Partida Rol por web

Me acerco rapidamente a Alici y Blanco...sutilmente le tomo la tomo de la mano...

Que pasa?...Pregunto mirando a los ojos al conejo...Que es todo este alboroto?

Recorro con la vista buscando quien mas se encontraba, la ultima vez, el Principito y su Plebeya, digo Princesa  estaban ahi...cantando y con todo ese aire romantico, mientras el cuerpo de Bella se puden en una habitación...

 Peter Pan se quedó perplejo ¿Quien era aquel Conejo Blanco? ¿Él sólo había destruído medio salón hacía un momento? ¿Y que había escuchado exáctamente?

Se acercó al manchurrón blanco y a la joven rubia, dirigiéndose al pequeño personaje:

 - ¿Quién o qué eres tu? ¿Qué pasa? ¿Qué estás haciendo?

De momento sólo quería saber desde cuando estaba el conejo en el salón.

 Distraídamente, una mano de Peter se apoyó sobre el pomo de su espada.

Poco después de terminar mi discurso entraron a la sala aquellos dos jovenzuelos huyendo de la tormenta.

- ¿N-no-no sois un poco mayorcitos como para temerle a los truenos? P-po-po-po-p- - me costaba mucho iniciar una conversación en aquellas circunstancias así que pegué un gran suspiro y comencé con mis ejercicios vocales. - blah, bluh, bleh, blih, bloh... BLAHBLAHBLAH - paré por un instante con aire dubitativo - C-creo que ya. Decía que p-po-por lo que a mi respecta más peligros acechan dentro del palacio que fuera en el balcón. La lluvia no mata pero las bestias sí, ¿o no? Quién sabe, sólo el tiempo lo puede decir. - durante mi pausa eché un vistazo a mi alrededor - S-si-siento todo este desastre, escuché algo horrible que no debería haber sabido y entré a la sala muerto de miedo y en estado de pánico. No pude oír ni ver muy bien lo que estaba sucediendo hasta que Alicia me despertó del trance, ¿no es así querida? Oh-sí-sí, qué buena niña, tiene un don para tratar con dementes. - se me escapó una risilla nerviosa. - Sí-sí-sí - afirmaba con la cabeza - Alicia es muy buena pero tú Peter... eres un niño malcriado sin modales ninguno. Ahora guarda tu espada y muestra algo de respeto a los ancianos, que puedo ser chiquitín pero sabio y útil. Sobretodo útil, no-no-no, soy más sabio, sí... yo creo que sí. - ahora había iniciado una conversación conmigo mismo y no iba a parar hasta que alguien me interrumpiera.

Por ahora tendría que quedarme en la sala aunque no por mucho tiempo. Debía visitar a los demás invitados e iniciar las presentaciones oportunas. Pura cortesía.

 Bien. Estaba claro que el conejo estaba loco. Un problema menos. ¿Que guardara su espada? ¡Pero si no la había desenvainado! En fin...

 Puestas así las cosas, era el momento de encararse por fin con Hansel.

 - Hola, me llamo Peter... y a mí me da que tenemos mucho en común.- le tendió una mano amistosa al chico y espero a que le devolviera el saludo - ¿Tienes confianza en ellos dos o prefieres que busquemos un lugar discreto para hablar a solas? Creo que podemos colaborar.

Y una vez más hizo uso de su pícara sonrisa. Nunca le había fallado con un niño.

Alicia escuchaba atentamente el discurso del conejo mientras notaba de nuevo como podía comenzar a tranquilizarse un poco y más ahora, con Hansel cerca y entonces las palabras, temerosas, comienza a salir por su boca a trompicones y apresuradamente.

- Conejo por dios, dime sólo quien es Magdalena, me confunde, conejo, me confunde, dime qué rol me corresponde hoy, qué debo hacer y quien es esa reina de la que hablas

Alicia! empezamos de nuevo? así me lo agradeces? yo siempre cuido de ti

- No no! ella me quiere y me cuida! yo sé cuidarme y protegerme! Hansel aparta! déjame hablar con el conejo blanco! 

Un momento... ¿qué es lo que acabo de escuchar?
Pensé para mí mismo. En ese instante mi desquicio cesó para devolverle el control a mi lóbulo frontal. Me dirigí a Peter con una mirada inquieta, hubiera jurado que mis ojos se salían de las órbitas.

- M-me-m-me ha parecido oír la palabra discreto. ¿Acaso sabes lo que es, chiquillo? Gritar... - dije pausadamente para que captara mi ironía - a pleno... pulmón... en medio de un pueblo de veinte casas sería más discreto que cuchichear en este palacio. - con aire filosófico y digno añadí - déjame que te cuente un secreto querido. Los secretos no existen en este mundo, de ahí que te esté contando el mío, pero si alguna vez te atreves a confiar uno tuyo a alguien que no seas tú mismo, piensa... de todas las personas que pueden enterarse, y ten por descontado que alguien se va a enterar, ¿a quién le beneficia menos esa información? - sonreí - piensa, piensa, piensa, piensa... - me giré hacia Alicia - piensa... Niña, piensa y sabrás, ¿quién es Magdalena? ¿qué es protección? Si por protección entendemos destruirlo todo, y a todos y a ti misma... entonces sí que te protege. Pero nadie podrá intervenir en lo que tú quieras o no tener. Tú eliges quién eres. Tú eliges el rol que debes tomar. Yo tengo respuestas pero no sé el futuro porque el tiempo tarda en llegar y llega cuando es su tiempo. Y a falta de ser videntes tenemos nuestro sentido común. - asentí con la cabeza - Piensa. Pero piensa Alicia, porque Madgalena ya tiene sus respuestas.

Retrocediendo un paso hacia atrás pregunté a todos y a nadie de manera impaciente.
- ¿Algo más? Tengo que marcharme.

Pero antes de que el conejo blanco se marchara a ninguna parte, un viejo conocido suyo entró en la sala: el rey Midas entraba en ese momento en la sala de invitados acompañado de su inseparable Blancanieves, y por primera vez ella pudo ver al misterioso animal del que todos hablaban charlando apresuradamente con Alicia.

Entro tranquilamente a la sala de invitados, en busca de mi niño, al que hace bastante no veo y con el cual necesito hablar urgentemente.

Ya en el umbral de la puerta, observo tranquilamente a los presentes, entre los cuales está el conejo, al que hasta ahora no había podido ver, charlando con la niña que avisó sobre el cadáver. Extrañada permanezco rígida unos segundos, sin saber hacia dónde ir. Si con Peter para comentar ciertos aspectos que me turban, abordar al conejo de una vez, a la niña para saber qué demonios habla tanto con el conejo o qué...

En ese instante, echo la vista hacia atrás y veo horrorizada a Midas, quién me sigue desde que salí del dormitorio de invitados y al cual no había oído al encontrarme tan enfrascada en mis pensamientos.

Maldita sea, se toma en serio lo de ser mi sombra, pero ignora lo que debe hacer. Será mejor que se dirija rápidamente a su labor y no se ponga a conversar con el conejo blanco. Porque como escuche las palabras del animal, se puede armar una buena y no saldremos de aquí hasta las uvas.

Rápidamente me acerco a él (Midas), sin tocarlo, y susurro en su oído.

Vuelve a esa maldita sala y entérate de todo lo que puedas. Ya te dije que no me fío ni un ápice del muñequito. Ah!, y hazme un favor, esta vez, no falles. Ya sabes a lo que me refiero.

​Tras mis palabras, decido acercarme rápidamente a Peter,sin volver la vista hacia atrás y le hago una señal para que me acompañe al balcón.

Ahora veo al conejo... ¿Por qué?... primero lo primero

El anciano asiente sumiso y da media vuelta en dirección al dormitorio de invitados.

 ¡ Me ha elegido ! ¡A mí!!! Por fin..

 por fin Blancanieves quiere hablar conmigo en el balcón... de los enamorados...

  Peter literalmente flotó de alegría hacia el balcón siguiendo a la dulce reina. Ni siquiera Midas los acompañaría esta vez...

 Cualquiera que osara interrumpirnos se las vería con su acero. Claro que sí. Correría la sangre para ella...

 Además, él también quería hablar con ella de algunas cosas...

- A dónde irás conejo? llevo toda la vida viéndote a mi lado y nunca hablabas y hoy... no eres capaz de decirme siquiera por qué me has traído a  la boda. Ella ha estado siempre conmigo conejo, siempre!

Poco después Alicia se gira para ver cómo nuevos invitados han entrado en la sala; Blancanieves cruza un par de palabras con Peter y ve cómo se disponen a salir de de la sala de nuevo, pero no puede evitar que estas palabras salgan a borbotones por su boca..

- Eh! Blancanieves! Tú eres la reina negra!

Sí Alicia sí es ella

Estoy caminando hacia el balcón cuando la niña menciona mi nombre. 

¿Reina negra?, ¿de qué demonios habla la niña esta?, definitivamente la visión del cadáver le ha afectado la cabeza.

Con toda la paciencia de la que soy capaz, me vuelvo y la miro a los ojos desde la distancia, mientras argumento alto y claro.

-Si querida, soy una reina, pero soy la reina Blanca, Blancanieves. Ahora si me disculpáis...-

Tras una exagerada reverencia, continúo mi camino hacia el balcón.

La reina negra, quién es esa... Debería conocer mi nombre puesto que soy la más bella de todos los reinos... Esta juventud está echada a perder...

Poco después de terminar lo dicho y mientras miraba impaciente el reloj, Blancanieves y Midas entraron en la sala. Parecía que aquellos dos habían pasado toda la velada juntos desde que se produjera aquel asesinato y me preguntaba si el Rey había conseguido, por fin, conquistar el corazón de tan hermosa mujer. Pobre desdichado... Pensaba para mí. Su aspecto, su actitud, su entera existencia me causaba lástima y respeto al mismo tiempo. No era más que una marioneta en aquel resplandeciente teatro, pero quién no lo era al fin y al cabo. La existencia de cada uno de los que estábamos allí, dependía a su vez de algo más que de nosotros mismos. Empezando por el tiempo y acabando por nuestra ansia de poseer, de alcanzar, de dominar... Entendía muy bien a los seres humanos. Eran complejos y de carácteres distintos pero en el fondo todos eran animales. Probablemente los más peligrosos de todos simulando ser los más inofensivos siendo humanos.

Con una reverencia y una sonrisa los recibí en aquella sala y los miré detenidamente. Mis ojos siguieron sus pasos y mis orejas puntiagudas y elegantes se movían ligeramente para captar mejor la señal. Supongo que ante la petición de Blancanieves a un encuentro privado con Peter Pan, el niñito se olvidaría de la charlita con Hansel y este podría cuidar a Alicia y tranquilizarla. Hablando de quien... saltó de nuevo.

Cita:

- I-i-iré a donde tengo que ir, querida. ¿A-a-al-alguna vez has sabido lo que tienes que hacer o siempre has seguido las órdenes de ella? Porque déjame decirte m-mu-muchacha, si ha estado contigo toda la vida entonces bien sabes quien es. No necesitas mi respuestas, y menos cuando quieres que mi respuestas se adapten a las tuyas. En realidad, sí lo sabes, ¿q-qu-que te protege y te cuida? Pues bien, permíteme que yo sea testigo. Y con placer lo seré.

Pegué un salto y me dirigí a la puerta no sin antes dirigirme a Blancanieves.
- M-m-mi señora. - me paré unos segundos a reflexionar - B-b-bueno no, que el término de señora bien lo repleta pero mía no es... Aunque la idea no me desagradaría. Si por cualquier razón muero esta noche, y déjeme decirle que las probabilidades van sumando a cada minuto, no porque yo quiera... o-ob-o-obviamente, sino porque sé demasiado... - retomé mis palabras - Y b-b-bien señora, si muero... ¿cree que podrá resucitarme a mí también antes de que alguien aproveche y me eche a la cazuela? Yo también seré su marioneta. Se lo prometo y mis promesas jamás caen en saco roto.

Me di cuenta de que era una criatura que no jugaba en contra de nadie ni a favor de ninguno. Simplemente me dedicaba a existir y de ir de un lugar para otro esperando a ser útil para alguien. Lo que sí es cierto, es que pocos asistentes, como Hansel o el Rey, contaban con mi apoyo especial.
Me dirigía a la salita del té, sin embargo no me disgustaba la compañía de Midas por el pasillo. Quizás podríamos intercambiar unas palabras si él lo consideraba oportuno.

¿Resucitarlo? ¿Estaría hablando en serio el conejo blanco? En todo caso no hubo tiempo de comprobarlo, pues nada más acabar de habar salió disparado hacia la salita del té. El Rey Midas, Blancanieves y Peter Pan también abandonaron la sala dejanado a Hansel y a Alicia solos de nuevo.

Después de la tensión vivida en los últimos minutos, Alicia siente como las emociones luchan dentro de su cuerpo y ante las respuestas de las personas que ocupaban antes la misma sala que ella, siente como las lágrimas invaden sus ojos y rompe a llorar descontroladamente

Dios, qué estoy haciendo? estoy perdiendo la cabeza... quiero salir de aquí, yo no quiero estar en esta boda.

Hansel ayúdame, no sé que le pasa a mi cabeza, a veces siento que pierdo el control, estoy asustada, salgamos de aquí o cuéntame por favor cuales son tus planes y que me estabas ocultando fuera, eso nos hará más fuertes.

Observaba a los presentes como charlaba, Blanco como de costumbre hablando con sus acertijos, pero ya lo conocia y en este momento mas me preocupaba lo que podria ocurrir, debia todo salir de acuerdo a los planes, pero me perturba que alicia pueda correr peligro, aunque ya no sabia si era realmente mi Alicia, al parecer estamos todos locos aqui y las cosas no son como esperaba.

Gretel no era mi hermana, Blanco lo dijo y confio en ese concejo y Alicia tiene al parecer una conciencia mas lucida que ella, aunque es posible que la Oruga sea la que esta en su cabeza alimentando se de su cerebro...malditos insectos...

El reloj avazaba y avazaba, y por primera vez le doy la razon al loco de Blanco...

Si Alicia, tienes razon, es mejor buscar un lugar mas tranquilo donde podemos hablar, como dijo Blanco, este lugar no es adecuado, pero por favor...Me acerco y le tomo el menton, acercando mis labios a los de ella...No te alejes de mi, es la unica forma que tengo de mantenerte segura, comprendes?....La miro a los ojos y la beso...Prometeme que no te separar de mi mientras estemos aqui...

Poco a poco, cómo desde que llegó a esa estúpida boda y Hansel se acercó a ella, Alicia comienza  a tranquilizarse. Se seca las lágrimas y responde a su beso. Puede ver los hechos con más y más claridad. Mira a los lados y al contemplar que nadie les mira ni escucha, comienza a hablar.

Sí Hansel, lo prometo! No te voy a dejar lo prometo, Magdalena me hizo dejarte la última vez, pero yo no quiero, yo quiero estar contigo, cuéntame lo que está pasando para que pueda entenderlo y ayudarte. Tenemos que estar unidos y para protegerme, creo que es mejor que me cuentes lo que intentabas ocultarme en el balcón.
 

Por mi parte, decirte que le pregunté al conejo por Magdalena y me ha dado a entender que forma parte de mí Hansel, me preocupa, pero creo que estando contigo me siento más fuerte. Por otro lado, Magdalena lleva muchos años hablándome de la reina negra y me confunde, tengo que averiguar quién es para que deje de torturarme…
 

Ahora es tu turno, Hansel cuéntame. Dice mientras se coloca el cabello rubio detrás de la oreja y le mira a los ojos