Partida Rol por web

Turno 708

Los sagath continuaban concentrados en dañar a sus oponentes. Uno de los soldados (#12) lanzaba continuos espadazos hacia Freagulf en un intento de superar su escudo, que hasta el momento le estaba slavando la vida. El arquero (#13) cargaba una nueva flecha y apuntaba ya hacia Corlak, sin duda para rematarlo. El tercer sagath, otro guerrero (#14), continuaba en su empeño de dejar ensartado contra el suelo al tuerto que tanto se revolvia en el suelo. Despues de alcanzarle varias veces no habia logrado matarlo aun.

Turno 708

Los sagath esperaban un ataque, ellos habian sido los que venian a atacar, sin embago se toparon con sus enemigos y ahora estaban ocultos en las sombras.

Ya en el centro, junto a Gallindum esperaban. Uno de los soldados (#2) no dudo en rematar al enano cuando lo vio con vida aun. Hinco su espada en la garganta del enano cusandole la muerte entre vomitos de sangre.

Los dos arqueros, viendo como Arlan, herido en el tobillo, se arrastraba hacia atras, no dudaron en disparlo.

TURNO 708 (6º Asalto):

Se llamaba Hebe, o por lo menos eso era lo que se decía. Cualquiera que no conociese el lugar y acabare de llegar no apostaría un cobre por él. Al contrario, apostaría a que no iba a pasar la noche.

Menudo, pequeño como una ratita. No parecía fuerte pero de él emanaba una energía mucho más intensa que de otros más grandes y potentes. Porque Hebe, aunque no tenía ni un gramo de grasa, y sus músculos iban acorde con su enjuto cuerpecillo, estaba sano, bien alimentado, para lo que se podía considerar bien alimentado en aquel ambiente. Y aquello si que era algo extraño.

Porque Hebe jamás había destacado por ser buen combatiente, alguien capaz de defenderse a si mismo, y a su ración diaria. Sin embargo se le podía ver todos los días, a la hora del rancho, con su plato de gachas, sentado en un rinconcillo a la sombra, siempre de cuclillas, dando buena cuenta del alimento con una tranquilidad pasmosa, sin ni siquiera levantar la cabeza. Y si alguien se fijaba, aún en las estrecheces del patio, se podía observar que cerca suyo se formaba una especie de vacío, sutil, casi imperceptible, como un pequeño colchón de seguridad que lo rodeaba por los cuatro costados, en que nadie se instalaba.

Nadie se acercaba a él, a aquel ser pequeño supuesta carne de cañón en aquel lugar, ni a su preciada ración. Tampoco Serthack y sus perros.  Era como si la gente lo ignorara, como si no existiera para el resto de habitantes de aquel lugar. 

Mientras lo observaba allí arriba, en el alfeizar de la ventana, en su posición habitual, se preguntaba a que se debía aquel encuentro. Era extraño, muy extraño, pero sobretodo inquietante. Jamás había tenido tan cerca a aquel menudo niño y, para que negarlo, jamás hubiese querido tenerlo.

Estaba al corriente de todo lo que se contaba sobre él. Se decía que era una especie de brujo, un niño maldito, que era capaz de lanzarte un mal de ojo con solo mirarte. Eran leyendas, cierto, pero como todas tenían un poso de verdad. Se rumoreaba que, tiempo atrás, cuando Hebe llegó allí, un par de años antes que él, enseguida fue una de las primeras presas elegidas por los más fuertes como foco de sus acciones. Y, casualmente, todos los que osaron robarle la comida, golpearle o maltratarle de algún modo u otro, acabaron muertos. Unos caían enfermos, entre fiebres y toses; a otros les daba por vomitar y cagarse en los pantalones hasta morir deshidratados. Finalmente, los más afortunados, simplemente se acostaban para no ver la luz de un nuevo amanecer.

Y fue así como Hebe pasó de ser blanco de matones a un ser ignorado y solitario al que nadie molestaba y todos temían. ¿Qué había de cierto en todo aquello? Solo el propietario de aquellos ojos azules, brillantes a la luz de las estrellas, tenían la respuesta.

Lo cierto era que la última pregunta que le había hecho Hebe lo había desorientado. ¿Qué interés tenía alguien que poseía la virtud de pasar desapercibido en aquel lugar, alguien temido, alguien a quien nadie molestaba, en ayudarle a él a ajustar cuentas con Serthack?

Dubitativo, tragó saliva, como buscando las fuerzas necesarias  para decir lo que quería decir.

- "Y, ¿qué interés puede tener alguien como tu en ayudarme a mi a vengarme de ese hijo de puta?"   

Hebe se dejó caer, abandonando su posición de cuchillas, para sentarse cómodamente en el alfeizar. Las piernecillas, relajadas, colgaban de la ventana.

- "A veces alguien se vuelve tan poderoso que termina por olvidar porque teme las cosas que teme. En ese instante ha llegado el momento de refrescarle la memoria."

RESOLUCION TURNO 708
Asalto 6

La lucha era intensa y despiadada. En una parcial oscuridad donde tan solo llegaba debilmente la luz de las antorchas y la luna, las sombras lograban atenuar esa poca luz. Sumidos en esas tinieblas la pelea se endurecía.

El arquero había sacado una nueva flecha y sin miramientos ni perdidas de tiempo, la solto. El viaje fue corto, directo a la armadura de Coralak. El muchacho sin embargo, en un rápido movimiento que nadie esperaba ya, logro esquivarla tumbándose en el suelo.

Freagulf intercambiaba golpe tras golpe con el soldado que tenia delante (#12). Tanto uno como el otro, tenían bien cogidas las medidas del contrario. El sagath esquivaba la espada del ailgratha sin demasiados problemas, mietras este no hacia mas que estrellar una y otra vez su arma contra el escudo que Freagulf portaba y que le estaba salvando la vida.

Temudyin, desde el suelo, trataba de rodar para alejarse del sagath, pero este, a base de lanza, le cortaba el paso una y otra vez. Temudyin se sentía débil, extenuado y dolorido, le habían alcanzado varias veces por todo el cuerpo, pero lo que mas le dolia era la pierna izquierda. Dos veces se la habían perforado, aunque por suerte no habían alcanzado ningún punto mortal.

En ese momento aparecieron los enanos. Draupner a la carrera fue a por el arquero, `pero no directamente, dio un pequeño rodeo. La oscuridad lo cubria y no fue detectado hasta que fue demasiado tarde. Desde atrás, sin tiempo para que pudiera siquiera defenderse, apareció el martillo de Draupner. Lo golpeo en la pierna, luego en el costado y finalmente, en otro envite, impacto en el brazo con tal fuerza, que el hueso sono como una zanahoria al partirla. Entre gritos de dolor el sagath cayo arrodillado sujetándose el brazo, había dejado caer su arma.

Oin, fue mas directo, corrió hacia el enemigo de Freagulf para acabar con el, pero el baile que ejecutaban ambos hombres le impidió meter el martillo sin temor a dañar a su aliado. No obstante vio a Temudyin en el suelo, estaba siendo acosado y Oin cambio su objetivo. El soldado lo vio venir y dejo de atosigar a Temudyin para intentar, sin éxito, detener el ataque del enano. Su martillo dio no muy fuerte en el costado del guerrero, pero su armadura lo protegió. Continuo lanzando el hierro hacia su oponente, pero siempre encontraba el escudo. Hasta que uno de los lances golpeo el antebrazo en un descuido del sagath. Una enorme rozadura salpico de sangre todo el brazo, probablemente bajo la camisola del oriental la carne se había abierto levemente. El sagath se vio obligado a recular un poco para no perder el equilibrio, el dolor le confundía, necesitaba recomponer su posición.

Coralak no se movio mas, había esquivado esa ultima flecha tirándose al suelo, pero desde allí, sus ojos ya sin vida miraban al infinito sin pestañear. No se levantaría mas, había muerto.

RESOLUCION TURNO 708
Asalto 6

Bolgo estaba encaramado al árbol, aun le quedaban un par de metros para subir. Como buenamente pudo, dadas las circustancias, continuo su ascenso. Agarraba con su menuda mano las ramas que parecían mas fuertes, aunque su liviano cuerpo podía sustentarlo cualquiera de las que había. Finalmente llego hasta su objetivo, una rama que crecia casi paralela al tronco y que era algo mas gruesa que las demas. Alli llego para colocarse a horcajadas y sacar su honda. Desde allí arriba no veía demasiado bien, el pino era frondoso y de largas ramas que se curvaban ligeramente hacia abajo. Bolgo, con la espalda apoyada en el tronco no tenia buena visión, aunque en el claro, con luz, si podía intuir la posición de los enemigos.

Gelion permanecia estatico, escondido y lejos de la visión del enemigo. Estaba ensimismado en sus retailas. Murmuraba viejos pasajes, canturreaba intentando buscar la unión con La Cancion. De esa Cancion surgieron los montes, el agua, el viento y los seres vivos, Gelion se servia de todo aquello para exprimir la esencia que en todo reside, sentía como el poder lo inundaba poco a poco, lenta era la comunión con el mundo.

Dwalin al ver a sus compañeros enanos desaparecer, retraso su posición a la espera. Cuando Draupner y Oin alcanzaran la retaguardia y atacasen, seria el momento de la confrontación, correría hacia sus enemigos, arma en ristre, para acabar con ellos. Pero había que esperar, debía coordinar el ataque, si lo hacia antes moriría.

Arlan, herido estaba reculando. Sentado, pues no podía apoyar el pie, resbalaba sobre sus posadera hacia atrás. Sin saberlo, poco a poco, iba directo hacia los soldados que ahroa se dirigían al claro desde el flanco izquierdo.

En mitad del claro, los arqueros permanecían preparados, con sus flechas cargadas y los arcos tensados, al ver a Arlan, no dudaron en dispararlo. Dos de los arqueros lo apuntaron y soltaron sus flechas. Una logro rozarle el hombro y la otra le golpeo de refilon en el muslo, abriendo una pequeña herida. Arlan se había salvado por los pelos de morir atravesado por las saetas, pero se dirigía hacia la muerte.

Cuatro soldados protegían a los arqueros, dos de ellos habían quedado junto a Gallindum y uno de esos dos no dudo en rematar al enano. Apoyo la punta de su espada sobre el inerte cuerpo de Gallindum y busco el punto exacto. El corazón. Despues, con fuerza hundió secamente la espada en el pecho. Gallindum murió en el acto, el alivio le embargo. Se reuniría con el Padre de los enanos, había muerto luchando.

RESOLUCION TURNO 708
Asalto 6

Ilidan estaba muy quieto, concentrado, y cuando creyo que tenia por fin la gracia de los Valar, recito las escrituras antaño aprendidas. Un halo invisible lo cubrió, una capa de silencio que a pocos centrimos de si mismo ahogaba todo ruido. El numenoreano podía oírse respirar, podía escuchar sus pisadas, los reces de la ropa, el cuero de sus botas, pero sabia que fuera de ese aura nadie podría oir lo que el oia. Asi, listo ya, se puso en movimiento. Iba tras los sagaths, dejando el espacio suficiente entre ellos para no ser detectado. En un par de ocasiones movio ciertas ramas y temió que el ruido fuese escuchado, afortunadamente no se dieron ni cuenta. Ahora apenas a 3 metros de ellos esperaba el momento adecuado para abalanzarse sigilosamente sobre ellos.

En el claro vio a Dwalin retrasar su posición. Arlan, herido estaba reculando. Sentado, pues no podía apoyar el pie, resbalaba sobre sus posadera hacia atrás. Sin saberlo, poco a poco, iba directo hacia los soldados que ahroa se dirigían al claro desde el flanco izquierdo.

En mitad del claro, los arqueros permanecían preparados, con sus flechas cargadas y los arcos tensados, al ver a Arlan, no dudaron en dispararlo. Dos de los arqueros lo apuntaron y soltaron sus flechas. Una logro rozarle el hombro y la otra le golpeo de refilon en el muslo, abriendo una pequeña herida. Arlan se había salvado por los pelos de morir atravesado por las saetas, pero se dirigía hacia la muerte.

Cuatro soldados protegían a los arqueros, dos de ellos habían quedado junto a Gallindum y uno de esos dos no dudo en rematar al enano. Apoyo la punta de su espada sobre el inerte cuerpo de Gallindum y busco el punto exacto. El corazón. Despues, con fuerza hundió secamente la espada en el pecho. Gallindum murió en el acto, el alivio le embargo. Se reuniría con el Padre de los enanos, había muerto luchando.

Turno 709, Asalto 7

Bolgo había alcanzado la rama que se había puesto como objetivo. Desde allí podía ver el claro con cierta dificultad, pero adivinaba las figuras de los enemigos entre el ramaje. Apoyando la espalda sobre el tronco sacó su honda y comenzó a agitarla con violencia creciente. Le pareció adivinar como uno de ellos clavaba su espada en un cuerpo situado en el suelo y sintió una punzada de dolor al comprender que se trataba de Gallindum.

Una lágrima de pura rabia asomó en la comisura de sus ojos, lo cual hizo que se precipitara en su lanzamiento. Había apuntado a uno de los arqueros, pero le daba igual a quien dar. Solo quería causar daño a los orientales que mataban uno a uno a sus amigos.

Turno 709. Asalto 7

A pesar de haber pillado por sorpresa al arquero no había sido lo suficientemente rápido como para desbaratar su acción y la situación se estaba volviendo complicada. Con Coralak caído tendrían que darse mucha prisa pues la posición del resto era bastante comprometida.

Estuvo tentado, tras romper el brazo del arquero y ver que hacía esfuerzos por mantener la consciencia tras su golpe, de acudir en ayuda de los demás, pero no quería dejar un enemigo a su espalda. Lo mejor era acabar con él ahora que tenía la oportunidad de hacerlo.

Confiado en su velocidad, en la desorientación de su enemigo y en que no poseía arma en la mano con la que defenderse, trató de colocarse a su espalda para asegurar el golpe.

Turno 709, Asalto 7

Nuevamente levantó el escudo para detener el ataque del oriental. El sonido metálico del golpe ya le acompañaba desde hacía rato, de hecho el brazo izquierdo comenzaba a cargarse, sabía que luego le dolería. No por ello dejo de hacerlo chocar una y otra vez para evitar ser alcanzado por su rival. Mientras lograra aguantar sus envites no habría problema.

Pero también debía ser más preciso en los ataques, llevaba un rato lanzado estocadas y tajos que no llevaban a ningún lado. Aquellos malditos sagath con sus extrañas técnicas de combate eran muy habilidosos y ágiles, y este en cuestión lograba esquivar todos los ataques del ailgratha. Bien era cierto que este no era un guerrero muy experimentado, solo era un explorador. Pero hasta el momento le había pillado la medida y conseguía bloquear con el escudo todo lo que venía hacía él con mala intención.

Chaka seguía por el suelo, y el arquero continuaba lanzando flechas, Colarak también había caído y Fréagulf no sabía si estaba aturdido, inconsciente o muerto, aquello no pintaba bien. Pero de pronto algo ocurrió, los enanos habían entrado en escena y esto podía dar un vuelco a la situación. Uno atacó al arquero y el otro se posicionó junto a Fréagulf y ayudó a Chaka para que no lo ensartaran con la lanza.

El ailgratha aprovechó aquellos momentos de despiste y atacó con energías renovadas a su oriental, continuando con el baile que habían emprendido. Con una feroz mirada le hizo entender que no le iba a dar tregua y que su fin estaba cerca. Alzó el brazo izquierdo y empujó levemente con el escudo para hacerse un poco de hueco y lanzar la espada en otro tajo hacía el rival.

Turno 709. Asalto 7

Parecía que había estado demasiado tiempo ausente del mundo real mientras intentaba comunicarse con Tulkas mediante sus oraciones. No veía a muchos de sus compañeros en el claro, más bien es que se encontraba totalmente invadido por los sagath, y los que podía ver se encontraban muertos, como Gallindum, o heridos y en retirada, como Arlan y Dwalin. La situación que tenía enfrente pintaba difícil de verse inclinada a favor del grupo de escoltas.

Llegado a ese punto no sabía si huir ahora gracias a la oscuridad para reunirse con el grupo no combatiente de la caravana para luego ver si había alguna solución para librarse del acoso de los sagath o entrar en combate para al menos morir con honor.

Lo que tenía claro es que no podía desperdiciar aquella ocasión que se le dibujaba enfrente de acabar con uno de los enemigos de forma fácil, además si no entraba en combate como podría volver a pedirle a Tulkas, el "Guerrero", que le prestará una ínfima parte de su poder, y también mirar a los ojos a los integrantes de la caravana.

Solo lo separaban 3 metros de su víctima, aun así Ilidan se acercó con precaución por el punto muerto visual del arquero. Cuando estuvo lo suficientemente cerca paso el brazo que empuñaba la espada por encima del hombro del sagath y le rajó el cuello. Así se protegía de no ser disparado en el momento, y después de muerto, le servía como parapeto segundos después del ataque de los lanceros hasta poder huir si lo veía necesario.

Turno 709, Asalto 7

Oin metido en el fragor de la batalla, sólo ansía la sangre de su enemigo, así que sin miramientos, y aprovechando que está aturdido por el dolor, antepone su escudo y le suelta una serie de martillazos encaminados a reducirle a pulpa. Viendo que el humano de momento se mantiene, se encarga de reducir al otro y luego, pillar por el flanco a ese maldito Saggath. Ni siquiera es consciente de la muerte del joven Coralak.

Turno 709. (Asalto 7)

Escuchó al sagath rematar a Gallindum. Aquel sonido le acompañaría toda la vida.

Sin embargo el arte le envolvía. Podría contenerlo más pero no quería. Es cierto que su maestro siempre le indicaba que debía mantener la distancia con la realidad, que no podía atender a los dos mundos a la vez. Pero en aquel momento, la situación, la verdad es que le daba igual. Quería dificultar a sus enemigos la batalla como fuese. Tenía que hacer algo para declinar la balanza a un lado o a otro.

Vio al grupo que se reagrupaba en el claro y con movimientos líquidos, fluidos, casi submarinos invocó el poder de Yavanna.

El aire pareció ganar humedad, se oía el rumor del río por encima de todo lo demás y poco a poco gotas de agua se condensaron a partir de la nada. Aparecían flotando cada vez en mayor número y antes de darse cuenta un muro acuoso se formaba en medio del claro. Cubriendo a tres de los sagath, apagando algunas de las antorchas que había en el suelo y desconcertando a todos.

Cuando se alzo el muro de agua, tres de los sagath, un arquero y dos de los soldados, quedaron completamente empapados. Rapidamente salieron del muro de agua. Todos se miraban contrariados, no entendian como podia haber ocurrido eso.

Los arqueros rapidamente colocaron una flecha en su arco, preparandose para disparar, pero no tenian a quien. el muro atenazo a todos, que sorprendidos se pusieron a la defensiva.

Los tre sagath que venian por el flanco izquierdo se encontraron con Arlan, que herido y arrastras reculaba en busca de la proteccion de los arboles. Los dos soldados lo atacaron sin que este siquiera fuese consciente de ello.

Turno 709
Asalto 7

Los sagath ya no estaban en tan clara ventaja, ahora habia dos enanos mas conlos que acabar. El arquero (#13) habia dejado caer su arma, pero ya se disponia a sacar su espada, que colgaba envainada en el cinto.

Entretanto el soldado (#12) que se enfrentaba a Freagulf, continuaba con su intento de matar, o al menos herir al ailgratha. El otro soldado (#14) tenia ahora a Oin delante, se esforzaba en buscar un hueco en la armadura que el enano lelvaba.

TURNO 709 (7º Asalto):

No era brujería, no era mal de ojo, ni ninguna cosa similar. Era algo más mundano, más simple y, a la vez, más ingenioso y, sobretodo, más letal.

- "Veneno." - le confesó Hebe al cabo de unos días. Aunque aquello pudiese parecer sencillo, no lo era. Todo era fruto de la aguda observación de aquel pequeño muchacho, de su capacidad de deducción, de su necesidad para conseguir recursos que le permitiesen medirse a sus acosadores en similares condiciones y, también, de una capacidad innata para adivinar, extraer, manipular, fabricar y utilizar aquellos mortales productos.

- "¿Veneno? No me tomes el pelo. ¿De dónde coño lo sacas?" - La pregunta, y la reacción, eran obvias. En un lugar donde no entraba ni salía nada, ni nadie, a no ser que fuese envuelto en un saco para ser llevado directamente a la buitrera, conseguir ya no veneno, sino una simple hogaza de pan, era misión imposible.

- "Solo hay que tener paciencia y observar, sobretodo observar, Observarlo todo, guardarlo en tu mente, analizarlo e ir extrayendo la información necesaria para conseguir tus objetivos. No olvides que el conocimiento de todo lo que te rodea, sea el entorno, o las personas que viven a tu alrededor, es el arma más poderosa con la que puedes contar."

Era simple, muy simple. Cuando me guió por aquel pequeño y oscuro hueco en la pared, escondido entre montones de basura, casi imperceptible para la mayoría, sobretodo para una mayoría que no necesita esconderse de los demás, creí que me quedaría atrapado en uno de sus recovecos. Sin embargo Hebe no paró de decir que era seguro, que podía pasar y, alentado por sus palabras, conseguí llegar al otro lado.

El pasadizo desembocaba en el desagüe de la edificación. Por aquel túnel, las heces y los orines de los que habitaban aquel infierno corrían por una acequia abierta en el centro. Era extraño pensar que una parte de aquel río de mierda era suyo, que allí, en aquel estercolero, había señales de su existencia.

Siguieron aquellas aguas fecales durante un buen trecho. Las ratas, cientos, corrían asustadas, cruzando por delante de ellos, a cada paso que daban. Era horrible. Finalmente, después de un rato entre mierda y ratas el resplandor de la luz empezó a manifestarse a escasa distancia. Ciertamente, el túnel acababa en un obertura en forma de arco que estaba tapiada por unos oxidados barrotes de hierro, tanto que uno de ellos se había roto en la parte inferior permitiendo el paso de un cuerpo de niño como los que ellos tenían, sobretodo Hebe.

- "Pasa." - le invitó con un gesto exageradamente pomposo.

Pero estaba demasiado conmocionado, casi paralizado. Una salida, un camino al exterior, hacia la libertad. Hebe enseguida adivinó sus pensamientos.

- "No te emociones. Después la desilusión es aún más grande." - le dijo.

Pero él ya no escuchaba nada, no sentía nada. Solo veía aquella obertura, y más allá, la añorada libertad. No podía entender como su nuevo compañero, sabiendo lo que sabía, no se había marchado ya. La pregunta se le quedó en la boca cuando por fin logro pasar a través de los barrotes y salir al exterior. Solo a diez metros de la salida del túnel la tierra desaparecía dando paso a un altísimo acantilado, recto como la muralla de un castillo, tanto que casi parecía tallado en la propia roca. Abajo la mierda que descendía por la acequia y emprendía un poco más adelante un vuelo sin retorno chocaba con un sinuoso y rápido río, diluyéndose entre sus bravas aguas.

Miró a su alrededor, desolado, con ganas de llorar. Su recién ganada libertad estaba contenida en unos escasos cien metros cuadrados de tierra, piedras, rocas y pírrica vegetación. Quería gritar, agarrar el frágil y delgado cuello de Hebe y rompérselo con sus propias manos. Pero Hebe estaba tranquilo, como si ya supiese cual iba a ser su reacción. Y, como siempre, sabía lo que tenía que decir.

- "No desesperes. Este pequeño trozo de terreno contiene todo lo que necesitamos. Solo hay que saber reconocerlo."

RESOLUCION TURNO 709
Asalto 7

Draupner estaba ante un indefenso arquero. El pobre hombre tenia la pierna rota y prácticamente el dolor no le dejaba hacer nada. Intantaba sacar su arma para protegerse del enano. No lelgo a sacarla, esquivo dos de los martillazos de Draupner tirándose al suelo, pero el tercero impacto brutalmente contra las costillas. Con una única exhalación el sagath se vio obligado a soltar todo el aire para no inhala nunca mas. Muerto yacia con la cara deformada por una dolorosa expresión de espanto.

Freagulf continuaba intercambiando golpes poco efectivos. El sagath le había alcanzado en un par de ocasiones en el pecho, pero eran golpes flojos y la armadura del ailgratha detuvo sin problemas lo que hubiera sido un buen agujero. El resto de golpes se estrellaron contra el escudo una y otra vez. El explorador tampoco tuvo demasiada suerte, su continuos espadazos eran esquivados sin demasiado problema por el soldado. Tan solo un pequeño rasguño en la mejilla fue lo que se llevo el enemigo. Ambos no parecían ceder.

Oin estaba junto al ailgratha en su particular y recién iniciada pelea. El enano lanzaba una y otra vez sendos martillazos en busca del cráneo enemigo. El sagath lograba esqueivar una y otra vez la cabeza del martillo que lanzaba Oin. Le alcanzo un par de veces en la pierna tras dar con el escudo. En uno de los lances el enano se giro y dio un golpe obicuo desde abajo que encontró las costillas del hombre, pero el canto del escudo paro parte de la inercia que el martillo llevaba. Dolorido pero afortunado, el sagath siguio esmerandose en su propia defensa hasta recobrar el resuello.

Temudyin apenas podía moverse. Estaba completamente dolorido y tan solo podía ver como Oin luchaba su lado mientras el enemigo conjunto se recomponía. Pero el tuerto se veía incapaz de hilar acción alguna, su pierna estaba malherida.

RESOLUCION TURNO 709
Asalto 7

El ambiente se volvió extremadamente húmedo en el claro, era extraño, era como si de repente se comenzase a formar rocio de la nada. Del arroyo cercano además, comenzaron a abrirse contranatura innumerables hillos de agua que salian de el en dirección a los sagath. En apenas un segundo crecia un enorme muro hecho de millones de gotas de agua sobre el liquido vertido por el arroyo, para instantes después formar un denso muro aquoso. Los sagath de inmediato se apartaron completamente empapados, pues prácticamente había sido encima suyo donde se había formado aquella maravilla. Sorprendidos cada un salió por donde pudo, quedando a ambos lados de la muralla formada por el liquido elemento. Se habían visto obligados a mover con el pie las antorchas para no quemarse vivos. Había sido obra del mago, y aparte de apagar una de las antorchas, había conseguido dividir el grupo parcialmente y evitar que los arqueros se atreviesen a disparar atraves del muro. Gelion seguía murmurando canciones a Yavanna invocando el poder del agua que lo rodeaba.

Bolgo vio todo aquello desde la rama que le servia de plataforma. El agua también le entorpecería a el, pero había quedado algún sagath en el lado “bueno”. Paciente cargo la honda y se dispuso a dispararla.

Ilidan caminaba silencioso y herido tras los tres sagath que aparecieron por el flanco izquierdo. Se acerco lentamente al ultimo, el arquero (#9). Con sumo sigilo, pues extrañamente no sonaban ni sus propias pisadas contra las hojas de pino, alcanzo al oriental. Con su espada trato de segarle el cuello. El arquero al ver el filo aparecer en dirección al cuello trato de revolverse. Pero le fue imposible. Cayo muerto ante Ilidan, de espaldas y sin poder emitir ruido de dolor alguno, Ilidan había conseguido su propósito, un sagath menos.

Por delante los dos soldados apenas se habían enterado de la muerte de su arquero. Vieron a Arlan de espaldas, en el suelo, arrastrando su culo hacia su posición y no lo dudaron. Ambas lanzas al unisono fueron hacia el enano. Cayo muerto de inmediato cuando una de las lanzas le atravesó la arteria femoral haciendo que se desangrase rápidamente. Pero no dio tiempo, la otra lanza le atravesó de lado a lado la espalda, parando su corazón. Ahora dos enanos muertos yacían en el claro.

Turno 710 - Asalto 8

La situación de Bolgo no era la óptima para atacar, dado que sobre la rama debía dedicar parte de sus esfuerzos a mantener el equilibrio. Además, mientras elegía un enemigo al que dirigir su siguiente ataque ocurrieron varias cosas, que aunque favorables, trastocaron ligeramente la concentración del hobbit.

Por un lado, sintió como bajo sus piés, Ilidan se acercaba a uno de los sagath y terminaba con él con un rápido y silencioso movimiento. Había perdido de vista a su compañero, pero le resultó reconfortante comprobar que todavía seguía por allí y a pesar de las heridas, seguía siendo un aliado poderoso.

Cuando alzó la vista de nuevo hacia sus enemigos, comprobó asombrado cómo un gran muro de agua se había formado entre los orientales, dividiéndolos en dos grupos. Aquello reducía sus objetivos de modo que no se entretuvo más, fijó su mirada en uno de ellos y dejó salir la piedra con toda la furia que pudo reunir.

Turno 710 - Asalto 8

Fue un alivio sentir la presencia de Ilidan. Habían quedado prácticamente aislados él y Bolgo y evitar delatar su presencia era fundamental por lo que invocar el muro de agua había sido un recurso desesperado. Necesitaban de alguna forma descoordinar a los sagath que podían sumirlos en una nube de flechas.

La muerte de Arlan fue una desgracia pero haberle avisado habría llamado la atención de los enemigos y en aquel momento hacerlo era peligrosísimo.

Mantener el muro era vital para protegerlos de los arqueros por lo que el mago centró su mente de nuevo, canturreando por lo bajo.

La canción de Eru hablaba de agua, del río, de la vida. La vida que se levantaba y les protegía. Era un canto como el discurrir de un río, como el levantarse de una ola. Era el ruido de la supervivencia de todos.