Partida Rol por web

Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Crónica 1.6] Estación de Nieblas - Brest - FINALIZADA

Cargando editor
24/01/2019, 00:22
Gevrog Menguy

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—


El grupo de Artur, Maëlys, Selin y Eadwig llegó cerca de la medianoche, el de Ingvar, Leyre y Sybilla había llegado la noche anterior y, al parecer, lo que traían consigo había hecho que el Príncipe reclamara a la gente que había marchado a Camaret de inmediato. Sin ceremonia ni descanso fueron conducidos al salón donde conocisteis a Gevrog por primera vez, en esta ocasión apenas había nadie presente. Únicamente una ceñuda Mahé Lagadec y un sonriente Bohort du Lac, además del propio chambelán de Gevrog, François D'Avennes, que permanecía junto a su señor sentado en aquel trono de madera ornamentado. Aunque en esta ocasión estaba ocupado por el Príncipe. La mirada seria del toreador se fijó en los recién llegados, hizo un gesto seco para que se acercaran.

El grupo de Kermorvan trajo nuevas de lo que ocurre en mis tierras. ¿Habéis averiguado algo vosotros? —preguntó directamente, sin cortapisas, la mirada del Príncipe invitaba a no bromear demasiado con la situación. Su actitud era diametralmente opuesta a la mostrada apenas tres noches antes.

Cargando editor
24/01/2019, 09:51
Ingvar Lundson

Apoyado en una de las columnas que sostenían la gran sala, con una amplia capa ocultando su armadura y sus armas, Ingvar aguardaba a que los acontecimientos se desarrollaran. Contra lo que había esperado, no hubo ninguna sorpresa aguardándolos a la caída del ocaso, y la larga espera hasta la llegada del otro grupo le estaba resultando indeciblemente larga, tanto más cuando todo el castillo parecía haberse contagiado del estado de ánimo del Príncipe. Un silencio denso, pesado, se había instalado en los salones, un silencio que invitaba a guardar silencio o atraer la ira del gobernante.

Fue por todo eso que, cuando finalmente las puertas se abrieron y la comitiva se acercó a Gevrog, el normando se incorporó desde su lugar de descanso, con sus ojos claros fijos en los recién llegados, tratando de adivinar por su aspecto y expresiones qué es lo que habrían encontrado al otro lado de la península, y si esas noticias calmarían o enfurecerían aún más al hombre sentado en el trono. En su fuero interno, apostó por la segunda opción.

Por un momento estuvo tentado de compartir ese pensamiento con Sybilla, pero se abstuvo. A pesar de que no eran pocas las veces que se comportaba de forma irreverente, era lo bastante juicioso como para comprender cuándo debía callar, así que en su lugar se contentó con lanzar una significativa mirada a la cainita de ojos negros.

Cargando editor
27/01/2019, 22:26
Artur de Aquilare

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—


Era su obligación. Y así de sencillo, era. No tenía ningún interés en contestar a nadie, y mucho menos en explicar como se había cometido el terrible error que se había cometido pero...

Recapitulemos: un ventrue ausente, sin duda preocupado por cuestiones que nada tienen que ver con lo que nos ocupaba; una assamita con un gran sentido del deber pero que no comprendía la problemática de la corte; y una brujah académica que estaba más interesada en cuestiones filosóficas del deber ser que en la política.

Ellos no lo sabían, pero era su obligación.

- Príncipe Gevrog Menguy- el lasombra hizo una reverencia, serio- Tanto mis compañeras como yo hemos descubierto lo que ocurre en vuestros dominios, y sabemos quien es la responsable. Desgraciadamente su poder excedía de nuestras capacidades para eliminarla o para enfrentarla, ya que nos superaba mucho en sangre, en edad y en poder bruto. Quien está detrás de la niebla es Morgaine, Señora de Ynys Afallach, consejera de  Riothamus y, por lo que se, capacitada para la brujería, así como hermana de nuestra gran señora, la duques duquesa Margawse Menguy, principal entre los principales de estas tierras. La niebla que atenta a vuestras tierras es la Magnum Innominandum. 

Hace una pausa y mira a Selin y a Maëlys, antes de continuar con el mismo tono. El lasombra usaba en el tono, en la forma de moverse, y en la lentitud de movimientos el máximo respeto. Sabía que el malhumor del príncipe no era una buena noticia, y usaba todos sus conocimientos de política y etiqueta para superar la situación de la mejor forma posible.

Morgaine reconoció su responsabilidad por todo lo ocurrido, aunque gracias a la labor de mis dos compañeras, estuvo conforme con disipar la Magnum Innominandum a cambio que ella os entregaran un mensaje. Contra mi criterio, estuvieron conformes. Aunque reconozco que pocas opciones tenían. Dama Selin...

Cargando editor
28/01/2019, 02:00
Selin

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—


Llegamos y nos hicieron pasar rápidamente, no nos dejaron tiempo para prepararnos y nuestros ropajes aun conservan los restos de sal que se habían depositado durante el viaje. Al traspasar el umbral, me detengo un instante para observar rápidamente a los presentes. Los recuerdo de hace unas noches pero a pesar de eso para mí son desconocidos con los que no he cruzado apenas palabras.

Me coloco cerca de Artur de Aquilare y camino junto a él mientras siento el peso de mi curva espada perfectamente equilibrada colgando de mi cinto. Espero a que hable mientras mantengo la mano sujetando mi bolsa de forma protectora. Mis ojos siguen moviéndose explorando la sala, vigilando hasta que el único vástago que podría decir que conozco comienza a hablar.

Acompaño la reverencia del cortesano Lasombra con un gesto similar al suyo. Después espero con respeto a que acabe toda la explicación, estudiando los gestos del Príncipe y dando vueltas al mensaje que porto, recordando las palabras que se habían dicho y que debo repetir para mantener a salvo a la gente de Camaret.

Al hacer la pausa, respondo a la mirada de Artur con otra, preocupada y a su vez impaciente.

“Os la entrego en vuestra casa como regalo de vuestra tía” Sigo repitiendo mentalmente el mensaje en mi interior hasta que escucho la palabra adecuada, mi nombre. Siento el agobio y los nervios por haber hecho algo mal. Sí, la niebla se había detenido pero… ¿Cuál sería el precio de ello?

Con sumo cuidado levanto la solapa de cuero que protege el interior y extraigo una manzana de ella, después dejo caer la bolsa al suelo provocando un sonido amortiguado. Doy unos pasos hacia el Príncipe Gevrog, la corta distancia que nos separa me resulta enorme, tal es así que siento como si volviera a vivir toda mi vida de nuevo y aun me sobrara tiempo.  

Una vez frente al Príncipe, me arrodillo y ofrezco con las dos manos la manzana. Luego con un delgado hilillo de voz apenas perceptible digo. -“Os la entrego en vuestra casa como regalo de vuestra tía”- Al terminar de recitar el mensaje, no sé si simplemente ha sido un pensamiento o han podido escucharlo.

-“Os la entrego en vuestra casa como regalo de vuestra tía”- Digo esta vez alzando la voz lo suficiente para que resulte audible por toda la sala.

¿Y ahora qué…?

Cargando editor
28/01/2019, 08:57
Leyre de Abin

Sentada cerca de una ventana, con el codo apoyado sobre el alféizar y mi mejilla apoyada sobre mi mano, observo cómo poco a poco la sala se va llenando de aquellos cainitas que había conocido unos días atrás. Ni siquiera recuerdo sus rostros o su número, así que no estoy realmente segura de que hayan llegado todos, por lo que aún no me levanto a saludar.

O... bueno, es que realmente no me apetece hacerlo.

Sin embargo, parece que sí han llegado todos, pues de inmediato el Príncipe utiliza su histrionismo real para proclamar.

Gevrog: El grupo de Kermorvan trajo nuevas de lo que ocurre en mis tierras. ¿Habéis averiguado algo vosotros?

Por el rabillo del ojo observo que el normando se yergue, por lo que opto por ser política por una vez, y me pongo en pie pausadamente. Espero que la reunión no dure mucho.

 Artur: Príncipe Gevrog Menguy Tanto mis compañeras como yo hemos descubierto lo que ocurre en vuestros dominios, y sabemos quien es la responsable. 

Vaya por dios. Y nosotros haciendo el necio yendo de un lado a otro de unas cuevas como un pollo sin cabeza...

Artur:  Quien está detrás de la niebla es Morgaine, Señora de Ynys Afallach, consejera de  Riothamus y, por lo que se, capacitada para la brujería, así como hermana de nuestra gran señora, la duques duquesa Margawse Menguy, principal entre los principales de estas tierras. La niebla que atenta a vuestras tierras es la Magnum Innominandum. 

Bueno, menos lo de la niebla, el resto también lo habíamos adivinado nosotros. Más o menos...

Artur: Morgaine reconoció su responsabilidad por todo lo ocurrido, aunque gracias a la labor de mis dos compañeras, estuvo conforme con disipar la Magnum Innominandum a cambio que ella os entregaran un mensaje. Contra mi criterio, estuvieron conformes. Aunque reconozco que pocas opciones tenían. Dama Selin...

Muy bueno eso de dejar la responsabilidad del beso de Judas a otra persona. Si sabía yo que el grupo del castellano iba a ser mejor... seguro que al menos no han pasado las noches fornicando como animales. Por eso han averiguado más. Debería dar parte de la incapacidad de reprimir los impulsos salvajes de esos dos...

En ese momento, la esclava de color sucio da un paso adelante y se arrodilla, tendiéndole una manzana.

 Selin: “Os la entrego en vuestra casa como regalo de vuestra tía”

-¿Acaso esa Morgaine es Eris, diosa de la discordia, y nuestro príncipe el pastor Paris? -Bufo, con sorna- ¿Hay alguna inscripción en la manzana? ¿Acaso la palabra "καλλίστῃ"? No vamos a hacer un concurso para averiguar quién de las presentes es la más hermosa -Mahé sería la clara vencedora-. ¿O acaso es un regalo envenenado que trasladará a nuestro príncipe a amargos recuerdos? ¿Un objeto maldito? No podemos confiarnos ni aunque parezca una simple manzana.

De hecho, doy un par de pasos hacia atrás. No sea que la manzana de pronto se convierta en la famosa niebla...

Una vez más, una idea me cruza la mente y me obliga a poner los ojos en blanco. Por todos los santos, no me digas que hemos creado una profecía autocumplida. Que nos dijeran que algo malo iba a suceder aquí, hacer llamar al otro grupo, y que sean ellos los portadores del infortunio. Error de principiante, sin duda.

Cargando editor
29/01/2019, 23:30
Sybilla
Sólo para el director
- Tiradas (1)
Cargando editor
30/01/2019, 13:59
Narrador

No sabes mucho acerca de la Magnum Innominandum, aunque lo suficiente para saber que se trata de alguna clase de niebla mágica de origen féerico.

Adicionalmente, acerca de las connotaciones de la manzana, aparte de reconocer distintos mitos relacionados como los de la manzana de la discordia o la manzana del pecado original, no sabrías decir de qué clase podría ser, y si realmente se relaciona con estas. Sí sabes que Morgaine, llamándose Señora Ynys Afallach, tiene alguna relación con las manzanas. Ya que en viejo celta sabes que significa "Isla de las Manzanas".

Cargando editor
01/02/2019, 00:20
z/Maëlys de Trebaul

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—

Hizo una reverencia cuando estuvieron ante Gevrog. La diferencia en el ambiente de aquella vez la ponía un poco nerviosa, aunque no lo exteriorizo, es más trataba de mantener un semblante serio incluso cuando algunas de las cosa que oía le producían el impulso de bufar y rodar los ojos.  Era una lucha perdida.

No dijo nada mientras la cainita egipcia hacia entrega del fruto maldito. Esperaba a la reacción del príncipe para poder añadir algo más, pero fueron las palabras de la joven Leyre las que hicieron que se girase hacia ella con una ceja levantada. Sin duda había pensado en la misma línea que lo había hecho ella cuando la manzana les fue entregada. Aunque podría guardarse para ella aquel tono de sorna que parecía acompañar siempre sus palabras.

No, no es Eris, aunque sí que pretende sembrar la discordia y el caos como la diosa. Pero creo que, a pesar de que la manzana va dirigida al Príncipe, no es el su objetivo. Si no su hermana Margawse. Luego se volvió de nuevo a mirar al monarca. A pesar de que hay una alta probabilidad de que nos estuviese mintiendo en todo lo que nos dijo, admitió que vuestro chiquillo ya no se encuentra entre los nuestros. De la bolsa que llevaba colgada del cinto, saco el trozo de tela que había recogido en la terraza y lo mostró. No sabía si el dibujo de la tela pertenecía al chiquillo, en todo caso pronto lo sabrían. Encontramos un montón de cenizas en un mirador natural, y una espada clavada en la pared de roca. Según Morgaine, la espada posee un conjuro que mantiene a quien intenta sacar la espada de la roca, pegada a ella hasta que sale el sol.

Cargando editor
03/02/2019, 09:38
Sybilla

Sybilla percibió la mirada de Ingvar, asintiendo sutilmente, con las manos enguatadas y cruzadas sobre su regazo, y el rostro de ojos profundamente negros descubierto. 

La dama oscura clavó la mirada sobre el presente que Mograine, la hermana en la sangre de Margawse, ofrecía- Una manzana. De la monarca de Ynys Afallach.-dijo, contemplando el presente con abierta desconfianza- Un presente, símbolo de la sabiduría y el mal desde los tiempos pretéritos.- añadió, mirando entonces hacia Gevrog- Bien podría ser un regalo inocente. Bien podría traer consigo una desgracia. -indicó, escuchando a continuación aquella declaración sobre un montón de cenizas, y sobre aquella espada- De acuerdo... De manera que en nuestra historia contamos con una dama del lago, con una espada clavada en una piedra que cuenta con un hechizo que perjudica a quien intenta sacarla, y con una bruja, que regala a nuestro Príncipe una manzana. ¿Alguien duda a estas alturas de la historia a la que estamos haciendo un símil? -preguntó, en general,antes de dirigirse en concreto hacia aquellos que se habían reunido con Mograine.

¿No usasteis a algún mortal para comprobar las palabras de Mograine con respecto a la espada?- preguntó, mirando entonces hacia Maëlys de Trebaur- Es razonable que su objetivo último pueda ser quien decís, pero, ¿qué os lleva a pensar tal cosa?

Cargando editor
04/02/2019, 00:02
Artur de Aquilare

- Temo que no hubo tiempo, dama Sybilla-  responde el lasombra a la pregunta de la dama- Justo tras recibir la manzana, y comprobar la existencia de la espada y del ser convertido en cenizas junto a ella, fuimos requeridos para presentarnos de inmediato en la corte. Y como no podía ser de otro modo, obedecimos.

Cargando editor
04/02/2019, 16:46
Gevrog Menguy

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—


Gevrog escuchaba las novedades que le iban trayendo, ni siquiera el propio Príncipe era capaz de mostrarse incólume ante lo que estaba escuchando. Casi diríais que su rostro adquirió una palidez aun mayor para su condición vampírica, no os cabía duda que en la faz de Gevrog se reflejaba un miedo cerval e inmovilizante. Se recuperó de ese estado, miró a todos los presentes conscientes de que su estatus exigía una respuesta firme, inapelable, pero cuando el Príncipe aceptó la manzana qe le entregaba Selin con extrañeza todo cambió.

Al principio un viento sobrenatural se propagó por la estancia, raro por estar todos los accesos cerrados, y una gelidez aun más ajeno a la realidad se encaramó a vuestros cuerpos haciéndoos sentir por un instante de nuevo frío como cuando aun respirabais. Las llamas de las velas se volvieron azules, danzaban a la merced de ese viento diabólico que acabó por abrir la puerta principal de la estancia junto a una siniestra risa.

Oh no.. no.. no.. ¿qué habéis hecho..? —preguntó Gevrog paralizado en su trono.

Cargando editor
04/02/2019, 16:53
Morgaine

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—


La anticiparon secos y firmes anticiparon una silueta femenina de porte regio, reconocible para algunos de los presentes, llevaba un elegante vestido negro cuya cola danzaba tras de ella con vida propia por el viento que aun mecía la sala. Una sonrisa malévola, triunfante, acompañaba el rostro de la bruja Morgaine que ahora entraba libremente en el dominio del Príncipe Gevrog.

Siempre tan estúpido, sobrino —dijo con burla visceral —. Eres tan inepto que eres incapaz de asumir tus propios errores para cargárselos a otros. No culpes a estas marionetas, solo han actuado de acuerdo a mis planes.. desde el principio.. como tú y tu chiquillo..

Mahé Lagadec abrió los ojos ante la repentina llegada de Morgaine, procuró quedar fuera del ángulo de visión de la bruja. Bohort du Lac no perdió su perenne sonrisa, no hizo ningún ademán de participar o intervenir, solo observó con curiosidad lo que estaba sucediendo. Peor suerte sufrió François D'Avennes, algo había en la presencia de la bruja que lo había paralizado de terror.

Un truco viejo.. el de la invitación.. gracias por aceptar mi presente, sobrino —caminó entre los presentes directamente hacia el trono de Gevrog. El Príncipe estaba paralizado, pero pronto empezó a reaccionar con firmeza ante la llegada de su.. ¿tía? —. No te esfuerces, muchacho. No eres rival para mi. Pero no te quiero muerto, aún. Sé un buen chico y lévantate del trono para que se siente tu querida tía.

La orden de Morgaine fue absoluta, el contacto visual entre ella y Gevrog reveló de forma inequívoca que la bruja estaba manipulando al Príncipe. El Menguy se levantó obediente, ofreció el trono a Morgaine que se sentó tranquilamente en su lugar. La elegancia de sus movimientos fluía en armonía con su vestido, su mirada, sus cabellos, aun estando delante de vosotros no parecía en absoluto pertenecer a la misma realidad que vosotros.

¿Y bien, estimadas marionetas? —os miró con una sonrisa expectante —. ¿Cómo debo premiar vuestra encomiable empresa en mi plan? ¿Sugerencias?

Notas de juego

Vamos a tratar de recobrar la frecuencia habitual ^^

Próximo post el jueves.

Cargando editor
04/02/2019, 20:01
Leyre de Abin

Por todos los santos, no me digas que hemos creado una profecía autocumplida. Que nos dijeran que algo malo iba a suceder aquí, hacer llamar al otro grupo, y que sean ellos los portadores del infortunio. Error de principiante, sin duda.

Leyre de Abin, dos minutos atrás

Si alguien empezara a leerme el pensamiento me acabarían quemando en la hoguera por brujería. Mi dios, ¿por qué me has concedido un intelecto superior al del resto de mortales si después me maldices con la indiferencia?

Apolo ha escupido en mi boca, privándome de la confianza de los demás ante mis predicciones, como hiciera con la joven Casandra.

Morgaine: ¿Y bien, estimadas marionetas?. ¿Cómo debo premiar vuestra encomiable empresa en mi plan? ¿Sugerencias?

Con la mano bien enfundada en un guante de piel de borrego, tomo la de Mahé, a mi espalda, y la aprieto de forma tranquilizadora. Tenemos que salir de aquí.

-Bueno, conservar nuestra no-vida es un regalo más que suficiente, viendo los precedentes. Sería más costoso arrancarnos el corazón que dejarlo en nuestro pecho, así pues... ¿por qué no dejáis que nos marchemos? Todos ganaríamos. 

Cargando editor
05/02/2019, 09:35
Ingvar Lundson

Era una trampa. El normando no dudó ni un segundo acerca de ello La manzana que en esos momentos tendía Selin al príncipe era el regalo más envenenado de cuantos hubiera podido ver en su vida. Un presente de Mograine, la bruja. Casi podría haberlo definido como un caballo de troya, pero en este casi ni siquiera poseía la astucia de esa leyenda. Era, clara y simplemente, un desafío o una trampa. Nadie en su sano juicio pondría una mano sobre ella.

Y entonces, Gevrog la cogió de manos de la mujer de piel tostada.

Y la pesadilla invadió el castillo de Brest.

Ingvar ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar. Y ni siquiera estaba seguro de haberlo hecho, si hubiera tenido la posibilidad. No era su tarea el salvar al gobernante de Brest de su propia estupidez. Ni arriesgarse por alguien que no lo merecía. De modo que se mantuvo expectante ante los sucesos que tenían lugar frente a ellos, con la mano apoyada la empuñadura de la espada pero sin una verdadera intención de liberarla de su vaina. Lo que estaba sucediendo no se arreglaría con simple acero.

Con sus ojos brillando como tizones al rojo, el gangrel observó la llegada de la bruja profetizada, y la forma en la que tomaba posesión del trono de la ciudad… y de su hasta ese momento gobernante. Se mantuvo muy atento a cada una de sus palabras, desviando su mirada ocasionalmente hacia Bohort y las dos cainitas que lo habían acompañado hasta Kermorvan. Frunció ligeramente el ceño. ¿Marionetas? No podía negar que la maniobra de la bruja había salido bien… pero dudaba que la intervención de Viviane fuese simplemente la de una marioneta.

Cuando Leyre comenzó a hablar ante la última pregunta de la bruja, Ingvar la miró con atención, esperando una de las habituales salidas de tono de la pequeña cainita, pero en esta ocasión la chiquilla de Mahé se mostró respetuosa, casi sumisa. Una actitud perfectamente acorde a la situación, pero que viniendo de ella resultaba un presagio casi más inquietante que el viento diabólico o el espectral fuego azul.

-¿Qué podría añadir? –Tras constatar que el resto de los allí reunidos no estaban preparados para intervenir aún, la voz profunda de Ingvar se alzó en la cámara. El normando, que se había mantenido a un lado de la sala, dio un par de pasos hacia el frente. Su voz, aunque no llegaba a ser desafiante, no mostraba temor. Al fin y al cabo, si iba a morir, que no fuera de rodillas. –Aún tengo intenciones de seguir en este mundo por un tiempo, así que apoyaré la sugerencia de mademoiselle de Abin. No obstante, como estoy seguro de que sabéis, no soy un experto en la historia de esta tierra. Temo no poder valorar este momento en su justa medida.

Esperaba no estar siendo excesivamente ambicioso, aunque lo cierto era que la bruja parecía estar lo suficientemente satisfecha como para resultar magnánima. Y, por otro lado, más allá de las ideas preconcebidas sobre ella, no los había tratado mal. Como si un bebedor de sangre pudiera juzgar la maldad inherente a una bruja.

-Y es que vuestro nombre os precede, Mograine, pero vuestra leyenda me es extraña. ¿No es acaso el conocimiento una gratitud adecuada? –Terminó, alzando la mirada para encontrar aquellos ojos que no parecían pertenecer al mundo mortal.

Cargando editor
05/02/2019, 22:17
Selin

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—


Mientras sostengo la manzana frente a Gevrog escucho numerosas voces a mi alrededor, pero estoy tan concentrada en lo que puede pasar que no consigo si quiera discernir su significado. Por supuesto que desconfío de esa bruja y su presente, desde el principio me recordó a la manzana que entregó Satán a Adam y Eva, pero en ese momento era la única forma de detenerla y que se alejara de aquellas costas.

El Príncipe acepta la manzana y en ese instante, siento una creciente inquietud por lo que ocurrirá y recuerdo las palabras del cortesano Lasombra cobrando vida dentro de mí, recordando la advertencia sobre el poder que podríamos desatar en esas tierras como si de una ráfaga de aire se tratara, tan real que puedo sentirla acariciando mi piel y meciendo mi cabello.

La voz de la bruja Morgaine me anuncia su presencia, me incorporo y la miro con el ceño fruncido, sintiendo un extraño frío. Todo esto había sido para aparecerse ante el Príncipe y aunque esperaba algo desagradable, no había pensado en tener que volver a verla tan pronto. La observo acercarse a él con detenimiento y como trata a su sobrino, no es amable ni con los de su sangre y la verdad que al verla a ella no me hace envidiar a toda la gente que tiene o ha tenido familia alguna vez. Después satisfecha por ocupar el trono nos ofrece un premio, creo que sabe perfectamente lo que busco.

Mis ojos se posan en la primera en hablar, la joven vampiresa y en su acompañante, sus palabras solo parecen buscar la supervivencia y seguramente les baste con la suya propia. Pero no creo que marchar sea algo que agrade a la recién ascendida al trono ¿de qué sirve poseerlo sin estar rodeada súbditos?

Continúa hablando el enorme guerrero pidiendo conocimiento, algo mucho más interesante. Cuando este concluye con su petición, digo volviéndome hacia ella y bajando la mirada hacia sus pies. -Señora de Ynys Afallach, si tuviera que pedirle algo le pediría lo mismo que en Pen-Hir.-  

Cargando editor
05/02/2019, 23:51
Artur de Aquilare

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—


El principio de la profecía autocumplida. La idea del destino como un fatum inevitable que agarra a los seres humanos. La fácil tentación de negar el propio control de las acciones.

Artur no se sometía a tales principios. Desde el primer momento había tratado de evitar esta situación, con todas sus fuerzas. Pero era evidente que hubiera podido tomar otras decisiones. Eliminar a sus compañeras, por ejemplo. O arreglar las coas para tratar de sustraer y destruir (o al menos esconder, puesto que temía que sería incapaz de destruirla) la manzana. Sin embargo no había hecho ninguna de esas cosas, se había limitado a aconsejar, y a avisar. Era de esperar que la orden de regresar había sido una trampa. Pero una trampa en la que debían caer. El lasombra casi tuvo ganas de menear la cabeza al escuchar a Selin, pero no lo hizo. Uno debía siempre cuidarse de pedir a los poderosos. La assamita debía saberlo pero... Ahora no tenía solución. Miró a la que se acababa de proclamar, con sus actos, señora de este lugar. Así empieza una guerra por el dominio. Pensó el lasombra antes de hacer una cortés reverencia ante Morgaine.

La lealtad me ha llevado a este lugar, Señora de Ynys Afallach. Pero no la lealtad a vos, sino al poder que ocupaba el trono de este lugar. Pedir, por tanto, una recompensa de vos, sería una temeridad, y una estupidez. Si me permitís, sin embargo, como quien acaba de tomar el trono de este lugar, sí querría saber vuestras decisión sobre quienes eran súbditos de vuestro sobrino, así como sobre las promesas que este había podido realizar. También saber vuestra decisión sobre los que os acompañamos en este momento.    

Cargando editor
07/02/2019, 22:06
Sybilla

Sybilla retrocedió en sus pasos, sintiendo cómo se le helaba la sangre, de ser aquello posible- La hora de las brujas...-pensó, tratando de controlar su juicioso impulso de salir de aquella sala. De huir. Percibiendo cómo su instinto clamaba, mientras su rostro trataba de permanecer inamovible. 

La llegada profetizada de Morgaine se producía en medio de aquella fantasmagórica escena. Y su poder... Aquel poder capaz de generar visiones tan reales, se manifestaba, sin ninguna clase de rubor. La cainita no tardaba en ocupar lo que consideraba suyo, desvelando, con sus palabras, algo que hizo a Sybilla alzar las cejas, con cierta sorpresa. Humillaba a Gevrog, ante sus súbditos, y en un alarde de despotismo, se dirigía hacia sus marionetas. Bien, en cualquier caso, tal apodo había sido justificadamente ganado. 

Sybilla no se consideraba a si misma culpable o artífice de aquella puesta en escena. Y tampoco creía que fuese conveniente mencionar palabra alguna en aquel instante. Ella era, al fin y al cabo, la consejera de Margawse. Una garantía para encontrar nada más que cristales rotos y cortantes al emitir cualquier vocablo. 

Cargando editor
07/02/2019, 23:19
z/Maëlys de Trebaul

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—

Había unas cuantas razones por las que había dicho lo que había dicho, y estaba a punto de enumerárselas a la vampiresa de ojos negros, pero no tuvo tiempo alguno de llevar a cabo tal cometido.

En el momento el que el príncipe había tocado la manzana, todo cambio, el ambiente se hizo más helado y el miedo lo inundo. ¡Al fin sabían cómo iba a funcionar aquel regalo maldito! A pesar de lo que la situación daba un poco de pánico, no podía evitar sentir fascinación por el despliegue de poder. 

Observo a su alrededor mientras todo sucedía. Las caras de los más antiguos en aquella sala, decían mucho. Sobre todo despertaban aún más curiosidad por saber la razón de que prácticamente se borrase el nombre de Morgaine de las historia de Bretaña. Un secreto que ahora volvía para morderles el trasero de manera prácticamente literal.

Dejo escapar un pequeño suspiro algo resignado cuando uso el término marionetas. Es lo que habían sido solo por salvar el pellejo. Lo mismo que hacia la joven Leyre ahora pidiendo que les permitiera vivir. Algo lógico y normal.

Al final opto por mantenerse callada y esperar a ver las reacciones antes las palabras de sus dos compañeros de pesquisas.

Cargando editor
08/02/2019, 00:20
Morgaine

Castillo de Brest, noche del 31 de octubre de 1264

—Medianoche—


La bruja observó a cada uno de los presentes con una abrumadora sensación de superioridad, no ocultaba su gozo antes las reacciones cautas y de temor que suscitaba. Mahé permaneció en silencio, aunque miró a su chiquilla cuajando la mandíbula al ver que intervenía siguiendo la acción de esta sin oponerse por el momento.

¿Todos ganaríamos? —soltó una carcajada mientras dirigía su mirada torva a Mahé, pero luego recaló en Leyre —. Seguro que sí.. si las ratas quieren abandonar el barco, ¿quién soy yo para impedir que lo hagan y extiendan la enfermedad?

Parecía que iba a añadir algo más, pero entonces habló Ingvar. La cara de Morgaine se clavó en el gangrel sin esconder la molestia.

¿Quién ha dejado hablar al perro? Sus ladridos me irritan. ¡Y pide saber! ¡Ni más ni menos! —proclamó venenosa, como su mirada —. Mi gratitud es para con los que hablan, no para con los que ladran. Los perros son mascotas. Desaparece de mi vista, mascota. Te doy ese margen.

Bohort lanzó un suspiro de resignación ante la respuesta de la bruja, aun sin perder la sonrisa se encogió de hombros. Seguía sin intervenir, y a Morgaine no parecía que le molestara la actitud del malkavian.

Como te prometí, mi palabra se cumplirá. La Magnum Innominandum ya no amenazará estas costas, tal como acordamos —asintió casi con solemnidad, sin asomo de burla en el cumplimiento de su palabra. Lanzó una mirada entonces a Artur que hablaba con su habitual soltura cortesana.

No me mientas, hispano. No guardas ninguna lealtad hacia mi patético sobrino, si posees lealtad alguna no es para con él —respondió con el mismo tono venenoso usado con Ingvar —. Pero responderé a tu pregunta. Vengo a reclamar lo que me pertenece, ¿el destino de la palabra de mi sobrino? ¿los que bebían bajo su ala?

La mirada de Morgaine se posó en Mahé, esta palideció de un modo que hasta la tensión se pudo transmitir a Leyre, pero no sucedió nada para la cortesana. En cambio para el desdichado François D'Avennes sí lo hizo. Aun paralizado, la bruja extendió la mano hacia él provocando que gritara de dolor, manipulando una suerte de mano invisible arrastró telequinéticamente al ghoul chambelán que quedó suspendido en el aire frente a la bruja.

Es tan patético que el legítimo lugar de un hijo de la noche lo ocupe una escoria mortal —dijo con desprecio hacia D'Avennes, la mano tendida de Morgaine se cerró de repente como si apretara algo en su mano que quisiera aplastar.

François empezó a gritar con demencia, el sufrimiento atroz al que parecía verse metido fue invisible al principio. Pronto su cuerpo suspendido en el aire empezó a gotear sangre, de cada uno de los orificios del ya muerto aparecido manaba sangre. El corazón de François había estallado dentro de su pecho, con una mirada gélida, Morgaine, se deshizo del cuerpo lanzándolo contra una pared que impactó sin resistencia ni vida. Fue entonces cuando volvió a mirar a Artur.

Tienes razón, hispano. Así empieza una guerra. Ve con sus dueños, que valoren a qué lado van a apoyar —las palabras de la bruja se propagaron entre todos vosotros, como si aquel anuncio se extendiera a todos vosotros —. Todos. Anunciad que la legítima dueña de Breizh ha regresado. El verdadero linaje de Conan Meriadec ha regresado. Y quien no se incline ante mi, perecerá.

Entonces miró fijamente a Sybilla, una mirada profunda y maliciosa, y enseguida casi sintió que sabía perfectamente quien era ella.

Dile a mi hermana que su pantomima ha acabado. Su traición no quedará impune.. y que encontraré a Medrawt allí donde esté escondido —siseó con verdadero rencor en cada una de sus palabras —. ¿Y tú? Sabrás a quien apoyar cuando llegue el momento.. por lo que te conviene, sí..

Finalmente pasó su mirada hacia Maëlys, la bruja la miró con detenimiento y sonrió divertida. Casi complacida, pero no dijo nada. Se volvió a acomodar en su trono, Gevrog seguía en pie a su lado, paralizado y, de estar vivo, tragando saliva continuamente.

Este lugar va a requerir muchos cambios. Hay una guerra que ganar, sobrino. Y tú me ayudarás —desde luego no parecía una petición, la orden que recaía era absoluta e irresistible para el toreador —. Esta audiencia ha terminado. Abandonad mi castillo de inmediato.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Próximo post, el lunes.

Cargando editor
08/02/2019, 15:32
Ingvar Lundson

Habiendo intervenido todos los que se atrevieron a replicar a las palabras de la bruja, fue ella la que tuvo a bien responder. Sin embargo, el veneno de sus palabras se concentró únicamente en él. Tal vez por no encogerse de miedo, aunque probablemente se trataba únicamente de la infundada arrogancia de los que se hacían llamar grandes clanes. Podría haber reaccionado, pero controló sus emociones. De nada servía hablar para quienes nunca escucharían.

De modo que, simplemente, sonrió. Una sonrisa opaca que parecía, de algún modo, un reflejo de aquella que llevaba dibujada sobre el rostro de Bohort du Lac desde el principio de la escena.

En el fondo, el normando se sentía incluso aliviado por la forma en la que se había resuelto su intervención. Desde que llegó a Brest, no había sentido simpatía alguna por Gevrog y la forma en la que había actuado para con ellos. Si había intervenido había sido únicamente por la petición directa de su sire, pero a medida que iba sabiendo más acerca de la amenaza que pendía sobre la corte de los Menguy había dudado sobre si la alternativa no sería mejor. Afortunadamente, esa duda había quedado en el pasado. El asesinato gratuito del ghoul del príncipe terminó de forjar la opinión que tenía de ella.

Sin perder ni un ápice de su aplomo, dedicó una levísima reverencia a la tirana que acababa de declarar la guerra al resto de gobernantes de Bretaña sin mediar palabra hacia ella, y se giró para abandonar el gran salón. Fue entonces cuando terminó de escuchar las palabras de la bruja. La amenaza a Sybilla, y el destierro general. Sus puños se apretaron como un gesto reflejo, y el ritmo de sus pasos se tornó más lento.

-Abandonaré Brest esta noche. –Anunció para el resto de cainitas que ahora también compartían la misma suerte del destierro. –Para quien desee acompañarme, sabed que me dirijo a los muelles y embarcaré en un par de horas.

En todos los casos, se dirigiera hacia Saint-Malo o hacia Rennes, el camino era notablemente más corto por mar, y además aún tenía un asunto que zanjar antes de abandonar la provincia.