Partida Rol por web

Un trago antes de morir

Prólogo: Lejos de casa

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04/06/2014, 13:10
Director

6 de diciembre de 1941

Aquellos viejos ladrillos rojizos como la arcilla llevaban siglos siendo el pilar de la educación en el país, el más prestigioso lugar donde un muchacho de clase alta podía llegar a estudiar. En algunos edificios del campus incluso se podía llegar a ver como la hiedra había ido cubriendo la fachada y protegiéndola de las inclemencias del tiempo y la creciente contaminación de la cercana gran ciudad de Boston.

William se encontraba bajo el techo abovedado de la famosa biblioteca Widener de la universidad, estudiando en una de las viejas mesas de roble a la luz de una de sus verdes lamparas que brotaban de una farola en miniatura colocada en el centro de la mesa. Había varias decenas de estudiantes allí con él pero el silencio era tan sepulcral que podía escuchar como rumiaban los brillantes cerebros, futuros faros de la sociedad.

La mayoría de ellos ansiaban ser como su padre quería que él fuera, colocados bajo el ala protectora de sus progenitores y modelados a su imagen y semejanza, de salir de aquella cuna del liderazgo que era Harvard convertidos en los auténticos hombres que decidirían el mañana.

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04/06/2014, 15:11
William T. Sherman

   "Veritas". Rezaba el lema de la prestigiosa universidad de Harvard. Y la verdad era la meta de William T. Sherman. El joven bebía códigos legislativos, estudiaba la jurisprudencia de los Tribunales sobre casos que en sus días fueron controvertidos. Su orgulloso padre habia pensado para él un futuro brillante, pero el futuro que William quería estaba más allá de sentenciar a parricidas y condenar a muerte a delincuentes y asesinos. Más allá de sentenciar a favor de una gran multinacional sobre una expropiación. El futuro de William era encontrar la verdad. La busqueda de la verdad más perfecta.

   Su estudio era vocacional. Culpa de su padre, pero no porque le empujara a estudiar leyes como a muchos de sus compañeros. Sino porque el Juez Abraham Sherman no dejaba de hablarle a su hijo de sus casos. El "viejo", como lo llamaba cariñosamente William, se llevaba trabajo a casa y el chico creció escuchando discursos y diatrabas legales de su padre, aprendió a leer con los viejos códigos y desde muy chiquitín aprendió a amar la Constitución de los Estados Unidos de America.

   Por eso era un joven feliz. Porque estaba allí por pura vocación y amaba lo que hacia. Y porque sabia que su padre se encontraba henchido de orgullo por su hijo. Y para un hijo, no hay nada que reporte mayor felicidad que saber que es el orgullo de su padre.

   Levantó la mirada del libro que estaba estudiando y pensó en las fiestas que estaban prontas. Su madre prepararía el caldo tradicional y que llenaba de calor los estomagos y los corazones de la familia en los fríos días invernales. Compartiría una copa de cognac o brandy con su padre mientras el "viejo" le invitaba a un puro. Hablarían de leyes, como no podría ser menos, y así Abraham Sherman podría calificar el aprendizaje de su hijo. Pero también hablarían de caballeros ¿O es que solo las mujeres pueren hablar de lo que les sucede a sus iguales? Las niñas, que ya no eran tan niñas, intentarían deleitar a la familia con sus agiles manos sobre el piano. Y seguramente recibirían la visita de la familia de su prometida, Alexandra Bremner. Ardía en deseos de volver a verla, pues habian pasado un par de meses desde las anteriores vacaciones que le dio la universidad. Y todos juntos degustarían la copiosa comida que prepararía el servicio. 

   William Thomas Sherman era un hombre afortunado.

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05/06/2014, 14:33
Director

William se quedó en la biblioteca estudiando hasta tarde. Cuando la noche le alcanzó era el último alma que quedaba en la sala de estudio y se le había pasado el tiempo tan rápido que ni se había enterado. Para él las leyes, y esa búsqueda particular de la verdad, eran muy apasionantes. Hasta el punto de sumergirse absorto en la lectura de las interesantes palabras e historias de sus libros y perder por completo la noción del tiempo. Tuvo que ser el bedel Carter el que le informara de que ya era hora de regresar a su cuarto.

-Ya es suficiente por hoy, chaval. - Le dijo con una sonrisa. -Tengo que cerrar este sitio y no me gustaría dejarte dentro, aunque estoy seguro de que ni te enterarías. -Bromeó.

Tras dejar sus apuntes en clase acudió a una de las tabernas cercanas donde los estudiantes de relajaban tomando unas cuantas pintas y se desfogaban de los estudios lanzando unos dardos a la diana del establecimiento o sus particulares dardos a las chicas en forma de piropos. No en vano era un bonito sábado invernal y ya había cumplido con sus obligaciones para aquella semana. Al día siguiente era domingo, y era el día que su planificación semanal de estudios le permitía descansar.

Nada más entrar por la puerta. Robbie Dalton, su compañero de habitación y amigo, le recriminó su tardanza y le pasó una pinta de cerveza fresca y sabrosa mientras le decía en tono jocoso:

-Sherman, algún día esos libros van a absorberte de tal manera que la hiedra va a empezar a trepar por tus pantalones.

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07/06/2014, 18:49
William T. Sherman

- Entonces, Carter, ese día me harás el hombre más feliz del Mundo. - Bromeó William. - Pronto darán las vacaciones de navidad y esta biblioteca se quedará desierta... - Meditaba mientras echaba un vistazo al rededor que podía calificarse como prematuramente nostálgico. - Gracias por el aviso Carter habia olvidado... ¡Oh Dios! Robbie Dalton me va a despellejar. Gracias por avisarme.

   Y se marchó hacia su habitación para prepararse para la noche del sábado. Además de un gusto especial por lo que hacia, el exito de William se basaba en la constancia y sus calendarios. Su compañero se mofaba de él diciendo que tenía la mente cuadriculada de un estirado militar, pero William estaría perdido sin sus estrictos horarios. Y no eran tan devastadores, con una buena planificación cualquier estudiante podia tener tiempo para estudiar, hacer deporte, relajarse y dormir en el mismo día. Todo era cuestión de planificar un buen horario y aprovechar cada hora sin que el demonio de la pereza logre vencerte.

   Tuvo que ponerse un largo abrigo grueso, gris, y una bufanda granate para paliar el frío de la tarde. Caía una suave nevada pero lo inclemente era el viento, que calaba hasta los huesos. Por eso cuando entró en el Lukey's Boat William dejó exhalar un suspiro de placer ante la placentera y cálida atmosfera que era capaz de auyentar hasta al más frío de los demonios. Eso, y que no se habia ni quitado el abrigo y ya tenia una pinta en la mano, cortesía de su amigo y compañero de habitación Robbie Dalton.

  - Hey Dalton. ¿Que haces que no estás con Lucy? - Señaló William, al tiempo que daba un trago a la cerveza tostada, a una joven estudiante pelirroja, de piel blanca y graciosas pecas alrededor de su nariz. - ¿Hay alguna novedad? Hoy estás especialmente generoso, ¡gracias por la cerveza! - Exclamó antes que a su amigo se le ocurriera pedirle retribución por la cerveza.

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09/06/2014, 13:10
Director

-¡Tendrá cara este gorrón!- Exclamó su amigo fingiendo estar indignado, luego se giró hacía el camarero para pedir otra pinta. -Luke, sírveme otra pinta que mi amigo Sherman me ha robado la mía a punta de navaja.

Se respiraba un grato aire de camaradería en el Luckey´s Boat, toda la pandilla al completo se llevaba muy bien y siempre estaban bromeando y haciendo las típicas trastadas de universitarios. Llenaban muchas de las horas libres en aquella taberna y trataban de conquistar los corazones de las cándidas jovencitas que se dejaban caer por allí. Muchos de ellos ya tenían novia en sus respectivos lugares de origen pero aún así ayudaban a los solteros a ligarse a una de las chicas. Cuando uno de ellos lo conseguía no sólo era una conquista individual, se transformaba en una victoria colectiva, un éxito para el grupo.

Robbie Dalton era un soltero empedernido, uno de esos jóvenes muchachos rompecorazones que no repetía chica más de dos noches seguidas. Y si lo hacía era porque quería ligarse a la amiga que iba con la chica en cuestión.

-¿Lucy qué?. -Le dijo volviéndose hacía él con las cejas enarcadas. - No conozco a ninguna Lucy... -El tipo era un bribón. Pero un bribón capaz de darlo todo por ti si te veías en apuros, era un buen amigo.

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09/06/2014, 15:24
William T. Sherman

 - Eres incorregible Dalton. - William le dio un buen trago a la pinta, manchandose con la espuma blanca y limpiandose con la manga del abrigo. Robbie Dalton era un auténtico Don Juan. Los amigos siempre bromeaban con que un mal día, Robbie recibiría la visita de un padre enfurecido, o que tras unos meses, una de sus amiguitas regresaría a buscarle con un bonito bombo. En esos momentos, y ante esas bromas, Robbie setensaba y siempre terminaban pensando maneras de salir de aquel atolladero. Al menos, William tenía algo que agradecerle: Siempre encontraba un lugar solitario para sus escarceos, dejando la habitación que compartían sin mancillar.

   El cálido interior de la taberna, el jolgorio y el alcohol de cebada que bajaba por la garganta del muchacho, ayudó a que entrara en calor hasta tal punto que empezó a sentirse incomodo con su bufanda y su abrigo. Caminó hacia donde se sentaba otro grupito, reducidísimo, de amigos de la universidad. Dejó la pinta en la mesa y se dio la vuelta. Luego volvió para mirar a la pinta y a sus amigos.

 - Tengo ojos en la nuca... - Se volvió para colgar de un gancho en una pared cercana su abrigo y su bufanda. Luego volvió con el grupo y con su inseparable amigo Robbie Dalton, sin llegar a sentarse, encorvandose y apoyando un pie en el huevo libre de un banco de madera entre dos amigos suyos.- Pronto nos darán las vacaciones de navidad, muchachos. ¿Hacemos algo memorable para este año? Para despedir el año. - Era una pequeña tradicion, despedir el año de manera anticipada organizando un jolgorio o alguna trastada sin importancia. Así, una vez cada uno regresara a su casa con sus familias, ya habría celebrado las fiestas con su otra familia.

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11/06/2014, 13:22
Director

-Ya me conoces... -Dalton se encogió de hombros y sonrió con esa pícara sonrisa suya que reflejaba lo mucho que le encantaba ser el Don Juan del grupo. Únicamente cuando bromeban con él ante la posibilidad de que hubiera dejado en cinta a una de sus muchas conquistas, aquella sonrisa se borraba y la preocupación se reflejaba en su rostro con cierta angustia.

Mientras le servían otra pinta a Robbie, William fue hasta la mesa donde se encontraban los demás muchachos y se quitó el abrigo y la bufanda para después colgarlas en una de las perchas, ahora que había entrado en calor se sentía algo estúpido allí bebiendo todavía con todo la ropa de abrigo puesta encima, y además, sabía que si no se la quitaba ahora iba a quedarse helado cuando saliera fuera de nuevo. Cuando dejó su pinta en la mesa y les advirtió a los demás de que tenía ojos en la nuca, un chico llamado Charlie levantó las palmas de las manos al aire y puso una cómica cara de "a mí que me registren".

Regresó con su pinta y sus amigos al mismo tiempo que Robbie Dalton llegaba con una nueva pinta en la mano y se sentó junto a los demás mientras William quedaba de pie y proponía un plan para despedir el año. Todos parecieron conformes y brindaron por la genial idea que había tenido. Propusieron algunas fechas, los exámenes no serían hasta la vuelta de las fiestas pero aún así tenían mucho que estudiar, pero no obstante podrían aprovechar el último fin de semana antes de volver a sus hogares para celebrar la Navidad y el fin de año.

-Me parece genial. -dijo Dalton. -Y ahora una pregunta importante.... ¿Alguien conoce a la rubia esa del fondo?.

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12/06/2014, 10:05
William T. Sherman

- Me parece perfecto. Cualquier día antes del 23... - William queda eclipsado por el comentario de Robbie. Por supuesto, contesta con una bufido y una sonrisa. Siempre que habia una mujer delante el resto carecía de importancia. Era normal, ¿que les habia dado ahora a todas que estaban tan guapas? William alza la mirada para fijarse en la chica que habia atraido la atención de Robbie. ¿La conocia?

Notas de juego

Antes de contestarle, la conozco? supongo que no... pero corroboramelo XD

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14/06/2014, 13:22
Director

No conocían a la chica rubia, pero Dalton tardó poco en presentarse ante ella y coquetear un poco hasta que finalmente consiguió un baile con la atractiva muchacha rubia. Los demás también habían ligado con unas rubias pero en sus casos se trataban de unas cuantas pintas de cerveza que vaciaron rápidamente y sustituyeron por otras nuevas. La noche fue divertida y se lo pasaron bastante bien. Charlie volvió a proclamarse campeón de dardos de un sábado por la noche en la taberna y Robbie sólo reapareció hacía el final de la noche, cuando ya se dirigían de vuelta a la residencia de estudiantes. Llevaba la camisa por fuera, la corbata mal abrochada, el pelo revuelto, marcas de pintalabios en el cuello y una espléndida sonrisa de oreja a oreja.

Cuando llegaron al cuarto cada uno de ellos se dejó caer sobre su respectiva cama y no tardaron ni cinco minutos en quedar dormidos como si de pronto les hubieran inducido a un coma repentino. Al día siguiente no tenían clases y después de una fiesta como aquella era un buen día para seguir la tradición de Harvard de dormir hasta tarde en domingo.

Notas de juego

No la conoces. Era para darle algo de trasfondo al personaje de Robbie.

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16/06/2014, 10:19
William T. Sherman
Sólo para el director

  Sí que habia sido una buena noche. Cuando Robbie se marchó a cazar, William cogió su sitio y se dejó agasajar con las pintas que traían sus amigos. Le tocó pagar alguna ronda, como no iba a ser menos, pero mientras fueran otros los que se abrieran paso a codazos hasta la barra y regresaran con los brazos repletos de pintas, él estaría gustoso de pagar. Ademas, empezó a apostar con los pobres diablos que no le conocían. Le gustaba apostar y jugar a las cartas, se lo pasaba bien y si podía ganar un dinerillo extra, entonces la partida habia merecido la pena. Ademas que le encantaba hablar.

   Mientras jugaba, hablaba y bebia de manera distraida. Era un joven con ínfulas, pero demasiado hablador, demasiado distraido. Hablaba, bebia, se apartaba de sus cartas... Pero aquello era toda una fachada. Nunca perdía de vista su juego, nunca olvidaba sus cartas. Y ademas, así podía distraer a sus contrincantes. Les habia sentir agusto, si querian cerveza las invitaba a una pinta, como amigos de toda la vida. A mas de uno se le calentaba el paladar y se dejaban los ahorros en la partida.

   - Si que se nos ha dado bien la noche... - Dijo al ver llegar a su amigo, mientras él se guardaba los billetes que habia ganado. Contando las pintas que habia invitado, y lo que habia ganado con el juego, habia terminado con un poquito más de dinero del que tenia cuando salió. Con lo cual... - ¿Que tal? ¿Le das el visto bueno? - Habia una bromita en el grupo. Otra de tantas. Hacian como si Robbie fuera el explorador, como si él tuviera que darles el visto bueno a las chicas antes de que cualquiera intentara nada con ellas. El catador de mujeres.

   Ya por la noche, dormiría hasta la hora de comer, y porque el comedor tenía un horario estricto. Muchas veces los amigos se habian quedado fritos y habian tenido que ir a algun lado a comer. El sitio favorito de Willian era el local de Connery, americano de ascendencia escocesa, un tugurio donde cocinaban los mejores hagis de la zona.

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19/06/2014, 12:30
Director

7 de diciembre de 1941

Cuando Robbie y él se despertaron la mañana del domingo, el reloj marcaba una hora demasiado tardía como para tener algún tipo de fe en que el comedor siguiera abierto. Pero tampoco había motivo para lamentarse, eso significaría que al menos ellos dos podían ir a comer haggis al local de Connery. No había nada mejor que algo de comida grasienta para paliar la resaca. Un rato más tarde descubrieron que no eran los únicos que se habían quedado dormidos, así que la tropa al completo se dirigió hacía Boston dando un largo paseo por el puente de Harvard que unía Cambridge con la ciudad de Boston. Una vez cruzaron el río Charles apenas tuvieron que andar un par de manzanas para llegar hasta el bar de Connery. Pidieron una mesa y se sentaron allí a comer.

El viejo Connery era un hombre entrado en años que tenía aquella tasca que a él le gustaba llamar bar desde que era un veinteañero emprendedor recién llegado del Viejo Continente a la tierra de las oportunidades. Y desde entonces cocinaba comidas típicas de su país, aunque su especialidad eran los haggis, los cuales servía con un puré de patatas. Había que reconocer que en la ciudad de Boston habría sin duda alguna mejores restaurantes para comer que aquel, pero difícilmente harían unos haggis tan buenos como los del viejo Connery.

Iban a mitad de plato cuando Robbie empezó a planificar la tarde. Al contrario que le ocurría a los demás, Robbie era inmune a las resacas. Podía tumbar a cualquiera de ellos bebiendo y levantarse al día siguiente fresco como una rosa. Él lo justificaba diciendo que se debía a que su madre era irlandesa y había heredado los genes de su familia.

-Bien, escuchad, chicos. He oído hablar de una bolera cerca de la calle Tremont. Dicen que los domingos se llenan de chicas y además hay un cine cerca. -Extendió las manos como si el plan fuera tan sencillo y obvio que estuviera mascado. -¿Qué os parece?.

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20/06/2014, 11:19
William T. Sherman
Sólo para el director

 - En serio... no se como lo haces... - Susurró Williams ante el ímpetu de su compañero. Robbie parecía fresco como una lechuga y en cambio William se debatía entre la vida y la muerte, con un dolor de cabeza de mil demonios, mal cuerpo y malestar general. Aquellos haggis eran sin duda su plato favorito, y se encontraba dandole vueltas a un trozo de asadura sin animo para comer. La resaca era mala compañera.

 - Se me ha ocurrido otra idea. ¿Por que no vamos a jugar al rugby, luego al tenis, y si sobrevivimos nos hacemos unos cuantos largos? - Por supuesto, estaba de broma. Hacer un plan semejante en el estado en que se encontraban seria morir. - ¿Una bolera? Con todos los bolos cayendo, golpeando... ¿Dices que hay chicas? - Entonces sonrió. ¡Será cabron! Y empezó a reir. - Es tú plan perfecto Robbie... conoces a unas chicas jugando, luego te llevas a una de ellas al cine... y la tienes hecha. Jajajajajajajaja estás hecho un pájaro... ¡me apunto! Oye... ¿habeis oido algo de Europa? El Mundo está como una puñetera cabra, muchachos... - Se referia a la guerra que asolaba Europa, en la que Adolf Hitler habia empezado conquistando Polonia, y luego había seguido por otros países del Norte, por un lado, y Francia, por otro.

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23/06/2014, 14:01
Director

-¿De Europa?. -Repitió Robbie enarcando una ceja con una sonrisa dibujada en el rostro. -He oído muchas cosas de Europa. He oído que las francesas son unas auténticas fieras en la cama, capaces de desarmarte con técnicas que las chicas de aquí no han oído hablar jamás.

Robbie no cambiaría nunca. Estuvieron hablando un rato sobre la guerra mientras terminaban los grasientos haggis de sus platos. Alguien comentó que Londres había sido bombardeada y que los alemanes iban ganando la guerra. Hablaron un poco sobre Hitler y sobre el avance imparable de Japón en el Pacífico. Todos habían visto en el cine aquellos avances informativos que daban como parte de guerra, en ellos se veían los Stukas planeando en picado sobre sus victimas, los bombardeos, las ciudades arrasadas, los temibles panzers disparando a edificios que caían como si estuvieran hechos de frágiles mondadientes.

Más tarde, tras abonar su cuenta en el bar, fueron a la bolera que Dalton había propuesto. Efectivamente estaba llena de chicas, aunque el sonido de la bola al estrellarse contra los bolos no era plato de buen gusto para ninguno de ellos. Cogieron una pista y lanzaron unas cuantas bolas mientras Robbie se hacía el simpático con un grupo de chicas de su edad. En efecto, aquel tipo no cambiaría nunca.

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24/06/2014, 10:48
William T. Sherman

 - Uffff... Eso hay que probarlo chicos. ¿Y si vamos a francia cuando acabemos la Universidad? Ya sabeis, una panda de jóvenes y guapos licenciados americanos... ¿Sabeis que tienen un nombre para las mamadas? Si se les llama "francés" será por algo. - Y carcajada general. Que uno sabia guardar las maneras, pero también sabía decir sus burradas.

William le siguió la broma. Aunque, visto por el lado bueno, no sería tan mala idea si Europa no estuviera enfrascada en la guerra. Claro que podrian esperar... Francia siempre va a ser Francia y las francesas siempre van a ser francesas. William se quedó mirando hacia una radio donde daban esporádicamente alguna noticia, y escuchaba la conversación de sus amigos. La Gran Guerra... se veía tan lejana. Parecía como si el Atlántico y el Pacífico separasen dos mundos y dos realidades completamente diferentes.

   - Coca cola, por favor. - No queria nada que tuviera alcohol.

Mientras Robbie se marcaba unos tantos con las chicas que hubiera por allí, Williams se puso a echar una serie de partidas con el resto del equipo.

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26/06/2014, 18:53
Director

Will tenía buena puntería pero Charlie terminó decantando el triunfo de su favor con un pleno que acabó con todos los bolos en el suelo. William le recriminó su potra y estuvieron discutiendo un rato sobre quien de los dos era mejor lanzador. Mientras tanto, Robbie continuaba a lo suyo sin haber lanzado ni un solo bolo todavía, el Don Juan movía sus fichas para seducir a las chicas y ellas entraban al trapo.

Un rato después los muchachos dieron por finalizada la partida, y también aquel día. Estaban cansados, resacosos y con demasiado sueño y además, al día siguiente sería lunes y empezarían las clases de nuevo. Los fines de semana eran demasiado cortos. Por si aquello fuera poco todavía les quedaba un largo camino de vuelta cruzando Boston hasta el campus de Harvard.

Robbie regresó a la mesa que ocupaban justo cuando se estaban cambiando los zapatos de bolera por los suyos propios y se lamentó de que se fueran ya.

-¡Vamos chicos!. Las he convencido para ir al cine, ¿en serio que no os apetece venir?.- La oferta era suculenta, aquellas chicas eran bellísimas, pero en una sala oscura, con una película de domingo en proyección seguramente más de uno de ellos caerían dormidos antes de que el protagonista hiciera su aparición en pantalla. Además seguro que Dalton se llevaba a la más guapa y les dejaba con las feas. -Venga Will, ¿tú no me irás a dejar colgado también?.

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28/06/2014, 12:13
William T. Sherman

Antes de empezar la partida, William Sherman ya estaba cansado. Habia pasado toda la tarde bostezando, razon por la que habia dejado ganar a Charlie, porque tenía más sueño... que vergüenza. Charlie sí que era bueno con los bolos, daría igual cuan resacoso estaria, o incluso borracho. Will aun recuerda la noche que se apostaron con unos desconocidos una partida de bolos, 25 pavos por cabeza, un total de 125 pavos habia sobre la mesa. Previa a la partida, se habian bebido 4 pintas de cerveza, sumadas a lo que ya llevaran en el cuerpo. Los dos contendientes iban como piojos. Seguidamente, en la bolera, jugaron su partida. Por un bolo Charlie no hizo la partida perfecta.

Mas tampoco podía dejar a un amigo en la estaca. Para él era perder su lealtad. Devolverle las veces que Robbie habia estado con él, o le habia soportado en epoca de examenes, o cuando se habia puesto con fiebres y no podía ir a casa. Eran amigos, eran como hermanos, y no iba a dejarle en la estaca. Observó el peligro. Él estaba prometido, con una chica que hacia meses que no veía, pero a la que queria, o eso queria pensar él. Y las compañeras de Robbie eran todas unas bellezas. Modelos sacadas de los poster promocionales de las Galerías de Compras que habia en todas las capitales.

- Venga Robbie... - William se dirigió a las señoritas. - Si lo dejo solo, se queda dormido. William. - Dijo el joven, presentandose a las chicas.

Y tras eso enfilaron camino hacia los cines, rezando William para que hubiera una pelicula entetenida porque de no ser así sería él quien terminara dormido.

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05/07/2014, 23:06
Director

Se acomodaron en sus butacas un poco más tarde con una bolsa bien grande de palomitas y unos refrescos. La sala de cine era de estilo clásico pero resultaba muy bonita con sus butacas rojas, su gran pantalla blanca en la pared cóncava del fondo y el telón carmesí que colgaba a los lados de ésta. En el techo destacaba un gran plafón circular como los de los grandes palacios cinematógrafos de las viejas salas. Si se volvían podían ver las gradas más elevadas en la zona de los palcos en la parte de atrás.

Las luces se apagaron y, antes de que "El halcón maltés" diera comienzo, se proyectó en la pantalla un avance informativo de la guerra en Europa. En el parte de resumía el avance de Alemania y sus aliados continentales en Francia, Polonia y demás países adyacentes a ellos. Las imágenes de los bombardeos sobre Londres mostraban una humeante ciudad en ruinas. Y mientras Japón construía un imperio terrible en el Pacífico.

Después la pantalla se fue a negro y se hizo un silencio sepulcral interrumpido sólo por algunas toses incómodas en el otro lado de la sala. La música de introducción de la película empezó a sonar, y durante los siguientes minutos el detective Sam Spade trató de desentrañar el misterio de aquella estatua de azabache con forma de halcón con su peculiar estilo de investigación, propio de los personajes de Hammett, el de abrirse las puertas a golpes y sacar las confesiones imponiendo su brutalidad. Un estilo de detective privado totalmente diferente al que las historias más viejas los tenían acostumbrados.

Notas de juego

Puedes cerrar el día como gustes.

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07/07/2014, 09:58
William T. Sherman

   La noche iba a terminar de una manera tranquila. Las amigas de la chica de Robbie no atosigaba demasiado a William para ganarse sus atenciones. No solamente era importante el hecho de que William tuviera prometida, sino que el muchacho odiaba a ese tipo de mujeres que tenian que dar la nota para llamar la atención. A William le gustaban mujeres como su prometida, mujeres bellas pero sutiles. Mujeres que no necesitan alzar la voz o ponerse vestidos atrevidos para atra atraer la atención de los hombres.

   Durante todo el trayecto, William habia sido la carabina perfecta. Dejaba que Robbie hablara siempre, pero William contestaba de vez en cuando para evitar que su amigo pasara a ser pesado. Incluso, Will empezó alguna anecdota graciosa para que Robbie la terminase de contar. Esa noche el protagonismo lo tenia Robbie, y al parecer habia dado resultado ya incluso al salir de la bolera, por la forma que la chica se le habia colgado del brazo.

   - Malditos nazis. - William se removió incómodo en su asiento. Cuando veía o escuchaba partes de la guerra se inquietaba. Algo en su interior se removia. - Polonia, Francia, Inglaterra... ¿Cuanto faltará para que quieran atentar contra nuestra gran nación? ¿Eh? Deberiamos ayudar en Europa para parar a ese... cabronazo de Hitler. Y los Japoneses haciendose fuertes...

   Desde aquel momento, desde el avance informativo, William no dejaba de darle vueltas a la cabeza. La película carecía de importancia. Solamente deseaba que se terminara de una vez esa maldita guerra y no pusiera en peligro a los Estados Unidos.

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06/09/2014, 15:29
Director

Cuando la película se fue al clásico fundido negro y las luces del cine se encendieron, William pudo comprobar que su amigo Robbie se encontraba en medio de un apasionado beso con una de las chicas, mientras que la que se sentaba al lado de Will, al igual que él miraba a su alrededor algo incomoda por la situación. Los dos tortolitos todavía no se habían enterado de que las luces estaban ya encendidas y necesitaron tres incomodas toses para que se dieran cuenta. La chica que se sentaba a su lado le sonrió y le miró con ojitos tiernos pero William trató de no corresponderla para que la chica no se hiciera falsas ilusiones.

A la salida del cine Robbie y su nueva conquista desaparecieron rápidamente saludándoles con la mano. Y mientras William se quedaba a solas con aquella chica, a la espera de que sus amigas salieran del baño. Ella parecía interesada en él y hubo un largo silencio incómodo hasta que el resto de chicas salió del baño. Ella carraspeó la garganta y le comunicó que sus amigas iban a tomar algo cerca de allí y que podía acompañarlas si lo deseaba.

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12/09/2014, 21:43
William T. Sherman

Así era Rob Dalton, Robbie para los amigos. No habia empezado la cuenta atrás que anunciaban el metraje de la cinta cuando ya tenia su lengua metida, palmo arriba palmo abajo, en el estomago de la joven. Aquella noche sería memorable para Robbie, por la manera que tenía la muchacha de besarle. Durante los años de universidad, Will y Robbie habian aprendido a ver la fogosidad de las mujeres por la manera que tenian de besar, acariciar o comerse con los ojos a un hombre.

Esta noche dormiré con los chicos... Si no se me presenta nada mejor. - Pensó William con un suspiro de resignación.

La muchacha que estaba a su lado era una belleza. Rebeca se llamaba. Era delicada y parecía dulce. Con el pelo negro como el ala de un cuervo y los labios llenos, rojos de carmín. Pero habia un problema, dos para ser exactos: Aquella muchachita era demasiado inocente, inocente en todos los aspectos de la palabra. Seguramente tras una caricia quedara prendada de Will, no digamos nada despues de una noche apasionada, besos, caricias, y un buen almuerzo... El segundo problema era que Will estaba prometido. Y su prometida era una mujer de armas tomar. Una mujer perfectamente imperfecta, pues era bella, lista, inteligente y tenia un caracter de mil demonios. Ademas, tenia prendado al bueno de Will. De echo, siempre que Rebeca le hacia ojitos, él se metia la mano derecha en el bolsillo y acariciaba el anillo de prometido para recordar a la joya que le esperaba en casa.

El Halcón Maltés terminó y William necesitó una palanca para despegar a Robbie de su amiguita. No habia necesidad de que le dijera nada, hoy dormiria fuera de casa. Quizá cogiera una habitación en el hostal de la Señora Muffin, porque no pensaba pasar la noche con ninguna fémina que hoy le acompañaba. No sería justo, ni para Rebeca ni para Alexandra.

 - Bueno... os acompañaré. No seria aconsejable que un grupo de señoritas camparan solas por la ciudad a estas horas. - Bromeó William, exagerando su parte caballerosa.

Notas de juego

Jefe, a no ser que tengas algo preparado para despues del cine y tal... por si quieres damos un paso en la trama hasta el dia X en que me entere del ataque, o vuelva a casa, o decida alistarme... Vamos, para darle carpetazo en cuanto antes, pasar a lo importante. ¿Te parece?