Partida Rol por web

-Rafa!, Qué coño haces tu aquí?- gritó Ismael al ver a su amigo en la habitación. Como era posible que hubiera llegado hasta aquel lugar. Él también había recibido aquella misteriosa entrada para el macabro espectáculo?

Acto seguido, se le heló la sangre al observar la escena que le presentaba su amigo. Los dos cuerpos ensangrentados, uno  tirado en el suelo y el otro en el banquillo. Marcial y Arlet. Como era posible que hubiera pasado aquello?

Habían estado en la habitación de al lado y no habían escuchado ruido alguno de lucha o de pelea. Y había visto como actuaba aquel hombretón a la mínima sensación de peligro: activando su poder para protegerse de cualquier daño posible.

Ismael intentó aclarar rápidamente sus ideas: Rafa...esta habitación...Marcial y Arlet...muertos? No, aquello no podía ser posible.

El hombre acercó su mano a una de las taquillas e intentó, sin pensarlo dos veces, activar su poder y absorber la dureza del metal. Estaba convencido que aquello no era real y que era otro nuevo engaño de quién quiera que fuese.

-Lucas! Ven rápido, tienes que ver esto! Los niños que se queden donde están.

Ketsu Sen no se esperaba la voz de su maestra, y menos en un lugar cómo ese. Giró sobre si misma para localizarla, pero no había manera. Apretó los puños. En parte quería volver a verla, pero por otra... Ya había sufrido unas consecuencias extrañas en la otra habitación. No se fiaba, de nada ni de nadie. Tal y como Madame Sakura le había enseñado.

¿Madame Sakura? ¿Dónde estás? ¿Qué haces aquí? preguntó, girando una y otra vez.

Lucas se sorprendió un poco cuando la chica empezó a restregarse contra él. Eso le parecia bastante raro, y mas aún viniendo de una adolescente. Y de pronto se separó y se volvió hacia su hermano.

- Hombre... lo raro era que tu no tuvieras ninguna capacidad... viendo quienes están aqui. - Dijo el policia con algo de sorna. Al decir eso se dio cuenta de que se habia quedado a solas con los crios. Y se le daba bastante mal tratar con ellos.

- Vamos a buscar a los demás, venga. - Dijo Lucas algo inquieto (por no decir novioso) por haberse comido el marró de quedarse con ellos. - Ya hablaremos mas tarde, cuando estémos todos a salvo.

Acto seguido los intentó hacer avanzar poniendose él a la delantera pistola en mano, por si habia sorpresas. Antes de atravesar la puerta, echó un vistazo al otro lado, para prepararse para lo que fuera que hubiera allí.

Luis miró desconcertado a su hermana sin saber muy bien cómo reaccionar cuando empezó a restregarse contra Lucas, y aunque no entendía muy bien por qué, el hecho era que no le gustaba que hiciese eso. No le gustaba nada.

Es todo culpa suya- pensó a la vez que dirigía a Lucas una mirada cargada de odio, pero antes de que pudiese ir a meterse entre ellos para separarlos, la propia Elena se separó por sí misma.

No se…- le dijo Luis, ignorando descaradamente a Lucas, aunque algo nervioso por su mirada cuando le preguntó -Pero me da igual, está bien- le dijo, abrazándola en un intento de demostrar que seguía queriéndola, que no le importaba como se viese, solo que fuese ella -Ahora no te podrán hacer daño- añadió en un susurro de manera inconsciente. Tal vez como forma de buscar el lado positivo de lo que había pasado. O tal vez no.

Lucas no debió de escuchar las palabras de Ismael cuando le llamó, porque llegó a la sala junto al niño y su hermana. Ismael tenía el cuerpo ligeramente duro, tan duro como la taquilla que estaba tocando en aquel momento. Aquel metal no es que fuera a prueba de balas, pero seguramente fuera suficientemente duro como para aguantar un golpe.

Mientras tanto, la asiática estaba dando vueltas sobre sí misma, como tratando de buscar algo. Lo que sí que estaba claro, es que ninguno de los dos estaba tratando de ayudar a los dos cuerpos que había en el suelo.

¡Tío! ¡Vamos! ¡Qué coño haces! ¡Suelta la taquilla y espabila! ¡Ayúdame! Dijo mientras se inclinaba para ayudar a Marcial. ¡Que el tío éste se está muriendo no lo ves! ¿Sabes lo que le ha pasado? Preguntó ansioso.

Madame Sakura apreció detrás de unas taquillas, la oscuridad del lugar la había ocultado. Y ahora la luz del vestuario iluminaba su rostro. Aquí estoy, querida. Dijo señalando a Ismael. Va siendo hora de que lo ayudemos, es importante para nosotros. Aunque sea un hombre, necesitamos que se ponga bien. Creo que sin él no lograremos salir de aquí. ¿No te parece? Toda la ayuda que logres obtener es poca...

Esa nueva sala parecía unos vestuarios, todo lleno de bancos y repleto de taquillas. Arlet estaba tumbada sobre uno de ellos y todo a su alrededor estaba lleno de sangre coagulada. Las gotas salpicaban las patas metálicas del banco. Mientras que en el suelo, prácticamente al lado, estaba Marcial, tumbado y gravemente herido. Por las comisuras de sus labios caía la sangre que estaba brotando del interior de su orondo cuerpo.

Ismael se acercó a Marcial y a aquel que se hacía pasar por su amigo Rafa. El hombre avanzaba alerta, con el cuerpo en tensión y totalmente desconfiado de lo que veía. Por alguna razón, aquel "poder" que poseía había funcionado y su cuerpo había mutado en metal. Se sentía algo más seguro con aquella habilidad. Aunque sabía que no era suficiente como para ser indestructible, aquella armadura le otorgaba una fuerza y protección evidente.

-Tu no eres Rafa... Es imposible que él también esté metido en toda esta locura. Quién eres, cabrón? Deja a Marcial en paz!

Ismael hablaba con dureza, apretando los dientes y dejando escapar cada palabra con ira. Se acercaba a Marcial poco a poco, observando que aquel hombretón continuara respirando. Sus movimientos eran agresivos hacia "Rafa", porque estaba seguro que aquello no era real.

-Aléjate de él, vamos! -y se dirigió a la muchacha oriental que también parecía estar en algún otro lugar menos allí.- Ei, tu, vamos! Ayúdame con Marcial!

Ismael estaba cerca, muy cerca de Marcial y de aquella imitación de su amigo. Con rapidez, lo agarró de la camisa y lo desplazó hasta la pared, lejos de los cuerpos inconscientes de los componentes del grupo.

-Quién eres, maldita sea? Habla o te pego una paliza ahora mismo!

Marcial estaba en las últimas y sabía que no podía arriesgarse a volver a usar su poder por el momento. Al parecer el infortunio se había confabulado contra él, y las dos veces que había intentado desatar su poder contra su adversaria esté había fallado estrepitosamente volviéndose en su contra. Era penoso darse cuenta de que le había hecho el trabajo sucio a la asesina psicópata hasta casi llegar a matarse a si mismo por un fallo garrafal.

Ya pensaba que todo estaba acabado para él y que la asesina le iba a rematar cuando la puerta de la sala se abrió y Ketsu Sen e Ismael entraron en la sala. Al parecer, la asesina psicópata intentó también usar sus ilusiones para confundir a sus compañeros, pero por suerte al igual que él, Ismael se percató del engaño.

Sabia que sus heridas internas necesitarían ayuda medica si quería sobrevivir, pero estaba claro que eso resultaría imposible mientras sus dos compañeros no se hubiesen librado de su atacante, por lo que aun en su penoso estado intentó ayudar a ese propósito aunque fuese simplemente aportando información.

   - ¡¡¡Cuidado!!!- Exclamó mientras se apoyaba en uno de los bancos del vestuario e intentaba incorporarse.- ¡¡¡Es una de las asesinas demoníacas!!! tiene la habilidad de absorber nuestros poderes con sus cuchillos.-

Al entrar en la habitación, Lucas vio a Paco junto a Marcial y Arlet. Al instante desenfundó el arma y apuntó a Paco.

- Se que no eres real, no puedes estar aquí. - Dijo el policía, olvidándose por un instante de todo lo demás. Arlet parecia muerta, y Marcial estaba gravemente herido. Ismael andaba por ahi fuera de su campo visual peleandose o algo así y la asiatica parecia buscar algo, pero el agente no podia apartar la mirada de Paco. Al escuchar la advertencia de Marcial, miré alrededor para encontrar a la asesina, pero no veia a nadie mas allí. Tan solo dudó un instante, pero se convenció a si mismo de que era imposible que Paco estuviese allí. Tenia que eliminar esa ilusión. Y no se le ocurrió ninguna otra manera de hacerlo que realizar algo estúpido e imposible.

Disparó contra Paco.

Durante un segundo, Ketsu Sen dudó. Si hubiese durado más tiempo, hubiese bajado sus armas, se hubiese relajado y se hubiese acercado a su maestra. Pero no podía creerse nada de lo que allí pasara, y menos tras pasar antes por la otra habitación, en la que sólo había ilusiones.

Una mueca de desprecio apareció en su rostro, levantando levemente la comisura de sus labios.

Y una mierda, no fueron esas tus enseñanzas. por primera vez, habló mal a la se suponía que era su maestra. Y no, no se sentía nada mal en absoluto.

¿Son las demonios? preguntó, dirigiéndose a Marcial, que era el que había susurrado esas palabras. Aunque hubiese querido hacer algo por él, no habría podido. Sus habilidades no llegaban al campo de la sanación. ¿Pueden crear ilusiones?
 

Al llegar a la nueva habitación, Luis vio tanto a la joven como al hombre gordos gravemente heridos, por lo que instintivamente se puso delante de su hermana en un intento de protegerla, buscando con la mirada a quien les hubiese atacado. A la chica monstruo del principio, a las personas de las que hablaban los demás, o cualquier otro peligro. Pero no vio nada. Frustrado por no saber que pasaba, cuando el policía disparó, Luis estalló.

¡Callaos, estáis asustando a Elena!- gritó de repente -¡Aquí no hay nadie!- les dijo -¡Tontos!- añadió, para luego quedarse en silencio.

A pesar de su pequeño estallido de furia contra el resto, al verlos Luis no pudo evitar recordar lo que él y su hermana habían pasado antes, habían atacado su mente haciéndoles caer en una ilusión. ¿Y si volvía a pasar? ¿Y si la protección que le había dado a Elena no servía contra eso? ¿Y si…?

No- se dijo, cortando de raíz aquella línea de pensamiento -Nunca, no les dejaré. Jamás- pensó, por lo que se volvió a concentrar. Primero pensó en volver a proteger a Elena, pero luego recordó su reacción con la armadura. No quería que volviese a pasar por ello, por lo que en lugar de eso, intentó otra cosa. Dar vida a un amigo que los protegiese de las ilusiones. Algo que pudiese escudarlos, deshacerlas pero que no le diese miedo a Elena

El disparo de Lucas dejó olor a pólvora y a todos los presentes con un fuerte zumbido en los oídos. Para algunos de ellos no era el primer disparo que escuchaban, pero para otros sí. Y esa sensación era algo inolvidable y desagradable. Sentirse así, tan vulnerable... ¡Un arma tan pequeña era capaz de acabar con cualquier vida ¡Cualquiera podría haber sido el que andaba detrás de esa máscara! La maestro de Ketsu Sen, el amigo de Lucas, Rafa, cualquiera. Pero tras el disparo allí no había nadie. ¿O sí?

La imagen, o lo que fuera, se desvaneció en el mismo momento en que sonó el petardazo. Ahora estaban todos libres, pero Marcial continuaba en un estado lamentable. Y Arlet estaba totalmente muerta. Ellos dos no eran frutos de ninguna ilusión.

Aquel vestuario con el suelo cubierto de sangre por los dos heridos, tenía otra puerta por donde continuar. Estaba justo enfrente de la otra, lo que seguramente indicase que era el camino que debían continuar si querían encontrar la posible salida de aquel lugar. ¡Debían darse cuenta o las gemelas asiáticas terminarían encontrándoles!

Si es que no lo habían hecho ya...

Pero un extraño ruido sonó nuevamente, como si en donde se encontraban las taquillas hubiera algo, o alguien...

Del interior de una de ellas salió un diminuto hombrecillo. Alguien que parecía llevar encerrado en aquel lugar demasiado tiempo. Alguien que ahora había aparecido allí de la nada, o que tal vez llevara allí mucho tiempo.

Cualquiera que hubiera visto la serie de Juego de Tronos, sabría quién era. El actor que representaba a Tyrion Lannister. Aunque quizá no todos hubieran visto la serie, y no todos supieran quién es. El enano salió de allí vestido con ropas de la era medieval, desarmado, y algo sucio y andrajoso. Además de enano, era muy feo, pero olía muy bien, como a perfume masculino. No levantaba del suelo más de un metro, era más bajito incluso que Luis, por lo que su aspecto era de todo menos amenazador.

Pero en cuanto llegó hasta Lucas, le pegó un fuerte puntapié en la espinilla, aunque el pobre enano se hizo daño. ¡Joder, cómo duele! ¿De qué estás hecho, tío, de metal? Le preguntó a Lucas.

Ketsu Sen relajó el cuerpo, bajando las sus armas al tiempo que miraba alrededor. Miró a su alrededor, y al ver a Marcial allí tirado, sintió algo que debía ser pena. Pero lo desechó rápidamente. Se acercó hasta él, y se colocó a su lado, mirándole sin pestañear. Madame Sakura tenía razón el algo. Si le salvaba, seguramente le serviría para algo en un futuro.

Observó a sus compañeros, y meditó sobre las hablidades que habían mostrado. ¿Había alguno que pudiese curar a Marcial?

Pero su pensamiento se detuvo en el momento en el que el enano salía de la taquilla. Alzó otra vez las armas y se quedó mirándole mientras se acercaba a Lucas y le daba una patada.

¿Amigo tuyo?

-Quién demonios eres tú y qué hacías ahí metido?-preguntó Ismael señalando al enano.

Segundos antes había estado agarrando el cuello de la chaqueta de Rafa y, en un abrir y cerrar de ojos, se había desvanecido. "Esto es una puta locura, dios!", pensó el hombre. Y ahora aquel enano que le daba a toda aquella situación un toque aún más surrealista, si cabe.

Pero Marcial no tenía tiempo de escuchar la respuesta de aquel "hombrecito", si no, acabaría como aquella muchacha...

-Hay que buscar algo para curar sus heridas. Un botiquín, vendas...lo que sea! -y sin dejar la habitación buscó algún armario de aquellos de primeros auxilios. En caso de que no existiera, se acercaría a la puerta contraria por donde habían entrado y, asomando solo la cabeza, buscaría si en la habitación contigua existía el necesario botiquín.
 

Pareia tan real... en el ultimo instante habia dudado y habia apuntado a una pierna, para no matar de un tiro a su mejor amigo, pero su intuición se hizo certera cuando Paco desapareció. Lucas respiró aliviado al ver que su amigo no estaba herido, y ni siquiera estaba ahi, cuando se dio cuenta de que Arlet si lo estaba y muerta como la habia visto antes, y Marcial estaba gravemente herido.

Y de la nada apareció un hombrecillo, un enano y le pegó una patada en la espinilla, que no le hizo nada porque aún estaba transformado.

- Si, soy de metal. - Le respondió el policía y por un instante se olvidó de Marcial. - Pero que mierda... - dejó la frase en el aire porque habia reconocido al enano. Era el de la serie que veía con sus amigos de vez en cuando. Juego de tronos. Como podia estar ahi? Estaba seguro de que era una ilusión. Cogiendo la pistola con la izquierda, cogió al enano por sus ropas con la derecha y lo levantó del suelo con facilidad. Lo miró a los ojos y se dio cuenta de que era verdad lo que pensaba. - Eres... Esto va a sonar estúpido que lo diga, pero eres un personaje de ficción, de una serie de la tele. Eres... Tyrion Lannister, de Juego de Tronos. ¿Que haces aqui? - Dejó la pregunta en el aire al ver de reojo otra vez a Marcial en el suelo sangrando.

- Luís, puedes pensar en vendas, botes de desinfectante, y cosas así de hospital? - Le preguntó Lucas al chico, puesto que intuia que mas o menos así funcionaba su poder: imaginaba algo y este algo se materializaba.