Partida Rol por web

BIBLIOTECA

Estaba inmerso en ver que significaba este antiguo libro, mejor dicho, diario... trataba de ver el significado de cada palabra, frase y todo aquello que fuese un detalle por minusculo que paresiera...

Senti a otros compañeros que estaban en la biblioteca al igual que yo, pero por suerte mia estos no se habian percatado. Rapidamente me levanto de la mesa en la cual estaba y me planto en un rincon de ella, cubriendome con varios estantes de libros que estaban alrrededor de mi, formando un peueño cuadrado.

-Que fienes tendra este libro en una biblioteca... es que acaso a este no le importaba que lo tomasen...- lo cerre para ver la portada, y dije- esto... alpareser es muy biejo, no puede ser de uno de los muchachos asi que tendra que ser de alguien que ya hace mucho tiempo estuvo aqui...-

Me quedo pensando unos momentos y con expresion de fastidio lo abro de nuevo y comienso a leer... queria ver si escondia algun secreto...o algo interesante.

[Biblioteca]

"Veras, Naida, voy a ser sincero contigo.  No creo que te guste oirlo, pero mereces saber la verdad.  Demostraste mucho valor al plantarte delante de Markwolf durante la batalla.  Cuando te hirió y acudí en tu ayuda, no fué por ti misma, sino por mí.  Veo en tí un poderoso aliado, y por eso decidí ayudarte.  En la enfermería me quedé a tu lado esperando que te recuperaras, y créeme, me hubiera sido dificil soportar que murieses.  Significaría que yo habría fracasado.  Eras mi objetivo en aquel momento, mi misión, y quería que acabara bien.  Cuando te recuperaste, sentí el éxito hormiguear por mi cuerpo, y mi misión allí concluyó.  Entonces me marché.

Supongo que no es lo que querías oir, cuánto menos, es la verdad y tienes derecho a conocerla."

Me quedé pensando unos instantes, para despues seguir:

"En cuanto a lo que tengo entre manos, acabo de terminar, pero hay algo en lo que me puedes ayudar."

No sabía cuál sería su reacción.  Sería interesante.

|Biblioteca|

Me quedé bastante paralizada. ¿Yo había sido para él una simple misión en la que debía salir victorioso? Eso no me había hecho demasiada gracia, pues pensaba que lo había hecho por compañerismo o porque había sentido compasión... Sólo lo hizo por beneficio propio, para ganarse puntos...
- ¿Acaso necesitas que te reconozcan como un héroe? ¿Acaso tienes que demostrarte a tí mismo que vales para luchar y para hacer lo que sea? Ya veo, debiste hacerlo porque ni siquiera tú sabes si mereces estar aquí... Gracias por tu sinceridad, valoro mucho ese tipo de cosas, pero gracias a eso ya no podrás ganar puntos de héroe a costa mía- le dije, frunciendo el ceño, furiosa. De querer abrazarle a querer girarle la cara de un tortazo, había solo una pequeña frase "no lo hice por tí, lo hice por mí", pero me contuve.
- Hubiera preferido que no me hubieras acompañado en la enfermería, para eso tengo a Olwë que no lo hace por sentirse grande, sino por sentimientos... ¿Acaso eres de piedra? ¿No sientes compasión, ni compañerismo? ¿Sólo necesidad de hacerte el héroe?- le pregunté, mientras empezaba a hincharse la vena de mi cuello, dando un paso hacia Fistandantilus por cada palabra que decía, hasta que me quedé a unos centímetros de él-. ¿Acaso en el pasado fuiste tan cobarde que ahora quieres demostrarte lo contrario?-.

|Jardín|

Bajé el brazo, bajando también la espada y guardándomela en la funda que llevaba atada a la cintura.
Sonreí a Jairon y después al elfo (Walgior). Tenía pintas de ser muy borde con la gente, aunque no sabía si con Jairon empezaba a llevarse bien. Si era así, era muy buena señal, y Jairon demostraría que estaba trabajando en lo mismo que todos: hacerse amigo del enemigo.

- Bueno, he tratado con gente peor, no te preocupes- le dije a Jairon, guiñándole el ojo-. Hay que saber ganarse a la gente, ¿verdad? -pregunté, a nadie en concreto, aunque la pregunta era más para Jairon-. Eres el amante de la Reina Elfa, ¿verdad? Sí, me han hablado mucho de tí en estas últimas horas... Han intentado asesinarte, ¿no es cierto?- le pregunté, intentando ser lo más impertinente posible. Así era como me gustaba ganarme a los chicos para luego llevármelos a donde hiciera falta-. Es lo que tiene acostarte con la reina, que quieran verte muerto es algo de lo más normal... Uno siempre debe saber con quién se acuesta, muchachito- le dije, guiñándole un ojo a Walgior.

[Biblioteca]

Esperaba que Naida se lo tomara mal, pero realmente no entendió cabalmente lo que quería transmitirle.

"No soy un héroe.  No he alardeado de lo que hice.  En la batalla no se ganan puntos.  Se vive o se muere, y fuesen cuales fuesen los motivos, tú estas viva, y eso es lo que cuenta.  Si no te gusta, puedes coger una daga y acabar con tu existencia.

Y sí, en la enfermería estába Olwë.  Pero tienes que saber que llegó poco antes de que despertaras.  No te incomodes, no tengo nada contra él, ni contra tí.  Pero reconozco que fué muy oportuno que la mayor parte del tiempo en que tú estabas en coma el único que estaba a tu lado fui yo.  Puedes preguntárselo a la enfermera, pero no te lo recomiendo.  Si mis motivos te parecen de escándalo, quizas ese chico te rompa el corazón."

Me paré unos instantes, reflexionando sobre todo lo que había dicho.  Cuando empecé a hablar de nuevo lo hice con un tono sosegado:

"Mira, Naida, si quieres podemos hablar tranquilamente, en privado" - Miré hacia atras, ya que no estábamos solos.  Mefirot estaba también en la biblioteca.  "Esta conversación no debería escucharla nadie más".

| Jardín |

Jairon: Sonrí, divertido por la escena. Menuda chica Neith... Seguro que hizo rabiar de lo lindo a Walgior y deseaba ver su reacción. Además de que al fin sabia el porqué de sus heridas. Seguro que no le era agradable reconocer que la noche anterior le dieron una autentica paliza... Me jugaba el cuello a que aquello le avergonzaba.

Walgior: Me acerqué con rapidez, cojiendola del mentón de la cara con fuerza y acercando mi cara a la suya. Aquella chica era una insolente.
-No es asunto tuyo con quien me acuesto o dejo de acostarme. ¿Está claro?.-le solté el rostro con brusquedad, intentando que le doliera.-No te atrevas a hablarme así.-le dí la espalda y empecé a andar, alejandome lentamente de ellos dos.

|Biblioteca|

Escuché atentamente sus palabras, pero no quería hacerle caso... Parecía que su táctica en ese momento era que cogiera confianza con él para ayudarle en el proyecto que tenía entre manos, aunque lo cierto era que sentía bastante curiosidad por saber qué tramaba.
Miré al joven que también estaba en la biblioteca (Mefiroth) y le asentí a Fistandantilus. Lo mejor que podía hacer en ese momento era fingir que me quería hacer amiga suya y así averiguar lo que estaba intentando hacer con esos libros.
- Está bien, vayamos a otro lugar...- le dije, aunque no sabía dónde podíamos ir exactamente, aunque recordaba una estancia vacía en el internado-. Podemos ir si quieres a un aula vacía, ¿qué te parece? Hablamos más tranquilamente, me cuentas para qué necesitas mi ayuda y decidiré si te la doy o no te la doy... Te adelantré que con respecto a lo de Olwë tienes toda la razón, aunque ahí no éramos pareja todavía... No tenía ninguna obligación de estar allí conmigo...- le dije, cogiéndole suavemente de la mano-. Venga, vamos- comencé a estirar de su brazo, intentando convencerle de que fuéramos al aula vacía.

Si para averiguar más cosas sobre él y sobres sus planes tenía que hacer cosas que jamás pensaría hacer, lo haría sin pensarlo... Lo cierto es que lo dicho por Fistandantilus me había abierto un poco los ojos y creía que tenía toda la razón... Pasaba últimamente más tiempo con Fistandantilus que con Olwë y, además, él fue quien me salvó...

|Jardines|

Le sonreí a Jairon cuando vi que Walgior se había puesto nervioso, sobretodo cuando me cogió de la barbilla para luego apartarse de mi con brusquedad, demostrándome desprecio.
Le guiñé un ojo a mi compañero y salí corriendo tras Walgior, cogiéndole del brazo para detenerle. Me coloqué delante suya, interponiéndome en su camino, y cambié la sonrisa dedicada a Jairon por un rostro entristecido y avergonzado. Puro teatro, claramente...

- Oye chico, perdona, en serio... Me gusta provocar a la gente para saber quién tiene carácter y para saber quién sobra en este internado... Me gusta analizar a las personas antes de tener amistades o acercamientos, ¿sabes? Una ya no sabe de quién fiarse... Tengo un pasado demasiado triste...- le mentí, soltándole lentamente el brazo, dándole una suave caricia después para disculparme por si le había hecho daño al agarrarle-. Ahora llega la presentación de verdad, hagamos como que no hemos tenido el enfrentamiento de antes y podrás comprobar que nos podemos beneficiar ambos con una pequeña alianza... Me llamo Neith Lykit, encantada- dije, dándole dos besos en las mejillas, cariñosamente-. ¿Y tú eres...?-.

|Pasillo - Habitación de Sirius|

Asentí, agarrando del brazo a Sirius y arrastrándolo hacia su habitación, para que pudiera contarme detalladamente lo que había encontrado.
Abrí la puerta de su habitación y entramos, sentándonos encima de la cama, mientras con la mano le metía prisa para que sacara las cosas que había cogido del despacho del director.
- Por cierto, no sé si te has dado cuenta pero... ya hace rato que debería haber sonado la sirena para volver a clase...- le dije, encogiéndome de hombros-. ¿Habrá pasado algo?-.

[ Pasillo - Habitación ]

Dejo que Hëndel me lleve de la mano hasta mi habitación, y allí, ante su petición, comienzo a sacar todo lo que he recogido del despacho del director. Saco la carta, los pergaminos y la pluma, que ahora que la miro bien, es más antigua de lo que pensaba.

Con las prisas, tampoco he reparado en que la sirena no había sonado, pero al mirar a Hëndel a mi lado, sentada en mi cama, que la sirena suene o no, no me parece tan importante.

Sacudo la cabeza para quitar esos pensamientos de mi cabeza, y comienzo a revisar todo lo que encontre en el despacho del director. Al parecer, todo parece normal, pero tenerlo tan oculto es algo que me hace sospechar. Lentamente, con miedo a romperla, abro el pergamino carta que encontre sobre la lámpara y comienzo a leer en voz alta para que Hëndel me escuche.

[Biblioteca - Aula vacía]

Parecía que Naida empezaba a entrar en razón.  Cuando entramos en el aula vacía repasé mentalmente lo que iba a decir.

"Lo primero, no toques esa vitrina - le dije -.  El libro que estaba consultando me dió la informació que necesitaba sobre como abrirla, y me temo que intentarlo por la fuerza sería... doloroso.  Y lo segundo, este lugar apesta a secretismo y traición.  Todavía hay un par de ideas que tengo que perfilar, pero lo que necesito es que nos reunamos los alumnos de confianza para tratar el tema.  Yo había pensado en Sirius y Hëndel, Olwë, tú y yo.  De Walgior... no estoy seguro.  No acabo de entender por qué lleva la cara hecha un mapa y no ha dicho nada.  No cuadra, por lo tanto, no lo convoco.  Esto tiene que ser absolutamente secreto.

Una vez estemos todos reunidos, explicaré mis conclusiones."

|Aula vacía|

- Sí, tienes razón... Yo tampoco me fío demasiado de Walgior... Sobretodo porque es el amante de la reina y nosotros no sabemos si lo hace por amor o por averiguar cosas... ¿Quién sabe? Podría ser un espía de Markwolf... Parece buen chico, pero estamos en una época en la que no podemos fiarnos de las apariencias- le dije a Fistandantilus, mirando detenidamente la vitrina-. ¿Y para qué quieres abrir esa vitrina? ¿Qué crees que esconde?-.

|JUGADA MASTER|

La pluma era extremandamente exquisita... Habían muy pocas en el mundo con esas características, y ni Sirius ni Hëndel habían visto una parecida.
Sus colores eran increíblemente brillantes y todo parecía indicar que era de pluma de un pavo real.
Los pergaminos, sin embargo, estaban totalmente en blanco, como si el dueño de éstos los hubiera dejado en el cajón y se hubiera ido de viaje sin retorno, porque eran realmente viejos y antiguos.
Lo que de verdad les interesaba en ese momento era la carta... Parecía una hoja arrancada de algún libro, porque estaba rota por el filo izquierdo de ésta.

"Ya lo tengo totalmente decidido... No pienso dejar que mi hermana crezca entre tanto odio y rencor... Cada día odia más a papá por hacerle daño a mamá... Ya no tiene ganas de hacer nada, sólo de que acabe todo esto y poder asistir a clases como una persona normal, aunque ella sabe que no es normal...
En los últimos días ha estado demostrando que ha heredado los mismos poderes que yo, heredados de nuestro propio padre... Aquel que no puede hacer otra cosa en su vida que pegar y dañar a mamá...
Lo tengo totalmente decidido... Voy a acabar con ésto, por mamá y por mi hermanita, aunque ésta última no sabrá qué ha pasado realmente...
Ya está decidido, voy a acabar con su vida al igual que a él no le importó destrozar la vida de mi mamá..."

Aquel relato era estremecedor, inquietante y muy triste. Alguien se había visto obligado a escribir las intenciones que tenía para desahogarse, pero lo iba a hacer por amor a su familia...
Hëndel no pudo reprimir soltar una lágrima y se abrazó a Sirius, pues aquel relato le habían puesto a ambos los pelos de punta.

Mientras tanto, Fistandantilus y Naida empezaban a hacer sus planes para reunir a todos los alumnos que fueran más de fiar, aunque no sabían si los nombres que pronunciaron de verdad eran de fiar...

Walgior, Jairon y Neith habían tenido un pequeño enfrentamiento, aunque más por parte de Walgior y Neith, pero ésta se empeñaba en pedirle disculpas al elfo. Tenerlo a su lado, como aliado, de momento era algo de bastante interés, pues era el amante de la reina.

Justo en ese momento, se emitía un comunicado en todo el internado:
"Muy buenos días a todos,
Se os comunica que en breve se realizará una reunión muy importante en el comedor para informaros de los últimos cambios en el internado. Se precisa la presencia de todo el alumnado y de todo el profesorado para dar la noticia, ya que es algo que nos interesa a todos.
Un saludo y hasta ahora."
Parecía la voz de Frank, el Jefe del Consejo Élfico, y entonces fue cuando Hëndel y Sirius cayeron en la cuenta que él había sido quien se había llevado al director y les había dado la oportunidad de salir del despacho sin ningún tipo de problema... Se dieron cuenta de que algo estaba sucediendo...

[ Habitación de Sirius ]

Abrazo a Hëndel con fuerza mientras mi mente no para de pensar en la carta que acabo de leer a su lado. Es extraño, pero todo parece indicar que en esta casa habitaba una familia extraña... La carta no dice nombres, pero por lo que puedo sacar en claro, es que la familia era de cuatro personas. Tampoco dice nada más...

Si el niño logró su cometido... ¿dónde estará ahora? ¿dónde estará su hermana pequeña? ¿su madre?

¿Qué tendrá que ver todo esto con las ganas de ocultar información del director?

Abrazo con ambos brazos a Hëndel, mientras por mi cabeza rondan miles de ideas extrañas, las cuales no permito que salgan de mi boca.

[Aula vacía - sala de profesores]

Naida acababa de responder cuando escuchamos el comunicado emitido por Frank.

- "Será nuestra oportunidad de reunir a los alumnos.  Nos veremos allí cuando se emita el anuncio.  Por lo demás, creo que esa vitrina custodia la clave para abrirnos paso.  Ahora no lo entenderás, pero todo llegará.  Nos vemos luego."

Me despedí de ella y me marché a la sala de profesores.  Debía encontrar a Dana, pues mis planes habían cambiado al leer el libro de la biblioteca.

| Jardines - Comedor |

Miré fijamente a los ojos de Neith. No me gustaba para nada su comportamiento.
-No juegues conmigo, Neith. No te conviene en absoluto.-entonces escuché el comunicado. Ya tenia una buena excusa para irme de allí.
Me aparté de Neith y pasé por al lado de Jairon, dedicandole una simple mirada. Aquel muchacho era un digno luchador y por lo tanto compañero. Me habia ganado como tal.
Llegué al comedor, y me senté lo más lejos posible, como siempre, ya que aún seguia con la cara llena de heridas.

| Jardines |

Observé la escena, divertido y con una sonrisa en la cara. Walgior era un duro hueso de roer aunque yo dí con algo que seguramente me dejó acercarme más a el. Saber luchar y compenetrarnos de maravilla. Le devolví la mirada cuando pasó por mi lado. Luego me acerqué a Neith cuando el ya se habia marchado.
-No esta mal, compañera.-le sonreí, desde sus espaldas.-Apesar de ser un tipo duro con un par de escenitas mas así caerá a tus pies. Estoy convencido.-reí. Luego recordé el llamamiento.-Deberiamos ir al comedor.-sin esperar respuesta me giré y caminé hacia el comedor, con lentitud.

|Habitación de Sirius|

Seguía abrazada a Sirius, sintiendo su corazón latiendo contra su pecho, y escuchando su respiración contra mi oído...
Había estado llorando un par de minutos, desahogándome por aquel relato... ¡Cuántos niños deberían estar sufriendo ahora mismo por la pérdida de familiares a manos de Markwolf!
Me separé de Sirius, limpiándome las lágrimas.
- Deberíamos ir al comedor... Debe ser algo importante para haber parado las clases y llamarnos para acudir de inmediato... Espero que no sea nada, ya he tenido bastante por hoy- le dije, dándole un suave beso en los labios.
Lo cierto era que resultaba bastante tentadora la situación... Habíamos dejado una cuenta pendiente en el bosque, antes de que nos capturaran en la torre, y en ese momento nos encontrábamos sentados en su cama...
De repente, se me quitaron las ganas de acudir al comedor, así que continué besándole los labios, cada vez más apasionadamente...
- ¿Sabes? Se está muy bien aquí, tienes una cama muy cómoda... Deberíamos probarla algún día...- le dije, con una sonrisa en los labios, guiñándole un ojo.

|Comedor|

Había escuchado con atención el mensaje y no dudé en acudir al comedor lo más rápido que me dejaron mis piernas, y vi que un elfo entraba delante de mi (Walgior).
Sonreí y me acerqué. Se había sentado bastante alejado, pero no me gustaba que las personas se sintieran así, porque yo era una de ellas. Me sentí identificada con él.
- Ehmmm... Hola, ¿puedo sentarme contigo?- le pregunté, tímidamente, quedándome de pie esperando su respuesta-.

|Sala de Profesores|

Cuando salía de la sala de profesores, me encontré con uno de los alumnos, Fistandantilus.
Me quedé bastante sorprendida de verlo allí, pues creía recordar que el llamamiento no era a la sala de profesores.
- Fistandantilus, ¿no escuchaste el comunicado? Deberías estar en el comedor- le dije, mientras cerraba la puerta tras de mi-. ¿Querías algo? ¿Puedo ayudarte?- le pregunté, interrogándole con la mirada.