Partida Rol por web

Keosden empieza a toser aparatosamente. El humo y el olor a chamusquina le recuerda a las luchas bajo el fuego griego.

Mira a los crios compasivo. Lo más importante es salvar su pellejo, pero aun así es un buen cristiano, así que tras recomponerse y tomar aire toma a la chica de suelo y la coge en brazos.

-Vamonós de aquí, y tu mocoso nos acompañarás... Ese que está en el tonel que se quede ahí...- En clara referencia al intruso que arrastró junto a su compañero.

-Bertran, aquí no estamos seguros, deberíamos avanzar hasta la cocina y tratar de poner a estos rapaces a buen recaudo, ¡pero ojo!, cuando estemos fuera, sólo uno asomará el morro a ver que es lo que hay.

Sin esperar respuesta keosden salé de allí con la chica en brazos a toda "pastilla".

La atmósfera de la sala empieza a cargarse, incluso, el techo empieza a ser difícil de vislumbrar por el humo que se empieza a acumular por lo alto. Parece evidente que la taberna entera está siendo pasto de las llamas irremediablemente. "Nos hemos metido nosotros solos en la ratonera, hay que salir de aqui, ya!"

Observo como Keosden coge a la moza en brazos para sacarla de allí. Lamento no ser tan caballeroso, pero lo único que le hago con el chaval es decirle: -Tu, síguenos et mantén la testa lo más abajo posible, et non te quedes atrás!

Respecto a los comentarios de Keosden, respondo:
-Non vos preocupeis, Keosden, ¡estaré encantado de asomar el morro y el resto del cuerpo fuera de este infierno en cuanto me sea posible!- Y salgo a la carrera detrás de mi compañero.
 

Ya que el bueno de Bertran se ofreció primero, el barbudo soldado , llevando a la muchacha consigo se colocó detrás de él y tomando el aire a "borbotones" corría lo más rápido que el otro le dejaba.

Cuando sales corriendo un nuevo virote te alcanza nuevamente en el vientre dejandote inconsciente y gravemente herido

El soldado te vuelve alcanzar dandote una muerte limpia.

Ves que un nuevo virote alcanza a Abd Allah en el vientre, dejandole tendido en el suelo inconsciente y desangrandose.

 Lo siguiente que ves es que el bosque parece cobrar vida, y los árboles empiezan a atacar a los soldados matándolos rápidamente , quedando los árboles expectantes ante la posada en llamas.

Cuando salis de vuestro escondite veis un rastro de cadaveres de soldados y de los clientes de la taberna. Veis un soldado rezagado que da muerte a Santiago.El soldado es aplastado por una biga en llamas que cae del techo.

 Así mismo veis a una niña de cuatro años que corre pidiendo socorro de un lado a otro y con parte de su cuerpo en llamas.

El segundo virotazo al físico moro casi lo sintió Martín en sus carnes. Pero lo siguiente...

Martín no podía ni moverse, ni pensar siquiera. Había oído hablar de los duendes de los bosques, de los seres antiguos con los que compartimos un día la tierra, pero aquello era demasiado, hasta llegar el estudiante al punto de dudar de lo que le apuntaban sus sentidos.

Paresce claro que por ventura estoy en el buen bando; que si de natural me son más simpáticos los árboles y plantas que los omnes et más si fueren armados, en aqueste caso más aún. Mas esperaré aquí guarecido por ver en qué da todo este estropicio, et quién sale a bien o a mal de la arruinada posada.

Llegamos a la planta baja, a través de la puerta de las cocinas y el panorama es caótico: Cadáveres tirados por todas partes mientras el fuego parece decidido a devorarlo todo. Las llamas, el humo y el caos hace que sea especialmente complicado moverse por el local. A duras penas llego a ver como un soldado remata al pobre Santiago, y un arranque de ira me lleva a intentar abalanzarme sobre él, pero llego tarde. Una viga llameante se encarga de quitarme el placer de la venganza.
Tras abandonar esta idea, miro detrás de mí y observo que Keosden también está teniendo problemas...

Keosden pisa una parte del suelo que se desmorona ,cayendo y quedando atrapado de cintura para abajo, el fuego empieza a prenderle en el pantalón. La joven se le cae de los brazos, sigue inconsciente. Su hermano la coge de los brazos y tira de ella intentando sacarla, pero es demasiado pesada para el solo.

 La niña de cuatro años grita presa de las llamas, pero todavía está viva y puede ser salvada.

-Keosden "saca" la vena brava cuando las cosas se ponen feas y de un empujón aparta la mampostería que aplastaba parte de su cuerpo y acto seguído rodea con sus brazos el cuerpo de la joven.

-Tú te vienes con nosotros, aunque se nos caiga el cielo encima....-

Estaba tratando de orientarme en medio de aquel caos, buscando algún lugar para salir por patas de ahí cuando quedé paralizado por la imagen de aquella niña en llamas, corriendo de un lado para otro mientras buscaba ayuda.

Estaba a punto de acudir a socorrerla cuando escuché un gran ruido a mis espaldas. Me giré y vi como Keosden y la muchacha estaban atrapados entre las tablas del suelo, que acababa de ceder a sus pies. El muchacho ayudaba a su hermana así que de manera instintiva me acerqué hasta Keosden para agarrarle de los brazos y tirar con todas mis fuerzas.

Ya estaba demasiado herido, pero no podía pensar en otra cosa que no fuese Mordecai, ¿Dónde había ido? Al menos estaba mejor en cualquier sitio que allí, al alcance de esos bandidos. No me lo pensé y empecé a correr en busca de mi perro y sin preocuparme de nada más, un error, otra saeta me alcanzó y me dejó gravemente herido.

Sentía como me quedaba sin fuerzas y mi vista se nublaba, necesitaba ayuda. - Ayu...da.- Dije ya sin fuerzas con la esperanza de que el hombre que había invocado a aquel extraño ser de fuego se diera cuenta de mis circunstancias y me ayudara, o al menos avisara al resto de mis compañeros

Bertrán sale de la posada en llamas cargando el cuerpo inconsciente de Keosden, dejando atrás a los pocos supervivientes. Cuando logran salir, la posada se colapsa sobre si misma y se hunde. un grito muy parecido al de la cena se escucha de nuevo, pero mas ahogado, como si expirase.

  Al salir y con el aire fresco Keosden recupera el conocimiento. Jurariaís que el bosque está más cerca, casi encima de los restos de la posada pero lejos del fuego. Hay también un reguero de cadáveres de soldados.

 A lo lejos está Martín que os hace una señal para que salgáis de allí corriendo lo mas rápido posible, le hacéis caso y salís de allí, sois los únicos supervivientes.  Cuando pasáis entre los árboles parece que estos están ¿llorando?

                                                           FIN