Partida Rol por web

¿A quién demonios estaría apuntando Garfio con su espada? ¿Es que acaso aquellos niños perdidos le habían provocado un profundo trastorno al Capitán? Por lo de pronto tenía alguien más real de quien preocuparse. Su viejo antagonista entraba en la capilla sonriendo de manera irritante.

- V-va-vaya, vaya, vaya... ¿Quién tenemos aquí? - cierto tono sarcástico se dejaba entrever en mis palabras - D-di-dime Peter, ¿ya te has encargado de Pinocho como la dama te ordenó? Me pregunto qué será lo próximo, b-bu-bueno, lo próximo después de liquidar a Garfio pues esa es tu meta, ¿no es cierto? L-lo ha sido desde el principio de la noche y no lo vas a dejar pasar. P-pero sospecho que eso no proviene de Blancanieves, eso es más personal. La verdadera pregunta viene luego. ¿Te desharás del Rey para evitar más competidores? M-miente, m-miente que es lo que mejor sabes hacer.

Empecé a danzar y a cantar miente-miente cerca de los bancos de la capilla. El chiquillo era muy propenso a desenvainar su espada y si iba a morir no quería que fuera a manos suyas.

 - Vaya, ¿se puede saber que te he hecho yo, conejo? En fin, ¿que más da?. Pero te equivocas. - desenvainó efectivamente su arma y apuntó a Garfio mientras se dirigía verbalmente a Midas - La Orden si proviene de la reina Blanca. Al parecer, Garfio es un vampiro, pero no de nuestro clan como yo sospechaba, si no, al parecer, de otro origen. En todo caso, la reina me envia a (re) matarlo. Y a fe mía que es un encargo que cumpliré con gusto. ¿Me vas a ayudar?

  Contaba con la ayuda de Midas y en realidad se la debía, pero nunca se sabía con el rey loco. Lo que estaba claro es que el conejo iba a morir, primero por ser un testigo de la situación y segundo por haber intentado socavar la confianza en su propio bando.

 Dándo un grito y batiéndo la espada en el aire, Peter Pan se alzó sobre el suelo y cargó contra Garfio. Quedaba poco tiempo para las doce campanadas. Era ahora o nunca.

-Lo sabía. Maldita criatura no muerta. Voy a hacer algo que llevo deseando hacer hace mucho tiempo.

Mas interrupciones, ahora el maldito mocoso molestando. Afianzo los pies, venganza. Preparo el garfio para interceptar la trayectoria del puñal, venganza. Alzo mi espada y le dirijo un veloz tajo al cuello venganza...

La lucha no tardaría en empezar y yo debía hacer algo. Peter Pan había desenvainado su espada y solicitado la ayuda de Midas, a quien por cierto se había dirigido sin cortesía alguna. Podía estar loco pero al fin y al cabo era un Rey. Me centré en aquella falta de modales para recrear la ira escondida que guardaba en mi interior y pronto se me ocurrió un plan. Me dispuse a arrancar los adornos florales pegados a los bancos de aquella capilla. Con un par de tirones conseguí hacerme con varios. De un lado a otro y sin parar de correr como un poseso, iba lanzándoselos a la cara del muchacho para así obstaculizar su vista. Luego seguía el mismo proceso, arrancar-tirar y todo ello sin dejar de correr por un segundo.

Yo no sería poderoso pero era alguien muy escurridizo. Y en definitiva un incordio.

Los ojos de Midas centellearon !Traición!!¿Como he sido tan idiota?! Todo cobraba sentido en la mente del Rey loco !!Hiiijo de puta!!Me ha traido aquí para matarme!! El anciano apretó los puños poseído por la ira !Y encima habló a MI Reina!!El muy bastardo pretendía engatusarla !Con la poca maldad que tiene ella y lo buena que es!!Engatusarla para esclavizarla o matarla! El anciano se arremangó iracundo abalanzanzándose sobre la espalda del pirata con toda la ira de un anciano decrépito.

Puede que fuera su última pelea pero valdría la pena si servía para proteger a Su Reina de las garras de aquel bastardo. Sus poderes no servían pero eso daba igual se agarraría a el, solo necesitaba que Peter acertara en su objetivo...aunque la espada atravesara a Midas, merecería la pena igualmente.

Los rápidos reflejos del capitán le permitieron esquivar las primeras estocadas de Peter, pero cuando bajo su defensa para zafarse de la presa del rey maldito, el niño aprovechó la ocasión para lanzar una cuchillada directa contra su bazo. Touché. 

Con el capitán herido, sus dos enemigos se envalentonaron. Primero Midas lo agarró del brazo entorpeciendo sus movimientos y Peter Pan fue capaz esta vez de herirlo a la altura del hombro. El capitán se encontraba malherido, al borde de la muerte. ¿Tendrían sus enemigos compasión de él o sería este el fin de sus días?

Un momento antes del desenlace fatal, Blancanieves comparece en la sala. La dama de hielo podía estar orgullosa del trabajo de sus secuaces. Midas agarraba a garfio por la espalda sin que al parecer su maldición surtiera efecto y Peter Pan se preparaba para darle el golpe de gracia.

Un momento después, Alicia llega corriendo hasta la capilla. Allí ve a a Midas sujetando a Garfio por la espalda. El capitán se encuentra malherido, bañado de sangre. Peter Pan aguarda sonriendo para darle la estocada final y Blancanieves los observa desde la distancia.

Al entrar y observar la escena, no puedo evitar sonreír ante la capacidad de mis siervos, para deshacerse de los "problemas". Pero lo que realmente me preocupa en este instante es, ¿Acabaron con Pinocho?.

Mis ojos viajan por toda la estancia y no veo a nadie más que a ellos tres. ¿Por qué demonios el toque de Midas no está funcionando?, debería ser una puta estatuilla con el simple roce...

Permanezco un segundo de pie, dudando en si dejar que Garfio muera a manos de Peter, o darle una nueva vida a mi lado...

Peter, Peter... malcriado y egocéntrico niño... no has parado hasta que has tenido la vida de Garfio nuevamente en tus manos. Y Midas... viejo excéntrico... ¿Qué demonios ocurre contigo?¿Por qué rayos tu toque no es mortal?...

En ese instante, Alicia, la niña más entrometida en toda la historia, irrumpe en la capilla. Me giro molesta y la fulmino con la mirada.

Rápidamente, me dirijo hacia ella hasta situarme a un palmo de su ardiente cuerpo. Acaricio sus cabellos y ladeo la cabeza...

Pequeña... si no acabara de cenarme al obispo, acabaría contigo...

Cojo su mandíbula con mis heladas manos y la obligo a mirarme, mientras hablo con firmeza.

-Largo de aquí, pequeña entrometida, tú no has visto nada...-

El peso del rey me enlentecía molestando, y para rematarlo la maldita daga de Peter Pan ya había logrado herirme en dos ocasiones. Para colmo de males la bruja ya había llegado a escena. Miré fijamente al mocoso.

-Igual que la ultima vez... veo que necesitas que te ayuden para vencerme. -Sonrio tristemente- Tu no te atreves a hacerme frente tu solo. Necesitas que otros te hagan el trabajo sucio. Aun así si que has cambiado. Ahora has renunciado a tu tan cacareada libertad para ser el esclavo de otros... que bajo has caido mocoso.

Escupo al suelo enfrente de la bruja. 

-Buen trabajo señora... tienes unos siervos muy eficientes.

Doy un salto y estampo a Midas contra la pared para luego lanzarle una estocada al corazón.

Ante aquella situación me sentía impotente, apenas podía hacer algo para salvar al Capitán. Ni era grande ni era un luchador y de nada ahora me servía mi cerebro. Tampoco creía en las casualidades ni en la buena suerte, pero si existían ahora era cuando más las necesitaba. A las dos.

Muerto Garfio poco podía yo hacer más que desbaratar los planes de otros, pero una vez que los míos se esfumaran con la muerte del pirata ni siquiera podría encontrar la diversión en molestar al resto. Sin ninguna duda sabía que nuestro fin era inminente, el mío, el de todos. Así que no tenía nada que temer.

Tomé gran impulso y sin meditarlo mucho eché a correr por la sala dirección a Peter moviendo mi reloj metálico de bolsillo en el aire creando círculos. Intenté golpearle en la espalda justo antes de engancharme a su pierna para pegarle un buen bocado. Me agarré con fuera y fuera cual fuera su reacción no pensaba soltarme.

Ojalá perdiera el equilibrio, ojalá mis dientes se clavaran tan adentro en su piel que no pudiera soportar el dolor, ojalá Garfio pudiera darle un toque mortal antes de recibir el suyo. Y luego acabar con el Rey por iluso. Y más tarde hacer lo que tuviera que hacer con Blancanieves.

Sin embargo todo sonaba demasiado difícil como para cumplirse. Muchos factores a tener en cuenta en unos acontecimientos que ocurrían demasiado deprisa. Había que depender de los fallos del enemigo y de eso jamás se podía fiar uno.

Entonces la vi. Aquella chiquilla... ¿conseguiría salvarnos? ¿alguien tan puro e inocente? No, alguien puro e inocente jamás podrá hacerlo, en cambio...

- ¡¡MAGDALENA!! Ayuda, tanto tú como yo necesitamos a Garfio vivo... ¡sal afuera y ayúdanos! Pagaré mi deuda.

Le di otro bocado a Peter Pan pero esta vez no saqué mis dientes.

De repente un gran seísmo os hace tambalear y caer el suelo. Del techo de la habitación comienzan a caer enormes cascotes al tiempo que las paredes se resquebrajan. Un olor sulfuroso llega hasta vosotros procedente de una grieta del suelo que parece llegar hasta las mismísimas profundidades del infierno.