Partida Rol por web

NUEVO INTERNADO.

Ante la pregunta del enano, lo mire y no respondi -mira, tedire algo... si el cretino no quiso darte el nombre olvidalo y deja que la marea se lleve este recuerdo que por o visto tanto te pesa.

Tiempo mas tarde, cuando cenabamos, estaba junto al enano haciendole preguntas de todos y sobre todos, nada muy especifico para asi no dar nada a sospechar, sino que parezca curiosidad... Despues de un tiempo charlando, escuche una voz muy calida, mientras estabamos en el comedro... Empese a sentir cosas, se me acelero el corazon y voltee para ver...

Rapidamente la divise, era una rubia muy hermosa y encantadora (Eirin). Mire inmediatamente al enano y le pregunte sobre ella, con cara de iluminado por dios.

| Comedor |

busque por el comedor a Naida, pero no la vi. Asi que decidi sentarme a esperar a Naida. No tenia mucha hambre.

Mientras esperaba observa a los 4 nuevos alumnos. Parecian normales, me quede mirando a una chica (Neith) morena, supose que seria de mi edad mas o menos por su altura, era realmente guapa. me quede emberezado mirandola.

[En el comedor - Jardín]

Había cenado sentado junto a Sirius, aunque no habíamos hablado... Me tenía bastante abandonado desde que aquella mojigata le había puesto ojitos. Pero tampoco me importaba demasiado. Qué disfrutase un poco, que se lo merecía. Así que no puedo evitar sonreír cuando se levanta hacia ella. Le dí una palmada amistosa en el hombro.

Después suspiré, satisfecho con la comida. Y con el ambiente. Los nuevos habían traído energías renovadas al Internado, y eso se notaba. Pero estar encerrado empezaba a agobiarme, me apetecía dar un paseo fuera. Me levanté sin más ceremonias, y, mientras abría la puerta, miré al interior. Mi mirada se cruzó con la de Victoria, y le sonreí con amabilidad, haciendo un gesto con la cabeza por si le apetecía salir a ella también.

Sin mirar si ella me seguía o no, salí al jardín y me senté bajo un árbol cercano, apoyando la espalda en el tronco, y cruzando los brazos tras la cabeza, apoyándola en ellos. Tenía una sonrisa de oreja a oreja dibujada en la cara, y los ojos entrecerrados. Era una noche fantástica. Sentí un suave calor sobre mis piernas estiradas: mi pequeño mono Kraki se había echo un ovillo sobre ellas, y dormía plácidamente.

|Comedor - Jardines|

Estaba cenando, mirando de vez en cuando a Sirius, con ganas de que terminara la cena para poder seguir conociéndonos un poco mejor.
Por suerte, Sirius se acercó a mi en cuanto hubo terminado, y me ofreció dar una vuelta por las afueras.
- Sí, claro, ¿por qué no?- le dije, mostrando nuevamente aquella sonrisa que siempre había en mi rostro cuando estaba con él. Salimos a los jardines y empezamos a caminar, lentamente-. ¿Dónde está Rakkir? Yo tengo un conejo... Pero está en la habitación descansando, el pobre con lo pequeñito que es ha hecho grandes esfuerzos estos días...-.

|Comedor|

Estaba sentada, cenando, después de dar una vuelta por el internado y conocerlo un poco mejor...
Vi a Olwë por allí cerca, pero ni siquiera me animé a hablar con él, así que me quedé en el sitio donde estaba.
Me habían dolido sus últimas palabras y los últimos acontecimientos, y no iba a ser yo la que fuera detrás suyo... Si le sentaba así de mal que Marian se portara así conmigo, que saliera con ella y a mi me dejara en paz...

|Comedor - Jardín|

Vi que Cambaral salía al jardín después de cenar, y me dirigió una de esas miradas cautivadoras, así que decidí salir detrás de él...
- Hola- le dije, una vez que había llegado al lugar donde se encontraba, apoyado en un árbol-. No sabía que te gustara tanto la soledad...

[Jardín]

Sin cambiar de postura, abrí un sólo ojo y miré hacia arriba al oír la voz de Victoria. Allí estaba ella, de pie a mi lado. Sonreí, abriendo ya los dos ojos y me desperecé, aunque sin levantarme. A continuación, rasqué la cabeza de Kraki:

- No estoy solo. Éste siempre me acompaña. ¿Sabes? Cuándo lo "adopté" pensé que era un mono, pero se ve que es una marmota disfrazada. Más que la soledad, lo que me gusta es alejarme de ese ambiente estirado que hay siempre en las cenas formales de bienvenida, y en las fiestas de aquí, y esas cosas. Yo no estoy hecho para esas cosas - me encogí de hombros.

- ¿Y tú qué? ¿Es que también te gusta la soledad, o es que comprendiste que allí dentro no quedaba nadie interesante al irme yo? - le pregunté burlón, dando un par de palmadas en el suelo invitándola a sentarse. Pero el caso es que no. Que con ella no tonteaba. Que por algún extraño motivo mi subconsciente me pedía que la respetase. "Te estás volviendo un sentimental, hermano", pensé.

[Comedor - 2ª planta]

Cené tranquilamente.  No prestaba demasiada atención a los demás, si bien vi a Olwë bastante impaciente.

Cuando acabé me levanté y fui a la segunda planta del internado.  No entendía qué función tenía aquella habitación vacía.  Decidí entrar y empecé un meticuloso escrutinio de todo lo que había.

Una vez hubiese visto todo con detalle, decidiría mi curso de acción.

|Comedor|

Vi a Naida sentada no mu lejos de donde estaba. Tenia que ir a hablar con ella, pero no sabia que debia hacer ni decir. Melevante y me dirigi hacia el asiento en el que se encontraba ella, me sente a lado de ella mirandola a los ojos con una pequeña sonrisa.

- Hola, ¿que tal estas? - dije
- Siento lo que ocurrio la otra vez... - Susurré mirando hacia el cielo. - Pero ese no era yo, estaba furioso con Marian y como ella no estaba la tome con tigo. Yo no se como pedirte perdon. - Termine diciendo.

|Jardines|

Me quedé pensativa por un momento, mirándole... Era bastante simpático, y me senté a su lado.
- Puede que sea un poco de las dos cosas... Aunque si me gustara la soledad no habría venido a buscarte, ¿no crees? A decir verdad, me encanta la compañía de alguien como tú... ¿Para qué iba a quedarme en el comedor aguantando una fiesta que no quería recibir cuando puedo estar a la luz de las estrellas con un chico tan...- empecé a decir, pero quería provocarle a que me preguntara lo último que iba a decir-... Es igual, déjalo- añadí, devolviéndole con la misma moneda lo de la conversación anterior.

|Comedor|

- Mira, Olwë... Si te pusiste así por culpa de Marian, no entiendo por qué lo pagaste conmigo... Lo más lógico es que quisieras estar conmigo pero lo único que hiciste fue evitarme, a pesar de que yo quería pedirte disculpas por lo sucedido... Si no eres capaz de evitar ese tipo de cosas, ¿qué harás después de una batalla si pasa algo grave? ¿No entiendes que ninguno de los que estamos en este internado podemos perder el tiempo en esas tonterías? Tú no sabes si nos quedan uno o dos días, sin embargo decides malgastarlos poniéndote así por una persona que, según tú, no te importa absolutamente nada... No lo entiendo, sinceramente- le dije de carrerilla, sin dejar apenas contestarle. Quise levantarme e irme corriendo, pero le di la oportunidad de defenderse antes de hacerlo.

|Comedor|

- Yo... lo siento, si ya se que no debi tomarla con tigo en el barco y mucho menos no haberme disculpado hasta ahora. Pero no sabia que decirte, tenia miedo de que no me perdonaras. - susurre casi llorando

- Lo siento pero no se que mas decir, yo te quiero pero... entiendo que despues de lo sucedido tu no sientas lo mismo. -
dije mientras me levantaba de silla.

[ Comedor - Jardines ]

Caminamos juntos por el jardín mientras no puedo dejar de mirarla. Su suave piel parece hecha de la más fina de las sedas cuando los rayos de la luna bañan su rostro. El aroma de sus cabellos, hace que mis sentidos se vuelvan locos y su dulce voz, me derrite como un helado bajo el sol.

- ¿Rakkir? Je, je, je... -, me rio con dulzura. - Veo que te ha gustado el viajecito... -

Mi Dragón ya estaba despierto en cuanto sintió mi presencia fuera del castillo. Decidí entonces llamarlo para que saludara a Hëndel.

En pocos segundos, el batir de las alas de Rakkir se escucha en el jardín y tras unos segundos más, se posa delante nuestro agachando la cabeza en señal de saludo a mi nueva amiga. Mis ojos seguían posados en los de ellas, que bajo la luz de las estrellas parecen brillar de un modo especial.

- ¿Y tu mascota...? -, le digo a Hëndel mientras acaricio la cabeza del dragón. -¿Cómo se llama? Me gustaría conocerlo algún día... -

[En el jardín]

- ¡Dilo! Tan guapo, tan simpático, tan atractivo... - me reí - ¿Voy desencaminado? - La miré sonriendo, para luego suspirar y volver mis ojos hacia las estrellas. Lo malo de estar tranquilamente en un jardín a solas y de noche es que me daba ganas de conversar. Definitivamente, me estaba volviendo un sentimental.

- ¿Y qué te trajo hasta aquí? Me refiero al Internado. A luchar contra Markwolf. Si te soy sincero, me resultan muy curiosos los motivos que han traído aquí a todos nuestros compañeros. Me hacen sentir un poco egoísta... y eso hace que me entre la duda de si debería preocuparme el ser egoísta. Y luego me respondo que no. Pero la que tiene que responder a la pregunta eres tú - le dije a Victoria, aún mirando al cielo.

|Comedor|

Cenaba tranquilamente y sin disfrutarlo mucho, esta situación de tener que convivir con el enemigo no me caía tan bien como a los demás, mientras paseaba mi vista por las caras nuevas y veía las actuaciones de mis compañeros note como se miraban Cassandra y Jairon y me acerque a el y comencé a hablarle en voz baja y sin apartar la vista de mi comida.

Tranquilo no muerde...-le dije en tono de broma- ¿como ves el lugar? he compañero, parece que a los demás no les cuesta mucho relacionarse, ¿a ti como te va? –le pregunte mientras engullía otro bocado para disimular un poco la conversación.

| Comedor |

Seguía comiendo con tranquilidad cuando Demian empezó a hablarme. Su primer comentario lo pasé por alto.
-Veo bien que se relacionen, pero dudo que yo llegue a simpatizar tanto con alguno de estos.-dije sin mirar a mi compañero y en voz baja.-No debemos olvidar lo que son realmente... enemigos.-esto último lo dije aún mas bajo.

| Comedor |

Dejé ver bajo la capucha un sonrisa de satisfación, luego me la quité.
-El pobre estaba luchando por salir de unos escombros, es un animal fuerte.-le dije a aquella chica, Vana, con una sonrisa.-No me debes nada, no te preocupes, el me ayudó ami a venir hasta aqui. Se puede decir que nos hicimos un favor mutuo.-me acerqué al pegaso y acaricié su lomo.-Mi nombre es Rick, soy vuestro profesor de vuelo.-me presenté, mirando de nuevo a Vana, sonriente.-Espero que os cuideis bien y no os volvais a separar.-despidiendome del pegaso con una caricia y con un gesto de mano hacia Vana, salí del comedor. Necesitaba descansar.

CONJUNTA ENTRE SIRIUS Y HËNDEL
|JARDINES|

Hëndel: -Hola Rakkir- le dije a su dragón, acariciándole también la cabeza. Por tarea del destino, nuestras manos se rozaron durante unos microsegundos, y me ruboricé-. Ehm... Esto... ¿Mi conejo? Sí, se llama Sito...- le contesté, un poco avergonzada por lo de las manos. Aquella situación era tan... romántica...

Sirius: - Sito... un bonito nombre. - Su mano rozó la mia durante unos pocos segundos, pero un hormigueó me recorrió toda la espalda en ese momento. - Hëndel... -, le digo mientras la miro a los ojos. - ¿Te apetece dar una vuelta por el bosque que rodea al castillo -, le pregunto temiendo que me diga que no.

Hëndel: Sonreí, a pesar de que seguía bastante ruborizada por el momento.
- Sí, claro... -le contesté, asintiendo también con la cabeza, mientras nos encaminábamos hacia el bosque-. Es bonito este lugar, ¿verdad?- le pregunté, intentando entablar conversación. Me sentía incómoda con el silencio.

Sirius: - Es... bastante bonito. -, le digo mientras pienso las palabras que deben salir de mi boca a continuación. Tengo miedo de pedirle algo, y que se lo tome a mal o se enfade conmigo. En realidad, me gustaría en este momento tomarle la mano, pero no sé si sería apropiado. Utilizando toda mi fuerza de voluntad, giro mi cabeza hacia ella, hasta quedar mirandola a los ojos y le sonrío. - Sabes... hay veces que no me salen las palabras, pero estando contigo, eso me pasa siempre. Me dejas sin habla, Hëndel. -

Hëndel: Él si que me había dejado sin habla con aquellas palabras. Me ruboricé más aún...
- Yo... Ahora es a mí a la que no le salen las palabras...-dije, riendo nerviosamente, entrelazando mis manos y notando como empezaban a sudarme-. No todo en esta vida es hablar, ¿verdad?-.

Sirius: Me quedo realmente sorprendido ante sus palabras, y mientras caminamos y nos internamos en el bosque, mi corazón comienza a dar golpes cada vez más fuertes contra mi pecho que parece que se va a salir en cualquier momento. En ese momento, me decido y de una ves por todas, a dar el próximo paso. Mis manos dejan de estar colgadas a un lado de mi cuerpo y cojen sus manos, mientras continúo mirando sus dulces ojos. - Se que a veces las palabras sobran, Hëndel. -, le digo mientras le sonrio.

Hëndel: Me ruboricé más aún, si cabía, al ver que me cogía de las manos y me miraba directamente a los ojos. Los suyos eran tan... profundos... No quería ser yo la que se lanzara a sus labios, pero le di a entender que tenía ganas de hacerlo cuando le apreté las manos y le dediqué una leve sonrisa.
- Un gesto vale más que mil palabras...- le dije, casi susurrando.

Sirius: No podía dejar de mirarla a los ojos... eran tan cautivadores. Tampoco podía quitarme de la cabeza la imagen de sus labios, tan bonitos, tan suaves. Mi consciencia me dice que no la debo querer, pero el corazón me grita que si debo. Inclino la cabeza hacia un lado, acercando lentamente mis labios a los suyos. Lentamente, esperando cualquier reacción negativa de ella para volver hacia atrás. Poco a poco, nuestros labios se iban acercando, mientras yo la atraía hacia mí con mis manos. Cuando ellos se tocaron, sentí como si un rayo recorriera mis labios y paralizara todo mi cuerpo. Mis piernas se aflojaron y temí caer, pero la sensación era tan indescriptible, que me era imposible separar mis labios de los suyos.

Hëndel: Me acerqué también a él, poco a poco, para que entendiera que yo también quería hacerlo... Le devolví el beso, sujetándole suavemente por el cuello con mis manos, que ya habían soltado las suyas...
Nuestros labios comenzaron a jugar, mostrando lo que sentíamos el uno por el otro, o al menos lo que creíamos sentir...
Aquella situación era preciosa, romántica y muy íntima... Todo estaba casi oscuro, sólo alumbrado por la luz de las estrellas y de la luna. Sentí deseos de ir más lejos, de acariciarle... Algo me decía que debía hacerlo en ese momento, pero tenía temor...

Sirius: La sensación de sus labios en los mios era un poema. No podía separarme ni un minuto más de ella. ¿Sabrá que es a la primera chica que beso? Siempre había tenido pavor sobre mi primer beso, pero hasta ahora está siendo fantástico. Mis manos descienden hasta su cintura y presiono su cuerpo contra el mío, para que sienta como late mi corazón y que sus latidos son sólo por ella y por nadie más. Una de mis manos deja su cintura y comienza a subir por su espalda, hasta que llega a su cuello. Una vez allí, comienzo a darle un pequeño masaje a la vez que nuestros labios continúan jugando.

Hëndel: Me sentía tan agusto así con él... que tenía ganas de más... quería probar más... Así que no me lo pensé... Mis manos comenzaron a deslizarse hacia abajo, por sus costados, y me detuve un momento en su cinura... No sabía si decidirme a hacer lo que me estaba muriendo de ganas por hacer... Me separé un momento de sus labios.
- ¿Sabes? Me he quedado con hambre en la cena... Y creo que me está entrando hambre de tí...- le susurré, mientras iba dándole suaves besos en los labios y en el cuello, provocándole.

Sirius: Cuando sus labios comenzaron a besar mi cuello, otro escalofrío comenzó a recorrer mi cuerpo. ¿Y si ahora no sé como seguir? Maldición. Quité rápidamente la idea de mi cabeza mientras dejaba que ella me recorriera con sus labios. - Me... me gustan mucho tus besos... -, le digo casi con un hilillo de voz.

Hëndel: Sonreí, perdiendo la vergüenza. Bajé mis manos hasta sus partes íntimas, acariciándolas suavemente. Quería provocarle un poco más, así que metí las manos por dentro de los pantalones.
- ¿Y esto te gusta más que mis besos?- le pregunté, entre beso y caricia, jugando con sus labios y su cuello, por no hablar de lo que tenía entre manos.

Sirius: No sé que es lo que me pasó en ese momento, pero sentía como la temperatura de mi cuerpo iba en aumento. Cuando sus manos se metieron dentro de mi pantalón, un temblor se apoderó de mi cuerpo y en ese momento, sabía precisamente lo que tenía que hacer. Si ella quiere jugar, yo también se jugar. - Creo que prefiero esto... -, le vuelvo a decir casi sin voz.

[CONTINUARÁ...]

|Comedor|

continuando la conversación de susurros con Jairon le dije -pues a mi esta parte va a ser la que mas me cueste, si de por si no me gusta gastar saliva ahora tendré que hacerlo a la fuerza, aceptaría dar hasta la vida por la misión pero...esta situación seme hace casi insoportable, ya estoy impaciente de recibir nuestras ordenes... tu no sabes que sigue?- al decir esto desvíe mi vista del plato para mirar de reojo a Cassandra, luego a Jairon y de nuevo a mi plato

| Comedor - jardines |

Espere unos segundos ante Naida esperando una contestación por parte de ella, despues me gire sobre mis tobillos y me dirigui hacia los jardines casi corriendo. Mire hacia el arbol mas cercano a mi y me encamine hacia él, apolle mi espalda sobre el tronco del arbol y silve fuertemente. Vi como mi halcon se diriguia hacia mi, estire mi brazo hacia delante esperando a que se posara sobre mi brazo.
Lo acaricie mientras notaba como mis ojos se llenaban de lagrimas que comenzaban a caer por mi rostro. No podia quitarme de la cabeza a Naida por mucho que quisiese.
Me tumbe sobre el cesped y me que pensando en lo ocurrido.