Partida Rol por web

Turno 807

Ilidan no tardo en ir hasta donde Ularico comenzaba a preparar sus enseres. Habia desplegado en la cama todo tipo de cosas mientras esperaba a Marga, que ya venia cargada con agua caliente. Ya habia puesto a hervir agua hacia un rato.

- Bien ¿que te ocurre amigo? - le dijo al numenoreano, el primero en llegar mientras trataba de ver alguna herida en su cuerpo. Tenia algun pequeño corte por el cuerpo, pero nada que no estubiese ya arreglandose de forma natural, a priori no tenia mas mal que algun tipo de dolor en el brazo, a juzgar por la manera en que trataba de no moverlo. Aun asi Ularico espero a que Ilidan le informara.

Detras, casi a la par, llego Gelion para formular una pregunta sobre los comentarios del sanador.

- Se nos avecian algo terrible - comenzo diciendole al mago, mirandolo con buena cara, no se habia tomado a mal la interrupcion. - Orientales, si, cientos de ellos acampan no muy lejos de aqui. Pronto atacaran, lo se. - dijo apesumbrado - Hay rumores de que mas orientales estan a uno o dos dias de ese ejercito, de ser cierto, si llegan a juntarse, estaremos perdidos... - entristecio por momentos.

- Orientales!!, casi lo olvidaba!! - Grito justo cuando Marga llegaba con un pequeño caldero. - Marga, ¿donde esta ese oriental?, ¡¡he de hacerle despertar!! - Habia recordado las ordenes de Gindorel.

Turno 807 (Continaución)

-Es el brazo. Me lo rompí...- Le explico la manera, pero omitió quién se la había producido, ya que podía ser un problema para él ante como lo verían los ailgrathas si llegaba a despertarse y los otros a enterarse de la historia.- Marga me hizo comer Bursthelas. Creo que está mejorando muy bien, pero aun así me gustaría saber su opinión.- Esperaba que Marga no se enfadará, pues en absoluto le pedía consejo a Ularico porque no confiará en los conocimientos de la enana.

Ularico se acordó de la tarea más urgente que le había encomendado Gindorel, despertar a Temüdyin, justo cuando iba a comenzar a examinarle el brazo.- No pasa nada, puedo esperar perfectamente. Lo suyo es más grave, y la información que debe poseer importante para lo que se avecina.- Dijo al curandero.

Turno 807 (II)

Orientales Dijo más para sí mismo que para el resto.

El amo que les controlaba desapareció y ahora, pasado el tiempo, sólo saben luchar y saquear.

No era propio de Gelion hablar de este modo sin reflexionar, pero hace poco uno de aquellos orientales había matado a varios de sus compañeros por no decir de la herida de Ilidan o de las muertes de Valdir y Elendur. Los cadáveres se amontonaban con demasiada facilidad. Se preguntó el bosquimano si la vida que llevaba últimamente le había cambiado y se dijo que sí.

Los orcos ya no están pero aparecen nuevas amenazas y quién sabe, tal vez un poder detrás de ellas.

Gelion elucubraba sin ningún sentido pero creía que aquellas tribus no habrían podido organizarse de aquel modo sin alguien por detrás que les espolease. Quería pensar que era paranóico pero recordó que la paranoia le había salvado la vida en el último momento. Habían salvado la vida por un pelo y de repente ver a los enanos poniendo cuñas en las puertas y ventanas le pareció apropiado.

A parte de los grandes asuntos quedaba por decidir qué iba a hacer el grupo ahora mismo. Su misión se ataba a aquellos que les habían contratado y como tal debían seguir cumpliendola.

Turno 807

Una voz habló soñolienta desde una de las camas.

-Tened cuidado con Ularico...- Advirtió la voz al tiempo que unos grandes brazos salían de entre las mantas para estirarse. -Entre los niños de Burh Ailgra se dice que puede convertir en rana a los que se portan mal. - La cara cortada y dividida por una larga cicatriz de Fréagulf asomó entre las sabanas con el pelo rubio enmarañado y el rostro congestionado por el sueño. Lanzó un largo bostezo y se incorporó al tiempo que sonreía. -¿Qué tal viejo amigo?.

El ailgratha divisó en el otro lado de la estancia al siempre gruñón Himetel y soltó un bufido. -Y con ese tened más cuidado todavía. No sólo os quitará el dinero, además se enfadara con vosotros por tener tan poco. - La sonrisa se amplió en el rostro de Fréagulf. Le gustaba hacer rabiar a aquellos dos viejos, sobretodo a Himetel, que era de pronto más vivo.

Fréagulf pronto se desperezó del todo y se puso en pie. Él no necesitaba cuidados médicos pero si que le preocupaba la salud de Chaka. Iba a comentárselo a Ularico cuando él mismo cayo en la cuenta. -Tienes que hacer que se despierte, -le dijo, -tiene información muy importante. - Seguramente no hiciera falta recalcarlo pero Fréagulf fue hasta el anciano y le colocó una mano en el hombro. -Es un amigo, no un salvaje.

Turno 807

Groal miraba el movimiento con atención. Después de una noche reparadora, se había despertado temprano y había meditado acerca del problema de sus cambios involuntarios. Sin embargo, sus reflexiones se vieron interrumpidas por los visitantes. El que más le llamó la atención fue Ularico. ¿Podría ser un curandero similar a lo que él mismo era? De ser así, valdría la pena poner mucha atención a todo lo que hiciera. De esa forma, y tratando de ser sutil, se quedó en silencio observando sus movimientos.

Se percató de que Marga no recibió de la mejor manera el que un extraño llegara a tomarse atribuciones que, hasta el momento, nadie había solicitado. Una cosa era ofrecer ayuda. La otra era llegar dando ordenes. Groal había hecho bien en mirar la escena desde un rincón. Sin embargo, cualquier oportunidad de aprender algo nuevo no era algo para desperdiciarse. Por eso, Groal siguió observando con atención a Ularico. Cuando hiciera algo que le llamara la atención, trataría de poner su máxima concentración para ver qué podía aprender.

Turno 807

Por fin me desperece, el día de ayer fue largo y duro… pero al fin estábamos aquí,… pensé, pero la tranquilidad duro poco al oír que los orientales vendrían en uno o dos días, hasta nuestra posición, teníamos que salir de aquí con prontitud, pero mi hermano aun no estaba recuperado , y si no volvía su consciencia pronto, no nos daría tiempo a salir de aquí sin luchar….. aquella vieja voz, por los cielos es ese viejo… buen lo mismo puede hacer algo por mi hermano… Ularico, creo recordar ¿no?, si pregunta por el oriental , lo primero no es un oriental aunque vista como ellos, y esta aquí, mira a ver si su sabiduría puede hacer algo por el, pues las heridas están sanando, pero ha de tener otra herida mas profunda, mas en el alma creo.

Turno 807

- Vaya, Freagulf... - dijo el sanador - Pensaba que nos ibamos a librar de ti, veo que no hay manera - dijo en tono completamente bromista.

- Cansado amigo, cansado, desde que esos malditos orientales estan ahi fuera todo has dio un caos, no hay tiempo para todos los preparativos, al menos la lluvia nos vendra bien, espero que siga asi. - ¿Como podia ayudar la lluvia? Solo freagulf sabia de que iba el tema.

Himetel estaba demasiado entretenido con Egorant, y tras dedicar una sonrisa a Freagulf, le hizo un gesto con la mano antes de abandonar la sala.

- Eso tengo entendido, Gindorel quiere esa informacion - contesto a Freagulf mientras se acercaba a Temudyin. - Un oriental... - lo observaba sin caer aun en la cuenta el parecido con el hombre que estaba a su lado, Yves-ashe.

- Amigo o no, tengo ordenes de ayudarlo, si bien lo dejaria morir al ser un salvaje, pues a mis ojos lo es - le dijo despues arrodillandose junto a el.

Entoces hablo Yves.

- Si, Ularico - dijo confundido mientras miraba a Temudyin e Yves. Trataba aparte de su perplejidad, de recordar a Fresno, entonces cayo en la cunenta. - Ah si, las flores, ¿habra cagado bien verdad? - dijo recordando la conversacion mantenida con ese hombre unos dias atras. La frase tenia algo de rintintin.

- Ciertamente parece un oriental, aunque si uno se fija bien, no tiene sus rasgos... - Dijo duditativo - Bueno, es igual, dejadme hacer. Pidio algo de sitio.

Turno 807

Freagulf sabe a que ser refiere con la lluvia. La fragil empalizada que corona la muralla de tierra no es suficiente defensa. Cuando llueve, el barro que se forma en la ladera exterior de la muralla y el foso, hace muy dificil llegar arriba. La lluvia es una gran aliada.

Turno 807 II

Recogí mis bártulos y me hice a un lado dejando hacer a Ularico, en silencio observe su hacer y el de Marga la cual parecía también ayudar al anciano... no salí de la habitación mas que para cubrir mis necesidades básicas, no quería estar fuera cuando despertase, porque se que va a despertar, y cuando pase quiero estar ahí, a su lado.....

Turno 807

Dwalin se incorporo de la cama, era el ultimo en hacerlo. Se desperzo y comenzo a vestirse de nuevo de pies a cabeza, tal y como habia venido. Le llevo un rato. Luego sencillamente se acerco al fuego para calentarse y se sento junto a Dorhand, cerca de Agranil.

- Buenos dias - dijo a todos sin elevar mucho la voz. Despues hablo con agranil.

- Mi señor, ¿Que tal se envcuentra hoy? - No recibio respuesta alguna, tampoco insistio.

RESOLUCION TURNO 807
 

Casi todos estaban despiertos, muchos olgazaneaban arropados por las pieles, hacia mejor temperatura que fuera. El fuego habia sido alimentado por Marga durante toda la noche, pero ahora no ardia con tanta fuerza como antes. Qué bien se estaba en una calida cama, bajo un techo que guarecía de la lluvia. Truenos y relámpagos acompañaban a un aguacero descomunal fuera. Eso aumentaba la sensación de comodidad, ¿que hubiera sido de ellos si les coge una tormenta asi a la intemperie?. Todos estaban ensimismados en sus pensamientos, muchos de ellos dirigidos al futuro cercano, ¿que seria del grupo ahora que Briniel habia muerto?.

Pero la tranquilidad no dura para siempre. Alguien intentaba abrir la puerta, que como estaba acuñada, no cedia a los pequeños empujones. Estos fueron creciendo hasta que aquel que intentaba entrar perdió la paciencia, aporreaba con fuerza mientras acompañaba los golpes con gritos. No le habia hecho mucha gracia que alguien cerrase la puerta desde dentro, no era costumbre en la aldea hacerlo. Otra voz, mas serena, trataba de calmarlo.

Draupner fue a abrir, no sin antes echar mano de su arma. Miro fuera y dejo pasar a dos individuos. Se protegían de la intensa lluvia con dos capas que estaban ya empapadas, de modo que intentaban que el agua que calaba no tocase el resto de su ropas. De mal humor entraron “invitados” por el enano. Se presentaron mientras se dirigían hacia la chimenea, donde colgaron sus capas cerca del fuego. Echaron un nuevo tronco para avivar ese fuego y se presentaron. Eran Himetel, un veterano comerciante y Ularico, un sanador. Ambos eran de Burh Ailgra, y habían ido hasta allí por petición de Gindorel.

Himetel resulto que conocía a Egorant, aunque hacia mucho tiempo que no se veian. Un efusivo saludo hizo mas amable al hombre que habia entrado tan enfadado. El otro hombre, entrado ya en años, era Ularico, una especie de curandero que residía en la aldea. Ambos conocían a Freagulf, que no dudo en bromear con ellos, bromas que fueron recibidas de buen gusto, se alegraban de ver al explorador de vuelta.

Bolgo miraba todo desde su cama, atento a los acontecimientos, pero disfrutando de sus ultimo minutos bajo el agradable calor de las mantas. Oin se habia puesto algo tenso con los golpes de la puerta, e imitando a Draupner habia cogido su hacha y espero con ella en la mano para ver quien entraba. Cuando vieron que no habia peligro alguno, como era lógico estando en una ciudad aliada, se relajo. Se vistió y fue junto a Dwalin. El herrero tardo un buen rato en levatarse aun, siendo el ultimo en hacerlo. Todos fueron desperazandose de sus camas y poniendos sus ropas, Dwalin fue el que mas tardo, se habia levantado el ultimo y se estaba poniendo todo, excepto la mochia y la capa.

Ularico pidió a Marga ayuda, la enana no demasiado contenta por el trato, hizo todo cuanto le pedia. Calento agua, la llevo hasta el camastro que el sanador habia elegido para sacar sus artilugios y quedo a la espera de nuevas ordenes. Gelion se levanto y se acerco para observar a Ularico. El curandero habia mencionado un peligro que se avecinaba, y el mago se intereso por ello. Explico que habia un ejercito a las puertas y que esperaban refuerzos. Todos ellos eran orientales, muchos, y temia por la seguridad de la aldea.

Mientras hablaba con Gelion, Ilidan se acerco a Ularico, quería que le mirase su brazo, un brazo cuyo dolor habia remitido enormemente pero que aun molestaba con ciertos movimientos. La conversación con Gelion recordó a Ularico su principal misión allí. Despertar al oriental. Pregunto por el y fue hasta su lado, dejando a Ilidan por un momento, podría esperar. Gelion tras enterarse y asimilar lo que Ularico habia dicho respecto a los orientales, pronuncio unas palabras, extrañas y sin mucho sentido sobre poderes ocultos y nuevos enemigos, no le hicieron mucho caso, no eran mas meditaciones en voz alta.

El sanador estaba ya junto al pseudo oriental. Freagulf se acerco para cerciorarse de que trataban a Temudyin como lo que era, un hombre y no un salvaje. Asi se lo hizo saber a su amigo el sanador, que aun recelaba de la afirmación. Fue entonces cuando Yves, que estaba junto a su hermano le hablo a Ularico de las heridas de Temudyin. Eran graves, aunque habían mejorado enormemente gracias a Marga y sus hiervas, y a Draupner y su capacidad para hacer recuperar la vitalidad. Cuando el sanador miro a Yves, volvió su vista al oriental, y de nuevo a Yves, no podía creerlo, eran clavados, dos gotas de agua, o casi. Ya estaba convencido de que realmente no era un oriental. No poseía esos ojos semi-rasgados ni esa tez oscura, tampoco los ojos marron oscuro típicos de los pueblos del este de Rhovanion.

Groal observaba muy atento toda la escena, le interesaba todo aquello, el trataba de ser un buen sanador y deseaba aprender. Ularico inspeciono las heridas,  observo cada uno de los multiples cortes y se centro sobre todo en la pierna, donde aun se veía un agujero sanguinolento. Todo habia sido tratado con emplastes y vendajes. Felicito a Marga por el trabajo realizado, cosa que la enana agradeció mucho, tanto que cambio su opinión del curandero. Cuando termino su reconocimiento se levanto y fue hasta la cama donde descansaban sus enseres. Alli cogió varios objetos y hierbas. Tendio estas ultimas a Marga y le explico como prepararlas. Se puso a ello de inmediato. Luego dispuso lo que habia traido alrededor del cuerpo de Temudyin. Abrio una caja de ebano, con decoraciones en nacar, muy elaborada. De dentro saco varias piedras blancas, todas ellas pulidas, pareciadas a las de Bolgo pero aplanadas. Coloco cuatro junto a los pies y manos, una quinta junto a la cabeza, una sexta en el pecho y la séptima y ultima sobre la herida. Pidio a todos que se aprataran. Se puso de rodillas junto a la cama, con ambas manos sobre la piedra que se apoyaba en la herida. Se habia despojado de su camisa y de todo aquello que no necesitaba, incluido el calzado. Solo con sus pantalones, comenzo a recitar en una extraña lengua que no muchos en esa sala podían entender. Era una lengua antigua, casi nunca usada ya, proveniente de los antiguos rohirrim.

Namárië, Ëste vanima, Heriméla!

Antanelyë men melmë ar alassë,

ar renuvammet oialë.
Namárië, Ëste vanima, Ardalótë!

Coacalinalya firnë ve lícuma súrinen,

nó melmemma len úva firë indommassen.
Namárië, Ëste vanima, Indotári!

Sí wila Númenna rámainen laurië,

ar nai fëalya seruva oialmaressë.

Estubo asi, en trance durante mas de diez minutos, minutos en los que poco a poco la herida de Temudyin fue cerrándose y cerrándose, como si alguien uniera sobre la oquedad de su pierna, la carne desgarrada. En poco mas de quince minutos, la pierna estaba completamente cerrada. Ularico aparentaba mas de lo que parecía. Unos segundos de silencio, bajo la atenta mirada de todos, sirvieron para recuperar de su trance al sanador. Se vistio de nuevo y comenzo a quitar las piedras, dejando para el final la del corazón y la de la cabeza. Fue cuando quito esta ultima cuando Temudyin abrió los ojos de par en par con un respingo de todo su cuerpo.

Estaba curado, estaba despierto, estaba confundido…

Turno 808
Traduccion

Ularico recita en Hohirrico una palabras hacia la Vala Ëste, la sanadora:

¡Adiós, preciosa Ëste, dama afectuosa!

Nos diste amor y alegría,

y los recordaremos por siempre.
¡Adiós, preciosa Ëste, Flor del Reino!

La luz de tu hogar murió como una vela en el viento,

pero nuestro amor por ti no muere en nuestros corazones.
¡Adiós, preciosa Ëste, Reina de Corazones!

Ahora vuela hacia el Oeste con alas de oro,

y puede que tu alma descanse en una felicidad eterna.

Turno 808

- Bien, ya esta, ahora necesita descansar, Marga haz que beba ese brebaje cuando este listo, necesitara al menos ocho o nueve horas para recuperarse del todo. - Se termino de vestir y recogio sus cosas.

- Ah, tu brazo - le dijo a Ilidan - Ven, acercate...

Ilidan le hizo caso, estaba aun sorprendido de lo que acaba de ver, la herida de Temudyin se habia... cerrado por completo.

Ularico reviso el brazo de Ilidan. - Esto esta muy bien, el Burthselas ha hecho maravillas, una buena eleccion por parte de Marga, supongo. - le informo de que su brazo ya no estaba roto. - Ahora deberas dejarlo quieto, para cuando Temudyin pueda moverse, tu brazo estara tan sano como el mio.

Con tan buenas noticas se incorporo y se dispuso a ponerse su capa y cargar con los bartulos.

- Avisare a Gindorel, querra venir de inmediato. - informo de sus intenciones.

Turno 808

Oin abre los ojos desmesuradamente ante la acción del curandero y por poco se le cae la baba. Se da cuenta y enseguida se pone ceñudo y empieza a murmurar por lo bajo acerca de conjuradores, magos y orcos. 

La verdad es que por dentro está contento de estar a resguardo y lejos de esa maldita lluvia y sobre todo, de sentirse completamente restaurado. El oír la tormenta fuera le hace sentirse más agradecido a esa cabaña y a ese fuego.

Tose, carraspea y maldice de nuevo a los cien orcos al ver al humano oriental ese, al que ya hacía con mandos, abrir los ojos.

Maldice de nuevo y se acerca al fuego a calentarse las manos mientras disimuladamente escucha la conversación.

Turno 808

Al principio, Ilidan permaneció en segunda fila observando a ver que clase de curación iba aplicar Ularico a Temüdyin, ya que no estaba tan interesado como pudieran ser Yves-ashe y Groal. Al mandarle que Marga fuera preparando unas hierbas, su interés siguió disminuyendo hasta casi comenzar a volverse hacia la cama a seguir descansando ya que la preparación de las hierbas sabía que aun duraría tiempo.

Pero de repente, comenzó a escuchar palabras en un idioma que jamás había escuchado, aunque unas pocas, como Namarië, sí que llego a reconocerlas. Interesado de nuevo, pues aquello ya no se correspondía con medios de curación ordinarios, sino mágicos, el numenoreano volvió a prestar atención, bastante más que antes, en el ritual de Ularico.

Así estuvo, con el mayor interés pues no sabía si volvería a ver algo así de nuevo, en aquellos aproximados 10 minutos que estuvo en trance el curandero, hasta que una vez hubo despertado Temüdyin le llamo a él-¿Usará también magia con mi brazo?- Se preguntó él mismo. Y aunque no fue así, la respuesta de que su brazo estaría totalmente recuperado pronto, gracias a los conocimientos de Marga, no le satisfizo menos que ello. Con ello la rareza, los enormes poderes curativos  y el valor en el mercado de la Bursthelas le llego a clarificar totalmente lo que ya bien había previsto, al desconocer su nombre cuando la enana se lo había nombrado.–De acuerdo.Gracias por mirarlo- Le contestó a Ularico cuando le aconsejo de no mover el brazo. Consejo que seguiría raja tabla, por lo que volvió a la cama a descansar, al menos, hasta que llegará Gindorel.

Turno 808

Bolgo no tardó en incorporarse y vestirse adecuadamente. Le hubiera gustado permanecer tumbado durante unas horas más pero su acostumbrada educación de hobbit le impedía permanecer tumbado cuando alguien acudía a visitarlo. Era una costumbre algo estúpida dada la situación y dado que no se encontraba en su propia casa, pero su mente le pedía hacer aquello y para él, era lo más razonable. 

Se acercó al fuego y se situó junto a Oin mientras intentaba calentarse las manos. No prestó atención a nada, solo disfrutó con la calidez que desprendían los restos del fuego que Marga había alimentado durante la noche.

Turno 808

Groal observó el ritual de Ularico con extrema atención. Ularico realizó alguna especie de arte curativa que Groal todavía no conocía, aunque tenía ciertas intuiciones acerca de qué podría ser lo que Ularico realizó. Sin embargo, intuiciones distaba mucho de certezas, por lo que Groal, lleno de curiosidad, se acercó al curandero a presentarse

-Muy impresionantes son vuestras habilidades, estimado. Ularico, si no me equivoco ¿no?. Permitidme que me presente. Mi nombre es Groal. Pertenezco a la raza descendiente de Beorn, y como vos, también intento dominar las artes de la sanación. Puedo decir humildemente que conozco algunas artes que, aunque mucho más simples que las que vos has demostrado, me parece que obedecen a principios similares. Pero vuestra maestría supera con mucho a la mía. ¿Qué es exactamente lo que habeis hecho con Temudyin? Si es que no os parece mi pregunta muy impertinente, por supuesto. Tener una buena idea de lo que habeis realizado podría ser de utilidad no solo para el grupo, sino para todos... dado lo que se "avecina" ¿No os parece?

Turno 808

-Desde que he regresado llevo pidiéndole a los Valar que llueva. De momento han oído mis plegarias. - Respondió Fréagulf cuando Ularico mencionó lo de la lluvia. Luego simplemente se mantuvo al margen y dejó espació al sanador para que pudiera trabajar cómodamente. No quiso entrar de nuevo en la discusión de si Temüdyin era o no un salvaje, pero sin duda se alegró de que el tuerto no hubiera acabado llegando solo a la ciudad, le hubieran matado sin dudar.

Luego se apartó y observó desde la distancia como Ularico trabajaba y hacía que su poder de sanación recuperase la herida de su compañero. Para Fréagulf aquello no era nuevo, conocía las palabras que Ularico había recitado y entendía ese idioma perfectamente, pero no por ello aquello dejaba de resultar maravilloso. Ver trabajar al sanador siempre era un espectáculo.

Cuando finalizó y Temüdyin abrió los ojos finalmente, Fréagulf no pudo reprimir su alegría y se acercó con una amplía sonrisa en la boca. -¡Chaka! - Llamó su atención para que al menos pudiera ver una cara amiga y conocida entre tanta confusión. - Estás en mi ciudad, hemos conseguido llegar. -Había muchas cosas que contarle, pero Fréagulf no quiso agobiarle y le dejó tiempo para que se recuperara.

Turno 808

Oscuridad. Oscuridad y frío. Eso es lo único que notaba a su alrededor. Una sensación sobrecogedora que helaría la sangre al más valiente y así es como se notaba o creía notarse, helado. Una ínfima luz clara apareció, al fondo, muy lejana, casi sin brillo al principio y que poco a poco se iba haciendo más grande y brillante. Y a la par un murmullo suave se iba transformando en siseos, palabras y frases que costaba entender y entre todas ellas una sola sobresalía clara y constantemente Ch… Cha… Chaka… otra vez ese nombre, esa voz de mujer.
Más murmullos alrededor se entremezclaban unos con otros y empezaban a oirse más altos. Algunos empezaban a ser claros, otros eran dichos en lo que parecían ser otros idiomas. Nunca …  enanos … guerrero … dacă eu creed … Привіт товариш …
Voces dispares que eran agudas o muy graves. Gritos. Golpes. Entrechocar de aceros. Truenos. Y seguían aumentando de intensidad y hacían que el ritmo cardiaco aumentase y golpease sus sienes como el retumbar de los tambores de guerra. La sensación de frio aumentaba a la par que el tono de las voces hasta convertirse en gritos Namárië, Ëste vanima, Indotári! … Chaka … Byambyn … ¡CHAKA! Y al oír el grito ensordecedor de aquella mujer pronunciando ese nombre se despertó abriendo los ojos de repente. Y todo dio paso al silencio.
Aun despierto, su vista estaba nublada, no conseguía centrarla en ningún punto. Solo veía manchas oscuras. La respiración alterada hacia subir y bajar rápidamente su pecho. Intentó levantarse pero no pudo, sus músculos aún entumecidos y el dolor extremo en la pierna le hicieron recordar. Su huida, el éothéod, los esgarothianos y el singular grupo, la lucha… ¡La lucha! ¿Había muerto? No podía ser, si estuviera muerto no le dolería la pierna. Parpadeo varias veces, pero aun así no veía nada más que manchas.
Entonces escucho un voz conocida. Fréagulf le hablaba. Nunca creió que se alegraría de oír a ese maldito éothéod. Todo había empezado con él, cuando le salvo del salvaje y ahora parecía que le había devuelto el favor. Estaba tan cansado y débil que solo pudo sonreír mientras respiraba con dificultad.

Turno 808

Al igual que el resto, Draupner aprovechó los saludos entre los mercaderes y los comentarios del curandero para equiparse pertinentemente. 

Por lo que había entendido, la guerra se cernía sobre ellos, así que ni siquiera dudó en equiparse con su cota de malla y con todos sus pertrechos de combate. Además, mientras el resto se arremolinaba alrededor del anciano dejó su mochila lista para partir de inmediato y, al ver que Oín se acercaba al fuego, dejó preparada también la suya.

A pesar de la natural la curiosidad que despertaba en todos las acciones del curandero él se quedó cerca de la puerta, si bien no pudo evitar desviar la vista en más de una ocasión. De todos modos permaneció allí porque todavía recordaba la fiesta del río, y las nefastas consecuencias de la falta de preparación, alguien tenía que estar alerta,  y por otro lado imaginaba que en breve el señor de aquella villa mandaría a buscarles y alguien debía encargarse de abrirle, ya que había vuelto a colocar la cuña tras la marcha de los mercaderes.

Apartado como estada y con casi todo el mundo cerca de Ularico y Agranil buscó a Dorhand con la mirada para atraerle hacia él. Había un asunto importante que tratar y no podían demorarse si querían tener alguna posibilidad de elegir.