Partida Rol por web

El corazón de Cenicienta empezó a latir con vigor a la vez que sentía sus palabras respondidas, mientras veía a su príncipe sobre un corcel blanco acercándose a ella entre la tempestad. Y así, sus cuerpos se unieron, comenzando una hipnótica danza.
-Y al ponerse el sol recordaré el bello día, el dulce día -Siguió cantando mientras se movían por toda la sala sin perder el compás, sin desafinar, compenetrados hasta la médula. Como si sólo fueran uno y el resto del mundo no existiera. Sólo tú y yo- cuando te dije: mi amor, bésame.-Finalizó la canción mientras la ventana se abría, la suave brisa de la noche inundó el lugar del aroma del jardín. Tres pajarillos entraron con peonías en sus picos que comenzaron a sacudir suavemente para que una lluvia de pétalos cayera alrededor de la feliz (y empalagosa) pareja.
Cenicienta se estrechó contra Príncipe, y levemente fue acercando sus labios a los suyos para el más bello, cálido y intenso beso que se habían dado hasta el momento, siempre y cuando no ocurriera nada que los interrumpiera.

¡Conmovedor! Unas bailando con príncipes y otras cazando lobos. Que por cierto ¿adónde se habrá ido el olor que percibía antes? A mi lado solo quedan el novio de Alicia y el niño de madera y juraría que ya no me huele a nada. Pero si hace un momento... Cenicienta seguro que no era... ¡No es posible! ¿Me estarán engañando los sentidos? Primero debería asegurarme.

Cuando los príncipes acabaron de bailar, un candelabro se acercó dando saltitos al lado de Pinocho:

- ¡Olalá! ¡A eso llamo yo vejdadejo amoj! ¿Pejo que haces ahí pajado, muchacho? ¡Míjala! -le susurró al oído señalando con una de sus velas a Caperucita-. Está sola y el chico ya está compjometido. ¡Ah! No me digas que no te dejites viendo a esa leona con su boquita de fjesa dispuesta para besaj. ¡Anda! ¡Sácala a bailaj de de una vez! Yo le dijé a la ojquesta que intejpjete tu canción favojita. ¡Sejá un baile incendiado de pasión!

Mientras pronunciaba estas últimas palabras, el candelabro acercó la punta de una de sus velas a la nariz de Pinocho, que  prendió al momento. El niño de madera soltó un grito ahogado y el candelabro se apresuró a apagar el incendio con rapidez.

- ¡Oh, lo siento, lo siento! Ya está. Pejo date pjisa o acabajás ajdiendo de vejdad poj esa hogueja que te consume.

Pinocho se toca la parte con que fue quemada no podia creerlo que lo hacian ir con caperucita, el tomo saliva y comienza avanzar hacia la chica, por lo que veia era muy hermosa y sabia que el principe le tenia algun indico pero algo le dijo que su princesa estaba con el, al llegar a donde estaba caperucita le sonrio y le tiendo mi mano.

- Oh, Sinceramente eres la imagen de la belleza, señorita me permite este baile?... Le aseguro que no soy ningun pies izquierdos aunque se divertira conmigo.

 Con mi mejor sonrisa la miro y espero poder tenerla, era muy hermosa y mi corazon.... Lo que tuviera de corazon sabia que estaria muy ansioso por tocar la mano de la joven..

DONG - DONG -DONG - DONG - DONG

El reloj de la sala dio las cinco campanadas. Los novios se devoraban con la mirada y Pinocho... Un momento, ¿cómo que las cinco campanadas? ¿No habían sonado las seis hace un momento? Invitados y sirvientes se miraron extrañados por un momento ante el extraño fenómeno y los músicos dejaron de tocar hasta que el príncipe les hizo un gesto para que continuaran.

Nada debía de romper con la magia de aquella noche.

Debo sacarlas de aqui, pronto...

Mire como todos estaban ensimismados con sus parejitas bailando y bailando...Decidi ir al pasillo por Gretel, luego iria por Alicia, ese Grillo ha tardado mucho...

Te daré los permisos para escribir en la salita del té a partir de la 1:17 (Seguramente mañana por la mañana).

Cansado de esperar a su querida Alicia y asqueado por aquella melodía empalagosa, Hansel se levanta de su asiento y, sin despedirse, abandona la sala.

Los novios, abstraidos en su idilio de amor, ni se habían dado cuenta de que la sala de invitados había quedado por aquel entonces casi vacía. Uno a uno, conocidos y desconocidos, campaban a sus anchas por todo el palacio después de haber dejando la sala desangelada. 

Sin embargo, pronto se volvieron a escuchar los tacones de Blancanieves procedentes del balcón contiguo a la sala principal. La hermosa princesa entró en de nuevo en la sala para amenizar la fiesta seguida de cerca del siniestro Rey Midas y del jovial Peter Pan.

Tenía que comprobar realmente si aquella Bestia estaba enmascarando el olor del cambiaformas, pero al parecer mientras cuidaba de Cenicienta, que parece que ya no necesita ayuda, se le había escapado. Bien mejor, iré descartando a los presentes. pensó mientras se movía por la sala ahora menos abarrotada de gente.

Entonces el niño de madera se acercó para pedir un baile con ella, era un buen momento para olisquearle bien.

Mientras observaba como Cenicienta y el Príncipe se deshacían en la azúcar más dulce que hubiera visto, se quedó pensativa un momento, suspiró profundamente y se dispuso a moverse por la sala, pero entonces el niño de madera se acercó para pedir un baile con ella.

Roja sonrió y le dijo: por supuesto, será un placer, aunque he de confesar que yo sí soy un pie izquierdo toda yo jijiji rió de forma natural pero forzando la dulzura que debería tener una dama de buena cuna. Espero no pisarle demasiado señor... ¿Con quién voy a tener el placer de bailar? Yo soy Caperucita Roja, prima de Cenicienta. ¿Y vos?

Cuando Pinocho se acerca para invitarte a bailar puedes olerlo mejor. Barniz, madera, no, este no es el olor. El tufillo a lobo sigue en la sala, pero es ya casi imperceptible. Tiene que venir de más lejos, pero ¿de dónde?

Cenicineta interrumpió aquel prodigioso beso, quedándose paralizada mientras escuchaba las cinco campanadas. Un escalofrío recorrió su cuerpo, haciéndola estremecer. Posó sus manos en el pecho de Príncipe reteniéndole.
-Querido, no quiero retrasaros en vuestros oficios como anfitrión-le dijo con voz risueña y cantarina. Los pajarillos echaron a volar hacia la ventana, uno de ellos volvió la cabeza para quedarse mirando a los tres que hacían acto de presencia y sin querer se estrelló contra la pared, su emplumado cuerpecito resbaló hasta dar con el suelo y desde allí volvió a remontar el vuelo para salir por la ventana correcta mientras un coro de pajaritos aún más pequeños revoloteaban alrededor de su cabeza con un ensordecedor *pío, pío*. Cenicienta besó la mejilla de Príncipe mimosa.-Deseo tanto casarme con vos esta medianoche-le susurró al oído con voz melodiosa.

Se apartó de él compungida y se acercó a la ventana abierta, aparentemente para cerrarla. Buena chica, sigue así. Pero sacó medio cuerpo para inclinarse en el vacío y poder ver la torre de reloj, el mismo que había dado las doce campanadas cuando había perdido su zapato de cristal, y así, comprobar si de verdad eran las cinco o las siete.

Y entonces pudo ver como el reloj marcaba, efectivamente, las cinco. Sin embargo, en el horizonte, el sol estaba a punto de ponerse y dejar paso a la noche. Tenía que ser más tarde.

Pinocho la mira y luego sonrie, ante la pregunta que le habia hecho caperucita Roja, cuando dijo que era prima de Cenicienta el la mira, alguien de una alta cuna.. Pero su belleza opacaba mis ojos.

- Soy Pinocho, señorita Caperucita roja y si me sigue en el baile con mucho gusto intentare llevarla conmigo, y vera como no me pisara, tenga mas fe en usted... Yo la llevare en este hermoso baile.

 Mientras espero a que me tome la mano para poder ir a la pista, sinceramente era una hermosa princesa o lo que fuera, no me importaba mucho su status, sino que queria hacer feliz a una persona, ya que en toda su vida solo tuvo mala suerte en todo.

Huele bien, pero eso no es lo que quería oler. Maldita sea y ahora tengo que bailar con él, pobre además parece ilusionado... Roja intentó no poner en su cara lo que estaba en su mente, así que sonrió y se fue a la pista de baile, trataré de moverme entre la gente y ver si vuelvo a percibir ese olor...

- Encantada Pinocho, un placer... Os parece que nos pongamos por allí para que no molestemos demasiado, dijo sonriente aceptando la mano del joven niño de madera, pero indicándole un lugar cerca de donde estaba el Príncipe y su prima, tenía que protegerla al fin y al cabo. Además así pisaré a menos gente jijijijiji dijo en tono burlón.

Porque... él no puede ser no... lo mismo tanto mirarle ha sido por eso... pensó refiriéndose al Príncipe Azul, instó por ello al niño de madera para acercarse y poder olerle mejor.

Pinocho la lleva hacia un lugar cercano a la del principe y de la hermana de Caperucita roja, ahi le da un giro y luego la atrae hacia el, luego la toma de la cintura y espera a ver que hace ella.

- Solo es cuestion de confianza en uno mismo Caperucita. Mientras le sonreia y luego se seguia moviendo con el cuerpo de el. - Sabe es un secreto, pero es la primera vez que bailo con una chica y todavia una chica hermosa..  

 En estos momentos quisiera ser un niño de verdad para poderla ver y sentira como se debe, tocar sus manos suaves y ella las mias.. Por que hada madrina no puede hacerme un niño de verdad..

Aprovechando que tu prima se había ido a la ventana, te acercas al príncipe y entonces el olor se hace más intenso. ¡No es posible! ¡El príncipe! Si fuera él, Cenicienta correría un grave peligro. Debería estar completamente segura. Tengo que acercarme más. Oler su piel más de cerca. Y este el momento, que está solo. ¿Pero ahora como me deshago de Pinocho?