, en verdad estaba disfrutando con aquello. Se sentía turbado por el poder y en un extraño modo excitado, era algo parecido al sexo y quizá igual de embriagador. De repente echó de menos a Marion y todo su fuego pero ya habría tiempo para aquello. Tomó nota mental de la dirección de los chiquillos, pero un diablillo interior le dijo que no se fiara, demasiado fácil.

Le agarró la mano rota con la suya y apretó con todas sus fuerzas hasta que le hizo aullar. –Muy bien… Lo has hecho muy bien y aún conservas una mano… Lástima que tardaras tanto. Los niños… Dime cuantos hay y si me espera una sorpresa para cuando vaya ahí. Dímelo bien a la primera o dejaré de contenerme.- Salió de muy dentro de él, llano y simple, no mentía. Las palabras salían fluidas y con un desparpajo que a él mismo sorprendía.

El tipo grito y aullo de dolor.

Viste que soltaba lagrimas como una nenaza.

- Tres.... tengo tres... dos niñas y un niño... No hay trampas... estan encerrados abajo, en el sotano. La puerta se abre solo desde fuera, era una camara frigorifica que modifique...- dijo y supiste que todo era cierto.- Te los regalo..puedes quedartelos....- grito esperando convencerte de alguna manera. Estaba seguro de que no eras un policia asi que debias de querer otra cosa, como quedarte con el negocio en exclusiva.- Tambien puedes quedarte mi material privado, los negativos de las fotos... lo que quieras, pero dejame ir.- suplico.

La mujer se acerco a tu oido y dijo.

- Si dejas que tus amigos suban alli morireis todos.- su voz te parecio un aviso muy serio, no era una amenaza era una peticion de que no os subierais en esa atraccion.

La mujer rubia se acerco al oido de Et y le susurro algo. Despues desaparecio como si se le hubiera olvidado algo. Sin mas corrio por donde habia venido apartandose bruscamente de la atraccion y de vosotros.

Vuestro superior se quedo muy serio, como si le hubieran dado malas noticias.

- Rapido, bajar de ese trasto.- os pidio con premura parecia preocupado por algo. Volvio la cara buscando a la mujer rubia pero esta se habia esfumado entre la gente igual que un fantasma.

Toda la cola protesto, todos querian subir y vosotros los estabais retrasando mucho.

- No sé quién era esa, - comenzó Murphy refiriéndose claramente a la chica que se alejaba, - pero nos tiene que dar alguna explicación más. - 

No entendía por qué Peterson quería que bajáramos de la atracción, pero su rostro serio indicaba que debía ser así.

- Vamos. - indicó a Hanna y Peterson mientras comenzaba a salir de la cola. Ése no era tampoco un buen sitio para hablar... y menuda forma de intentar relajarse... no les dejaban tranquilos en ninguna parte.

-Buen chico- dijo Jeremiah sin aflojar la presa y sintiendo en sus adentros de que era ya la hora de enviar al despojo al lugar del infierno al que pertenecía. Por su mente pasaron las palabras del diablo. Si aquella cosa se arrepentía porque sabía que iba a morir Dios, el buen Dios de la infinita misericordia iba a apiadarse de aquella escoria y lo admitiría en el reino de los cielos y él no quería que aquello pasara. Consciente de que el Cielo le había sido a él negado por siempre no permitiría que aquel que había profanado y destruido almas y cuerpos inocentes se acogiera a él. 

Ahora era Juez, Jurado y Verdugo. El caso era muy simple, le acusaba de corrupción, sodomía y perversión de los inocentes. Le declaraba culpable y Venganza ejecutaría la sentencia quemando el alma impura y enviándola directamente al infierno para que allí se pudriera eternamente.

-Ahora saluda al dueño del lugar a donde vas… Dile que yo te envío. Así estoy cumpliendo mi parte del trato.-

Dejó que el demonio que tenía dentro saliera, cuanto antes consumiera a aquel excremento antes podría ir a buscar a los niños. 

Le tomaste por sorpresa y el miedo le paralizo pero si hubiera respirado un segundo mas aquel hombre se habria arrepentido hasta de nacer. Tomaste nota mental, tal vez deberias dejarles creer que saldrian bien de tu encuentro con ellos para asegurarte de que el envio de sus almas llegaria a donde debia.

Esta vez pudiste decir que tuviste suerte. Le viste arder hasta hacerse polvo ante tus ojos, unos segundos para ti que supiste que serian horas para aquella alma podrida.

Lo ultimo que viste de aquel tipo fueron sus ojos mirandote con el mayor de los terrores.

Escuchaste unas palmadas a tu espalda.

- Bravo, lo has hecho muy bien.- dijo acercandose a ti de nuevo.- Pero no te confies, existen alma mucho mas oscuras y peligrosas, seres que escaparon de las garras de mi padre... demonios desertores del infierno...vas a necesita entrenamiento.- sugirio.

La mujer sonrio. Se habia puesto unos vaqueros y una camiseta ajustada, ahora tenia sombra y sabias que se habia materializado en el plano real, de modo que cualquiera podia verla. - Puedes estar tranquilo por tus amigos, les convenci para que no subieran a la atracion y estan a salvo.

Te miro del mismo modo que un perro espera que su amo se decida a concederle un premio por hacer algo bien y pregunto.- ¿Que quieres hacer ahora?

Hanna estuvo de acuerdo.

Los tres salisteis detras de aquella mujer que simplemente parecia haberse desvanecido en el aire. Dejasteis la cola atras y a los pocos segundos escuchasteis un ruido detras vuestro. La gente gritaba y todo el mundo comenzo a correr de un lado a otro, empujandoos como una marea humana.

El cochecito en el que ibais a subir habia descarrilado y caido sobre un grupo de gente que hacia la fila para subir. El resto de vagones estaban colgando del filo del carril. La gente estaba atrapada dentro, incapaz de quitarse los seguros que los sujetaban a los asientos.

Miré a Peterson muy seriamente: - ¿Qué te dijo esa mujer? - pregunté procurando no mostrar un tono de enfado. En el fondo él no tenía la culpa de nada.

Luego mis ojos buscaron alrededor, quería encontrar a aquella chica fuera como fuera. Esto no me olía nada bien y quería hacerle unas preguntas.

Todo aquel poder era embriagador, sentir como este recorría su cuerpo era como si hubiese tomado algo, su mente corría más deprisa, su corazón bombeaba más sangre y visión era más aguda. Resultaba adictivo, una parte de él deseaba ya olvidar a los niños y buscar una nueva presa. Ya no era por atrapar almas corruptas era por la necesidad de experimentar de nuevo el poder. Cerró los ojos gozando de aquella sensación.

Las palmadas de Marion le sacaron de su ensoñación, gruñó ante las palabras de la chica y a regañadientes reconoció sus propios errores. No los volvería a cometer no podía permitirse aquel lujo. 

Escuchó las palabras de Marion aún sintiendo las oleadas de poder recorrerle, seguía excitado y en más de un sentido sin entender el como o porque. No oyó las últimas palabras solo el movimento de los carnosos labios de la hija del diablo. Se abalanzó sobre ella, metió las manos por debajo de la camiseta de la chica con brusquedad acorralándola contra el camión y pisoteando las cenizas. A atrajo hacia si con vehemencia mientras se colocaba entre las piernas de ella y la besaba con ansias, deseaba poseerla allí y ahora, la escuchó gemir, el corazón se aceleró pero había algo que olvidaba y que una pequeña parte de su mente trataba de recordarle.

¿Que era?

No importaba, mordisqueó el cuello de Marion, bajo una de las manos hacia la cremallera de los tejanos de la chica. Pero si quedaba algo del hijo del pastor dentro de aquel cuerpo logró que recordara. Niños, tres niños, dos niñas y un niño asustados, solos y cautivos de aquel maníaco. Con un esfuerzo de voluntad que le costó un gemido casi de dolor físico se apartó de ella.

-No...-

-Ahora no...- Susurró algo inseguro reacio a apartarse de ella.

-Necesito... Tenemos que irnos. Vamos a la moto, tengo... Tenemos algo que hacer.-

Marion vio fustradas sus ganas y gruñio cuando te apartaste.

- Claro que tienes que hacer algo y claro que tendrias que irte... pero no en moto.- dijo algo enfadada, aunque en el fondo que la rechazaras la excitaba mucho. Tenias que tener una fuerza de voluntad muy alta para poder decirle que no a ella.

Aun asi, tu estabas al mando. Chasqueo los dedos y tu preciosa moto aparecio junto a vosotros.- Mas te vale que sea importante.- gruñio, en parte algo celosa pensando que no querias hacer eso alli por lo cerca que estabas de Hanna.

Subisteis en la moto y le diste gas. Hanna volvio a hacerse visible solo para tus ojos, para no tener que ponerse el casco que le aplastaba el pelo incomodandola pero sentias su cuerpo pegado a tu espalda.

Tu le diste la direccion que el tipo que habia dado y ella te guio hasta el lugar por carreteras seguras.

Al llegar viste algo que no esperabas. La mitad del lugar se encontraba todavia bajo el agua. En esa parte de la ciudad se encontraban fabricas y almacenes, asi que las tareas de recostruccion no se estaban dando prisa por drenar el agua de la zona.

Entraste en el lugar que el tipo te habia indicado y viste que era una nave industrial con la estension de un par de campos de futbol por cada piso.

Te costo dar un lugar sospechoso, un sitio que parecia haber visdo visitado mas recientemente y que tenia sobre una mesa los quimicos necesarios para hacer cloroformo y otras sustancias.

En el cajon, viejos recortes mojados que hablaban de la desaparicion de niños y fotografias furtivas de media docena de crios jugando en parques o paseando con sus padres. Estas fotros tenian algunas anotaciones, fechas, observaciones de un maniaco como "Los jueves se queda solo una hora en casa hasta que vuelve su madre del trabajo" o "Los lunes va de visita a casa de sus abuelos".

Jeremiah le dio gas a la moto con cierta sensación de victoria al sentir que la chica estaba celosa. Aquello le preocupó, en los últimos días había empezado a pensar en ella como si fuera un ser humano. Se preguntó si él ahora era también un ser humano.

De todos modos la sensación del cuerpo de Marion pegado y agarrado al suyo resultaba de lo más intoxicante. Sonrió hasta que tuvo que concentrarse en conducir a través de las carreteras aún medio sumidas bajo el agua hasta aquella zona industrial que parecía estar a la cola en las prioridades de reconstrucción.

Encontró el lugar, llegó a él con el agua hasta las rodillas y de nuevo sintió aquella furia abisal al ver todo lo que aquel despojo había estado preparando. Lamentó no haberle hecho sufrir más antes de acabar con él, suspirando se recordó que habían tres cosas más importantes que él ahora mismo. Los niños, los tres niños... Dos niños y una niña.

Eso era lo importante.

-Hay tres niños aquí, las víctimas de aquel excremento... Ayúdame a buscarlos tienen que estar por aquí...- pidió a Marion. -Por favor.-

Se llevó las manos a la boca a modo de altavoz. -¡Niños todo se ha acabado!- gritó -¡Soy un amigo! ¡Él ya no va a volver!... ¡Os vamos a llevar con vuestros padres! ¿Donde estais? ¡Niños!

La chica sonrio, le gustaba mucho que le debieras favores. Cerro los ojos y se concentro para ver si sentia la presencia de los niños.

- Relajate, noto su presencia... estan asustados y... abrio los ojos de golpe y estiro la mano para ponerla sobre tu hombro.- ¡Tenemos que irnos!.- esclamo asustada.

La agarró por el antebrazo para evitar que saliera corriendo. Brown masculló una maldición entre dientes, sería demasiado fácil encontrar simplemente a los niños, ahora era cuando la tierra se lo tragaba, vomitaba demonios o algo así solo porque al mundo le gustaba joder a Jeremiah Brown.

-Un momento Marion- dijo furioso con la situación y la chica- nadie se va de aquí sin los crios. Ahora dime que coño pasa y quien o que es lo que viene.-

No dio tiempo a que Marion respondiera.

Una sombra tomo una forma casi infantil cortandoos la salida.

- Cuanto tiempo si verte...- susurro mirando a la joven con sus ojos escarlata. Su cara era un borron de sombras difuso pero se intuia que tenia una cierta forma androgina, de unos diez años de edad.- Has traido un amigo... ¿el nuevo perro de presa de tu padre?.- pregunto y Marion dio un paso atras ¿Que podia asustar a un demonio como ella?

- Os dare una oportunidad de iros, solo una... por la "amistad" que me une a tu familia pero los niños se quedan.- aseguro.- Ya no son puros y sus almas no pueden ser salvadas... son de mi amo. Los reclamo para el, son mios por derecho.