Partida Rol por web

El coche derrapa, todo sucede demasiado deprisa, y a una velocidad alarmante de el sale un hombre (Sargento), con ropas militares apuntando a las tres figuras que se encuentran en la noche (Hernán, San Lorenzo y Jonn). Tras el númerito, un tipo con aspecto de "colgado" (Pete) se baja del coche, deja la puerta abierta y se aposta detrás de ella, también apuntando a aquellas tres personas con una pistola, mientras canturrea: ...you're in the army now... oooouooooo you're in the army...  noooow

Aquellas tres personas eran muy dispares: Un latino con aspecto de pandillero, un hombre de aspecto amenazador (el estandar de tipo duro, salta a la vista) y un cura. El tipo duro tiene agarrado a un hombre, vestido con ropa militar, mientras le pone la pistola en la sien, amenazante. En el suelo, dos hombres, vestidos como el que el tipo duro tiene agarrado, permanecen inconscientes.

- ¿Qué sucede aquí, soldados? - Dijo el Sargento mientras no dejaba de apuntar a dos de los que estaban allí de pie con sus armas. - Que alguien hable ahora o esto se convertirá en un baño de sangre y no quiera Dios que eso suceda. -

El militar apuntaba con recelo a las cabezas de dos de los hombres allí de pie.

No sabía que estaba pasando, ni por que tenían a un militar arrodillado a punta de pistola.

Pero bueno, no es algo que a él le interese, simplemente, quería saber si los que tenía allí delante eran amigos o enemigos.

Vaya otro más, si estos son tus hombres estaban dando una paliza a un inocente, por así llamarlo y cargaron contra nosotros sin más. Si comprueba a su alrededor podrá intuir que si empieza a dispara no solo matara a sus hombres, me encargare de que eso ocurra, sino que usted también morirá, aunque eso me cueste la vida. Si es un mercenario de la compañía, no se moleste en darles parte, un grupo de personas entre las que me incluyo solo queremos irnos de aquí, nos han involucrado sin pedirlo pensando que ayudábamos a buenas personas pero lo que en este pueblo ocurre no es perdonable. agarro al soldado pasando un brazo por debajo del cuello y con la pistola quito el seguro de la parte posterior del arma para intentar dar más notoriedad a mis palabras,Aparte quien es usted tiene galones, y que más ocurre en este pueblo, y lo digo porque puedo hacer volar este maldito sitio si nos intenta matar.

Jujujuuuuuuu rió sin motivo aparente el muchacho del extraño sombrero negro. El joven vestía al uso de los famosetes de los últimos tiempos, antes de que toda esta locura comenzara, pero su ropa estaba arrugada, algo sucia, como si hiciera semanas que no se cambiara.

Sargeeeeee, ese pavo habla más que yo cuando voy colocaaaadoooo, jujujuuuu continuó riendo, mientras las dos pistolas que portaba en las manos se balanceaban de un lado a otro peligrosamente, como si no fuera ni consciente de que las tenía agarradas.

Tras quedarse algo impactado por la escena, Hernán se recompuso y miró a los dos tipos que salían del coche. Como un resorte que salta tras una acción, el latino vio como lo apuntaban por lo que alzó su pistola y apuntó a aquel sargento.

- Chingasumadre, han llegado los refuerzos? - dijo mirando si aquellos hombres ponían cara de reconocer a aquellos tipos.

El segundo hombre que bajó del coche no tenía pinta de militar y eso le hacía dudar.

- ¿Pero que refuerzos ni leches, soldados? - Dijo el Sargento con el ceño fruncido. - ¿De qué refuerzos me habláis? Yo he venido hasta aquí a buscar a la hija de un soldado caído, para entregarle sus chapas y su carta, así que no me vengáis con que refuerzos de... a ver... ¿qué demonios hacéis apuntándole a la cabeza a este soldado? -

Señaló con su dedo hacia atrás, hacia la entrada del pueblo y asintió.

- Allí vimos a dos militares más acribillados. ¿Qué está pasando aquí? -

No sois de la compañia, quien sois? Marines o ejercito ce tierra.

- Hijo. - Dijo el Sargento. - No sé quién eres, ni siquiera sé por que llevas esos pelos, es más, te mereces una bala en la cabeza por confundir a un Marine con un mierdecilla del Ejército, pero bueno, podré perdonarte si eres tan amable de decirme que demonios está sucediendo aquí. -

El Sargento masticó un poco el puro y medio sonrió.

- Y a ser posible, a dónde esta toda la gente que se supone que iba a estar en este pueblucho. -

Vuelve a la batalla perro del infierno¡¡, ..... siempre fiel.

Conocí a marines sargento, dudo mucho que fueran con personas tan inestables como la que tiene al lado, o que se pusieran a amenazar directamente.

Conteste, ¿son estos hombres suyos? Señalo a los soldados son el arma.

- Bueno hijo... - Dijo el Sargento mirando a Pete de reojo. - ... la verdad es que a él me lo he encontrado. No era cuestión de dejarlo tirado, aunque debo aclarar que hace un rato debería haber muerto comido por los humanos esos extraños. Y no, no sé quienes son estas personas. Hace mucho tiempo que estoy retirado, hijo. Estaba en mi tejado, con Mike, haciendo lo que mejor se hacer: disparar a las cabezas. Mi amigo resultó mordido, tuvo que suicidarse, pero antes, me dió sus chapas y su carta. -

El Sargento bajó las armas, en señal de paz.

- Sólo quiero encontrarla y entregárselas. -

Bueno por lo que sabemos sargento estos supuestos soldados son de una compañía de investigación que han utilizado al pueblo para sus experimentos, el alcalde les daba personas y estos le entregaban soldados y armas. Por lo que se la chica podría estar ya muerta o peor..., todo es culpa de estos cabrones señor, combatí junto a la marina bastantes veces, si nos ayuda sera un honor ayudarle.

¿Chica? ¿Ha dicho chica?  preguntó repentinamente atento el cantante, mirando hacia dentro del coche, hacia afuer, hacia dentro de nuevo, y hacia afuera una vez más Lo siento querida, me debo a mis fans ¿Qué chica?  volvió a preguntar, ahora bajando las armas y acercándose, pavoneándose, hasta el lugar dónde estaba el sargento, como si ambos fueran igual de peligrosos, igal de imponentes. Lo que estaba claro, distaba mucho de ser cierto. Si hay que salvar a una chica, ¡yo voy! sonrió, dejando ver una hilera de dientes amarillentos y torcidos, a base de una cuidadosa dieta a base de café, tabcaco y alguna otra sustancia nada legal...

Lorenzo se encuentra en medio de ambos bandos, temblaba como una hoja aunque no sabía si era por la humedad de la noche o por la situación- Calmaros...- dice en un susurro a la vez que se agarra fuertemente de la pequeña cruz que tiene colgada del cuello.
-Creo que deberíamos hablarlo calmadamente en un lugar más apropiado...- dice a la vez que mira en todas direcciones- el alcalde aun está donde lo dejamos… -añade con voz temblorosa.

- Sea lo que sea ahora el daño ya está hecho hueasos. - exclamó Hernán.

- Llegamos hace unos días buscando refugio y empezamos a ver cosas extrañas en este pueblo de mierda.. - luego señaló a Jonn como haciendo entender que se refería a la historia que había contado. Omitió la parte del alcalde deliberadamente.

- Ahora queríamos salir de aquí, no queremos tener nada que ver con esos investigadores de la madre.. y vimos a estos pendejos dar una paliza a un tipo..

El latino parecía nervioso, mirando a todos lados como esperando a que viniera alguien.