Partida Rol por web

—Ok, por intentarlo no pasa nada.

Lo intento con el despacho de Freygan.

Visto el excelente desempeño de Olmer con la cerradura del otro despacho, dejo descansar la pala y espero a que se acerque para evitar más estruendos.

- Olmer, ¿en qué universidad se aprende eso de las cerraduras?

Hago un gesto con la mano a Marlowe y le susurro... - Vamos a la otra estancia. Ándese con ojo. - *

Con cuidado y empuñando mi revolver en la diestra, y sujetando la pala en la siniestra, avanzo y entro en la última habitación inexplorada de la zona... De hecho, antes de entrar se me ocurre una idea. Freno a Marlowe con un gesto de la mano y asomo primero la pala por la puerta... Quizá si hay un tipo con una escopeta dispare a la pala en cuanto vea algo de movimiento.

Si no dispara nadie me asomaré con cuidado listo para disparar yo.

Abres la puerta de la habitación con cuidado. Nadie reacciona ante la intromisión de la pala, tampoco había luz. Podéis respirar aliviados de momento, parece que el pasillo principal está completamente despejado. No obstante, no podéis saber nada de lo que hay más allá de las puertas blindadas.

Por lo que veis, estáis ante la habitación de una mujer. Hay una cama, una mesita con dos cajones y tres espejos. Los muelles de la cama han cedido bastante, probablemente debido al peso de su propietaria.

—Yo no sé si a usted le pasa, pero esta situación me pone de los nervios. Llevo un rato dándole vueltas al asunto. ¿Para qué han necesitado llevarse la escopeta? ¿Nos han oído después de todo? Y si no es así, ¿qué hacen con ella? ¿La necesitan para achantar a los pacientes? ¿No es suficiente con la porra?

Oiga, lo de las bolitas esas me recuerda un juego que le vi hacer a un negro. No un negro cualquiera, un negro importante, se llevaba bien con el padre Hoyt. Dibujaba formas con ellas, y el interior del dibujo parecía que pulsaba y formaba protuberancias y depresiones. Era algo muy siniestro. Hay personas que son capaces de jugar con el espacio y el tiempo como si fuera una diversión ligera.

El despacho de Bristol ha quedado abierto, la luz está apagada.

- A mí también me pone de los nervios, - comienzo - pero en mi trabajo me pagan por controlar esos nervios... - añado.

- La escopeta a lo mejor se la han llevado antes de que empezáramos a hacer ruido... quizá la necesiten para controlar a la bestia tras la puerta blindada... o lo que sea que haya allí. - indico pensativo. Realmente es lo que me parece más probable.

- En cuanto a lo de las bolitas y jugar con el espacio tiempo... no son más que chorradas... pero por si acaso... - dejé las explicaciones y registré la habitación de la mujer concienzudamente. Por si las moscas tumbé los tres espejos y los rompí antes de ponerlos cara al suelo.

Entráis en el despacho. Es una habitación angosta de forma rectangular, no tiene ventana y el aire resulta viciado por el olor a sudor y a respiración concentrada. Al fondo hay un escritorio, con algunos papeles y elementos de escritura desordenados, a vuestra izquierda una puerta.

- Pongámonos manos a la obra, rápido - dice mientras se sumerge en el apasionante mundo del "desvalijamiento" de escritorios.

Desearías no haberte puesto a buscar. Hay secretos arcanos que deberían permanecer ocultos ante los ojos de los mortales. ¿Qué mente humana podría haber urdido semejante ropa interior? Con bragas de ese tamaño podrían haberse tejido sábanas para todo un regimiento. ¿Y los sostenes? Sin duda creados por un ingeniero de puentes. La propietaria debía dar de comer a toda una industria de paño.

Tras los espejos no hay nada, aunque por romperlos tendrás veintiún años de mala suerte. O eso dicen las viejas.

Nada fuera de lo usual ni en la habitación ni en el escritorio, aunque los papeles denotan que Bristol ha estado haciendo cuentas, sobre todo porque hay a menudo garrapateados símbolos del dólar. ¿Tanto dinero mueve el manicomio? Suposiciones no obstante, quizá un libro de cuentas pueda arrojar mayor luz sobre ese asunto.

Manoseo y rebusco por el despacho con precaución.

- Aquí no hay nada de interés… volvamos rápido con el resto. Hay que avisarles del tema de la escopeta, y por ahora, creo que hemos acabado con esta planta. – miro a Marlowe para confirmar que está de acuerdo y comienzo a encaminar mis pasos para reunirnos con el resto. Intento pensar en otra cosa, de lo contrario me volveré loco recordando esos sostenes y ropa interior... Puaggg...

—En la carrera de Filología no sabe lo que puede llegar a aburrirse uno y claro, hay mucha cosas interesantes por ahí fuera...

—Vayamos a por el otro despacho!

-Bueno, ¿qué despacho desean registrar ustedes?

Cuando os dais cuenta, Steiffen y Palance ya se han puesto a la tarea en el despacho de Bristol, podéis trabajar por vuestra cuenta si así lo queréis en el de Freygan.