Partida Rol por web

Turno 1002

...Tal vez... dije meditando un momento mis palabras.... tal vez, ... las dos mantas viejas y no se si vi tambien una cuerda, nos sean de ayuda... tendriamos que cojerlas antes de partir, incluso si me apuras un pequeño fajo de madera para hacer fuego más adelante...., ademas creo encontre en la posada, unos frascos vacios que bien pudieran serno de ayuda, para...

sin dar mucho tiempo a resporder me encamine hacia la posada primero a por los frascos y si haban dejado alguna de las mantas que encontramos, las tomaria...

... en un momento dado me gire y pregunte a,¿ Freagulf, crees que habria que enterrar al tabernero?

Turno 1002

El numenoreano siguió andando sin girarse, intentando alejar de su mente lo antes posible la reciente despedida. Gracias a que ya no llovía, nuevas posibilidades se abrían al grupo, como la de acortar por fuera del camino, en vez de seguirlo, ya que a pesar de que sin guías del terreno ahora podían perderse, también les permitía mayor intimidad, pues si había enemigos por las cercanías lo que estaba claro es que los caminos estarían vigilados.

Por supuesto, también se preguntaba, si Draupner seguiría imponiendo aquel ritmo marcial, y si seguirían caminando cuando cayera el sol. Sobre esto último opinaba que dado que el camino que había elegido el enano era de por sí ya largo, no podían permitirse el estar parados un día entero. Además, aunque ya de forma menos efectiva, dada las nuevas condiciones climáticas, el avanzar por la noche seguía siendo mejor si querían pasar desapercibidos.

Aun así, todas esas elecciones, no dependían de él, sino de Draupner. Así, Ilidan seguía andando en silencio, atento pero no de forma paranoica al camino y sus alrededores, mientras esperaba que el enano se pronunciará.

Temüdyin escuchaba a Fréagulf y Alian discutir sobre el camino que seguirian. Lo cierto es que a él le daba igual. No conocía aquellas tierras y se dejaría llevar por su hermano hasta conocer a su madre.

Su hermano dijo algunas palabras y hasta la mitad de la frase no le entendio, hablaba de material para equiparse y empezo a andar hacia la posada. Temüdyin se presto a ayudarle a buscar cosas que pudiesen servirles.

- Essperra, foy contigo, herrmano.

Mientras volvian hacia la posada, Temüdyin pensó en lo último que habló con Marga sobre la planta que uso con él. Quizas sea buena idea buscar algunas plantas por lo que podamos encontrarnos. Después de mirar bien la posada, lo comentaría a sus compañeros, al fin y al cabo no tenian tanta prisa.

Turno 102

Draupner en cabeza pensaba en como reorganizarse. Era cierto que la pérdida de los guías era un hándicap, pero mejor eso que morir atravesado por un cuchillo en la noche porque a alguien no le apetecía velar el sueño de los demás.

Su idea era mantener el mismo ritmo que hasta el momento. Hacer largas jornadas por la noche y descansar durante el día. No obstante, en función de las fuerzas de sus compañeros la jornada se alargaría más o menos, pues no había que perder de vista que debido a la copiosa lluvia habían perdido bastante tiempo.

Las guardias era otro asunto. Ahora con uno menos había que volver a modificarlas, pero salvo porque aquellos suponía descansar un poco menos, eran más que suficientes para hacer todos los turnos sin demasiados problemas. En la siguiente parada comentaría al resto las nuevas guardias.

Por otro lado, no tenía intención de cambiar la ruta. Ya sabían por donde tenían que ir y a dónde se dirigían, así que salvo que algún imprevisto les hiciera desviarse aquél sería el camino a tomar. No obstante, tenía en mente aprovechar los descansos para estudiar el mapa y posibles alternativas por si algo llegase a ocurrir.

Turno 1002

Fréagulf asintió a las palabras de su compañero, era la estimación que él había realizado. -Si con suerte no llueve más y el camino absorbe el agua de estos días podremos llegar incluso antes.

Luego Yves empezó a hacer una lista para si mismo de las cosas que había visto y que pensaba que merecía la pena coger, a Fréagulf le pareció buena idea y sugirió tapar la madera con las mantas para evitar que se mojara si se daba el caso de que llovía de nuevo. Luego el bosquimano le preguntó sobre el posadero.

-No me atrevo a hacerlo sin que se haya investigado este crimen primero. - Le respondió a Yves. -Podríamos borrar alguna pista sin quererlo. Cuando lleguemos a nuestro destino lo dejaré en manos de los jefes y que decidan ellos. -No pasaría mucho tiempo por lo que el cadáver no se descompondría demasiado, eso sí habría que tomar precauciones para evitar que las bestias carroñeras del campo se dieran un festín a su costa.

RESOLUCION TURNO 1002
 

Ya a oscuras, tan solo quedaba la luz de las estrellas y la luna para alumbrar el exterior, todos se pusieron en marcha. En realidad desde el primer momento comenzaron a caminar. Draupner había decidido llevar el mismo ritmo que hasta ahora. Largas caminatas de una hora, con breves descansos de diez minutos entre ellas. Era un sistema muy utilizado por los ejércitos, donde se trataba de avanzar lo máximo posible antes de levantar el campamento necesario para todos los integrantes. Pararían lo justo para recobrar fuerzas, beber algo y dar un ligero bocado a una pieza de fruta o de jamón ahumado. Después, otra hora de camino. Pasarían así toda la noche. En silencio, pues realmente ninguno abría la boca, continuaron adentrándose en la noche.

Pasaron junto a un pequeño edificio, debían de ser las habitaciones, aunque parecía demasiado pequeño para contener un número suficiente de ellas. Poco le importaba ya aquello, tan solo querían avanzar, tenían un larguísimo camino por delante, casi una semana de viaje agotador, un ritmo descabellado, pero necesario, si querían llegar cuanto antes. La lluvia había dejado charcos, casi borrado el camino en ocasiones, y ahora, despejado, la ausencia de nubes hacia que el frio se incrementara. Al raso la temperatura bajaba considerablemente. Por suerte el propio ritmo los hacía estar en calor, solo tenían que abrigarse en las paradas.

Tras el edificio enseguida llegaron a lo que era la autentica bajada del Talath Harroch. Allí delante había un gran precipicio, un barranco. Desde allí se veía una amplia llanura verde, salpicada por los charcos de agua que brillaban bajo la luz de la luna. Absortos por la belleza de aquel lugar, veían un gran desnivel, era como estar en el balcón de una alta torre, todo aquello allí abajo, a más de cien metros a sus pies, arroyos se convertían en cascadas al llegar al borde del desnivel. El agua restallaba en miles de gotas que se dispersaban en el aire. Algo excepcional que se les quedaría grabado a todos en la memoria. Aun de noche la belleza de aquel lugar seria recordada por siempre.

El camino torcía bruscamente a la izquierda, al este, y avanzo paralelo al precipicio durante una o dos centenas de metros, para luego, comenzar a bajar. El camino zigzagueaba, se estrechaba bastante, aunque aun podía permitir el paso de un carro. En las curvas se ensanchaba y de cuando en cuando había descansaderos, lugares ahondados en la roca para el descanso de los viajeros, para permitir el paso de carros que viniesen de frente, incluso para pasar la noche si se daba el caso. No era un camino cómodo, pero tampoco entrañaba un enorme peligro si uno se mantenía lejos del borde. Así, en fila, fueron bajando poco a poco. Ese camino, el Men-i-Romen, descendía vertiginosamente, cambiando de sentido una y otra vez en busca de una menor inclinación. En ese tramo el camino había sido cuidadosamente empedrado, para evitar que el barro jugase malas pasadas. Las piedras que conformaban el piso, estaban movidas, en muchos casos sueltas y en otros sencillamente no estaban. Pero cumplía su función. La piedra usada no resbalaba y se podía afianzar con fuerza las botas en ella. Solo había que tener cuidado con los innumerables charcos y el persistente barro.

Al cabo de casi una hora de descenso, estaban abajo. La sombra que proyectaba la pared de roca, hacia casi invisible el camino por el que habían bajado, un camino que se convirtió de nuevo en tierra pisada. Delante la vasta llanura.

Draupner aun no había hablado con sus compañeros, pero en su cabeza ya se rumiaban los esbozos de la manera de afrontar las guardias venideras. También del camino a seguir. En principio, seguirían el camino, sin salirse de él.

Enfilaron el amplio, de nuevo, camino. Su anchura permitía cruzarse dos carretas son problemas. Su tierra pisada había repelido gran parte del agua, aunque era inevitable que, aun así, hubiese muchas balsas de agua.

Por detrás, echando un vistazo, veis encarar el camino a los dos ailgrathas. Van a caballo y a la grupa, dada uno de ellos lleva a uno de los hermanos. No tardan en daros alcance.

RESOLUCION TURNO 1002
 

Ya a oscuras, tan solo quedaba la luz de las estrellas y la luna para alumbrar el exterior, el otro grupo se puso en marcha. En realidad desde el primer momento comenzaron a caminar. Draupner había decidido llevar el mismo ritmo que hasta ahora. Sin darse la vuelta terminaron por desaparecer, dejando a los ailgrathas y los hermanos allí solos. Estaba hecho.

Mientras los dos jinetes esperaban fuera, determinando cuanto tardarían, o si merecía la pena continuar por el camino, El tuerto y Fresno, volvieron a edificio a recuperar algunos objetos. Tardaron un poco, pero finalmente regresaron con un par de mantas, que aunque no estaban en muy buen estado, serivirian. Tambien se llevaron unos cuantos frascos de cristal, dos pedazos de cuerda de apenas seis metros y un manojo de leña menuda que estaba junto a la chimenea, les vendría bien. Tras su pillaje, aunque era algo que tomaran prestado ante un dueño que ya no lo ncesitaria, dudaron en enterrar o no al dueño de la posada. Optaron por recomendación de Freagulf, el no hacerlo, tal vez alguien pudiese investigar su muerte. Por lo tanto, mas de media hora después de separarse de, los hasta ahora compañeros, se pusieron por fin en marcha.

Avanzaron hasta pasar junto al edificio de  las habitaciones, parecía demasiado pequeño para contener un número suficiente de ellas, de no ser por que habían dormido dentro, dudarían del cometido de aquella construccion. Poco le importaba ya aquello, tan solo querían avanzar, tenían un largo camino por delante, cuatro dias de viaje agotador, un ritmo tranquilo para las monturas, sin forzarlas, para llegar cuanto antes a Burh Waldlaes.

La lluvia había dejado charcos, casi borrado el camino en ocasiones, y ahora, despejado, la ausencia de nubes hacia que el frio se incrementara. Al raso la temperatura bajaba considerablemente. Por suerte el propio ritmo que llevaban los caballos los hacía entrar en calor, solo tenían que abrigarse en las paradas.

Tras el edificio enseguida llegaron a lo que era la autentica bajada del Talath Harroch. Allí delante había un gran precipicio, un barranco. Desde allí se veía una amplia llanura verde, salpicada por los charcos de agua que brillaban bajo la luz de la luna. Ya habían tenido esa misma visión desde el vantanal, sol oque ahora el sol no estaba y los colores cambianban. Aun de noche la belleza de aquel lugar seria recordada por siempre.

El camino torcía bruscamente a la izquierda, al este, y avanzo paralelo al precipicio durante una o dos centenas de metros, para luego, comenzar a bajar. El camino zigzagueaba, se estrechaba bastante, aunque aun podía permitir el paso de un carro. En las curvas se ensanchaba y de cuando en cuando había descansaderos, lugares ahondados en la roca para el descanso de los viajeros, para permitir el paso de carros que viniesen de frente, incluso para pasar la noche si se daba el caso. No era un camino cómodo, pero tampoco entrañaba un enorme peligro si uno se mantenía lejos del borde. Así, un caballo tras otro, fueron bajando poco a poco. Ese camino, el Men-i-Romen, descendía vertiginosamente, cambiando de sentido una y otra vez en busca de una menor inclinación. En ese tramo el camino había sido cuidadosamente empedrado, para evitar que el barro jugase malas pasadas. Las piedras que conformaban el piso, estaban movidas, en muchos casos sueltas y en otros sencillamente no estaban. Pero cumplía su función. La piedra usada no resbalaba y se podía afianzar con fuerza las botas en ella y las herraduras no tardaban en encontrar la tracción necesaria. Solo había que tener cuidado con los innumerables charcos y el persistente barro. Estaban en silencio, completamente concentrados en lo que hacían, y es que un simple despiste podrían hacer que el caballo se encabritara, o que se tropezase. Descabalgaron y a pie continuaron el descenso

Al cabo de casi una hora de descenso, estaban abajo. La sombra que proyectaba la pared de roca, hacia casi invisible el camino por el que habían bajado, un camino que se convirtió de nuevo en tierra pisada. Delante la vasta llanura.

Enfilaron el amplio, de nuevo, camino. Su anchura permitía cruzarse dos carretas son problemas. Su tierra pisada había repelido gran parte del agua, aunque era inevitable que, aun así, hubiese muchas balsas de agua. Fue cuando volvieron a montar a los caballos, haciendo que estos avanzaran a un trote generoso por unos instantes, eso los tranquilizaría tras el mal trago del descenso.

Por detrás, echando un vistazo, dejaron los barrancos del Talath Harroch. Continuarian por el Men-i-Romen.

Al cabo de un rato, veis como el otro grupo caminaba delante. Los habíais cogido rápido, era lo bueno de disponer de cabalgaduras.

Turno 1003

Poco había que hacer aparte de estar atento al camino, no solo a las engañosas piedras que estaban sueltas en el camino, sino también a lo que ocurría en la distancia. 

La ruta era de una espectacular belleza, la fuerza del agua había horadado en la piedra, durante siglos, aquel cañón que ahora comprobaban.

Fréagulf ya les había dicho que aquél camino, aunque largo era seguro incluso en aquella época lluviosa del año, esperaba que al menos esa información fuera cierta, si no tendrían que improvisar sobre la marcha. Desde la altura trató de vislumbrar por donde discurría el camino y si había torrenteras que pudieran haber almacenado agua de más y pudieran suponer un riesgo para el paso, o auténticas balsas de agua que impidieran el paso. Desde aquella altura era el momento de tratar de observar tales cuestiones.

No muy detrás de ellos, caminaba el grupo de humanos, lo cual era normal, pues ellos iban a caballo, lo que les hacía avanzar más rápido, no obstante la visión en la oscuridad de los enanos, compensaba este hecho y el enano creía que con un poquito de esfuerzo podrían mantener un ritmo de avance parecido si no mejor. Lo que no le agradaba de aquello es que posiblemente estuvieran adelantándose mutuamente si todos seguían el mismo camino.

En la primera parada comentó a sus compañeros las posibilidades para las guardias* pero les dejó que lo rumiaran para tomar una decisión más adelante. 

Turno 1003

Bajaron con un ritmo continuado. El precipicio era una belleza y mirar al fondo algo hipnótico pero el bosquimano no tenía tiempo para deleitarse en nada. Estaba demasiado preocupado por tener que separarse del resto. Seguía viéndolo un error pero no conseguía imaginar ningún modo de juntarles de nuevo.

Se veía obligado por su palabra a seguir a las órdenes del enano pero de buena gana se habría juntado a los otros. Aceptó las nuevas guardias sin una palabra de protesta y cuando vieron que se iban a separar definitivamente del otro grupo habló con ellos para despedirse.

Turno 1003 (II)

Gelion se acercó a los otros.

Parece que nuestros caminos se separan. No he tenido oportunidad de conoceros mejor pero espero que podamos solucionar eso en el futuro. Que los Valar os sonrían.

Y luego volvió con el otro grupo para continuar.

Turno 1003

Groal seguía al grupo mientras acariciaba a Wyd. La separación le había afectado un poco y andaba menos comunicativo de lo normal. A parecer deseaba reflexionar un poco acerca del destino del grupo y de su misión inicial. De vez en cuando miraba alrededor para contemplar el paisaje, pero en la oscuridad poco era lo que alcanzaba a disfrutar. De cualquier forma, trataba no de desconcentrarse demasiado para estar al menos parcialmente alerta a cualquier eventualidad en el camino. Solo podía esperar que nada sucediera.

Turno 1003

Oin cierra la fila y la verdad, le pone nervioso el oír los caballos a su espalda así que cada cierto tiempo se vuelve nervioso a otear el panorama.

Oin asiente a las palabras de Draupner sobre las guardias. Le cae bien el mediano y no le importa en absoluto aguantar su inagotable verborrea durante los periodos de vigilia.

Finalmente, llegan al precipicio que se desploma más de cien brazas más abajo. A pesar de que Oin es enano de mundo, se queda boquiabierto ante el panorama. Pero Draupner les pone de nuevo en marcha y pronto se ven bajando por el pronunciado sendero. Al menos allí se siente más protegido; pero por desgracia, llegan de nuevo a la amplia llanura, el terreno ideal para los jinetes. El nerviosismo le vuelve a subir por el estómago y mira a uno y otro lado mientras se adentran en el espacio abierto.

Mientras están detenidos en la llanura descansando un rato y mientras mastica algo de carne seca, se acerca a Groal.

- Humano-oso inquieto parece... No preocupar debes... Oin aquí... - y se pega un golpetazo en el pecho - Oso ahí... - señala a Groal - No problemas... - Sonríe y su cara quemada adquiere un aspecto más extraño aún.

Turno 1003

Ya había descendido aquel tramo en más de una ocasión, pero aún así, Ulfer se sentía mejor si no veía un precipicio bajo sus pezuñas. Y es que para el caballo de Fréagulf la vida era mucho más sencilla y apacible cuando disponías de un buen prado para correr a toda velocidad. Por ello cuando su amo le dejó manga ancha para correr con total libertad al llegar al final se sintió aliviado y pudo soltar toda la tensión acumulada durante el descenso.

Fréagulf por su parte estaba tranquilo, sabía que Ulfer cumpliría, pero aún así prefirió desmontar y seguir a pie hasta descender el estrecho sendero. Cargar con dos personas por aquel peligroso desfiladero podría ser peligroso. Fréagulf guió a su montura durante todo el camino y luego le premió con unas caricias en el cuello y la promesa de una manzana.

Turno 1003

Cuando se lanzaron a cabalgar rápidamente tras el descenso, fue tan sólo cuestión de minutos que alcanzaran al otro grupo. Gelion se dirigió a ellos en cuanto vio a los jinetes y les deseó buena suerte. Fréagulf le devolvió el saludo y lo hizo extensible al resto de ellos y también les deseo buena suerte en el camino.

-Si los Valar son generosos volveremos a encontrarnos en circunstancias mejores. Suerte con el viaje.

Turno 1003

Al ver como se despedia Gelion de nosotros, solo acerte a decirle, sera mejor que esten con vosotros pues no solo habeis de preocuparos del enemigo que aceche, si no tambien de las locuras del un iluminado....  Ha sido un honor conocerte Gelon, adios y suerte, la vais a necesitar.

Turno 1003 II

me gire a mi hermano para preguntarle, ¿que tal tu resfriado, mejoro?, a proposito del preparado de Marga, yo no tendre tan buena mano, pero en mis pertrechos guardo unas cuantas hiervas mas, y cuando paremos buscare por los alrededores lo que pueda encontrar que nos ayude en el camino.

me puse junto a Freagul y alian por unos momentos ... bien vosotros conoceis el camino nosotros os seguimos, si en algun momento lo ves necesario, podemos bien adelantarnos para inspecionar los alrededores, pues todos en mayor o menor medida somos exploradores, creo que no nos ira mal, despues de todo...

...tras ello, regrese junto a mi hermano...

Turno 1003 II

El enano había preferido ignorar al grupo, ya se había despedido de quien tenía que hacerlo y así hubiera seguido de no ser por el insultante comentario del humano.

Se giró hacia él atravesando la oscuridad con su mirada y extendiendo el martillo, prolongación de su brazo, apuntó a Yves-ashe. - Escoria, no ha nacido todavía el traidor que se atreva a llamarme loco y viva para contarlo. Retira tus palabras ahora mismo si no quieres que sean las últimas. -

Turno 1003II

Ante las palabras de Draupner, Oin se acerca a su compañero con paso calmo y le pone la mano en el hombro.

- Бесшумная, Draupner ... мы не можем не заметить вы слишком ... выше всех, миссия ... мы будем запись в книгу жалоб и один день они будут платить; но это не время и не место ... или вы будете сталкиваться с восстанием и все в работе, так и в смерти Gallindum будет  ... люди не имеют честь 

Le mira a los ojos y luego apoya su mano en el brazo de Draupner para que baje el arma.

- Игнорировать их ... мы собираемся ...

- Tranquilo, Draupner... No podemos perderte a ti también... Por encima de todo está la misión... Lo anotaremos en el Libro de los Agravios y algún día lo pagará; pero no es este el momento ni el lugar... o te enfrentarás a una revuelta y todo el trabajo y la muerte de Gallindum habrá sido en balde... Los humanos no tienen honor...

- Ignóralo... Vámonos...

Turno 1003 III

...tras las palabras de Draupner, estendi mi brazo y poniendo mi mano en la frente, mire en direccion al enano... Me parecio oir replicar a ese pequeño evadido de la realidad, de Draupner, alguien sabe que decia.... se estara despidiendo pues antes no lo quiso hacer, pero hacerlo asi no es propio de quien se erige lider o aun siendo puesto, no conoce la aptitudes necesarias para tal puesto. En fin... tras ignorar sus ultimas palabra apenas audibles, pues ni siquiera se digno a gritarlas para que todos las oyesemos con claridad, prosegui con nuestro nuevo destino y camino a seguir.....