Partida Rol por web

El anciano entró el primero en la sala atento al peligro, barrió la sala con su mirada; Cenicienta, Muñeco y Cenicienta. El Rey maldito sonrió a la princesa y se hizo a un lado volviendo a su más que acostumbrado segundo plano*. Su Reina entró en la sala en toda su gloriosa belleza, !como que ella era la más bella con diferencia!!De lo bueno lo mejor y de lo mejor lo superior! Incluso su bella y frágil sobrina política parecía bizca en comparación con la belleza exuberante que irradiaba Blancanieves.

-¿Qué os dice ese misterioso conejo blanco, tío querido?l

Midas miró primero a Blanca y después a Cenicienta. El Rey Maldito se encogió para después soltar un suspirillo como animal que sale de su concha.

-En un principio creí que estaba chocheando y que tanta tensión me había hecho ver cosas...ya se sabe que uno ya no es un jovenzuelo -el anciano se tomó su tiempo-...pero esto me confirma su existencia. El conejo se apareció en la sala de invitados como parte de mi, como mis deseos y anhelos, y trató de hacerme ver la conveniencia de la muerte del Príncipe-el rostro de Midas se volvió sombrío- ...pero eso no es lo que quiero, cierto es que el Príncipe aún no me ha perdonado por la muerte accidental de mi hija a mis manos, pero si estoy aquí, no es para matarle sino para arreglar las cosas y ser testigo de su felicidad. Por eso no hice caso al conejo

Midas miró fugazmente a la prometida de su sobrino, tal vez ella pudiera ayudarle en aquella empresa harto difícil.

Cenicienta se quedó estupefacta cuando escuchó la confesión de Midas. Las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas mientras se tapaba la boca tratando de sofocar sus sollozos.
-¿Por qué? -Preguntó con voz temblorosa.-¿Por qué quiere ese conejo matar a mi amado prometido?
Después de un rato, consiguió calmarse y esperó el resto de respuestas de los demás. Me voy a hacer una bonita bufanda con tu pellejo, conejito. Pensó la dulce dama.

Mientras te diriges a la habitación adonde los sirvientes del príncipe llevaron tu viejo cuerpo, te cruzas por los pasillos con el el pelele del Príncipe Azul, quien, al parecer aguarda a que le abran la puerta de la salita del té donde hablaste con Bestia.

Ya te llegará tu hora -pensaste-.

Pero por ahora debías seguir buscando aliados. Cuando entras en el dormitorio de invitados, te encuentras con un concurrido velatorio: Pepito Grillo, Pinocho, Blancanieves, el Rey Midas y ¡Blancanieves! ¿Qué estarán tramando todos allí reunidos? ¿Habrá sido buena idea la de entrar en aquella sala sin tus guardaespaldas? Echando un vistazo a la habitación ves que sobre la mesilla de noche, al lado del cadáver amortajado de Bella, se encuentra lo que habías ido a buscar: el bolso que habías llevado a la ceremonia.

El complot empezaba a desvelarse y las primeras sospechas recaían sobre un extraño conejo blanco que no todos eran capaces de ver. Pero por lo de pronto, por si cinco invitados velando el cuerpo de Bella no fueran suficientes, alguien volvió a abrir la puerta. Esta vez se trataba de Gretel, la espadachina que se había desmayado al escuchar la noticia del asesinato de la dama de honor. 

Tranquilamente me giro hacia Cenicienta e inclino levemente la cabeza intentando recordar aquella voz...

¿Debería decirles lo que me dijo la voz?... Si eso me ayuda a esclarecer esa pregunta que llevo días haciéndome... Bien, lo diré, a ver qué explicación dan

-Quizás vos podáis ayudarme a resolver el misterio que me ha tenido en vilo desde que recibí la invitación a vuestra boda, Cenicienta-.

En ese instante, la pequeña Gretel abre la puerta y entra tranquilamente en el dormitorio. Me encojo de hombros y me dispongo a continuar. Dirijo una fugaz mirada a todos los presentes y vuelvo a mirar a la futura princesa.

-La voz mencionaba vuestro nombre querida... prácticamente me forzaba a venir a vuestra boda. De hecho por eso estoy aquí. Como comprenderéis una reina tiene muchas cosas que hacer y entre mis planes no entraba una boda y mucho menos, verme envuelta y encerrada en este palacio, pero esa voz me atrajo hacia aquí... De hecho os tengo que preguntar, ya que no hemos tenido el placer de coincidir anteriormente, ¿Quién envió mi invitación?-

Observo a Midas de reojo, Será posible, ¿A qué espera?... arggggggg viejos... empiezan a desvariar, se enredan en palabras y se les olvida todo lo demás, y me giro forzando una educada sonrisa a la recién llegada.

¿Alguien más viene a fastidiar?, a este paso vendrán todos los malditos invitados...

La tensión en el ambiente y la visión de unas cuantas gotas de sangre en el parquet, invisibles para quién no se haya fijado, me mantienen al límite de mi paciencia. 

-El comité de protocolo, señora.-Respondió con total elegancia mientras observaba a Gretel entrar en la habitación.-Como soberana de un reino colindante sería un total deshonor que no os llegara la invitación a un enlace nupcial de la realeza.-Se acercó hasta Blancanieves para hablar frente a frente, ignorando al resto.-Pero no entiendo lo de las voces ni su insistencia.-Confesó en un susurro sin perder su dulce sonrisa. Casi parecía que le llevaba la corriente a una demente.

Al ver a la pequeña aspirante a princesa acercarse a mi, la tensión se hace presa de mi cuerpo y no puedo más que dar un pequeño paso hacia atrás. El tono en el que se dirige a mi no me agrada en lo absoluto, ni que estuviera loca... a lo que añado con el último atisbo de autocontrol del que soy capaz,

-Yo tampoco consigo entenderlo, ahora si no es molestia, separaos un poco de mi. No me agrada la extrema cercanía  desde... desde que mi madre... oh!-.

Fingiendo vulnerabilidad, tapo mi rostro con ambas manos y aprovecho para retroceder otro par de pasos. La visión del cadáver, sumado a la calidez que desprende Cenicienta y su delicado aroma dulzón, han hecho mella en mi fortaleza.

El Rey maldito miró de reojo en dirección a Su Reina, aún no, había algo que no cuadraba en todo aquello. Aquel maldito conejo parecía tener más tras su sombra de lo que el anciano hubiera pensado pasando del Reino de su imaginación al de lo tangible. 

-Tengo una duda -musitó el anciano- ¿Alguno de los presentes ha visto al conejo blanco a parte de mi? Si es así, me gustaría saber lo que le dijo esa cosa.

El rey Maldito se irguió adquiriendo el aire de autoridad que solo una corona sobre la cabeza podía emanar. Iba a descubrir quien diablos era ese bicho aunque le costara la vida conseguirlo.

-¡Oh! ¡Vaya! ¡Perdonadme!-Exclamó lastimera y con sinceridad. Retrocedió los pasos que había dado y se colocó entre Grillo y Pinocho. Y entonces escuchó la voz de Midas.-Yo no, majestad-Respondió rápidamente.

¿Así que no todo el mundo ve al Conejo? Interesante... Pero quiero saber qué tiene que decir Pinocho antes de dar más pasos.

A Midas: - Tampoco yo lo veo, aunque sí Su Alteza el Príncipe. Quizá Su Majestad el Rey Midas nos pueda decir si lo vio al mismo tiempo que Su Alteza el Príncipe.

Pinocho miraba las respuestas de todos y comenzaba a intentar escabullirse cuando le tocaba de pronto decir unas palabras celebres.. Mira a todo el mundo y luego intenta decir unas pequeñas palabras.

- Pues.. Pues.. Conejo blanco no lo he visto aunque creo que puede saber alguien mas eso... Ahora si me permiten tengo que retirarme muchas gracias.

 Maldito misterio este, ahora tengo que ponerme a repasar mas cosas.

Midas abrió mucho los ojos señalando con un dedo acusador detrás de pinocho. Ya era hora de de acabar con aquel engendro

-Es el...!ES EL!-se dirigió al conejo- Te atraparé

Ya era hora de de acabar con aquel engendro, el anciano salió disparado detrás de aquel monstruo para atraparlo.

¡Vaya respuesta! Noto que Pinocho intenta marcharse. Debo impedirlo.

A Cenicienta: - Parece que Pinocho, que no fue invitado a la boda, pretende marcharse sin dar explicaciones. 

Justo tras decirlo escucho a Midas. Ajá, eso explicaría muchas cosas. Salto al hombro de Pinocho.

A Pinocho: - Escucha, Pinocho, antes confiabas en mí. Todavía estamos a tiempo de superar el pasado y volver a recuperar nuestra amistad, pero para ello es necesario que te expliques. Estas personas son de la realeza y es comprensible que quieran saber qué haces aquí. Seguro que hay una explicación razonable y huyendo sólo empeoras las cosas. Hazme caso, como antes hacías, y todo se solucionará.

Pinocho se gira cuando escucha la voz de Midas y puede ver cómo el rey se está abalanzando contra él. Afortunadamente, un segundo antes de colisionar, logra esquivarlo con un acto reflejo evitando por los pelos el convertirse en una estatua de oro. 

El Rey Midas parece se abalanzarse sobre la nada persiguiendo a un ser invisible y a punto está de tropezar con Pinocho. De no ser por los rápidos reflejos de este último, el niño de madera se habría convertido a estas alturas en una estatua de oro.  Justo en ese momento el capitán de la guardia entra en la habitación.

Desde que entre en la habitacion habia estado escuchando pacientemente las escenas entre los invitados. Y cuando estaban preguntandose quienes habian sido invitados y porque , mis deducciones iban a buen puerto aunque aun no era necesarias hacerlas publicas.

Me acerque a observar el cuerpo de bella , era una vision totalmente fuera de cuento de hadas, rasgada de arriba a abajo , llena de sangre, tan joven y sin posibilidad de volver...Observe con detalle la escena del cuerpo y escuche tambien a los invitados, con tranquilidad cogi el bolso de la finada que yacia a su lado.Pense en la bestia y en su amor y en el rechazo que todos parecia tenerle

-Señores, me parece que insultarse y acusarse los unos a los otros no les va a traer ningun resultado favorable, sus voces señora, quizas sean acertadas o quizas no, debería preguntar fuera que le dijeron , ya que aqui claramente no tienen resultado- mire a blancanieves con tranquilidad- Por lo demás, solo queria mirar la escena del crimen, me voy.Encantada, disfruten de su tiempo lbre-

Sonrei abiertamente al tiempo que dirigia a la puerta

¿Convencer a Pinocho? ¿Es que acaso ese niño ha hecho caso alguna vez de mis sugerencias? Recuerda que tuviste que vendérselo a unos feriantes porque el muy cabezota se negaba a ir al colegio. Pinocho me escucha como quien oye llover.

-¡Esa niña se está llevando las pruebas!-Dijo Cenicienta acusando a Gretel mientras le apuntaba con su dedo índice.-Capitán de la guardia, deténgala y explore ese bolso y que no salga de la habitación.-Ni siquiera sabía su nombre pero sabía que ella no la había invitado a su ceremonia. ¿Por qué había personas no invitadas a nuestro enlace?-¡Qué desfachatez!-Murmuró ofendida mientras miraba a la niña con severidad. Se suponía que este era mi día, que era mi noche.
Pero Cenicienta volvió a sonreír al instante con su irritante felicidad.

Justo cuando iba a salir un grito me paro

-Yo no me he llevado nada! Solo voy a comprobar una cosa porque yo tambien estoy haciendo mi investigación ¿sabéis? Ahora lo traigo y lo devuelvo- Puse los ojos en blanco- Y no quiero ser descortes con la anfitriona pero alguien ha matado a su mejor amiga y yo no veo que esteis haciendo mucho para descubrir quien ha sido mas que acusando a blancanieves o mirando mal a la bestia o a garfio o incluso pinocho-

Mire con traquilidad pero con suficiencia