Partida Rol por web

La herida que me había proporcionado Hilary, me obligaba a ir a la enfermería a esperas de una curación, deseando que fuera lo mas corto posiblo el periodo de tiempo que tuviera que estar allí. Yo deseaba volver a poder luchar pronto.

|CONJUNTA ENTRE LA PRINCESA FARILYNN Y LA REINA ELFA HANLESS|

Farilynn: Abrí los ojos la mañana del Miércoles, aún dolorida de algunas caídas sufridas en la batalla.
Pero ella estaba por fin con nosotros, ella estaba en el mismo barco que el mío... Por fin estábamos juntas, aunque muchos soldados habían muerto...
Me levanté de la cama, me puse la capa encima del camisón, y salí al pasillo para tocar a la puerta de la habitación de mi madre.

Hanless: Escuché que alguien tocaba a mi puerta y me levanté rápidamente. Me sentía bastante agusto allí, por lo menos no sufría las humillaciones de Markwolf y sus secuaces.
- Hija, ¿cómo estás?- le pregunté, dándole un fuerte abrazo. No habíamos tenido tiempo de conversar después de la batalla pues las horas siguientes eran para atender a los heridos y descansar-. No sabes cuánto me alegro de verte-.

Farilynn: Le devolví el abrazo, pero había una pregunta que me inquietaba profundamente.
- Bien bien... Veo que tú también estás bien, pero quería preguntarte... ¿Te llegaste a casar con Markwolf?- le pregunté, cogiéndole fuertemente de las manos, deseando que no fuera así.

Hanless: Agaché la cabeza.
- No tenía otra alternativa... Pero, ¿sabes lo que sucede ahora?- le pregunté, con una tímida sonrisa-. Accedí a casarme con él porque, sino, iba a matarme... Pero lo que él no sabe es que, a pesar de haberse casado conmigo, jamás reinará en el mundo elfo... No puede haber un rey gobernando, sólo puede ser pareja formal... Pero en el momento que la reina decide casarse con un hombre, el trono queda anulado y, automáticamente, lo hereda la primera hija de la reina...- le expliqué, apretándole también las manos. Sabía que estaba preparada para afrontar ese reto.

Farilynn: Escuché atentamente sus palabras. A pesar de que eso ya me lo había contado Frank, el jefe del consejo elfo, me seguía impresionando... En ese momento, era la reina de los elfos y sólo pensar en eso me provocaba unas mariposas en el estómago.
- Yo... Yo... ¿Reina?- pregunté, incrédula-. Pero... No estoy segura de que pueda hacerlo bien... Yo...- empecé a decir, pero no podía terminar, aquello me impresionaba demasiado.

Hanless: - Hija, estoy completamente segura de que podrás hacerlo... Eres muy objetiva y justa, seguro que están todos encantadísimos contigo cuando hagamos el acto de coronación- le dije, con una amplia sonrisa-.

Farilynn: -¿Acto de coronación? Madre... Estás empezando a ponerme muy nerviosa...-le dije, haciendo una mueca, como si me estuviera mareando-.

Hanless: -No te preocupes, hija... Yo estaré siempre a tu lado para aconsejarte y para todo lo que necesites... En serio, no te preocupes, todo saldrá perfecto- le dije, dándole un nuevo abrazo.

LLevo varios dias acostado y en la misma posicion. Estaba boca arriba, mirando el techo, pensando muy lejos y haciendome preguntas para luego buscar yo mismo una solucion logica. Aveses mirava al fenix y le daba algo de comer, pero ahora estoy con el en la pansa, estaba durmiendo muy tranquilo... En algunos momentos me desia a mi mismo que debia ser un fenix para hacer lo que se me diera la gana, pero sabia que estaba destinado para mejores cosas... asi que abandonaba esa idea rapidamente.

Deves en cuando miraba a mi alrededor para observar la situacion en la que estaban mis compañeros, y aveses, solo aveses, cuando me daba un poco de aliento a mi mismo, empesaba a hacer un poco de ejersicios para mantenerme, claro estos no eran muchos ni fuertes, cosas como flexiones.

En estos instantes la unica pregunta que me venia en mente era, cuando vamos a volver a nuestros dias normales?

Después de un par de días, ya me encuentro nuevamente al 100%. No es que me hayan herido en batalla ni mucho menos, pero estaba muy preocupado por mi amigo Cambaral y sobre todo, por la salud de Rakkir, que ya se encuentra estupendamente.

Mi mente todavía se siente extraña, pero aún continúa conectada muy en lo profundo con mi Dragón. Sólo lo había hecho una vez y ahora, parece como si una parte de él viviera en mi y una parte mía viviera en él.

Mi dragón ha hecho un buen trabajo y yo he aprendido muchas cosas con esta batalla. Lo que lamento es que la Princesa Farilynn me haya ignorado durante todo este tiempo y ni siquiera me haya dado las gracias.

Por mi parte, ya he logrado limpiar todo lo que me habían ordenado en la cuarta planta y ahora debo ir a ver a la profesora de adivinación a ver que tarea tiene para mí. Así, podré terminar con mi castigo y dedicarme a aprender hechizos o alguna otra forma de defenderme.

Comienzo a andar hacia la habitación de la profesora, y cuando llego hasta su puerta, doy dos golpecitos suaves con mis nudillos. Ya podrían quitarme el castigo, creo que me lo merezco tras la batalla.

Casa lujubre

Cansado y harto de estar acostado, me desido levantar de una buena vez, ya extrañaba molestar a mis compañeros y quien sabe si una buena batalla despues de tanto osio nos haga falta...

Miro desidido a mi Fenix y lo despierto acarisiandole la cabeza. Una vez despertado este entiende que ya es hora de ir a su puesto... me siento en la cama y me paro poco a poco. Primero los deos de los pies, sintiendo el frio del suelo, despues hago mas presion sobre los pies, debido a que ya empezaban a soportar mi peso, y en pocos segundos ya estaba listo, estaba parado... desidi darme un baño rapido y ponerme las ropas mas limpias que tenia.

Pasaron unos 10 Minutos en el baño... salgo esperando ver ropa limpia, pero nada todo estaba sucio y lleno de tierra, por los entrenamientos.

En ese instante pense -[I]ese saco de grasa deambulante debe empesar a tomar su trabajo mas enserio, han pasado dias y no se inmuta en limpiar, siquiera, nuestra ropa. Ya se las vera con migo.[I]- Pense unos segundos mas, estaba desnudo en mi cuarto en posicion de reflexion y haciendo muecas de cuando en vez... Abri los ojos, senti como mi serebro reaccionaba rapidamente debido a las intensas horas de hacerme preguntas y reflexionar sobre ellas. debo desir que estaba sorprendido por lo rapido que me vino la idea mas brillante que tuve en todos esos dias.. era espectacular, como ni habia podido pensar en una cosa tan simple y...

En un pasillo de la casa lujubre, se escuchaban chillidos y gritos de admirasion y algunos de molestia.. se veia un elfo desnudo corriendo por los pasillos, preguntando a todos los que le pasaban por el frente si sabian donde guardaban la ropa de la cosinera, que el supone es la criada... Derrepente entra a la cosina y sonrie... Minutos mas tarde estaba aquel elfo solo con un gorro y una bata de chef, haciendo unos huevos rebueltos.

Cuando me dan el alta de la enfermeria, recuerdo que yo estaba supuestamente castigado, por que fuí a la clase de adivinacion aver que nos tenía preparado Dana.

Cuando llegué Sirius ya estaba allí.

Arioch: Hola, le dije. No esperando respuesta alguna. Como esta Cambaral le pregunte

- Hola. -, le respondo secamente. - ¿El castigo no? Cambaral... pues bien... -

Espero que este pesado no esté conmigo en el castigo este también... aunque... ha luchado muy bien en la anterior batalla. Quien sabe, si lo conozco mejor... nunca se sabe.

Si el castigo...

Sirius había demostrado tener un gran poder para ser de primero, tal vez me convendría tenerlo como aliado pero poco a poco todo se andara...

Me apoye en la pared a esperar que Dana llegara con nuestro castigo y con la esperanza de que sirius diera conversación, la tensión del aire se podia cortar con un cuchillo.

|Aposentos|

- Buenos días a los dos, si es que se pueden llamar de esa manera...- dijo la profesora de adivinación, cuando abrió la puerta y vio a los dos muchachos (Sirius y Arioch)-. Acabo de mirar en mi bola de cristal y va a suceder algo bastante interesante... Algo que nos sorprenderá todos y que necesitará una ceremonia previa...- dijo Dana, con aquella voz misteriosa que tanto le caracterizaba-. Así que, lo único que se me ocurre para que ayudéis es decorar el comedor... Con motivos alegres y a vuestro gusto, pero tampoco os emocionéis, ¿de acuerdo? Espero que no os parezca una tarea complicada, ya que yo también estaré con vosotros para decorarlo...- sentenció, mientras cerraba la puerta de los aposentos y se dirigían al comedor, donde ya estaba servido el desayuno.

pufff decorar el comedor...

Vi como Dana se dirigia al comedor, la seguí con esperanzas de que por el camino surgiera algo que me evitara llegar hasta dicho lugar.

|Enfermeria|

Me desperte en la enfermeria, me dolia la cabeza y no recordaba muy bien lo ocurrido, entonces me vino a la cabeza la imagen de Naida, comenze a recordar lo ocurrido asi que pense que estaria en la enfermeria o eso esperaba, me levante de la cama y comenze a buscarla, cuando la vi me acerque a ella, no sabia muy bien que decirle, asi que la cogi de la mano y dije:
-lo siento.-

[ Comedor ]

¿Decorar? ¿Primero limpiar y después decorar? Pues nada, espero que ya no tengan mas sorpresas preparadas como castigo. Si hubiese resultado herido en la batalla, seguro que no estaría aquí ahora, estaría en la enfermería con Cambaral siendo atendido por una guapa enfermera.

Que cruel que es la vida.

/Enfermería-habitación profesora Dana/

- ¡Ya sabes cual es el dormitorio de los chicos, muñeca! - le digo a la enfermera mientras salgo. Entonces me llevo la mano a la cabeza. "Yo tenía que hacer algo..." ¡Los castigos! "Más les vale habérnoslos levantado. No derribo un dragón y dejo fuera de combate a dos fulanos para ponerme a limpiar trofeos..."

Me dirigí a las escaleras, y llegué a la habitación de la profesora Dana. Oí voces dentro, pero no distinguí qué decían, así que llamé a la puerta.

[Enfermería]

Abrí los ojos lentamente; los gritos de una voz familiar me habían despertado. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? Ya era la segunda vez en dos días que me desmayaba. Un dolor punzante en el estómago al intentar incorporarme me sacó de mi lapsus. Lo tenía vendado, y las vendas todavía estaban manchadas de sangre. Eso me hizo recordar: Markwolf me había atravesado el estómago con su espada; tenía suerte de seguir vivo.

Kith: Akamaru...-susurré como pude.

Como respuesta, la cabeza de mi perro se asomó por la chaqueta que se hallaba a los pies de la cama. Movía la cola de felicidad, y se notaba que había pasado un mal rato. De un salto se colocó encima de mí, provocándome un dolor insoportable en la herida que me hizo caer dos lagrimas y soltar un alarido de dolor. Lo levanté con los brazos, débilmente, y lo miré de arriba a abajo. Por suerte, él estaba perfectamente. Lo abracé, aliviado, y lo coloqué sobre mi pecho, donde se recostó.

Kith: Me pregunto cuánto tiempo seguiré aquí...

|JUGADA MASTER|

|En el barco-castillo...|

Los más graves sin duda eran Kith y Naida, que habían recibido buenos golpes. Kith pudo despertarse, pero sentía un dolor punzante en el estómago y en la cabeza, pues el cansancio de la batalla le estaba pasando factura.
- No deberías moverte... Has sufrido un gran ataque... Tienes suerte de que puedas abrir los ojos y poder ver que sigues con nosotros- le dijo la enfermera, ignorando las palabras de Cambaral. Sin duda le parecía un chico de lo más arrogante. Seguidamente, se acercó a Owën-. Y tú deberías irte a tu cama, aún sigues muy grave y Naida no puede escucharte... Es la que más grave está y la que peor está evolucionando...- dijo la enfermera, agachando la cabeza, mostrando su tristeza. Le puso la mano en el hombro al muchacho rubio, animándole para que volviera a su cama-. No vas a poder hacer nada por ella de momento... Lo mejor que puedes hacer ahora es seguir descansando...-.

Dana, la profesora de adivinación, a pesar de que les había hecho pensar a los jóvenes aprendices que adornarían el comedor, ésta reconoció que era una pequeña prueba.
- Sólo quería realizar un estudio sobre vuestros comportamientos y vuestras aptitudes, para saber lo que daréis de vosotros en un futuro... No quiero agobiaros ni ser la responsable de que os vayáis cayendo por el suelo del cansancio de la batalla... Mi tarea ahora mismo es que os relajéis... Nada de practicar, nada de luchar, nada de hacer esfuerzos. Quiero que os sentéis en un cómodo sillón o que os acostéis en vuestras camas, después de comer algo de lo que os han servido en las mesas, claro- finalizó la profesora, juntando sus manos que quedaban ocultas en las mangas del batín. Hizo una reverencia con la cabeza y se marchó de allí, directa a sus aposentos, donde se encontraba Cambaral-. No deberías estar aquí... Llegas tarde, pero no te preocupes, no os voy a mandar nada hoy... Quiero que descanséis, sobretodo tú... Recibiste un buen golpe en el pecho- sentenció, haciéndole otra pequeña reverencia y entrando en sus aposentos.

Por otra parte, en una de las salas de reuniones que habían en la cuarta planta del barco-castillo, estaban reunidos todos los altos cargos: Frank (el jefe del consejo élfico), Hanless (Reina Elfa), Mark (director del internado) y Farilynn (Princesa elfa).
- Debemos realizar la ceremonia cuanto antes- dijo Frank, apoyando su enorme espada en el suelo-. Es importante que el pueblo sepa quién está al mando en este momento o pensarán que los estamos engañando...-.
- Sí, tiene usted razón, Sr. Frank- dijo Hanless, la que en ese momento era todavía reina elfa-. Deberíamos realizar la ceremonia de coronación esta misma tarde- sugirió.
Farilynn permanecía callada durante toda la reunión, pues aquello la inquietaba bastante. No paraba de darle vueltas a lo que Sirius le dijo y al anuncio de su relación con Walgior. Su madre aún no lo sabía...
- Bien, iniciaré ahora mismo los preparativos para tenerlo todo listo- anunció Mark, saliendo inmediatamente de la reunión, acompañado de Frank.
Fue en ese momento cuando Farilynn quiso aprovechar para contarle lo suyo con el joven elfo.
- Mamá... Antes de que te enteres por otras personas, prefiero que te enteres por mi...- dijo la princesa, agachando la cabeza. No se avergonzaba para nada de su relación con Walgior y, dijera lo que dijera, seguiría adelante con él-. En este tiempo he... he... he comenzado una relación con un elfo...-.
- ¡Me alegro mucho por tí, hija!- dijo Hanless, sin dejarle terminar-. ¿Y qué alto cargo ocupa?-.
- No... No es ningún alto cargo, mamá... Su misión es igual de importante que otras que puedan ejercer los altos cargos...- comentó la princesa, a la que empezaban a sudarle las manos-. Se trata de un... un... aprendiz de los que viajan con nosotros en barco ahora mismo... Se llama Walgior- ésta última palabra la pronunció con algo de temor, esperando recibir una buena reprimenda.
- ¿Uno de los aprendices? ¿¡Te has vuelto loca!?- preguntó Hanless, levantándose de la silla, sorprendida y decepcionada por aquella información que le había proporcionado su hija-. ¡No puedes salir con uno de los aprendices!¡Les doblas la edad!-.
- ¡Creo que en esta habitación, la menos indicada para darme lecciones de con quién puedo o no puedo estar saliendo!- gritó la princesa, poniéndose también en pie-. ¡Te has casado con nuestro peor enemigo!.
- ¡No tenía otra alternativa, Farilynn!- gritó la reina, alzando más la voz que su hija, para hacerse notar e imponerse. Era reina pero, ante todo, era madre-. ¿Qué querías que hiciera?-.
- Yo preferiría la muerte antes que casarme con ese malnacido- sentenció la princesa, acabando con la discusión, saliendo de la habitación a toda prisa, caminando por los pasillos.

|En la casa lúgubre...|

Cada uno de los siervos seguían durmiendo y descansando en sus correspondientes habitaciones... La que estaba realmente mal era Hilary, pues había sido víctima de muchos ataques sorpresa del bando contrario.
Nadie sabía a ciencia cierta lo que le ocurría... Algunos aseguraban que estaba en perfecto estado pero que estaban intentando engañar al enemigo, pues tenían una misión oculta para ella... Otros aseguraban que estaba demasiado grave y que podría, incluso, estar en coma.
Markwolf no quería ni afirmar ni desmentir nada... Los rumores que circulaban sobre su estado era lo que menos le importaba en ese momento.
La huída de Hanless y la noticia de que Melpénome había vuelto a su origen le irritaba demasiado como para poder pensar en otra cosa.
Lo único que le tranquilizaba era saber que, a pesar de su huída, nadie podía evitar ya que fuera rey de los elfos...
- Mi señor, ¿se puede pasar?- preguntó uno de los encapuchados, después de tocar un par de veces la puerta con los nudillos. Tras recibir el permiso para hacerlo, entró-. Mi señor, tengo malas noticias... Acabamos de saber que el reinado queda anulado si la reina se casa con un humano después de recibir el trono de los elfos...-.
De nuevo, un chillido atronador resonó por todas las paredes de la casa lúgubre...

Victoria y Jairon seguían estando en sus habitaciones, mientras que Mefiroth ya iba deambulando por la casa, esperando el desayuno.

[Enfermería]

Yo seguía sentado junto a Naida. Al parecer el joven Olwë no había reparado en mí cuando se dirigió a la chica, aunque tampoco me importaba. Si la enfermera estaba en lo cierto y Naida no podia oir nada, significaba que estaba realmente mal.
Esta era la primera vez que me sentí enfurecido por ver a un compañero en tan mal estado. Mis dedos se crisparon y apreté los puños de forma inconsciente. Mi respiración y pulso se aceleraron.
Puse mi mano sobre su pecho para sentir los latidos. Eran rítmicos, no obstante, débiles.
Me dirijí a la enfermera para preguntar si había algo que pudiera hacer para acelerar su recuperación; algún ungüento, pócima o hechizo, o simplemente permanecer a su lado.
No comprendía que me pasaba. Yo no era así, nunca lo había sido. Quizá era el hecho de ver a la pobre criatura tan vulnerable e indefensa. No lo sabía, no lo entendía.

Sorprendido de lo que Dana nos habia mandado, me dirigí hacia mi habitación y me tumbe en mi cama. No veía el momento de relajarme de esa manera, pero pronto quede dormido...

[ Comedor - Sala de Reuniones de la 4ta Planta ]

Al oir las palabras de la profesora Dana sentí un alivio grande en el cuerpo. Arioch y yo estábamos allí parados esperando las órdenes de la profesora, y esta va y nos dice que era todo una prueba para ver nuestra reacción. Yo no necesitaba descansar, ya me encontraba bastante bien tras los días que pasaron, así que decidí ir en busca de la Princesa. Por un lado necesitaba pedirle disculpar por las bruscas palabras del otro día mientras que por otro, aún necesitaba respuestas.

Salgo del comedor y me dirijo a la cuarta planta, donde se encuentran los aposentos de todos los directivos de la academia y cuando paso por delante de una de las salas, escucho algunas voces conocidas que vienen desde el interior.

Me cuadro frente a la puerta, y doy unos suaves golpecitos. Allí espero, de pie, que alguien me responda.

/Frente al dormitorio de la profesora Dana - Cubierta del barco /

Lo siento, acabo de salir de la enfermería por lo del pecho, no pude venir antes - no pude evitar un gesto de sorpresa al oír que podíamos irnos a descansar - Eh... Gracias... - Respondí a su reverencia con educación ("tengo que acordarme de que a esta es interesante tenerla contenta. Por si vuelve a tocarle a ella ponerme un castigo.")

Decido ir hasta cubierta... tomar un poco el aire, y estar a solas. Necesito disfrutar de la mar.

"Y ahora ¿a dónde demonios nos llevarán? ¡Menudo paseíto nos hemos dado! Sólo espero que si vuelven a girar el barco como la última vez, por lo menos avisen antes".