Partida Rol por web

Viendo que varios desidieron salir de esta asquerosa habitación de madera opto por hacer lo mismo no sin antes tomar el oro y cambiarme de ropa en mi camarote.

Compañeros, mencionaba la carta; y por lo visto varios días antes nos habíamos movido en grupo. Para mí no dejaban de ser unos desconocidos,  lógicamente y como la carta atestiguaba, debía suponer que gracias al brebaje alquímico y la aprensión en la mirada de todos nos encontrábamos literalmente en el mismo bote.

La nueva muda de ropa fue bienvenida, ciertamente los harapos que vestía poco dejaban a la imaginación; de modo que al cubrir mi cuerpo con la sencilla pero mucho más resguardada ropa fue muy fácil rasgar los harapos por debajo.

-Es calentita. Murmure abrazando mi talle menudo al recorrer mis dedos sobre la tela recordando innumerables noches a la intemperie.

Ate la bolsa con monedas a mi cintura, acostumbrándome rápidamente a su peso. Nunca en mi vida había visto tantas monedas juntas. Finalizado el rápido cambio de atuendo me dirigí hacia la puerta junto a aquellos dos que presurosos lucían ávidos de abandonar el cuarto. Un rugido de mi estómago delato mi  estado hambriento, más que ropas lo que pedía a gritos era un bocadillo.

-Vamos..vamos.. Apremie sin esperar mucho más, tomando el picaporte con intención de jalarlo y encarar lo que nos esperaba del otro lado.

Saque todo lo que contenía la bolsa ropa nueva,monedas en una bolsa y una carta,esta carta no importa en mi mente no hay ninguno de estos recuerdos pensaba mientras arrugaba la carta y la volvía a meter en la bolsa,la ropa era elegante jamas había tenido ropa nueva sin agujeros decidí ponérmela era muy cómoda y me llenaba de una sensación de calidez finalmente escondí la bolsa de monedas entre mis prendas.

No creo que nadie quiera quedarse aquí adentro.

Le dije al chico que nos invito a todos a salir.

¿Conozco a los chicos de aquí?-decía mi voz interna.

Estando aún enfrente de la maleta sigo observando a la ropa. Entonces me desnudo y cambio sin dilación sin importarme si me ven. Mi tiempo en la calle me ha desinhibido.

¿Quién es Filo?-digo en voz alta mientras me termino de vestir.

¿Y quiénes son ustedes?-concluyo viendo de reojo a los demás.

El picaporte de la puerta de madera no era más que la parte final de un grueso pasador de hierro que mantenía la puerta cerrada desde adentro, al moverlo hacia la derecha la puerta se abre casi sin necesidad de empujarla produciendo un alargado y chirreante sonido. Tras esta, lo primero que se veía era que a solo poco más de un metro de la entrada se encontraba una pared de madera, girando la cabeza a ambos lados se veía un estrecho pasillo de unos tres metros luego de los cuales comenzaba una escalera que llevaba hasta arriba. Luego de subir por esta unos cuantos escalones giraba en ángulo de noventa grados y seguía subiendo por unos pocos escalones más hasta llevar a otra puerta de madera, esta de aspecto bastante más deteriorado que la anterior. Al mover el pasador y abrirla una fuerte corriente de aire fresco los embistió a todos, haciendolos notar ahora gracias al contraste que el aire del interior estaba enrarecido por lo que parecía un largo encierro. La luz del sol los cegó por un momento.

Todos podían ver que estaban en un relativamente pequeño barco. A solo un metro y medio a la izquierda se elevaba un mastil y seis o siete metros directamente enfrente, del otro lado de un suelo enrejado entre medio, se encontraba el otro; estirando la vista se podía ver un poco del interior de la reja un tanto oxidada, sin pensarlo demasiado estaba claro que la pared de madera que vieron ni bien salieron de los camarotes daba a ese espacio, allí se veían varios grilletes haciendo claro que el objetivo de ese barco había sido el comercio de esclavos o el transporte de prisioneros, pero eso debió haber sido hace mucho tiempo.
Mirando hacia el frente, del lado izquierdo, se veían otras escaleras que se dirigían al interior del barco pero como nadie las había visto obviamente conducían a otra parte dentro del mismo. Estando en cubierta podían ver que había un nivel más elevado en ambos extremos del barco y a cada lado se veían un total de cuatro escaleras que llevaban a esa parte.

Todo esto lo iban reconociendo rápidamente a medida que la vista se les iba acostumbrando a la brillante luz del mediodía, pero ahora ya aclarada vieron que, hacia el frente, al otro lado de donde se encontraba todo el grupo mientras salía del interior del barco, en donde debería estar el timón, había una figura blanca... que resultaba ser un caballo blanco sentado mirando al frente... con alas plegadas.

El caballo pareció oirlos con lo cual se volteó dejando ver que efectivamente con sus patas delanteras sobre el timón estaba conduciendo el barco.

Sube y baja la cabeza en lo que parecía ser un saludo.

Lecog desearía haberse quedado en los camarotes, aunque a un Fetchling no le era dañina la luz del sol si que le era molesta; acomodando como pudo sus ojos alcanzo a vislumbrar a un caballo cuyas patas guiaban el timón del navío... sinceramente después de despertarse en una sala con desconocidos siendo llevados a un sitio, supuestamente bajo el pretexto de sobrevivir, ver a un caballo al mando del barco no podía ser tampoco extraño ¿no?

Ademas viendo como se giro a asentir y movía suavemente al timón se podía intuir la inteligencia de aquel ser; lentamente se acerco a aquel ser para acabar preguntando:

-¿Tendrías la amabilidad de indicarnos que y quien eres? 

No seria una locura suponer que un ser que podía conducir un barco pudiese también hablar.

Nadie respondió a mi pregunta, sólo avanzaban a paso menudo por el lugar.

Salimos y recibimos un fuerte golpe en los ojos al tener que acostumbrarnos a la luz del sol de nuevo.

Yo, cegado, sólo observaba a la nada mientras tenía los ojos abiertos, hasta que todo se aclaró y pude ver en dónde estábamos.

Al igual que los demás, me di cuenta de algunos detalles...como el hecho de que un caballo estaba en el barco, además tenía alas y parecía comprender nuestra presencia y nos daba una...bienvenida.

Extrañado, trago saliva y me acerco corriendo al lado del caballo.

Si me entiendes, ¿tu dueño es Filo?, ¿dónde está?-digo tontamente ya que estoy bajo los efectos del asombro.

Con un chillido de emoción, sin llegar a ser tan agudo que rallara en lo molesto pero si lo suficientemente alto como para no pasar desapercibido,  mis labios dibujan una sonrisa antes de salir disparada hasta el bello ejemplar ecuestre. Hacía mucho, demasiado, que me veía precisada a suprimir mi naturaleza desenfadada, en las calles había que hilar con mucho cuidado y aprendías a ser cauto con todo lo que te rodeaba.  Incluso los primeros momentos tras el repentino despertar en la habitación del barco me había mostrado reacia, apenas hablando; pero el cambio de ropa, la tranquilidad mental de saber que no tienes a media ciudad persiguiéndote, el cambio climático del aire fresco y luego aquel equino alado tan chistoso  con las patas en el timón fue demasiado.

Una risita divertida tras mi rápida carrera me había impulsado hasta el níveo caballo. Extendí los brazos con intenciones de deslizar mis dedos sobre su piel, en realidad tenías muchas ganas de abrazarlo y acariciar sus crines, y si no veía intenciones violentas de parte de este sin duda eso iba a terminar haciendo. El pobrecito seguro que se asustaba con mis horrendos cuernos.

 -Es tan mono.

Mire sobre mi hombro a donde los chicos arqueando un poco la ceja derecha.

-¿Los caballos no hablan, o si?

al salir del barco maximus intenta adaptar sus ojos lo mas rápido posible a la luz,y depues de unos segundos lo consigue percatandose también de que esta en una embarcación navegada  por un acaballo alado que deduce que posee una inteligencia superior a la mayoría de su raza y posiblemente al humano común,pero para su sorpresa una chica de no mucha edad que posee unos peculiares cuernos en la cabeza corre al caballo para evidente mente abrazarlo y hace una pregunta tan obia de que decido no dar le respuesta.

creo que no deberías acercarte de esa forma a ese caballo es evidente que no es "normal"

mientras me acerco asta el borde del barco mapa contemplar el majestuoso mar 

Desde hace algunos años kushikime prefería la oscuridad de la noche y la luz de las estrellas, así que la luz del sol lo deslumbra un momento, pero al observar a sus compañeros y contemplar aquella criatura, no pudo evitar decir -Un caballo puede manejar un barco? No se si asombrarme o preocuparme. De cualquier forma, supongo que estamos en sus "pezuñas".

En el pueblo donde vivía, a pesar de que fuera de comercio, nunca vio a una criatura tan maravillosa como aquel ser, la extrañeza más notoria era el en ese entonces. Suponía que era importante cuestionar a "filo", observo que un joven se acercó a mirar el océano, así que decidió mirar con el e intentar decifrar donde se encontraba

Al salir al fin fui deslumbrado por el sol mi ciudad casi siempre estaba nublada aun así había buena cosecha,cuando recupere la vista todos veían asombrados al caballo pero en este punto nada debería sorprendernos,pero mi vista quedo fija admirando algo que jamas había visto y solo había escuchado de su existencia el océano era increíble,me acerque al borde del barco para poder mirarlo mejor.

Es impresionante.

El primero en acercarse fue Lecog, aunque con cierta precaución, e hizo su pregunta.

— ¿Tendrías la amabilidad de indicarnos que y quien eres? — El caballo alado se giró y se lo quedó viendo un momento con una mirada de entendimiento, pero sin hacer más.

— Si me entiendes, ¿tu dueño es Filo?, ¿dónde está? — Las tablas de madera retumban bajo la carrera de Oned quien con su pregunta rompe ese momento algo tenso. Ante esta pregunta el caballo actua mucho más resuelto, dejando el timón para pararse en sus cuatro patas ante Oned y entonces, en lo que parecía ser la respuesta a su pregunta, flexiona una de sus patas delanteras al la vez que inca la rodilla de la otra e inclina la cabeza en una reverencia excesivamente elegante. 

Las orejas del caballo se giran cuando escucha acercarse a Arabella, incorporandose entonces para voltearse luego a ella quien algo impresionado es abrazado, pero no hace nada por apartarla. Era un caballo relativamente delgado para lo que era lo común, al menos comparandolos con los equinos destinados mayormente al trabajo pesado que usualmente se veían en ciudades y especialmente en pueblos; y su pelaje era sumamente suave y lustroso, aunque olía a agua de mar... probablemente evidenciando que había estado bañandose en el agua de alrededor. Aun sin saber mucho de caballos, por su apariencia lucía como un adulto muy joven.

— Un caballo puede manejar un barco? No se si asombrarme o preocuparme. De cualquier forma, supongo que estamos en sus "pezuñas". — Al escuchar estas palabras, el equino aparta con tacto a la joven levantando una de sus patas y luego mirando al que acababa de decir aquello golpea el suelo de madera un par de veces con el casco de sus patas. En eso, aparte de que se notaba que lo hacía en actitud jovial, se podía distinguir que carecía de herraduras en sus cascos y pese a esto los mismos no parecían nada desgastados lo cual era clara evidencia de que no era un caballo domesticado... o al menos no lo parecía.

Entonces, luego de esto, vuelve a girarse para tomar el control del timón. La mueve un poco en lo que lucía como si corrigiera el rumbo y se mantiene un momento de esta forma, soltando por unos momentos el mismo para comprobar si este se empezaba a mover por su cuenta demasiado. Luego de hacerlo un par de veces pareció decidir que podía abandonarlo por un momento.
Entonces, se acerco primero a Lecog y respiro profundamente el aire estando cerca de él, en lo que a todas luces se veía que lo estaba olfateando. Luego esto mismo lo hizo en orden con todos los que se fueron acercando y también a los que se habían mantenido alejados.
Cuando hubo acabado se dirigió al otro extremo del barco, subiendo las escaleras, en las que apenas cabía, hacia la otra plataforma en la cual había un cofre cerrado. El caballo se inclinó ante este y con los dientes abrió la tapa del mismo; quien lo hubiese seguido o visto desde lejos pudo apreciar que en el interior del cofre habían muchas verduras de distintos tipos como mazorcas de maíz, lechuga y zanahorias. Luego de comer por un momento el pequeño cofre se vació por completo; entonces el caballo alado levanto una de sus patas delanteras y cerró la tapa del mismo, esperó unos instantes y enseguida volvió a abrir el cofre el cual volvía a estar tan lleno de alimento como antes como por arte de magia. Muy obviamente aquel pequeño cofre, que no se veía sujeto al barco y que su madera barnizada y de aspecto nuevo desentonaba con el aspecto del resto del barco, era algun objeto magico creado por aquel Viejo. Cualquiera que poseyera la capacidad de detectar la magia seguramente podría percibir y comprobar esto.

Repentinamente una corriente de aire empezó a cambiar el rumbo del barco notoriamente, el Caballo pareció darse cuenta enseguida de esto y rápidamente cerró la puerta del cofre y desplegó las enormes alas blancas con una embergadura mayor que el ancho del propio barco y alzó un corto vuelo hasta dejarse caer pesadamente ante el timón al cual se puso a girar en dirección contraria.

Los que habían ido a mirar el horizonte vieron hacia la izquierda del barco como se extendía un basto mar que iba más allá del horizonte cubriendo todo hasta donde alcanzaba la vista. Hacia el lado contrario, a la derecha del barco, se veía a lo lejos la costa de algun continente; al parecer todo el viaje lo había estado haciendo aquel caballo bordeando la costa.

Cuando presenciaron aquel claro efecto mágico se concentraron en este, recurriendo al poder latente que recidia en su interior, con ello cerraron un momento sus ojos para luego abrirlos... todo se veía igual, a excepción de que ahora al cofre se lo veía rodeado de una especie de vapor espectral que emanaba de este. Lamentablemente no poseían ningun estudio arcano que les permitiera distinguir o saber más cosas sobre el tipo y color de aquella aura emanada.

Los ojos me siguen doliendo por el sol, la luz me lastima un poco aunque puedo soportarlo.

Aunque encuentro cierto alivio en un vago pensamiento ubicado en mi estómago. No me había dado cuenta de que tenía hambre; y ver al caballo despertó mi hambre.

Olvidando el dolor visual avancé un poco y dije en voz alta:

Caballo alado, con tu permiso, tomaré algo de ese baúl, a menos de que haya una cocina o algo así.-exclamo olvidando que el equino probablemente esté ocupado timoneando.

Soprendido por la reacción de aquel criatura, se sentía reconfortado de que por lo menos sabía lo que hacía y era ser inteligente, por otro lado aquel cofre llamo su atención, no siempre encontraba artículos extraños, y ese cofre sin duda era maravilloso ante el, por lo cuál se pregunto cual sería su valor, lamentablemente no sabía mucho de ventas y esa cosas, por lo que solo tenía una muy vaga idea

Bien ya se donde podemos coordinar conseguir comida,hace un momento vi a una chica con hambre y ese cofre parecía interesante me aparte del borde y me acerque a verlo.

ya que el hambre apremiaba y aquel peculiar cofre parecía estar hay para saciarla,decidi acercarme a el a ver mas detenida mente que contenía este,mientras pensaba en quien haba echo ese increíble objeto mágico y si por alguna extraña razón ese alguien era ese misterioso viejo o incluso quien sabe aquel caballo alado serian personas muy interesantes y dignas de estudio.

a llegar a el se percato que no era el único  con hambre o interés y observo mas detenidamente el cofre.