Partida Rol por web

Alé cada vez se sentía más y más pequeñita con semejantes compañeros en el grupo. Sólo de la mano del Débil sentía que era poderosa, pero en el combate... Aún así le gustó sentir el dolor en el brazo cuando estampó la maza sobre el enorme escarabajo, casi a la par que Thess con ese enorme martillo.

- ¡Por el amor del Débil!- Cuando el escarabajo quedó sin vida Alé guardó la maza y colgó el escudo a la espalda y correteó tras Atalulfo. Sus enormes zancadas dejaban atrás a cualquiera. No pudo evitar que le diera un buen sopapo a Denis. Aunque hubiera llegado  no lo hubiera impedido, pues era un buen correctivo que le haría pensárselo dos veces antes de repetir aquella gracia.

- ¡Basta ya!- Trató de atajar la violencia de la situación, lanzando una mirada a Denis cargada de autoridad.- Atalulfo, por favor, siéntate ahí para que pueda echar un vistazo a tus heridas. Eres muy grande y si no no llegaré.- Se dirigió al muchacho que aguardaba con las monturas.- Eh tú, tráeme mi maletín de cirugía, agua, y vendas.- En lo que llegaba el chico con las cosas, Alé impuso sus manos sobre aquellas heridas que parecían más aparatosas e imploró al Débil  su soporte en estos aciagos momento. 

- El Débil te ha sonreido mostrándote sus desnudas encías, Atalulfo. Dale las gracias lo mejor que sepas.- Cuando el chico le trajo sus cosas se acercó a Denis a curar también el bofetón que le había arreado el gigante verde.

Nehifile descendió aplaudiendo. 

Plas, plas, plas, plas... Buenos golpes! Veo que mi hermana no tiene nada que temer. Pero cuando Atalulfo le dio una buena castaña al portantorchas... no replicó. Este tipo iba a ser un peligro. Se la había ganado con creces. 

Eh, Juan sin Miedo! Qué leñes te ha pasado? En tu casa tu madre provocaba peleas en los bares y se quedaba mirando como has hecho ahora? La próxima vez que llames enemigos, irás tú delante con un palo, a ver si te parece emocionante. Esta vez te hemos sacado las castañas del fuego, pero la próxima, te buscarás la vida de camino pa tu casa, capicci?

Thessaly ignora a sus compañeros mientras continúa machacando al escarabajo con su martillo.

¿Veis?

Martillazo

¿Vistéis como mi magia acabó con él fácilmente?

Martillazo

Para mí esto era sólo un bicho sin importancia.

Martillazo

Una criatura como ésta SIEMPRE caerá ante mi poder.

Martillazo

La bruja se había llenado de las grises entrañas del insecto.

¡Espero que nos encontremos con algo digno de mis saberes arcanos! Esto ha sido coser y cantar. Aburrido...

Thessaly se queda mirando fijamente al bicho, pensativa. Sin girarse a sus compañeros se dirige a ellos.

Recemos, comamos y veamos si este escarabajo a matado a alguien con algo de valor y se lo ha llevado a su guarida. Tras eso volveremos a emprender el camino.

Denis se acaricia la zona donde Atalulfo le ha golpeado mientras mira a Thessaly como descarga repetidamente el martiño contra el cadaver del insecto.

Veis, os lo dije, si no pasaba nada, un bicho de nada y ha sido divertido, no hay que ponerse hecho una furia, vamos.

Si, si, la magia acabó fácilmente con ese por que no había nadie parando sus guayazos, ¿verdad? Ciertamente parece ironía por parte de Atalulfo, pero nada más lejos.

Atalulfo, mientras los que querían rezar, rezaban y lo que estudiar sus hechizos, estudiaban, y todo eso, se entretuvo en recoger y empacar sus cosas, dar de beber a su mula, desayunar y tareas por el estilo.

Thessaly dejo que su perro, una vez listos para partir oliera detenidamente al escarabajo para que consiguiera su rastro. Pronto empezó a oler por su alrededor y empezar a avanzar en una dirección del bosque.

Denis, haz lo que quieras, que nosotros haremos lo mismo. Ha!

Y zanjó el tema. Había que buscar tesoros y eso... eso siempre era importante. Guardó sus cosas en sus mulos, se adecentó lo justo y se puso a volar por encima del perro. Dada era su impaciencia. Ansia, ansia viva!

Al amparo del tronco de un árbol Alé se cambio de ropa a unas más funcionales. Se puso la armadura de cuero y se hizo una coleta pompón  en la base de la nuca. Eso sí, se dejó un gracioso tirabuzón de pelo rojizo  que le caía por la frente.  Guardó su material de cirujía con mimo y el resto de sus cosas en las alforjas de su burro.

- Vamos allá pues. Se te va a poner morada la mejilla Denis jijiji. Te dará una imagen mucho más aguerrida, eso sí.

El grupo siguio al perro de Thessaly andando a traves de árboles, llevandoles en una dirección que les alejaba poco a poco de la mina a la que iban. Después de unos cuantos minutos, el perro se detuvo mirando fijamente hacia delante. Dos árboles unidos en la tierra dejaban ver un agujero muy grande que se metía entre sus raices. A pesar de estar a unos cuantos decenas de metros, el hedor a carne putrefacta era fácil de percibir.

Denis abrió la boca para decir algo, pero se llevó una mano a su aún roza mejilla y opto por no decir nada.

Ese sitio tenía toda la pinta de estar lleno de bichos trocea-aventureros. 

Ahora que vendría de puñetera madre gritar como un poseso para hacer salir a las cucas gigantes estas y vas y te callas! Vamos a quemar el sitio y que salgan de estampida. Les esperaremos fuera con una piedra enorme en las manos y lar armas preparás. 

Dijo, esperando que los demás se apuntaran a la fiesta.

Mientras caminaban en pos del perro de Thessaly, Alé se preguntaba si Nehifile cambiaría a su hermana por un puñado de baratijas. Cada vez se distanciaban más del camino de la mina donde estaba esclavizada la susodicha. Cuanto más se alejaran de su objetivo principal más se alejaría la visión que había tenido de la realidad y eso no les interesaba. En su visión había visto como tenían un tremendo éxito y cómo las dos hermanas lloraban emocionadas por su reencuentro. Pero también sabía que la líneas que trazaban el Destino se enredaban como en una madeja, liándose de tal manera, que cualquier variación en las decisiones a tomar podían hacer que todo acabara de otra manera. No eran líneas rectas, sino líneas dibujadas por la mano temblosora de un Viejo. Estuvo a punto de parar al grupo y decirles que había que volver al objetivo principal cuando encontraron la guarida.

La Pitonisa observó el agujero oscuro al que les había guiado el perro. El hedor hizo que tuviera que taparse nariz y boca para no vomitar allí mismo. Se colocó el bacinete sobre la cabeza con manos algo temblorosas. Era cómico ver a la rechoncha mujer con aquello sobre la cabeza, pues con su espeso y rizado pelo no acababa de encajarle del todo bien. Sacó la honda y preparó algunas piedras, buscando un sitio desde donde lanzarlas a cubierto.

- ¿No teníamos prisa?- Dijo lanzando la puya hacia Thessaly y Nehifile. Recordaba que la bruja se había encarado a Lekion por esta razón y la elvariel... pues tenía una razón de peso para apresurarse.- Haced lo que sea cuanto antes.- La idea del fuego no le emocionaba demasiado y que viniera de la loca cabecita de Nehifile no era buena señal. Ella no iba a gastar su preciado aceite  en eso. ¿Y si se quedaba sin nada? ¿Quién contendría la oscuridad? En la negrura de la noche, o en la penumbra de aquella madriguera su padre podría encontrarla.  

Mientras esperaba reconsideró la idea de que los caprichos del Débil la hubieran traído hasta aquí. Después de todo pensaba que la religión del 8, como la llamaba Alé, tenía que ver con aquella proliferación de artrópodos de 8 patas. La próxima vez que viera a Markel le preguntaría sobre ello.

Nehifile, con las heridas de Atalulfo si hay saldrán en un momento. El olor a sangre las atraerá. A fin de cuentas, nosotros somos sus presas. Dijo ignorando el comentario de Aletheia.

Atalulfo, quédate cerca de la entrada con el arma preparada. Si en un rato no sale ninguna criatura puedo mandar a mi familiar. Dijo señalando al brownie que estaba pegando botes al grito de ¡Yo voy! ¡Yo voy! ¡Jijijijijiji!

6 patas, como cualquier escarabajo. Siguen la constitución básica de los insactos, cabeza, cuerpo y un gran abdomen, con seis patas, boca compleja y en este caso, dos cuchillas enormes y más grande que un caballo.

Aham, dice Atalulfo, cuando la maga le ordena acercarse como cebo. Ahorita mismo voy. Y se queda donde está, tan ancho.

Nehifile fue a seleccionar una piedra gorda, así como amontonar varias en una pila por si acaso. 

Pues esperemos. Y se puso a cantar para animarse. 

Ay quien maneja mi barca, leré... Ay quien maneja mi barca, leré... Que se va a la derivaaaaa.... Que se va a la derivaaaaa....

Después de una espera de minutos, que parecieron horas, dos enormes figuras salieron del agujero de las raices de los árboles. Dos enormes escarabajos, con sus cuchillas manchadas por sangre fresca se quedaron mirando fijamente a su siguiente víctima. El más grande del grupo, Atalulfo. ¿Qué podría detener a los dos insectos acabar con la vida de Atalulfo?

Nehifile dejó caer el piedro de 5 libras sobre la primera de las cucarachas gigantes, rompiendo coraza y abriendo brecha en la bicha. 

Ahora!

Luego sacó dos dagas, una en cada una de sus manos.