Partida Rol por web

| JUGADA MASTER |

Los días pasaron y con ellos, las esperanzas de encontrar a la reina Farilynn se iban esfumando poco a poco. Se habían dedicado exclusivamente a buscarla por cada rincón, pero registrar toda la Tierra Media no serviría de nada... Tardarían toda la vida en hacerlo y tampoco sabían si lo harían con resultados satisfactorios.

Algunos ya se rendían y daban a Farilynn por muerta, pero Dana estaba completamente segura de que estaba viva y jamás dejaría de buscarla. Día y noche, con frío o calor, lo haría... Hasta el fin de sus días. Hanless, la madre de la reina, también estaba dispuesta a ayudarles. A la mujer elfa no le quedó más remedio que tomar el control de la Tierra Media hasta que su hija volviera.

Todo estaba tranquilo ya, a pesar de la desaparición. Seguían todos en el internado, y ya tenían sus equipajes hechos. Eran libres de elegir el lugar donde querían pasar el resto de su vida, para así poder recuperar el tiempo perdido.
Se encontraban todos en el vestíbulo, cada uno acompañado de su baúl y sus respectivas mascotas. Éstas, tendrían que acompañarles de por vida y siempre dispondrían de poderes, para ayudar en lo posible a sus respectivos amos.
Unos se despedían de los otros, aunque, más de uno coincidiría en su próximo hogar... Y, quizá, en su destino próximo.

Fuera, les esperaban algunos habitantes de Deeteth. Entre ellos estaban Meldon y Sailon, que esperaban a sus dos compañeras. Además, estaban Grey y Nacilë, acompañados por Meirith y Leirith. Éstas habían decidido marcharse lejos y ocultarse de nuevo, hasta que alguien las volviera a necesitar, como sucedió antaño. Los profesores decidieron que volverían con sus respectivas familias. Shen, la profesora de manejo de espada, y Pharen, el de tiro con arco, se mostraban cariñosos el uno con el otro. Al parecer, habían estado líados todo el tiempo... Rick, el profesor de vuelo, y Kanthell, de lucha física, habían anunciado días antes el embarazo de ésta, que era ya de dos meses. Sin embargo, Camflet, el profesor de canalización, no estaba con nadie. Seguía igual de torpe que siempre y tropezaba con cualquier cosa que se le pusiera de por medio. Aún así, aseguró estar siempre al lado de Hanless para ayudarle en lo que fuera, en su reinado y en la búsqueda de Farilynn.

Dana miró a Fistandantilus, queriendo sonreír, pero no lo lograba. Estaba demasiado preocupada por Farilynn y por su bebé. En sus visiones había conseguido ver el nacimiento, mucho antes de que ella desapareciera, así que no podía estar muerta... Tenía que estar viva para que su visión se cumpliera. Echó una ojeada a los allí presentes, a los profesores que se mostraban cariñosos y que habían formado pareja... Recordó entonces a Walgior y lo mucho que le hubiera gustado tenerle allí con ellos... Quizá, si no hubiera muerto, Farilynn también estaría allí, celebrando que todo había terminado... Pero el muchacho había sido asesinado y, gracias a Hëndel, se había hecho justicia, aunque nadie sabía que la posición de Jairon había cambiado y había traicionado a Markwolf. Quizá, si le hubieran dado la oportunidad... Pero no pudo cambiar las cosas que ha hecho en el pasado y asesinar a Walgior le iba a perseguir el resto de sus días.

Sin duda, aquel final no era el que todos esperaban... Era un final feliz pero amargo, y todos odiaban eso. Habían estado mucho tiempo esperando el final de la gran batalla, la muerte de sus enemigos, y ahora que tenían todo aquello, se sentían infelices... Farilynn había desaparecido, Walgior hacía tiempo que había fallecido, y la elfa jamás lo superaría... Sin embargo, podían pensar que la muerte del muchacho y de otros tantos, además de la muerte de Peter, no habían sido en vano... Habían conseguido vengar sus muertes, y ese sentimiento de satisfacción no podía quitárselo nadie. Pero muchos se hacían la misma pregunta... ¿Qué sentido tenía haber luchado tanto para lograr vencer si Farilynn no podía estar reinando en la Tierra Media? Habían estado luchando batalla por batalla, para mantener viva la esperanza... Ella era la verdadera reina, la única que llevaría la paz eterna a su mundo, así se lo hicieron saber a todos Dana y Grey. Sin ella, la Tierra Media jamás encontraría la paz...

En ese momento, aparecía el sol en el horizonte... Un nuevo día estaba comenzando, llegaba el momento de dar paso a una nueva era. Pronto, los mismos que habían estado tanto tiempo juntos, se separarían, sin saber si volverían a encontrarse alguna vez...

[ Dormitorio ]

El sol de un nuevo día entraba por la ventana y calentaba la cama dónde estaba tumbado. Cuando golpeo mi rostro, abrí un poco los ojos y me levante de la cama para ir a mirar por la ventana. Giré la cabeza hacia atrás y allí la vi, aún durmiendo, a mi lado. Parecía un ángel...

Pero la Reina aún no estaba entre nosotros...

Abrí la ventana para que el aire de la mañana entrara a la habitación y respiré profundamente la suave brisa de la mañana.

Todo había cambiado...

[El vestíbulo]

Todo había terminado. Un final feliz pero incompleto, era una sensación extraña, nadie se explicaba la desaparición de la reina Farilynn.

Estábamos todos en el vestíbulo, con las maletas y fuera había gente esperándonos, yo ya tenia claro mi destino... Vi que Naida estaba en la otra punta del vestíbulo y me acerqué a ella.

-¿Sabes ya a donde vas a ir?- le pregunté con una sonrisa.

[Internado]

Cogí la mano de Dana.  Era triste ver que todos partirían.  Yo me quedaría con ella y la seguiría allí dónde fuera, y ella lo sabía.

Pasé el brazo por su espalda y la traje hacia mí.  Era un momento triste, como todas las despedidas.  Todos se preparaban para partir.

"No te preocupes, seguiremos buscándola.  Ella es fuerte, estará bien."

| DORMITORIO - VESTÍBULO |

La suave brisa del exterior me acarició la nuca y me hizo despertar. Al darme la vuelta sobre mi propio cuerpo, pude contemplar a Sirius en la ventana, inspirando profundamente. Sonreí, amargamente.

- Cielo... Hoy es el día- murmuré, pensando en lo que nos podía esperar en Deeteth. Nuestra nueva vida allí sería muy agradable, lejos de cualquier malicia que pudiera recrearse en la Tierra Media.

Me levanté y me puse la túnica por encima, para cubrirme del aire gélido que entraba por la ventana abierta. Me acerqué a Sirius y rodeé su cintura con mis brazos, quedándose de espaldas a mí. Le di un tierno beso en el hombro y acaricié sus pectorales, por encima de sus ropas.

- Vayamos al vestíbulo... Te espero allí- dije, dándole un beso en el cuello. Me quité la túnica y el camisón, me puse un vestido de manga larga, que me cubría totalmente las piernas. Era de un azul celeste precioso, con unas perlas azul marino rodeando mi cintura. El corpiño tenía unos lazos del mismo azul oscuro que el de las perlas, haciendo cruces que subían de la cintura hasta el pecho. Las mangas eran de lino, blancas. Sobre el vestido me puse la túnica negra de terciopelo. Acomodé mis cabellos con un peine y cogí mi baúl, llevándomelo hasta el vestíbulo.

Allí había ya gran parte de los alumnos. Me entristecí al darme cuenta de que Walgior no volvería a estar entre nosotros jamás...

| VESTÍBULO |

Llegué al vestíbulo, donde ya estaban casi todos reunidos. Dejé el baúl en el suelo y, de repente, apareció a mi lado Lilith. Vi que Sailon y Meldon se encontraban allí, esperando a algo que no sabía lo que era.

Busqué con la mirada a Cambaral, pero no le veía.

- Pues... Te vas a reír cuando te lo cuente pero... Creo que me voy con Cambaral- dije, dibujando en mi rostro una sonrisa.

| VESTÍBULO |

Sonreí amargamente, al notar el apoyo que Fist me brindaba en ese momento. Hanless se ocuparía de poner a mi disposición un equipo de búsqueda, en el que participarían soldados de la elfa y de Melpénome. Buscarían por agua, tierra y aire. Buscarían por donde yo les dijera, y yo no iba a dejar ni un solo rincón sin registrar.

- Gracias... Sí, eso creo... Es fuerte y sabrá afrontar lo que le venga- comenté, mirando al horizonte-. Solo espero que cuando llegue el nacimiento del bebé, se encuentre en buenas manos... Nuestras vidas y las de muchas otras personas dependen de ello-.

| Dormitorio - Vestíbulo |

Todo terminó.
Me vestí tranquilamente y bajé al vestíbulo. Allí ví a Naida junto con Lilith y me acerqué por detras sin que me vieran.
-Ya noto la brisa marina en nuestros cuerpos...-susurré en el oido de Naida, poniendo mis dos manos en sus caderas.
Luego miré a Lilith y la saludé con un gesto de cabeza y una media sonrisa.

[Vestíbulo]

¿Que si me iba a reir?... me quedé un rato analizando lo que me acavaba de decir Naida. Justo cuando iba a decir algo, apareció Cambaral cogiendola por la cadera.. Vaya... me había perdido muchas cosas, sonreí a Cambaral y luego miré a mi amiga y dije con una sonrisa- Pues nada chicos! A pasarlo muy bien, os echaré de menos- la verdad esque echaría mas de menos a mi amiga, pero tendría que acostumbrarme a la idea de que se iba con Cambaral. Me pregunté que pensaría Meldon sobre esto, creo que a el tambien le gustaba mi amiga...

| El internado |

Me acerqué corriendo hacia Lilith y le abracé por detrás, rodeando su cintura con mis brazos. Le di un tierno beso en el cuello y le hice voltearse, al mismo tiempo que le daba un beso en los labios, largo e intenso.

- Por fin... Todo ha acabado y ya podemos estar juntos- dije, sonriendo, mientras la abrazaba de nuevo-. ¿Te quedarás conmigo, en Deeteth? Naida puede quedarse también, con Meldon- añadí, mirando por encima del hombro de Lilith, observando cómo ese muchacho agarraba a Naida. La sonrisa se me borró del rostro y me giré para mirar a mi hermano.

| EL INTERNADO |

Observé cómo mi hermano se aceleraba y corría al lado de Lilith. Iba a hacer yo lo mismo cuando vi que un muchacho agarraba por la cintura a Naida. Mis ojos se abrieron como platos, desorbitados, sin creer lo que estaba viendo.

Con paso decidido, me acerqué y me puse delante de Naida y de aquel joven, con los ojos entrecerrados y la rabia creciendo en mi interior. ¿Qué estaba pasando allí? Naida me había dicho que se quedaría conmigo... De pronto, recordé que aquel muchacho era el mismo que se había estado bañando en el lago cuando mi hermano y yo nos divertíamos con las chicas.

- Naida, ¿qué hace éste aquí? Vamos, tenemos que volver a Deeteth...- dije, mientras le agarraba de la mano, intentando llevarla conmigo, pero sabía perfectamente lo que estaba pasando. Simplemente, me negaba a reconocerlo.

| EL INTERNADO |

De repente, Meldon llegó para pedirme explicaciones de por qué Cambaral estaba allí conmigo. Supe en ese momento que había llegado la hora de despedirme de Meldon y de todo lo que tenía planeado antes de entablar amistad con Cambaral.

- Espera, espera- dije, intentando calmarme. Aquella situación me puso nerviosa. No sabía de lo que eran capaces de hacer, ni Cambaral ni Meldon. Pero la culpa de aquello la tenía yo, y solamente yo-. Meldon no... No voy a quedarme en Deeteth... Lo siento, de verdad, pero me voy a viajar por el mundo... Con Cambaral...- dije, envolviendo la mano de Meldon con las mías.

[El Internado]

Sentí el beso de Sailon, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Me dí la vuelta y le devolví el beso con ganas. - Claro que me quedaré contigo, donde sea- dije con una sonrisa y le dí un cálido abrazo, le había hechado de menos, acaricié su cara con una mano mientras con la otra acariciaba sus pelos. Justo en ese momento, Sailon cambió de expresión y me dí cuenta de lo que había visto. Vi como Meldon se acercaba y me sentí mal por mi amiga, estaba en un aprieto.

| EL INTERNADO |

Miré furioso a ese dichoso de Cambaral, entrecerrando los ojos, demostrándole el odio que sentía por él en ese momento. Me acerqué como un torbellino, apartando con delicadeza a Naida de mi camino, para colocarme justo delante de Cambaral.

- ¿Qué le has hecho? ¿La has embrujado? ¡Quería venir conmigo, diablos!- grité, apuntándole con el dedo índice en el pecho-. ¡Libérala, condenado críajo!-.

| Internado |

Miré a aquel palurdo con una sonrisa en el rostro. Satisfecho.
-Tu lo unico que podras mostrarle es ese lago en el que os bañasteis. Yo todo un mar, mundo...-miré a Naida a los ojos, agarré su mano y apreté un poco.-Es la hora. Tenemos mucho que hacer... Para empezar tenemos que ir lejos de aqui, donde está mi barco aguardandonos.-ya no miraría más a aquel chico. El saber perder es tan importante como el saber ganar. Lastima que yo no sabia de ninguna de las dos formas...
 

| EL INTERNADO |

Pasé la mirada de Cambaral a Naida, abriendo aún más los ojos, incrédulo a lo que estaba viendo y escuchando. No podía creer que ella me hubiera engañado de aquella manera. En el lago, se había pasado un buen rato diciéndome lo pesado que era ese muchacho y ahora se iba con él...

- Naida, no lo entiendo... ¿Cómo has podido engañarme de ésta manera?- pregunté, agarrándola de la mano, para impedir que se marchara. Me merecía una explicación.

| EL INTERNADO |

Me puse muy nerviosa al ver que Meldon intentaba enfrentarse con Cambaral, pero me relajé al ver que no lo hacían. En parte, se debía al comportamiento caballeroso de Cambaral, que me hizo sonreír. Me tiró de la mano y, de repente, Meldon me agarró de la otra.

Solté lentamente la que me sujetaba Cambaral, dedicándole una sonrisa, y me giré hacia Meldon. Le acaricié la mejilla y le abracé.

- Meldon... Lo nuestro sólo ha sido una bonita amistad... Reconozco que me sentía muy bien contigo y sigo sintiéndolo, pero no de la misma manera que con Cambaral- le dije, susurrándole en el oído, acariciando su pelo-. No lo estropees... Quiero seguir siendo tu amiga y poder venir a verte siempre que pueda... Te quiero Meldon, nunca lo olvides- le volví a susurrar, mientras me separaba lentamente de él y me encaminaba hacia Lilith.

Le di un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Empezaba a emocionarme y los ojos se me llenaron de lágrimas. Odiaba tener que separarme de ella, pero estaba segura de que volveríamos a vernos algún día.

- Ha sido un placer tenerte de compañera de batallas, Lilith... Vendré a verte, te lo prometo- le dije, mientras las lágrimas comenzaban a salir, deslizándose por mis mejillas. Me encaminé hacia Cambaral y cogí aquella mano que había soltado hacía tan solo unos segundos-. ¿Vamos, amor?-.

| EL INTERNADO |

Solté con delicadeza a Lilith y me acerqué a mi hermano, rodeando su espalda con mi brazo. Le di unos suaves golpes en la espalda y le obligué a mirarme.

- Meldon, no te hace falta a esa muchacha para continuar... Acuérdate de lo que nos dijo Grey- le dije, intentando animarle-. Además, hay más chicas de ese internado... Incluso en nuestra isla, no la necesitas a ella- le dije, intentando decirlo lo más bajo posible. No sabía si a Lilith le podía sentar mal que hablara así de su amiga.

[El Internado]

Le dí un fuerte abrazo a Naida y al soltarla una gran tristeza me invadió. Era la primera amiga que había tenido en el internado, y sin duda la mejor- Nunca te voy a olvidar, prometeme que nos volveremos a ver- le di un beso en la mejilla y ví como se alejaba para irse con Cambaral. Espero que la hiciera feliz.

Mientras, Sailon animaba a su hermano, me acerqué a el para cogerle de la mano ... hay más chicas de ese internado... llegué a escuchar. El comentario no me hizo mucha gracia, mi amiga no era como las otras chicas del internado ¿Pensaría lo mismo de mi? Me detuve y me giré hacia el otro lado esperando a que terminara. Es cierto que intentaba animar a su hermano, pero creo que habría otras formas.