Partida Rol por web

Usando el cuchillo que tenía oculto, me abalanzo sobre Yumi, mi objetivo era claramente asesino. Había que aprovechar mientras la luz no volviera y se pudiera causar el mayor número de muertes y caos en el interior de la nave. Ya cuando volviera la luz, estaría lo suficientemente lejos como para que me acusaran directamente.

-Lo siento, pequeñina -Dije- Una médico es demasiado valiosa.

Corey llega al Salón-Comedor para encontrarse el cuerpo de Yumi tumbado sobre la mesa empapada de un líquido que la luz no permitía reconocer a simple vista, y detrás de ella, se encontraba Osbaldo Osas, mirando de forma impasible al recién llegado.

Salpico a Corey con el líquido que hay encima de la mesa y le lanzo (le paso) el objeto que llevo en mano.

Corey, por reflejo, esquiva el líquido y deja caer el objeto que el psicólogo le había lanzado. Miró a Yumi y luego a Osas, inclinando la cabeza hacia un costado.

—¿Qué crees que haces, Osbaldo? —Corey entrecerró los ojos y luego volvió su mirada hacia la doctora— Yumi, ¿estás bien?

En efecto, Corey salió impoluto y en su mano se encontraba un cuchillo ensangrentado.

Revay llega al comedor entre tinieblas, en donde puede ver a Osbaldo, detrás de una Yumi tirada encima de la mesa central, la cual estaba completamente húmeda de algún liquido que la oscuridad no permitía ver con claridad. Al otro lado de la mesa, estaba Corey, armado con un cuchillo goteante, y detrás de este, rastros del mismo líquido, aunque este se encontraba impoluto.

Trato de tomar el pulso del cuello de Yumi para confirmar si, en efecto, estaba muerta; con cierta sorpresa doy un paso hacia atrás y con cierto temor me alejo del Nuevo Capitán al cual no dudo señalar cuando Revay entró en la sala, siendo por tanto, lo que podría ser, mi oportunidad de salir de la estancia.

-¡Cuidado! -Dije- ¡Está armado con un cuchillo!.

Tratando de alejarme de Corey, poniendo más espacio entre él, la mesa y yo. Vuelvo a echar un rápido vistazo a Revay y continuo con lo que podría ser mi explicación de lo que había ocurrido en aquel lugar.

-Cuando llegué, el Nuevo Capitán estaba detrás de Yumi con el cuchillo clavado en la garganta de la médica, provocando un reguero de sangre que manchó la pared de enfrente. Cuando dejó de moverse trató de acercarse a mi cuchillo en mano, y estoy tratando de escapar de él y su arma. ¡He tratado de razonar con él pero parece ido!.

Corey miró el cuchillo ensangrentado que acababa de recibir, sin aparente sorpresa en el rostro. Aquello sin duda era sangre. Volvió su mirada hacia el psicólogo, una mirada que no expresaba nada más que desdén, mientras extendiendo el brazo le apuntaba con el cuchillo. La muerte de Yumi significaría un duro golpe para sus planes, y una muerte en aquel preciso momento era lo que menos necesitaba.

—Una única pregunta. ¿Por qué? —la mirada de Corey estaba fijamente clavada en Osbaldo, ignorando por completo su mala actuación.

Entre a la sala mirando hacia el techo extrañado de la repentina oscuridad, pero cuando baje la cabeza pude ver una escena desde luego... intensa. Menos mal que estaba acostumbrado a tratar con situaciones tan o mas tensas que esta, desenfunde el arma que guardaba debajo de mi chaqueta en una funda a la altura del torso mientras intercalaba miradas entre ambos hombres. Tras escuchar lo que ambos dijeron no tuve duda alguna de lo que pasaba aquí. Alcé la pistola eléctrica y dispare a Osbadlo, no moriría ya que el arma era de resultado no letales pero acabaría incapacitado.

La pistola eléctrica se inyectó en el cuerpo de Osbaldo y tras un mísero instante, el cuerpo de aquel hombre comenzó a contorsionarse y a convulsionar hasta finalmente caer de espaldas contra el suelo. Si alguien decidiera acercarse a Osbaldo a tomarle el pulso notaría que, este no poseía ninguno.

Corey bajó el cuchillo, lo soltó y exhaló una bocanada de aire mientras cerraba los ojos y apoyaba los dedos de su mano izquierda sobre el tabique de su nariz. Estuvo así por un par de segundos. Abrió los ojos.

—Gracias Revay —el Capitán en funciones caminó hasta el cuerpo de Osbaldo y le tomó el pulso; las convulsiones y contorsiones no eran un efecto esperado, al menos no con tanta intensidad. Su rostro se ensombreció; no tenía pulso.

—Está muerto —le comunicó a Revay mientras le dirigía una seria mirada. Otra persona a interrogar que mordía el polvo... Corey maldijo para sus adentros. Se dispuso entonces a tomarle el pulso a Yumi, con pocas esperanzas y respirando lentamente—. Revay, cada segundo cuenta. Hay una pequeña criatura extremadamente peligrosa suelta en la nave, parece de fábulas —dijo Corey asintiendo— pero no lo es: dispara rayos láser. Ese mismo rayo es el que creo que ha desestabilizado la energía de la nave, de alguna manera. Es extremadamente peligrosa... Aún así, parece que Erika lo mantenía en su habitación y hasta ahora no había causado problemas, por lo que puede que haya alguna manera de tranquilizarlo.

Corey sacó algunas galletas de las que tenía en su bolsillo y las colocó sobre la mesa.

—Encontré galletas mordisqueadas en la habitación de Erika, creo que alimentaba a la criatura con ellas. ¿Por qué te digo esto? Teniendo en cuenta lo que es capaz de hacer este bicho, no descarto que dispararle provocaría alguna clase de explosión, así que lo mejor será intentar tranquilizarlo, y quizás las galletas puedan ayudar. Necesito que le comuniques esto al resto de los tripulantes, que extremen precauciones. Yo iré a comunicarlo al Mirador, al Despacho y al Puente, encárgate de la Bahía Médica, Ingeniería Inferior y Superior. —dijo Corey, ahora a un costado de Revay y apoyándole una mano sobre el hombro. —Y si ves a Menudi —Corey aseveró el rostro— neutralízalo y llévalo a la celda. —Dirigió su mirada al cadáver de Osbaldo— Bajo ningún concepto dejes que muera, ¿Entendido?

Está muerta.

En el preciso instante en que el cuerpo del psicólogo toco el suelo mire mi arma con expresión indiferente, antes de guardarla nuevamente. Camino hasta el cuerpo hincó una rodilla en el suelo y miro el cadáver, Corey tomo el pulso para confirmar lo que me imaginaba, mi expresión cambió ligeramente parecía haber molestia. Le escuche hablar desde esa posición inmóvil y hasta que no puso las galletas sobre la mesa me levante.

Cada vez surgían mas problemas, uno detrás de otro, todo ocurría a una velocidad endiablada, aún así debía mantener la calma y actuar para solucionar todos los problemas de la forma mas eficiente. Y ahora además debía lidiar con una criatura altamente peligrosa que pertenecía a Erika.

- No debería haber muerto... -dije volviendo a mirar el cadáver- Cuando saque esta arma de la armería busque en específico una no letal. Él no debería haber muerto. Puede que haya alterado las armas para provocar este tipo de situaciones -suspiro y tomó las galletas- Me haré cargo de informar a todos cuantos vea de la situación actual y si veo a Menudi no dudare ni por un segundo lo neutralizare sin usar ningún arma. A pesar de la crisis actual, a pesar de que el caos esta desatado, a pesar de que algunos puedan estar llevando a cabo acciones... mal intencionadas y a pesar de mis pensamientos sobre usted, voy a cumplir sus órdenes, quiero llevar esta nave a buen puerto y evitar el derramamiento de sangre. Haré lo que haga falta para cumplir ese propósito.

No miraba en ningún momento al capitán provisional, ya fuera porque mirara el cadáver o porque mirara al infinito. Di media vuelta encarando la bahía médica, esperaba que los demás estuvieran bien, primero iría al ala médica, desde ahí a Ingeniería Inferior para encontrarme con Tatsumaki, luego a la Superior y buscaría a Menudi. Crují mi cuello y avancé sin despedirme de Corey hasta llegar a la puerta en la cual me detuve y de espaldas el hable.

- Suerte y ni se te ocurra morir.

La idea sobre armas alteradas de Revay tenía sentido, todo lo que estaba sucediendo parecía milimétricamente preparado, y que las armas hubiesen sido modificadas para aumentar el número de muertes era algo más que factible. Aunque el jefe de seguridad siempre le había parecido alguien serio y que suponía tendría nervios de acero, no pensó que llevase esa característica tan al límite, pues prácticamente no parecía haberse inmutado ante el asesinato involuntario que acababa de cometer. De todos modos, McClay agradeció para sus adentros que así fuese; un hombre armado que se deja llevar por sus emociones no solía ser buen augurio en situaciones de crisis.

Corey dejó escapar una muy breve y apagada risa al escuchar las últimas palabras de Revay, mientras se giraba hasta dejar al hombre entrar en su línea de visión.

—No, Revay, lamentablemente no podemos darnos el lujo de dejarnos morir.

Cada uno sale a su respectivo lugar.

Yumi está sobre la mesa, encima de un charco de sangre gigante que gotea hasta el suelo. Por otro lado, tumbado boca arriba se encuentra Osbaldo Osas, con marcas en su pecho de haber sufrido un ataque de una pistola eléctrica.

ARC-78 entró a al estancia, pudiendo ver que la Doctora, Yumi, está sobre la mesa, encima de un charco de sangre gigante que gotea hasta el suelo. Por otro lado, tumbado boca arriba se encuentra Osbaldo Osas, con marcas en su pecho de haber sufrido un ataque de una pistola eléctrica.

ARC-78 continuo su viaje.