Partida Rol por web

Intento volver a levantarme y alejarme del monstruo y de sus terribles ataques como buenamente puedo haciendo zigzags o como el buen Dios me de a entender.

Los cigarrillos van cayendo. Parece algo rudimentario, pero dejas una señal que será muy útil a tus compañeros si vuelven a buscarte. Según van llegando tus captores cargando contigo a la celda, escuchas un zumbido eléctrico que se mantiene de forma constante. Parece que viene de más allá de la puerta del fondo del pasillo. Bristol abre la puerta de la celda elegida y te dejan en el suelo. La habitación tiene las paredes acolchadas. Ya no tienes tu arma, pero no se molestan en registrarte demasiado para quitarte tus cosas. Bristol está herido, necesita atención médica, y no te creen capaz de suponerles inconvenientes así que cierran tu puerta y te quedas a solas.

Antes de que te encerraran, pudiste ver que a ambos lados de tu celda había habitaciones contiguas.

En cuanto me dejan a solas dejo de fingir. Sí, me encuentro débil y en un estado lamentable, pero no estoy paralítico.

Me coloco sobre mis rodillas con temor a levantarme para no marearme, y por si acaso mi pierna no aguantara el peso en mi estado y examino el lugar donde estoy, y busco posibles salidas.

Luego me preocuparé por intentar contactar con las habitaciones contiguas por si tuvieran otros rehenes.

-¡Maldita sea, ¿por qué no se muere?!-pregunto al aire, mientras me pongo a correr en dirección a la salida. Mientras avanzo, intento recargar de nuevo la escopeta. Quizás siguiera sin tener ningún efecto, pero al menos debía intentarlo. 

En principio no hay ninguna salida, salvo la puerta. La celda es una estancia cuadrada con un acolchado en las paredes de aspecto soso y amarillento. En la pared hay un respiradero, demasiado pequeño como para que pueda pasar un hombre adulto y la puerta tiene una mirilla para que los celadores puedan vigilar a los internos. No hay retrete, eso explica el olor rancio que mezcla orines, heces y lejía en un rincón. En la pared acolchada, hay una inscripción grabada: «Peter Hoyt estuvo aquí». Estás en la misma celda donde retuvieron al hermano del padre Hoyt. Mucha seguridad para un supuesto caso de estrés. Incluso de adicción a los narcóticos. La puerta muestra el ojo de la cerradura también por la parte de dentro.

Freygan ataca de nuevo. Sin cortesía ni preámbulos lanza sus puños elásticos contra Palance y Olmer. Palance consigue esquivar a tiempo el golpe, pero Marlowe recibe el puño despiadado del doctor en las costillas, cayendo al suelo de forma aparatosa igual que Palance hace unos instantes. Collins intenta recargar su escopeta a la carrera, pero las manos le tiemblan de puro pánico y de nuevo uno de los cartuchos se le cae al suelo mientras maldice entre dientes.

Estáis fuera del edificio del manicomio. Gracias a la astucia de Olmer a la hora de evitar que la puerta pudiese cerrarse habéis conseguido salir de la ratonera.

Podéis huir hacia el coche, sabiendo que Freygan os pisa los talones o intentar esconderos entre alguno de los setos del manicomio igual que puede haber hecho Steiffen, al que no veis por ninguna parte. Pero claro, la posibilidad de ocultaros sólo existirá si Freygan está distraído con algo.

La noche y la lluvia son vuestras aliadas a la hora de esconderos, y en las afueras del recinto del manicomio está el bosque.

Sospechaba que estos malditos habían asesinado al hermano del padre Hoyt, y aquí parece que tengo la prueba.

Saco mi bloc de notas del bolsillo de la gabardina. Menos mal que estos tipos son unos inútiles. Cojo un lapicero y rápidamente tomo nota de la inscripción del interior de la celda. Añado unas pocas notas haciendo un resúmen de nuestros descubrimientos aquí. Si por lo que sea no consigo salir de ésta, al menos que uno de mis compañeros haga llegar esta información a las autoridades pertinentes. Deben cerrar este lugar salido del infierno cuanto antes.

En cuanto acabo arranco la hoja del bloc de notas y me la guardo en el calcetín, por si les diera por registrarme más tarde, ya me encargaré de soltar la hojita en algún sitio donde alguien pueda encontrarla.

Luego registro meticulosamente la habitación en busca de algo que me sirva de ayuda.

Apuesto por el camuflaje, en muchas ocasiones en mi vida de zoólogo me he visto en la obligación de tener que pasar desapercibido por criaturas feroces. Así que intento aprovechar mi experiencia para esconderme y ver si acaba de arder el monstruo.

Empiezas a revisar meticulosamente la celda. Miras en cada rincón, en cada costura de las paredes acolchadas, revisas la cerradura, la mirilla, el respiradero.

Y bingo, encuentras algo muy interesante. Hay una especie de deshilachado en una de las costuras de la pared acolchada, dentro de forma disimulada hay ocultos dos instrumentos de metal, alargados y acabados en punta. Muy probablemente hurtados de la sala de exploración de Freygan. Parece que Peter Hoyt intentaba escapar de su celda, o Peter Hoyt u otro interno. Fuera quien fuese parece que no tuvo la habilidad suficiente para forzar la cerradura con ellos o no tuvo tiempo para lograrlo.

Si eres habilidoso puede resultar tu llave a la libertad.

No puedo perder el tiempo y mis amigos necesitarán mi ayuda si es que siguen vivos. La sociedad debe saber qué clases de aberraciones ocurren aquí, y alguien tiene que pararlo. Aunque me encuentro muy débil... probablemente no salga de ésta, pero les haré sufrir lo suyo a estos degenerados.

Agarro ambos instrumentos de metal dando las gracias mentalmente a Peter Hoyt, y me acerco hasta la cerradura.

Primero escucho que no haya nadie cerca, y luego trato de manipular la puerta, rezando a Dios que consiga abrirla. Joder cómo hecho de menos mi revólver.

Por un momento la imagen del rostro de Linda viene a mi imaginación... en buena hora acepté este encargo, debería haberme quedado entre sus brazos.

Yendo a la carrera hacia fuera del manicomio corro hacia el bosque para tratar de ocultarme.

En cuanto escucho el golpe y la caída de Marlowe aprovecho para tirarme al suelo y ocultarme entre la maleza.

No es lo más digno, pero primero hay que encontrar algo con lo que luchar contra esta bestia inmunda!

Soy consciente de que ocultarse es la mejor opción... Pero quizás éso no valga. La aberración que era Freygan parece enloquecida, y nadie asegura que no empiece a golpear todo al azar y arrasar con todo hasta dar con un objetivo para su furia. La mejor opción es correr. O, al menos, puede intentar salir de allí y hacer de cebo para que el resto puedan escapar. Por éso sigue corriendo, evitando hacer uso de los arbustos en los que podría haber tratado de esconderse. 

Te resulta difícil saber si hay alguien cerca o no, sobre todo con el escándalo de los internos, aunque sí que es cierto que no parece provenir ruido de las habitaciones que están junto a la tuya. A través del escaso ángulo que te permite la mirilla no parece que haya persona alguna, ni tampoco ruido de pasos. Probablemente tengas suerte y Charity esté ocupada curando a Bristol, con lo cual el pasillo esté vacío.

Aun así, los nervios te juegan una mala pasada y fallas tu primer intento de abrir la puerta. Te tiemblan demasiado las manos debido al daño sufrido. Dentro de un rato desaparecerá el efecto del calmante y sabrás de nuevo lo que es el verdadero dolor.

Freygan ve vuestras intenciones de escapar, pues tanto Collins como Olmer toman dirección hacia la puerta. Lanza uno de sus brazos elásticos hacia el detective, que es quien lleva la ventaja con el fin de derribarlo y evitar su huida. Sin embargo, el suelo está resbaladizo y Marlowe anda por los suelos echando la bilis. Cuando Freygan está a tiro, Marlowe le zancadillea y Freygan cae al suelo. Marlowe intenta disparar a la cabeza de la criatura, pero su dolor le hace fracasar.

Olmer y Collins logran escapar del recinto del manicomio y Palance se aleja del área donde está el monstruo. Sin embargo, está tan alterado que no se decide por un buen lugar donde ocultarse.

Olmer jamás hubiera pensado lo tremendamente útil que iba a ser colocar esa piedra para evitar que la puerta se cerrase.

Paro un instante, respiro hondo y espero unos segundos a ver si las manos me dejan de temblar.

Si quiero salir de ésta con vida tengo que centrarme y usar la cabeza.

Parece que Charity y Bristol no andan muy cerca así que voy a volver a intentarlo con la cerradura... pero de nuevo mi empeño se ve frustrado. Estas ganzúas improvisadas no son muy buenas... Maldita sea.

El tiempo pasa, y parece que no hay resultados, lo cual te enerva y hace temer lo peor. Cuando te sientas frustrado en el suelo, tras tu último intento, te parece escuchar un sonido que viene de la celda contigua, al este. Es una melodía entonada con un murmullo gutural, muy rara, incluso te parece antigua.

No quiero interrumpir a nadie, pero sea quien sea... si no esta con mis carceleros, a lo mejor puede ayudarme a salir de aquí. Me acerco a la puerta, vigilo que no haya nadie cerca, y susurro hacia la puerta de la celda contigua, al este.

- Psssssst... ¡Eh! ¡Hola! ¿Hay alguien ahí? - pregunto lo evidente, pero no se me ocurre otra forma mejor de entablar conversación en estos instantes.

- Oye, ¿también estas encerrado como yo? ¿sabes cómo salir? -

Sólo oyes ruidos guturales producidos por un intento de hablar con una mordaza en la boca. Sea quien sea quien esté en la habitación de al lado, no puede comunicarse contigo de viva voz. Eso hace que tu desasosiego se incremente, aunque piensas que hay personas que en estos momentos corren una suerte peor que la tuya en ese edificio.

Me aseguro varias veces, que ni Freygan ni su séquito me siguen y corro durante mucho rato a través del bosque en dirección al coche aparcado. Voy por el bosque, alejado del camino tratando de avanzar paralelo al camino para no perderme.

Cuando llego a la zona por donde creo que dejamos el coche, susurro el nombre de mis compañeros habiéndome asegurado antes que no se escuche nada y que no haya nada que se mueva por la zona.