Partida Rol por web

Edward usa el baño comunitario para darse una ducha, lamentablemente, el agua sale templada y Edward que siempre se ducha con agua hirviendo, apenas tarda un par de minutos del frío que tiene. Tras ducharse vuelve a su habitación y se dedica a leer un grueso volumen sobre Las Guerras Médicas, fumando un cigarro detrás de otro.

Tras instalarme en la habitación, repaso con sumo detalle las características de la habitación y del hotel en general. Siempre soy curioso, me fijo en las medidas de seguridad, salidas y escaleras de emergencia, etc. Si, soy de naturaleza desconfiada.
Tras la inspección decido bajar a hablar con Amanda, por lo que bajo a recepción
—Buenas tardes, Amanda. ¿Qué tal van las cosas por el pueblo? Los temas académicos de los que hemos venido a hablar mis compañeros y yo son apasionantes, si quiere puedo explicarle algo, pero hay otra cosa que me apasiona y son las historias raras de los pueblos, esas que se han perdido en la gran ciudad.
—Le importaría que la acompañara un rato y me contara Ud. las historias "raras" de éste pueblo, ya sabe, esas que se cuentan en voz baja?

Si quiere que le cuente algo sobre la epistemología y su aplicación al estudio del lenguaje, puedo darle una breve explicación mencionando nombres de filósofos y términos técnicos farragosos sobre el lenguaje a partes iguales, para abrumarla un poco.

Echo un vistazo a Collins y Marlowe, la clara referencia del barman a nuestro padre Hoyt me da a entender que apenas viene gente por aquí. Es posible que incluso no haya muchos enfermos ingresados en el psiquiátrico.

Espero a que el barman regrese a la barra junto a nosotros y retomo la conversación: - Si los familiares no vienen por aquí, sólo tendrá de clientes a los parroquianos habituales... ¿y alguien del psiquiátrico? Supongo que los trabajadores de vez en cuando se dejarán caer por aquí para desahogarse... ¿no? - pongo cara de interesado, se me da bien, no es la primera vez que lo hago.

Mi tono adulador y la mirada llena de curiosidad deberían hacer el resto.

—Antes venía de vez en cuando el doctor Freygan a tomar una cerveza para relajarse después del trabajo. Pero después de..., quiero decir, ahora tiene mucho quehacer y ya no viene por aquí. Tampoco he visto celadores en mucho tiempo.

¿Les pongo otra copa? Aprovéchense, con esa chufa de la Ley Seca es posible que me quede pronto sin existencias. O que dentro de poco vengan a apretarnos las tuercas.

-¿Después de? ¿Ha ocurrido algo? Espero que no... No me gustaría que la Universidad nos haya mandado aquí para tener que irnos con las manos vacías...-digo, para después añadir-no debería... Pero ponga otra cerveza para mí. 

—Ay, amigo, para temas académicos estoy yo, quite, quite, servidora hizo los estudios básicos y con eso me ha servido para llevar el hotel toda la vida. Historias raras. De eso sí que tenemos aquí pese a ser un pueblo pequeño. Pero no me gusta contar esas cosas, que una no es una chismosa.

El señor Kern llena una generosa jarra a Collins. Al preguntar eso, los parroquianos echan una mirada al barman, deteniéndose la partida por unos instantes.

—Nada, nada, una discusión de bar sin importancia. La gente bebe y dice lo que no debe decir. Eso es todo.

Mientras descansas en el sofá, escuchas las palabras de Olmer y la señora Seaforth en la recepción. Quizá puedas estar interesado en unirte a la conversación o tan sólo escuchar desde tu cómodo parapeto.

- No se preocupe Collins... - digo bajando algo la voz para que sólo el barman y mis dos compañeros puedan oírme. - Lo he visto en otras ocasiones. Seguro que Freygan discutió con alguno de... - echo un vistazo a la mesa de parroquianos - ellos. Puede que hubiera algún intercambio de puñetazos... nada sin importancia. La gente sabe dónde disparar cuando quiere herir. Los ánimos se calientan... Lo normal cuando hay alcohol de por medio. ¿No, señor Kern? -

Sacudo la mano como intentando quitarle importancia: - He oído de todo en esta vida, desde un tipo al que acusaban de hacer pactos con el diablo, otro al que acusaban de haber quitado de en medio al marido de su nueva amante, otro al que llamaban secuestrador de niños... de todo. La gente habla y no hay por qué hacer caso a las habladurías... No creo que lo que dijeran de Freygan fuera tan grave, ¿verdad? - dirijo mi mirada hacia el barman... Quizá si va siguiendo el hilo de mi conversación se le vaya la lengua...

Las guerras médicas te resultan tan apasionantes que a los quince minutos se convierten en un eficaz somnífero. Sueñas con un afeminado Jerjes y un montón de espartanos con el torso desnudo enfrentándose de forma ralentizada a seres deformes. Cuando despiertas, ya a la hora de la cena, te preguntas cómo tu mente ha podido elucubrar semejante despropósito.

Kern hace un gesto con la mano derecha sacudiéndola de un lado a otro, como diciendo que quizá no tan grave, pero grave. Sirve otra copa a Kellemport y a Marlowe, aun sin habérselo pedido. Cuando pasa un rato dice por lo bajo:

—Bowen mencionó las curiosas amistades de Freygan. A Freygan, si ustedes me entienden. Estaba borracho e insultó en repetidas ocasiones al doctor.

—¿Y cómo respondió el doctor?

—Se limitó a ignorarle, pero luego Bowen, a la semana...

Kern está visiblemente agobiado.

¡maldita sea! Me había quedado dormido... quería aprovechar para estudiar algo y que cundiera la tarde pero nada...era ya la hora de la cena, así que me levanto me visto, voy al baño y me lavo la cara y las manos, luego desciendo al piso de abajo rumbo al comedor.

-No me diga que fue a golpear al buen doctor... Que escándalo...-digo, adelantándome a los acontecimientos, aunque realmente dándole pie para continuar-por las amistades de Freygan... ¿Negros? ¿Asiáticos? Bueno, no es algo para ponerse tan nervioso, ¿no?

Escucho la conversación de fondo, hoy estoy especialmente contemplativo. La lluvia del exterior me relaja y me centro en la infusión y lo que pueda captar a mi alrededor.

—Ahh, no no!!

—No son chismes lo que me interesa, son historias locales para estudios antropológicos. Me interesan las historias en si mismas, los nombres de las personas dan igual ya que de pueblo en pueblo cambian, pero las historias en si mismas no. Se sorprendería Ud. si conociera lo mucho que se parecen las historias de los pueblos, por supuesto con protagonistas y sitios diferentes. Un colega de otra universidad les ha propuesto el nombre, poco afortunado a mi parecer, de "leyenda urbana".  Seguro que ha escuchado Ud. la historia de hombres que viven en las alcantarillas, o la de la serpiente que tomaba leche del pecho de una madre que acababa de dar a luz... esas historias son las que me gustaría escuchar, pero cuanto más concretas y localmente situadas, mejor!! 

Pongo toda la cara de inocente que puedo.

—No, no, no pegó al doctor, aunque lo puso verde por su amistad con los ocupantes de Stonecrest. Pero vamos, lo importante no es eso, lo importante es que a la semana Johnson se encontró a Bowen atropellado en la carretera. Desde entonces no hemos visto el pelo a Freygan.

- ¿Stonecrest? - pregunto extrañado. No me suena el nombre. El dato del atropello es anecdótico. Puede que casualidad o puede que no, pero no hay pruebas de nada, o de lo contrario Freygan estaría en la cárcel. 

—Si se trata de estudiar, hay unos tipos de lo más peculiares en la colina de Stonecrest. Una chusma de desharrapados. No son cristianos, y además son ladrones y borrachos, insultan, amenazan y en general se comportan de forma insolente con todos aquellos que creen que pueden intimidar. Nadie recuerda cuándo se establecieron en la zona. Es lo más parecido a hombres de alcantarilla que tenemos por aquí. Si tuviéramos hombres como Dios manda en Greenwood los echarían a patadas.