Partida Rol por web

Todos bajais del tren. Está atardeciendo ya.

Observais la ciudad a trabés de las rejas cuasi deshechas que separan la via de la urbe.
Los edificios apenas conrsevan algún que otro centelleante cristal, las cortinas de las casas, harapientas, ondean como viejas banderas.
Hay helicopteros estrellados, restos de campamentos y barricadas militares. Las calles están repletas de coches y camiones cruzados. El polvo lo ha pintado casi todo de gris, como queriendo dar un único tono al caos.

Hace frío, como siempre, y el viento es helado. Cuano miles de millones de personas dejaron de exhalar calor el planeta lo notó también.

La desolación es patente, es como estar en zona de guerra... sin guerra.

Ese es el mundo que pisais cuando bajais del tren. Os estaba esperando.

Ahora vuestra decisión es, el vehículo de la derecha o el izquierdo.
¿Los dos?

El padre bajó del tren. Qué buena sensación la de sentirse libre, o al menos, la de permanecer fuera del menú de unos humanos caníbales... pero, joder, qué frío hacía. Acostumbrado como estaba a las cálidas temperaturas mexicanas, Ramón no soportaba aquella sensación de helor en los huesos... rápidamente, se puso a evaluar la situación.

- Gente, tenemos que decidirnos rápido, hay dos vehículos que ocupar. Sinceramente, pienso que lo mejor sería que todos viajásemos en el mismo, así que lo suyo sería observar cuál se encuentra en mejor estado. Keira, ¿alguna idea?

Keira salta desde arriba del vagón y también nota instintivamente el hielo antinatural.

Hecha un vistazo a aquellos dos vehículos. Levanta los hombros.

Me parecen iguales, quizás elegiría el que ya está orientado hacia la derecha, así nos ahorramos hacer maniobras.

Opino igual que el padresito pero como dice Keira inspecciones en busca del mejor vehículo.

Digo mientras miro los dos vehículos en busca de fallos en su funcionamiento o diferencias entre ellos.

La japonesa de nombre chino baja del tren, observando bajo del mismo, a los lados, hacia los coches cruzados y muertos en las calles. Hacia los escombros de edificios a mediodesplomar. El suelo está lleno de hojas de diario, papeles, revistas, bolas de compra y basura casi desteñida que a saber cuantas vueltas a dado y cuantas vueltas dará. También hay una capa de ceniza y polvo cubriendo el suelo donde se quedan vuestras huellas.

Me siento bastante bien, puedo entrar a explorar alguno de los dos si quereis.

El gigantón salta del tren y parece que la tierra tiembla.
Luego camina hacia a vosotros, con el perro correteando a su lado.

¿Vamos a...a casa? Lejos hoombres ma-loos?

- Creo que te acompañaré Li Lee, aún no estás en condiciones de hacer muchos aspavientos, ¿te parece si examinamos el vehículo de la derecha? - preguntó el padre Ramón. Sin esperar una respuesta, se dirigió al mismo, mientras sostenía su machete en la mano izquierda y su revólver en la derecha. Había escapado de la muerte hasta el momento, pero esa vieja guarra acechaba tras cada esquina...

Vamos ará dice Li subiendo ágilmente a la tanqueta, luego espera a que haga lo mismo el padre y entre ambos abren la trampilla superior.
Un fuerte olor a muerte sale del interior sumado a un potente zumbido de moscas.
El cuadro de luz de la trampilla ilumina varias rodillas de soldados sontados. Las piernas son casi hueso y los pantalones les bienen obscenamente grandes.

Veis claramente lo que parecen los cadaveres de tres soldados sentados, aunque el vehículo podría acoger perfectamente a otros 6 o 7. No se mueven, pero ya habeis aprendido a desconfiar.

¿Muertos o no muertos?

Padre sujetame de ras piernas, voir a meterme dentro, si oires un soro movimiento tira de mi.

El gigantón casi de un salto se pone encima del otro vehículo. Y luego se pone a balancearse sobre el, haciendolo moverse sobre sus ejes notablemente.

Soy eeel capitán deste baaarcoh!!

- Vale chica, yo te sujeto pero a la menor señal de peligro grita, ¿eh? no te andes con tonterías.

Entonces el padre la sujetó por los tobillos con fuerza mientras echaba una ojeada él también al interior del vehículo, reprimiendo las ganas de vomitar por el olor tan asqueroso que salía de allí...

Miro al giganto:

-Heee macho estate quieto! Miro en todas direcciones esperando que no haya hecho ruido como para que llamemos la atención que aqui el unico que haci chiste malos soy yo ¿entendido?

Se puso el dedo indice delante de la boca y le dijo sshhhhh al gigantón suavemente, como si fuera un niño.

Observó al padre y a Li mientras cruzaba los dedos por ellos. Querría ser más valiente y poder meterse a investigar pero por ahora se lo dejaría a ellos. Quizás la próxima vez.

Kyle estaba quieto, observando a los demas y esperando por si algo se acercaba demasiado, entonces decidio acercarse al grandullon, para saber un poco mas de el.

-Bueno chaval, volvemos a casa ¿estas contento?

Kyle cuando subes al tanque en el que se encuentra el grandullón ves que, de la otra parte de la vía, la que no habeis llegado a cruzar con el tren, se acerca a lo lejos una manada de perros.

Aún no los ves con claridad, pero nada te hace se optimista en cuanto a su estado.

Sube con varios saltos ágiles y se pone a oler algo, luego a gruñir mirando a la lejanía.

Sii estoy mu muuY!! contentohh va-aamos a ca-aasaaa!! QuieroOh seguir jugandOh con mamaAh
dijo feliz, abrazándose a si mismo

Oh mierhdah grita la japonesa moviendose con la agilidad de un zorro y con tanta violéncia que casi os vais los dos dentro de la tanqueta.

Sahcame de aquí, estah llenoh de serpientes!! y parecenh infectadas

-Ehhh chicos, vamonos rapido, viene hacia aqui una manada de perros, y no creo que sean como el nuestro-digo volviendome a los demas, pero entonces escucho el grito de li-¡Padre, saquela de ahi! ¡Yo echare un vistazo en este cacharro!-entonces me vuelvo algrandullon-¡Capitan! baje del barco, se aproxima el enemigo-le digo en tono de juego.

- ¿No jodas? ¡¡Aguanta!! - en el momento en el que la chica gritó, el padre trató de levantarla a pulso, pero entonces acusó todo el cansancio anterior y se le resbaló de entre los brazos, cayendo al interior del vehículo. Mierda, otra vez no!! no puedo tener otra muerte en mi conciencia, pensó.

- ¡Cuidado Li! Sujétate a mi mano - y le tendió el brazo para que la chica subiera de nuevo.

El grandullón escucha al padre y salta de una tanqueta a otra, luego lo aparta de un manotazo casi tirándolo al suelo, no por mala fe, sino porque apenas controla su fuerza.

La coge casi como una muñeca y la saca de un tirón como el que daría alguien que quiere arrancar una lancha motora.
Luego la deja caer sobre el techo del vehículo.

El haA-da está bi-Eehn??