Partida Rol por web

Salimos de la tienda con lo que necesitábamos estaba pálido me quedé estático,casi muero o me herían de gravedad pero él no huyó o se escondió el intento defenderme... Sin dudarlo me acerque y abracé a Kushikime.

Gracias.

Me despegue y procedí a caminar.

Aún tenemos cosas que hacer vámonos.

No podía creer que había salido intacto de aquel acontecimiento sin ningun rasguño, le daba gracias el haber conocido antes el ambiente de "mercado" que podría llegar a ser tan ostil, aun así se sentía agradecido de que el hombre escuchara razones.

Al ver la reacción de ankiel solo puse mi mano en su hombro - para eso estan los amigos, aveces las personas me miraban con admiración, pero otras decían que eran patrañas y que era una abominación. Seguro que tu también lo pasas difícil aveces.

Al ver a ankiel caminar dice - claro, todavía tenemos que ir a que nos hablen de aquellas cartas, espero sea menos peligroso hahaha. 

Riendo irónicamente, nos dirigimos a aquella tienda llamada perdición y desesperanza que nos había indicado flinn. 

Espero el nombre sea solo decorativo amigo..  

Miro inexpresivo a Maximus y rápidamente creo en mi mente alguna solución que me parezca plausible.

Tengo que admitirlo...necesitamos al Profesor Botellahierba y su consejo. Corramos hacia allá y entonces propongo que vigilemos el lugar de reunión desde antes. Sigo sin fiarme de nada.-digo sin ver a nada.

Saco mi carta de mis bolsillos y la observo antes de mostrarla a los demás, pero justo antes de voltearla me doy cuenta de un detalle que empiezo a tratar de descifrar.

Mi carta tiene una llave, la de Arabella un escudo y la tuya una corona...¿tendrá eso algo de simbología?-digo al aire pensando en que es algo importante. Trato de detectar si hay magia en ellas.

Doy vueltas al asunto mientras señalo a los demás los detalles. No digo una palabra más y camino hacia la puerta adelantándome a la respuesta de mis compañeros.

En el tiempo que había estado en la ciudad Lecog se tomó el tiempo suficiente para aprenderse el nombre de varias calles importantes por lo que aunque la Lanceta era una calle pequeña esta desembocaba en una más relevante por lo cual, luego de ingresar en la ciudad por el Puente Alto (uno de los dos grandes puentes que dan acceso a la gran ciudad en si) solo tuvo que preguntarle a un ciudadano para ya saber donde dirigirse.

Tenían que avanzar por la avenida principal, atravesando la Plaza de Eodred, y luego tomar la avenida que giraba hacia la derecha que desembocaba en la plaza semicircular en la cual estaban hubicados la mayor parte de las tiendas más importantes de la ciudad conformando el centro del comercio, el mercado más importante, llamado El Paseo de Eodred.
Mientras caminaban atravesando esta concurrida plaza van viendo una tienda que parece especializarse en arcos y trampas del estilo de las que se colocan en bosques para cazar, ven una pequeña tienda enfocada a la exploración dedicándose a vender mapas y libros de geografía, una tienda de comestibles cocinados al vapor siendo el principal producto tratado la carne de todo tipo de animales más o menos exóticos, una concurrida taberna, una relojería, una tienda especializada en la venta de equipo para animales de monta y jinetes, una joyería, una tienda especializada en la venta de los mejores pescados frescos y demás productos de las aguas de todo tipo, una extravagante tienda repleta de frascos y polvos para componentes de pociones, reactivos alquímicos y rituales mágicos... justamente de esa misma tienda vieron a dos jovenes de aspecto bastante llamativo salir airadamente de la tienda. Esos jovenes los reconocieron, eran Kushikime y Ankiel.

Por como habían salido parecía que acababan de tener un problema algo grave... tanto fue así que Ankiel se veía bastante alterado y una vez se hubieron alejado lo suficiente de la tienda Ankiel acabo por abrazar a Kushikime.

Luego ambos se separan, rompiendo el abrazo y Kushikime le dice unas palabras al otro apoyando la mano en el hombro de Ankiel. Lecog y Kristal recién alcanzan a estar lo suficientemente cerca de ellos solo para escuchar la última parte de lo que dijo Kushikime.

— Claro, todavía tenemos que ir a que nos hablen de aquellas cartas, espero sea menos peligroso hahaha.

Entonces, al voltearse, este también los ve a ambos.

Oned mira fijamente la carta en su mano... cierra los ojos reuniendo ese poder latente en su ser, y cuando los abre ahora puede ver claramente un aura nitida que además percibes que arremolinadas en realidad se tratan de dos auras entremezcladas. Que un aura como esa emane de esa carta confirma que se trata de un objeto mágico.

Concentro mis esfuerzos en tratar de distinguir las auras presentes en las cartas

En susurros le digo a Kushikime.

Son Lecog y Kristal que vamos a hacer si nos llegaron a escuchar,debemos mantener todo en secreto de ellos.

Responde susurrando -no lo se, podríamos decir que un profesor nos hablo de la adivinación y que nosotros fuimos a comprobar si a pesar de que no era "magia verdadera", nos intereso esas cartas. 

Pero solo si preguntan.

En este punto pensaba que las cosas podrían ser o muy buenas o muy malas, pero trataba de disimular su cara de sorpresa.

Lecog y Kristal ven que ni bien Ankiel y Kushikime los vieron, ambos se pusieron a susurrar cosas al oído del otro de manera bastante sospechosa.

Todos salen rumbo a la Universidad. Siguen la avenida principal, atraviesan la Plaza de Eodred y luego el Puente Alto para salir de la gran ciudad; finalmente cruzan el campo hasta alcanzar las murallas de Orilla Este. Maximus se nota un poco hastiado por esta larga caminata porque ya es la tercera vez que la hace en muy poco tiempo.

Como era costumbre encuentran al viejo Tepest con varios instrumentos sacados de algún salón hacia el verde predio con césped que había entre los tres edificios, como un pizarrón y algunos libros. Allí, con un radiante resplandor gracias al reflejo de la luz del sol (especialmente reflejada por el pelaje blanco inmaculado de Filo) contemplan la escena del anciano Gnomo dictandole algo al caballo alado que tomaba nota tumbado en el césped sosteniendo una pluma en sus dientes con un tintero a un lado. De vez en cuando soltaba un relincho con brío, cosa que rara vez lo escuchaban hacer, al parecer en reproche por la velocidad de dictado y su dificultad para escribir.

Tepest los ve acercarse y se sienta en una pequeña silla tomando un descanso de la clase.

— Jovenes... — Los saludo el pequeño anciano — ¿Se han puesto todos de acuerdo hoy para venir a verme? Lecog y Kristal me han dejado un recado para ustedes.